Ya estaba todo listo, los caballos estaban preparados y la comida empacada. Me puse ropa normal, no quería llamar la atención con ese traje negro que siempre uso. Le dije a Wolf que también se pusiera algo más cómodo, pero puso como excusa que él era un soldado y debía siempre portar su uniforme y su espada. A lo que le propuse que se cambiara y llevara su espada consigo. Solo así no se negó.
Los caballos estaban colocados por la puerta este, Wolfram iba detrás de mí, ambos con sigilo. Asomé la cabeza y me aseguré que no hubiera nadie en las cercanías, una vez que lo comprobé, tomé la mamo de Wolfram y lo jalé hasta los caballos, montando en ellos rápidamente y saliendo a todo galope del castillo.
Una vez ya alejados de los dominios del Pacto de Sangre, aminoramos la marcha.
- ¿Por qué salimos a escondidas del castillo Yuuri?- me preguntó
- Porque me escapé del trabajo jejeje- no podía decirle “porque no quiero que nadie interfiera en nuestra cita” y muchos menos si el mismo rubio no sabe que lo es.
- ¿Está bien que hagas eso?- noté que comenzaba a preocuparse.
- Descuida, además lo hago para que te animes un poco- sonreí tontamente como acostumbro hacerlo para que tuviera confianza.
Noté como se sonrojó ligeramente, más seguro de que tenía la oportunidad en mis manos, no podía estar.
- Gracias- dijo regalándome una sonrisa
- Vamos, quiero llevarte a un lugar especial-
- Está bien- pude notar su curiosidad, pero no preguntó nada. Solo me siguió
Cabalgamos por apenas hora y media, y llegamos a un pequeño bosque, bajamos de los caballos y fuimos a pie. Nos internamos entre unos arbustos…
- Yuuri, ¿A dónde me llevas?- la voz de Wolfram sonaba nerviosa.
- Tranquilo, ya casi llegamos- con la mano que tenia libre, tomé la de él, para darle seguridad.
Pronto llegamos al claro del bosque, donde había un pequeño lago, el paisaje era hermoso, tanto que combinaba a la perfección con la presencia de Wolf. Miré a mi rubio, y su expresión me hizo reír.
Se había quedado plantado frente al lago, con los ojos desmesuradamente abiertos y con la boca abierta.
Me acerqué a él.
- ¿Te gusta? – le dije al oído.
- Yuuri es… es hermoso, no sabía que este lugar existiera, ¿Cómo es que lo conoces?
- Es un secreto…- me miró un instante más y luego miró al lago nuevamente.
Mientras Wolfram contemplaba el paisaje, yo me dispuse a acomodar la comida, tendiendo una manta sobre el pasto y colocando en ella algunas frutas frescas, unos pastelillos y unos emparedados de diversos rellenos, dos copas y una botella de vino tinto, del favorito de Wolf, claro.
Me senté a un lado y luego lo llamé.
- Es hora de comer Wolfram- dije mientras daba unos golpecitos sobre la manta, junto a mí, indicándole que ese era su lugar.
No dijo nada, solo sonrió a manera de afirmación. Se sentó donde le había indicado, aunque dejando cierta distancia entre los dos, al ver ese detalle, me acerqué más a él de forma discreta.
Se quedó viendo la comida con detenimiento, como analizando con cual empezar, segundos después se decidió por un emparedado. Miré con cuidado como daba el primer bocado, y me hizo reir su reacción, abrió enormemente sus bellos ojos, y luego exclamó…
- ¡Esto está delicioso!
- ¿Te gustó Wolf?- que pregunta tan idiota, pero que importa.
- Sí, más que eso, me fascinó- soltó una risita, que a mis oídos sonó coqueta.
- Me alegra escucharlo
Terminamos con los emparedados y luego vi como Wolfram trataba de decidirse por un pastelito. Aproveché la duda, para hacer un movimiento coqueto. Tomé un pastel de fresas, queso y chantillí con rayado de chocolate dulce. Lo acerqué a sus labios.
- Prueba este- dije muy cerca de su cara.
Dudó por un momento, pero luego dio un pequeño mordisco al pastelito. En la comisura de sus labios quedó un poco de chantillí. Sin dudarlo un segundo, lo limpié con mi lengua.
- YUURI!!!!- gritó al sentir la punta de mi lengua rosar sus labios, apartándome de un solo empujón.
- Lo siento, es que tenía chantillí en la cara.
- Entonces me hubieras dicho, y lo limpiaba con una servilleta, maldito enclenque pervertido.
- Per…pervertido? No soy un pervertido- grité haciéndome el ofendido, pero la verdad es que quería morirme de la risa en ese momento…enclenque pervertido….jajajaja….un momento….me llamó enclenque, por Shinou, hace tanto que no lo escuchaba decirme así, que estaba feliz de oírlo de nuevo.
- Si, si lo eres- gritó, se levantó de golpe, pero fui más rápido y lo tomé de la muñeca, tiré de él y en nada ya estábamos los dos tumbados sobre el pasto.
Lo único que se escuchaba era mi risa y las quejas de Wolfram.
- ¿Qué haces Yuuri? Bájate!- exclamó tratando de quitarme de encima, pero sin éxito, ya que ahora yo era más alto y fuerte que él.
- Solo estoy jugando Wolf, no te enojes- dije al mismo tiempo que me acerqué a su rostro. Noté como se sonrojó al instante al hacer eso. Debo admitir que esto me estaba divirtiendo bastante.
- Así que solo estamos jugando eh?- levantó un poco la cara, y pegó sus labios a mi oído, dejó salir un pequeño suspiro que hizo que se me erizara la piel.
Me levanté de golpe al sentir su aliento chocar contra mi piel. Momento que aprovechó para empujarse, haciéndome caer dentro del lago.
- Jajajajajajajajaja- Wolfram se estaba burlando de mí.
- Que malo eres, eso no fue justo- dije haciendo un puchero.
- Jaja…te lo mereces Yuuri-
- Ayúdame a salir- le tendí la mano para que me ayudara
- Está bien- dijo conteniendo la risa aún.
Se acercó a la orilla, tomó mi mano, y ahí vi mi oportunidad de vengarme. Jalé de él con todas mis fuerzas haciendo que cayera dentro también. Me desarmé de risa y vi que mi rubio hizo un puchero de enfado.
Se levantó y comenzó a arrojarme agua ayudándose de sus manos, para no quedarme atrás yo también me levanté y lo imité. Estuvimos jugando una hora más. La tarde pasó volando, y pronto comenzó a anochecer.
Guardamos todo y montamos los caballos. A un cuarto del camino, vi como Wolfram comenzaba a ser invadido por el sueño. Le dije que nos detuviéramos.
- ¿Para qué nos detenemos?- preguntó con los ojitos entrecerrados.
- Estas a punto de quedarte dormido, y no pienso dejar que caigas del caballo- le dije de forma autoritaria.
- No digas tonterías, estoy bien.
Bajé del caballo y me acerqué a él, lo hice desmontar. Lo subí a mi caballo y luego até el suyo, a la montura de Ao. En seguida me coloqué detrás de Wolfram y tomé nuevamente las riendas.
Wolfram no tuvo tiempo de protestar, el sueño se apoderó de él. Y así lo llevé lo que faltaba de camino. Hasta llegar al Pacto de Sangre.
…