Como podía seguir replicando ?? Se preguntaba molesto.
Y es que como reaccionar ante aquel chico. Le había dado lo que quería. Le permitía estar al lado de Yuuki, y aun así le reclamaba. Que acaso no entendía sus sentimientos ¿?, prefería que lo forzara a hacer tan maravilloso acto con él ¿?. Se cuestionaba el moreno.
Recordaba esa hermosa sonrisa, pero aun así le dolía ya que nunca había sido dirigida a él, sus pálidos y hermosos labios curvándose de esa forma solo para otra persona, le hacía hervir la sangre.
Se encamino a la habitación del peli plata y lo vio dormir. Se acerco a su cama y acaricio su rostro con dulzura y sintió repentinamente un fuerte agarre en su brazo.
Si me vas a matar hazlo, pero no trates de torturarme – le dijo Zero mirándolo a los ojos.
Kaname se sorprendió y se quedo sin moverse por unos segundos.
No sabes lo que es la tortura – le dijo frunciendo el seño.
Si lo sé – le respondió Zero tajante.
Las mayores torturas no son físicas – le dijo Kaname alejándose de él.
Son aquellos momentos en que deseas estar con alguien y no puedes por más cerca que estas – le dijo Zero sujetándolo otra vez.
Kaname lo miro sorprendido, pero qué demonios le pasaba, si él estaba con Yuuki todo el tiempo que quería, no era como si…
Los rubíes por ojos que tenia Kaname centellaron y este sonrió.
La tortura acaba en el momento en que la resistencia lo hace – le dijo.
Zero lo miro sin entender.
En cuanto el preso dice lo que su amo-r quiere escuchar – sonrió aun mas – la tortura termina.
Que quieres decir ¿? – le pregunto renuente.
Dime aquello que me quieres decir – le sonrió.
No sé de qué me hablas – le dijo Zero con el seño fruncido.
Dime aquello que me quieres decir – repitió.
No sé qué quieres decir!! – dijo Zero molesto.
Dime…
Que se supone que te quiero decir ¿?.
Lo que dicta… aquí – le dijo señalando su pecho.
No… no se dé que me hablas – le dijo Zero asustado.
Te lo demuestro ¿? – le pregunto Kaname sonriendo orgulloso.
No te atrevas a to…
Kaname por fin consiguió lo que por años deseo… probar esos labios que de ahora en adelante serian su perdición, y que no se los entregaría a nadie más. Eso es lo malo del fruto prohibido, una vez que lo pruebas ya no puedes alejarte de él.
Dime aquello que quieres decir – repitió Kaname mirando el rostro sonrojado de Zero.
No te lo diré – le dio la espalda.
Lo negaras ¿? – le pregunto Kaname abrazándolo.
No te lo diré – repitió Zero sin atreverse a darle la cara.
De ahora en adelante trabajare para que lo digas – le susurro en el oído.
Tú tampoco lo has dicho – dijo Zero.
Soy un hueso muy duro de roer Zero – le sonrió – te falta mucho para recibir lo que quieres y más si no te esfuerzas.
Entonces no me queda de otra – Zero lo volteo a ver serio – tengo que comenzar desde ahora.
Kaname y Zero se besaron. Ese beso que por años habían ansiado y que ahora era lo único que deseaban.
Kaname sonrió, el amo siempre logra hacer lo que quiera con el sirviente, por mucho que a este le avergüence.