Después de aquella discusión con Murata, no se volvió a aparecer en el castillo en las siguientes tres semanas. El que si se aparecía y cada vez de manera más frecuente era Allen von Krauss. Siempre a visitar a mi amado rubio, el cual estaba más que feliz por ese detalle. Se la pasaban platicando en los jardines, a la hora de la comida, después de ésta; Wolfram quería conocerlo mejor.
Se preguntaran como es que sé sobre esto…bueno…no crean que soy un celoso enfermo, y…bueno, yo no lo llamaría espiar, solo lo vigilo, es solo porque me preocupo por la seguridad de Wolf…bueno bueno, sí, ya lo admito, los espío y escucho sus conversaciones….pero solo eso, lo juro….es que aaaaaaaaah los celos me matan ME MATAAAN!
Pero como no es correcto dejaré de hacerlo…o al menos lo intentaré…
Al final del día, Allen debía marcharse, se despedía de Wolf, y se marchaba.
Wolfram lo veía alejarse y en su hermoso rostro se podía ver la tristeza de que eso pasara. Me dolía verlo así. Así que siempre intentaba levantarle el ánimo, o solo le hacía compañía, y al parecer, funcionaba.
Hubo una ocasión en que Allen no pudo venir a visitarlo y Wolfram se deprimió, se encerró en su habitación toda la mañana y tal fue mi desesperación de verlo así, que quise quedarme a su lado y consolarlo.
Toqué a la puerta de su habitación, pero al no recibir respuesta, entré sin pedir permiso alguno. Cuando entré lo vio de pie frente al ventanal, con la mirada perdida en la nada.
Me acerqué con cuidado.
- Wolf?- lo llamé, pero no contestó.
Puse mis manos sobre sus hombros.
- Wolf?- volví a llamar.
Se sobresaltó y me miró con sorpresa.
- ¿Estás bien Wolfram?
- Sí, no es nada de qué alarmarse- sonrió, amaba verlo sonreír.
- No me engañas, te conozco lo suficientemente bien como para saber que algo te entristece
Agachó la cabeza, posó una de sus manos sobre una de la mías, su toque era tan suave, lo había olvidado, porque aunque cuando estábamos comprometidos no había aceptado de manera consiente mis sentimientos por él, mi cuerpo si lo había hecho y en muchas ocasiones, mientras él dormía, llegué a rozar su piel con mis dedos, sus brazos, y algunas otras veces la parte de sus piernas que quedaban descubiertas por su camisón; me gustaba peinar su cabello mientras lo veía dormir y respirar su dulce aroma. Todo de Wolfram me enloquecía, pero por culpa de mis prejuicios, no lo acepté, hasta ahora que ya no lo tengo.
El suspiro que salió de sus labios me regresó a la realidad. Entonces como acto reflejo, lo voltee en un solo movimiento y lo abracé con fuerza. Wolfram se sorprendió, quiso apartarse, pero no se lo permití estrechándolo más contra mi pecho.
- ¿Yuuri?- dijo en un susurro
- Sea lo que sea, puedes decírmelo…para eso estamos los amigos
No dijo nada, dudó un instante, pero después oculto su rostro en mi pecho.
- ¿ Me lo contarás?- pregunté
Solo asintió con un ligero movimiento de la cabeza.
- ¿Quieres que nos sentemos?
- Si- musitó
Nos encaminamos hacia el borde de la cama, me senté lo más cerca que pude. Y comenzó a hablar sin mirarme a los ojos.
- Solo me siento un poco…intranquilo-
- ¿Tiene que ver con Allen?
- S-sí- el color carmesí subió hasta sus mejillas.
- ¿Él de verdad te gusta, no es así Wolfram?- como deseaba que me dijera inmediatamente un NO
No hubo respuesta. Iba a volver a preguntar, pero su voz me interrumpió.
- Allen…yo…-respiró profundo- no solo me gusta Yuuri…yo lo quiero
Sus palabras me dolieron como un millón de agujas en el corazón.
- Entonces…¿Cuál es el problema? No entiendo que es lo que te entristece.
- Tengo miedo Yuuri…miedo de que no me corresponda…miedo de que me rompa el corazón…igual que tú-
Sentí como me arrancaban el corazón y lo pisoteaban frente a mis ojos. Aunque me doliera en lo más profundo del alma lo que acababa de decirme, debía admitir que tenía razón, nunca di señales de corresponderle, maldita sea, ¿Por qué no lo había hecho? Pero por más que me doliera debía ser fuerte, debía ser el soporte de Wolfram….
- No tienes de que preocuparte, él no solo te quiere, él te ama, estoy seguro-mi voz amenazaba con quebrarse
- ¿En serio lo crees Yuuri?- noté algo raro en su mirada, ¿Wolf quería…llorar?
- Po supuesto- tenía que esforzarme por sonreír.
- Gracias- saltó a mi cuello, rodeándolo con sus finos pero poderosos brazos, como sabía que sería de las pocas veces que podría tenerlo así, entre mis brazos, correspondí el gesto.
Lo invité a hacerme compañía en lo que me encargaba del papeleo y Wolf aceptó con una sonrisa…
Si tan solo lo tuviera de vuelta…