Es un imbécil…
Me pidió que lo viera en las canchas de la escuela al terminar las clases y yo, como buen amigo que soy, me pasé media hora esperando a que se apareciera… nunca lo hizo.
¿En serio cree que voy a estar soportando plantones? Me decido a ir a buscarlo, empezando por el patio trasero que era el más cercano a donde me encontraba, había muchos arbustos y árboles, en verdad no creí que estuviera por ahí hasta que escuché su voz. Me acerqué a ver de donde provenía para asegurarme que realmente fuera él.
- ¿Matsumoto? – era el nuevo de la clase, estaban parados uno frente al otro, Akira tomaba suavemente su rostro con ambas manos, como si quisiera impedirle que apartara la mirada. Al parecer no habían notado mi presencia, así que me acerqué un poco más para poder escuchar de que hablaban, quedando detrás de un árbol y asomando la cabeza, me sentía tonto
— ¿Por qué? ¡¿Por qué no puedes?! ¡Sé que no estás con nadie, así que no me vengas con eso ahora! — al parecer el enano estaba molesto, apartó a Akira de un empujón y estaba… ¿estaba llorando?
— Takanori, ya te expliqué el porqué, tal vez no tenga pareja, pero eso no significa que no quiera a alguien… — sentí mi corazón latir muy rápido cuando dijo eso, no me había contado sobre eso
“Tal vez porque no siempre te contará todo Takashima.” Sonreí irónicamente por ese pensamiento, me recargué en el árbol tras el que estaba oculto y me dejé caer al piso, me sentía más tonto de lo que de por sí era, lágrimas comenzaron a agolparse en mis ojos acompañadas de los fuertes latidos de mi corazón…
Cometí la gran estupidez de enamorarme, y sé que no es malo amar a alguien, pero no era de cualquiera, nunca en mi vida debería haber sentido más que amistad por esa persona.
— ¡P-pero tú mismo me acabas de decir que cualquiera querría estar conmigo! ¡¿Por qué tú no?!
— Sí, alguien que te merezca Ruki, si aceptara tener algo contigo, solo te haría daño
— Pero… Quien me gusta eres tú… — su voz había terminado por quebrarse — por favor… sólo dame una oportunidad — silencio… un silencio que no solo era incómodo para el pequeño rubio, también para mí ¿Para qué me llamó si no le importó el que pudiera estarlo esperando? Si iba a verse con él para algo como esto — en ese caso… ¿mínimo podrías decirme quién es esa persona?
— Él… es el chico con la sonrisa más hermosa que he visto — ese tono de voz demostraba tanto ¿cariño? Sí, tal vez eso, y lo peor… es que creo que ya sé de quién habla — Es-… — tapé con brusquedad mis oídos, a la vez que me encogía y cerraba los ojos, no quería saberlo… ¡NO QUIERO SABERLO!
No sé cuánto tiempo estuve en esa posición, sentado tras un árbol, con mis manos aprisionando mi cabeza, e intentando fallidamente contener mis lágrimas, era un idiota, sabía que esto pasaría, intenté deshacerme de estos estúpidos sentimientos pero no pude… Cada día que pasaba, me enamoraba más y más de él… No era capaz de alejarme por más que lo quisiera.
— Soy… más idiota q-que él… — de seguro ya se habían marchado, así que no contuve mis sollozos mientras me repetía eso muchísimas veces, porque es lo que era, lo que parecía en estos momentos, en lo que me convertí desde que comencé a sentir esto: UN IDIOTA
— ¡Shima! — alcé la mirada por inercia, a mi lado ya se hallaba de cuclillas Reita, mirándome con preocupación — ¿Qué tienes?
— ¡Déjame! — grité cuando intentó acercar su mano a mí, se quedó pasmado mirándome sin decir nada — ¿ya se fue el nuevo? — desvié la mirada más tranquilo, el me veía con cara de no entender nada
— Nos escuchaste… ¿cierto? — me miraba acusadoramente, pero sus ojos se veían diferentes… tal vez tristes pero ¿Por qué?
— No necesité escuchar todo para saber que no me contaste que te gustaba el cerebrito de la clase — escondí mi cara entre mis rodillas, no dejaría que me viera llorar de nuevo solo por mencionar eso
— A mí no me gusta Yutaka-kun — dijo intentando contener su risa, ganas de darle un golpe en la cara no me faltaban, ahora se burlaba de mí en MÍ cara — ¿y se puede saber que te hizo pensar esa tontería? — otra vez su puto tonito de voz burlón, furioso me volví hacia él fulminándole con la mirada ¡Sabe que odio que me hable así!
— “El chico con la sonrisa más hermosa que he visto” — lo arremedé exagerando mis gestos, vaya tonto — y que yo recuerde, siempre te la pasa diciendo que el matadito ese tiene una sonrisa muy~ linda — lo peor es que la tiene… ¡Tiene embobados hasta a los profesores! Y él seguía riéndose, ya ni siquiera lo disimulaba, me puse de pié para así largarme de ahí, no aguantaría a Akira un segundo más — ¡Tch! — sentí un mareo, seguramente por haber llorado por causa de este tonto, y justo él me había tomado por los hombros para que no callera, no sé cómo fue, pero terminé mirándolo directamente a los ojos…
— Sí, he dicho que su sonrisa me parece muy linda - intenté empujarlo lo más lejos posible de mí en cuanto dijo eso, pero apenas y si pude separarlo unos centímetros
— ¿Y por qué no vas y se lo dices en vez de avisármelo a mí, ah?
