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Aroma a Deseo por 3llaLawli3t

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del fanfic:

AUTORAS: 3llaLawli3t & Hely Fuji

Notas del capitulo:

 

lo que va en negrilla y cursiva, son los pensamientos un poco menos claros de Sora, a manera de comentario (o algo parecido (pueden llegar a ser algo confusos)).

solo hemos escrito este capt pero espero y lo disfruten!!

y por favor dejen review!!

motivan a seguir escribiendo si es q les interesa otro capt!!

( en momentos de necesidad, recurrir al chantaje no es tan mala idea XD)

 

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perdi la clave de mi cuenta con las modificaciones...

asi que despues de mucho intentar recuperarla, decidi crear otra, donde seguire publicando fics

el segundo capitulo sigue en proceso...

espero tengan paciencia!!

por ultimo, pero no menos importante, por el contrario, lo mas importante

es agradecer a las personas q ya comentaron y a las que no he podido responder

tsuki2293

fiore san (una importante amiga)

Am3li3 (quien propuso el reto--- gracias por tu comentario, nos alegro mucho!! y sobre todo porque escribiste en plural, jaja le da mas credito a Hely, quien bn merecido lo tiene, en verdad gracias, y espero y sigas comentando!!)

kimiko - chan

sasket17 (tu review es el primero que lei!! y me encanto hacerlo, gracias por todos tus comentarios, son de esos que inspiran XD, espero sigas leyendo a medida que este fic avance, en verdad gracias)

fukuro (tienes el credito del primer review!! gracias XD)

 

 

Mi nombre es Sora Otonashi, tengo 15 años, estoy en primero de preparatoria, tengo el pelo castaño, un poco largo acomodado de cualquier forma sobre mi cabeza, soy un tanto más bajo de lo normal, mis ojos son azules y, fuera de eso no tengo nada especial; claro, con excepción de mi mejor amigo. Su nombre es Haru Nakajima, es todo lo contrario a mí, alto, apuesto –o eso supongo- su pelo es negro, corto, alborotado y no sé cómo, eso lo hace ver aún mejor.

 

Es la hora del almuerzo y el salón de clases es un total zoológico, chimpancés, micos, elefantes y uno que otro león rondando por ahí, yo solo soy un espectador de aquel ruidoso espectáculo, pero especialmente de uno de los especímenes -a decir verdad mi espécimen favorito-. Sí, ya saben a quién me refiero, a Haru por supuesto, alegre, extrovertido, social a morir y amable tras el hecho, a quién -he de admitirlo-, estaba notando más de la cuenta en los últimos días.Ejem… digo no, ¡absolutamente NO! estaba notándolo más de lo normal, era MI amigo después de todo, espera… ¡eso tampoco está bien! ¡No debo resaltar el mí!, era mi AMIGO. Sí, eso estaba mucho mejor.

 

-¿En qué piensas Sora? Estás demasiado concentrado- dijo Haru sacándome de mis no tan claros pensamientos.

 

-¿Eh?- dije parpadeando un par de veces y elevando la cabeza en su dirección, mientras él se acercaba hacia mí, agachándose frente al puesto en el que me encontraba sentado y acomodando sus codos en él para poder poner su rostro en las palmas de sus manos, y por supuesto, fijar su atención en mí.

 

-¿o debería decir en “quién”?- dijo acercándose hacia mi oído de manera que nadie más escuchara –aunque claro, con aquel barullo era un poco difícil que alguien más escuchara-.

 

-¿De qué rayos hablas?- dije girando mi rostro hacia el suyo, encontrándome no con sus ojos, sino con su cuello, descubierto gracias a la camisa del uniforme que él mismo se había encargado de desabotonar un poco, -debido al calor del verano- y al viento que soplaba repentinamente por las ventanas del salón de clases.

 

Gracias a aquella suave brisa fue que pude oler ese perfume proveniente de la piel de mi amigo, un olor dulce y suave, simplemente encantador, que me hipnotizo por completo y me hizo olvidar de nuestra pequeña discusión. Después de unos segundos de distracción en los que –no sé porque-ninguno de los dos se movió reaccioné empujándolo con suavidad para q se apartara de mí.

