La primera semana sin Wolfram en Pacto de Sangre, fue una completa tortura, lo extrañaba horrores y una montaña de preocupaciones aparecieron junto con su partida. Durante esas 7 primeras noches las pesadillas me impedían conciliar bien el sueño. Siempre mostrándome un escenario romántico con Wolf y Allen muy acaramelados, solo podía despertarme gritando y sudando frio, la posibilidad de que algo como lo que soñaba pudiera estar pasando mientras yo intentaba dormir solo me empeoraba las cosas.
Otra de mis preocupaciones era lo que el maldito de Murata pudiera estar tramando, tengo confianza en mí mismo, pero no negaré que me asusta la idea de que pueda trazar un plan tan perfecto que me deje fuera del camino, aún cuando cuento con la ayuda del Maou, y más que nada porque conozco a ese maldito sabio bastante bien.
Tal vez tomé una decisión demasiado precipitada… ni modo, lo hecho, hecho está.
La segunda semana comenzó y mis preocupaciones parecían haber desaparecido, pero no, seguían presentes solo que decidí dejarlas de lado, debía concentrarme en el trabajo, que para mi desgracia había aumentado demasiado. Estaba al borde de la locura. Juro que se no ser porque tenía a un rubio que recuperar, me hubiera lanzado del balcón más alto del castillo.
La segunda semana pasó y no había rastros de Murata, ni de Wolfram, así que terminé la semana con los nervios de punta.
A la tercera semana Murata se apareció en Pacto de Sangre, lo que me hizo relajarme fue el hecho de que lo noté muy tenso, cansado y frustrado, lo que me decía que al parecer aún lograba hacer un plan suficientemente bueno coma para derrotarme. El trabajo disminuyó considerablemente, por lo que mi estrés también fue desapareciendo poco a poco y por ultimo recibí una carta de Wolfram donde me contaba que estaba muy bien y que nos extrañaba, aunque no lo dijo exactamente con esas palabras, pero al parecer nada importante había pasado entre él y Allen, lo cual también aligeró un poco el peso que cargaba mi corazón.
Una noche, en un sueño, pude platicar con el Maou que llevo dentro sobre Wolfram, por supuesto.
- ¿De verdad Wolfram estaba predestinado a convertirse en mi prometido?- le pregunté a mi otro yo.
- Si, así lo quiso Shinou. Pero claro que no estaba planeado que tu lo rechazaras así
- Es solo que… de donde vengo no son muy comunes las relaciones entre dos hombres, siempre me imaginé al lado de una linda novia, es por eso que todo ese tiempo me empeñé en hacerme creer a mi mismo que solo podía verlo como a un amigo.
- ¿Y era necesario verlo en brazos de otro, solo para que te quitaras la venda de los ojos?- me preguntó
- Ya sé que fui un completo idiota, pero sí, al parecer necesitaba verlo lejos de mí para dejar de engañarme a mí mismo. Me arrepiento tanto… desde hace mucho que estoy enamorado de él… me atrevería a decir, que desde que lo vi por primera vez. No podía quitarle los ojos de encima, pero me regañaba diciéndome que no era algo normal. Muchas veces tuve que reprimir las ganas de besarlo, de abrazarlo, de tomar su mano… me sentía feliz sabiendo que él estaría a mi lado aún cuando yo no le correspondiera, eso me hacía sentir seguro, nunca me imaginé que iba a pasar algo como esto. Confiaba en que Wolfram nunca se hartaría de mi actitud, pero estaba completamente equivocado… Wolf tiene razón al llamarme enclenque. Nunca me puse a pensar en los sentimientos de Wolfram, sabía que lo estaba lastimando… y aún así no me detuve… soy de lo peor- sin darme cuenta varias lágrimas comenzaron a correr por mi cara.
- Ya veo, me gustaría poder decirte que lo comprendo, pero la verdad solo te entiendo un poco, yo lo amo desde el principio, pero nunca tuve oportunidad de demostrárselo- apenas lo pude escuchar.
Desperté con rastros de lágrimas en mis mejillas. Tal vez si le decía a Wolfram todo lo que le conté a mi otro yo, me perdonaría y volvería conmigo… solo era una posibilidad, valía la pena intentarlo… eso creo.
Me deprimí después de aquella conversación con el Maou, no tenía ganas de nada, me hubiera gustado platicar con Conrad al respecto, pero éste había salido a una expedición con sus soldados y no volvería hasta la siguiente semana, con Gunter definitivamente no podía hablar del tema, y mucho menos con Gwendal que estaba completamente de acuerdo con la relación de Wolfram y Allen… me di cuenta de que no tenía a nadie para apoyarme… comenzaba a sentirme demasiado solo.
Y así terminó la tercera semana, sentía que aún faltaba una eternidad para volver a ver a Wolf.
Durante la cuarta semana, no tuve casi nada de trabajo, así que mi tiempo libre era demasiado, quise aprovecharlo de una u otra forma, así que me la pasé encerrado en la biblioteca, leyendo el libro favorito de Wolfram, mientras más lo leía, más creía que de quien hablaba era de mi rubio favorito, ¿acaso lo habrían hecho especialmente para él?... no podía ser… o tal vez sí.
Una noche el Maou me volvió a visitar en mis sueños, pero esta vez acordamos que daríamos todo de nosotros para traer a Wolfram de nuevo a nuestro lado, definitivamente le diría todo lo que siento, sin importar que intentaran detenerme, debía pedirle disculpas por todo y lo más importante debía decirle que lo amaba, en cuanto antes mejor.
La cuarta semana llegó a su fin, y en tan solo dos días iba a ver nuevamente al amor de mi vida….