— La única sonrisa que me interesa ver… Es la de estos labios — no supe que decir en los pocos segundos que nos miramos, y mucho menos supe qué hacer al caer en cuenta de que me estaba besando
Después de unos instantes, le correspondí moviendo mis labios contra los suyos, pasando mis brazos alrededor de su cuello, a la vez que él hacía lo mismo con mi cintura, sentí como intentaba traspasar mis labios con su lengua, le cedí el paso y así poco a poco se fue convirtiendo en un beso más profundo y apasionado, me tenía aprisionado entre su cuerpo y el árbol… Pasaron varios minutos hasta que, sin soltar mi abrazo, coloqué mi rostro en el hueco entre su cuello y su hombro para por fin pude tomar el aire que tanto me hacía falta, mientras él me apretaba más contra su cuerpo…
— A quien amo… — me tomó por el mentón he hizo que alzara la mirada hacia él — es a ti Kouyou, no hay nadie más, pato bobo… — ¡En verdad era yo a quien quería! La persona que más amaba en el mundo me correspondía, y apenas podía balbucear, no podía decir ni una sola frase coherente, ni siquiera para reñirle por ese afán de llamarme pato, el solo me miraba divertido, al parecer le gustaba verme sufrir, una vez más se acercó a mí, pero lo detuve antes de que pudiera llegar a mi boca…
— ¿Desde-…?
— No lo sé — me interrumpió — pero ya tiene bastante tiempo que me di cuenta, y no sabes lo estúpido que me siento por no haberme dado cuenta de lo que tú sentías — acarició mi mejilla con su pulgar, apenas rozándome, y de nuevo ese deje de tristeza se apoderó de sus ojos…
— Te amo… — susurré alcanzando su oído — Te amo Ue-chan — ahora fue él quien me apartó un poco, no le gustaba que le llamaran de esa forma “tan infantil” a la edad que tenía, creí que tendría una expresión de molestia o algo así, pero era todo lo contrario, sus ojos tenían ese brillo que tenía años que no veía, además de la media sonrisa que pude sacar de sus labios
— Tanto tiempo sin escuchar eso — rió — Shima-chan
— Así pareciera que fuera chica — me quejé haciendo un pequeño mohín
— Pareces chica… — solté su cuello y pasé mis manos a sus hombros, esto… es guerra
— Y tú pareces iguana desnarizada — desde que entramos a secundaria le había dado por ponerse un trozo de tela ocultando su nariz, no sé cómo puede estar con eso todo el día
— Y tú eres un pato con piernas sexys — sentí como toda la sangre se acumulaba en mi la cara
— ¡¿Me has estado viendo las piernas maldito pervertido?! — grité intentando ocultarlas, las estaba mirando fijamente, ya que yo aún traía puesto el uniforme de soccer ¿Por qué no me fui a cambiar? Claro. Porque le tomé más importancia a encontrarme con esta iguana mal teñida
— Con ese short, créeme que no soy el único que las observa — sabía que toda esa bola de depravados me observaban ¡pero no específicamente eso! — y si descubro una vez más a Saga mirándote lo que no te tiene que mirar, se le va a quitar lo “lindo” de la paliza que le voy a dar
— No te atreverías…
— Rétame…
— ¿Por qué habrías de hacerlo? Solo eres mi amigo — frunció el ceño mientras yo no le quitaba mi mirada “seria” de encima
— Eso se puede arreglar — apretó su abrazo en mi cintura — ¿Te gustaría ser mi novio, Uruha? — esbocé una sonrisa, así es como me hago llamar en los juegos online ¡¿Algún problema con eso?!
— Claro que si… Reita — así es, Reita: el inseparable compañero de Uruha, no nos crean ñoños o algo por el estilo… ¡Solo amamos los videojuegos! Casi tanto como a Dragon Ball
De nuevo nos fundimos en un pausado y largo beso, me embriagaba con su aroma… Nunca había estado tan cerca de él, pero desde ahora eso sería completamente diferente, estaba con la persona que amaba, y me correspondía de la misma manera, no podía pedir más…
— ¿Ahora le… puedo partir… la cara a Saga? — dijo entre el beso, sí que era persistente
— Nop — respondí después de unos momentos cortando el contacto que teníamos, lo difícil de esta relación sería controlar sus celos, pero bueno, nadie es completamente perfecto y me gusta que MI iguana no sea perfecta
— ¿A Shiroyama?
— Tampoco — dije entre risas, podía ser algo posesivo, al igual que yo — pero yo creo que Yutaka-san te mira de más…
— No lo creo, es demasiado inocente
— A los inocentes les gustan los brabucones
Al parecer, pasaríamos toda la tarde así… Hasta que alguno de los dos se decidiera por el: “Si no puedes con el enemigo, únete a él”