 

-¡Puaj!  ¿Qué le paso a tu perfume?- exclame exagerando un poco –o mucho-.

 

-¡Huele a rayos! ¿Lo cambiaste?- pregunté repentinamente interesado.

 

-hace unos días ¿No te gusta?- pregunto despreocupado acercando su camisa hacia su rostro para poder oler bien aquel nuevo perfume que usaba.

 

-A mi me agrada- dijo soltando su camisa y encogiéndose de hombros, esbozando repentinamente una macabra sonrisa que me hizo estremecer, nada bueno se tenía entre manos.

 

Terminó de abrir su camisa y se acerco a mi rápidamente, impidiéndome reaccionar, abrazándome con toda su fuerza, haciendo que fuera difícil respirar.

 

-¡Me estas asfixiando!- le reclamé rápidamente, mientras él seguía  con su apretón.

 

-no seas tan exagerado, ¡ahora tendrás que oler bien mi perfume o morirás asfixiado!- declaraba en medio de sonoras carcajadas. –Vamos Sora, no huele tan mal- dijo aún sin soltarme.

 

-¡Me desmayare si sigues con esto!- reclame de nuevo, aunque casi sin ganas, en verdad que no me gustaba su perfume, en términos precisos me encantaba, pero lo odiaba ya que hacía que mi mente se dispersara y confundiera, que… me sintiera extrañamente atraído hacia él, y eso no estaba pero para nada bien, era mi amigo después de todo, mi hermano prácticamente, aquel hermano que mis padres no habían podido tener.

 

-Sora… ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a visitar a mi familia?- preguntó repentinamente serio. –Ya han empezado a preguntar por ti, que si nos hemos estado peleando y quien sabe que otra cosa más estarán pensando- termino soltándome y tomándome por los hombros mientras me miraba directo a los ojos.

 

-No lo recuerdo a decir verdad…- dije inseguro y aún atontado por el olor de aquel perfume.

 

-¿Qué te parece si vienes hoy al terminar las clases? Ya casi salimos a vacaciones de verano, así que se que no tienes trabajos que hacer, no tienes excusa ¿vas a venir?- aquella invitación me tomo por sorpresa, era verdad que hace mucho no lo visitaba, lo cual era bastante extraño ya que era como un parásito en su familia, desocupando su nevera cada vez que tenía la oportunidad e invitándome solo cada nada, llegando por sorpresa a la hora de la cena con la excusa de trabajos que teníamos que entregar. Últimamente no sabía que me pasaba, y no es que estuviera pesando en algo cuando dejé de visitarlos, simplemente había dejado de hacerlo, ya no me sentía lo suficientemente confiado como para visitarlos de la nada, me apenaba.

 

-Supongo que está bien, no tengo nada más que hacer además de quejarme de tu perfume nuevo y ver televisión, bien ¡hoy iré a tu casa!- aseguré repentinamente emocionado.

 

-No sabes de la que me estas salvando, en verdad me tenían artos, solo un día después de que dejaras de visitarnos y ellos ya estaban con su cantaleta, sobre todo mi hermana, tu sabes que te adora- parecía tensionado, apesadumbrado tal vez, como si temiera que por alguna razón dejaríamos de ser amigos, lo cual era del todo imposible, claro, si estábamos hablando de mi lado.

 

-jaja aparentemente me quieren más que ti- dije riéndome y dando una palmada en su espalda con toda la fuerza que era capaz, aunque en realidad no era mucha, y con el tamaño de Haru… bueno, solo hacía que se notara menos.

 

-Eso parece- dijo soltando un suspiro y mostrándome una sonrisa aliviada.

 

-En verdad pensé que estabas enojado conmigo, estaba preocupado por eso, ya sabes, eres mi mejor amigo después de todo- no podía creer que se hubiera preocupado por eso, me sentía feliz por alguna razón.

 

-¿en verdad he estado actuando tan raro?- en realidad no me había dado cuenta, seguía siendo el mismo de siempre según mi propio concepto, ¿Cómo era posible que alguien se diera cuenta antes que yo de un cambio en mi mismo? Sonaba realmente extraño e imposible.

 

-¿y me lo preguntas? Por supuesto que has estado raro, en las nubes diría yo. Como si estuvieras enamorado…- dijo medio cantando mientras me pegaba suavemente con uno de sus codos en mis costillas. Me puse supremamente rojo ante aquel comentario, no estaba enamorado, eso era seguro.

 

-jaja ¡Estas rojo! Entonces dime ¿si hay alguien que te gusta? Ya sabes, cuentas conmigo para todo, te podría echar una mano con ella- no podía creer que estuviéramos hablando de algo como aquello, ninguna chica había estado en mis pensamientos ni nada por el estilo, así que mi distracción no se podía deber a algo como el amor o la atracción siquiera.

 

-¿Pero qué cosas dices? No estoy enamorado ni nada por el estilo- Dije mientras apoyaba uno de mis codos sobre la mesa y posaba mi cabeza en mi mamo para poder verle mejor.

 

Haru me miraba fijamente, con esa mirada burlona que tanto lo caracterizaba, siempre la hacía, y más cuando quería molestarme. Se la devolví con una que expresaba duda y curiosidad a la vez. Nos quedamos así por un tiempo, no muy largo por cierto, ya que solo duro hasta que el levanto su ceja de forma irónica.

 

-¡¿Qué?!- Me sobresalte. El empezó a reír, se estaba burlando de mi, o de mi reacción.

 

- ¡Vamos! Dime por favor, ¿Si? ¿Quién es? ¿Quién es?- Empezó a suplicar. ¿Pero que quería que le dijera? No estoy enamorado ni mucho menos. En lo que llevo de mi corta vida, son muy raras las veces en que he sentido atracción por alguna persona, la verdad mi vida no gira mucho en torno al amor y esas cosas.

 

-Por Dios Haru, ya deja de insistir, sabes perfectamente que si me llegara a enamorar o algo parecido serias el primero en saberlo, después de todo somos mejores amigos ¿no?- pregunté con la intención de escuchar una respuesta diferente, por imposible que fuera, no sabía exactamente que quería escuchar, solo no quería que fuera un tan solo “amigos”.

 

-Sí, mejores amigos para siempre- respondió a pesar de mis expectativas, dejándome sin más opción que sonreírle, y recibir su sonrisa tan solo como los amigos que éramos.

 

Sonó la campana dando por terminada la hora del almuerzo junto con nuestra conversación, Haru se levantó y se acomodo en su puesto, justo en frente mío, cerrando su camisa aún abierta y alistándose para la clase, tal y como todos los demás.

 

Pronto llego el profesor de literatura y empezó a dictar una clase sobre poesía -nada que en realidad me interesara-, permitiéndome distraerme con facilidad y sumergirme en mis pensamientos. No lograba entender porque Haru insistía con el tema de que parecía enamorado, no sabía ni siquiera como había estado actuando en los últimos días y mucho menos la causa.

 

Amor, era una palabra extraña, salida de los cuentos de hadas que leen los padres a sus hijos antes de dormir, era algo totalmente ajeno a mí, como lo era el volar igual a los pájaros para los humanos, entonces, ¿Qué era el amor? ¿Por qué seguía reflejándose en mi rostro? No entendía que me pasaba y menos la razón por la cual el perfume de mi amigo me atraía tanto, tenía dos inquietudes sin respuesta que no paraban de rondar por mi cabeza, primero, ¿Qué era el amor? Y segundo… ¿por qué cada vez que pensaba en el amor, lo primero que pasaba por mi mente era aquel olor?

 

Tal vez se debía a la dulzura de ambos, de lo que creía era el amor y la fragancia de aquel perfume, tal vez era eso y nada más, solo una pequeña coincidencia que hacía que mi mente conectara dos cosas completamente distantes. Volteé a mirar a Haru, de quien solo podía ver su cuello, su piel, levemente bronceada por el sol, que junto con la firmeza y la forma en la que se marcaba su musculatura a través de la tela blanca, demostraban su esfuerzo en los deportes que suele practicar después de clase.

 

-nashi… ¡Otonashi!- era la voz del profesor la que me llamaba, todos en el salón habían girado para mirarme, incluido Haru, quien no podía reprimir por mucho más tiempo la carcajada en su garganta. Lo fulminé con la mirada, pero solo logre apurar su risa, además de que la sangre se subiera a mis mejillas y estas se encendieran con rapidez.

 

-Póngase de pie Otonashi- exigió nuestro profesor notoriamente enojado por mi falta de atención en su clase.

 

-Sí, señor- respondí mientras me paraba a toda velocidad esperando el regaño de su parte.

 

-Lea su tarea- dijo tranquilo mientras hojeaba las páginas de un libro que no alcanzaba a identificar, la leí tranquilamente, un poema hecho por mí mismo y que en realidad no decía nada, escribí lo primero que ese vino a mi cabeza, mi opinión de la vida se podía decir.

 

-Gracias por despertar Otonashi- dijo el profesor aun resentido, cerrando su libro, haciendo uno que otro apunte en su libreta y sentándose despreocupadamente en el escritorio, dando por terminada la clase. Miré el reloj que colgaba sobre el tablero del salón dando las 2:55, solo quedaban 5 minutos para que terminara la jornada escolar, recogí mis cosas dentro de mi maleta y saqué las llaves de mi casa como me era costumbre, pero pronto recordé que no las necesitaría ese día, así que las guarde de nuevo y mire de nuevo el reloj, justo en el momento en el que la campana de salida empezaba a sonar.

 

-¿Nos vamos?- preguntó Haru girando su silla en mi dirección. –No se te habrá olvidado ¿verdad?- preguntó viendo como el llavero sobresalía de mi maleta.

 

-¿Cómo se me va a olvidar?- dije sonriéndole con efusividad, mientras lo agarraba por el codo y lo llevaba conmigo corriendo a la salida.

 

-¿En verdad quieres ir?- pregunto extrañado con mi reacción.

 

-por supuesto, ¡hace mucho que no pruebo la comida de tu madre!- dije despreocupadamente mientras seguíamos nuestro camino a la salida.

 

-con que solo era eso…- dijo en un susurro que apenas si pude escuchar, pero que no podía ignorar.

 

-¡claro que no!- asegure justo cuando llegamos a la salida del colegio. Por supuesto que no era solo por eso.

 

-¡también quiero saludar a tu hermanita!- esa era otra de las razones por supuesto, o por lo menos de las que podía decir con tranquilidad.

 

-Ya… claro, entiendo- respondió mirando hacia adelante mientras me indicaba la dirección hacia la estación del tren que debíamos tomar para llegar a su casa, ya que al igual que la mía, quedaba un tanto lejos del colegio -aunque en extremos opuestos de la ciudad-. Tomamos el tren que aún estaba desocupado así que pudimos sentarnos uno al lado del otro con facilidad.

 

-En verdad me alegra que vengas, no solo por mi familia, por mí también, me hacía falta tu compañía- Haru veía el horizonte por el que el sol empezaría a esconderse en unas horas, estaba realmente concentrado, nunca lo había visto tan serio en toda mi vida, estaba sorprendido.

 

-¿pero qué cosas dices? Soy tu amigo, siempre estaré ahí para hacer tu vida imposible y lo sabes, es más ¡no lo dudes! ¡Seré tu dolor de cabeza personal!- esbozó una sonrisa de complicidad y me paso uno de sus brazos por el hombro agarrándome con fuerza y pegándome coscorrones en la cabeza con su brazo libre.

 

-¿nunca cambiaras cierto?- decía entre risas, pero en realidad parecía aliviado con el hecho.

 

-Supongo que no… ¡pero mi cabeza si de tantos golpes! ¡Auch! ¡suéltame que duele!- después de eso, me soltó lentamente, conservando su brazo sobre mis hombros, haciéndome sentir extremadamente pequeño, dejando que el silencio se hiciera dueño del lugar y se olvidara de nuestra existencia, mientras nuestros ojos, se dirigían juntos hacia aquel horizonte por donde el atardecer, aún no se presentaba.

 

Notas finales:

 

:3 gracias por leer!! :3

espero y les gustara y por supuesto sigan leyendo!!

todas sus opiniones, comentarios y demás, serán bien recibidos.

att:3llaLawli3t

 


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