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UNA ESCENA DE CELOS por DRAGIOLA

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Notas del fanfic:

KYO KARA MAOU NO ME PERTENECE.

Notas del capitulo:

Este no es de mis apuntes, lo escribi hace un par de dias atras, espero que sea de su agrado.

 

UNA ESCENA DE CELOS

 

 

Siempre soñó en lo mas hondo de su corazón por que algo como eso ocurriera, y es que siempre era el quien hacia sus escenas de celos, por eso fue tan raro verlo en aquella actitud.  Nunca se imagino que tendría tal comportamiento, los insultos, los gritos, las amenazas, aquel no era su Yuri, no podía negar que algo se despertó en su interior.

 

Tras aquella escena de celos solo hizo lo primero que se le vino a la mente, correr, sin importarle las habladurías, los comentarios, los gritos de sus hermanos para que les esperara o mucho menos las disculpas del idiota que tenia por prometido.

 

Se encerró en su cuarto y de ahí no hubo quien lo moviera, se podía escuchar su llanto desde la puerta de afuera, quien pasara por allí no creía lo ocurrido, mucho menos el descaro de su monarca con su propio prometido.

 

Tocaban nuevamente su puerta, esta vez era él, estaba seguro de eso, le pedía perdón desde afuera, ya que sabia bien que no le abriría la puerta, con sus pocas fuerzas tomo un florero y lo lanzo hasta ella, haciéndolo trizas en el instante, pudo escuchar como tras esta alguien daba un grito sobresaltado para luego marcharse.

 

Se sentía humillado, podía escuchar las burlas, hasta las carcajadas de una que otra doncella que aun quedaba en palacio, tras aquella velada.

 

Como pudo hacerme esto, era en lo único que pensaba un rubio, intentando de mostrar entereza ante las miradas cínicas de quienes le reverenciaban al verle pasar.

 

La cena fue incomoda, demasiado para su gusto, quiso retirarse rápido pero entonces el le pidió que lo acompañara a su despacho.  Se habría negado pero fue categórico en que era un asunto de estado y después de todo era un soldado.

 

Nuevamente le pedía perdón, no a solas como pensara, si no que delante de sus hermanos, si antes se sentía humillado, ahora  se sentía denigrado.

 

Tras aquello la platica que llevaran se convirtió en discusión, que iba en altos y bajos, quiso quemarlo por su atrevimiento, pero se retuvo, ahí estaba, otra vez pidiendo perdón, alegando que en el calor del momento no se podía mandar en el corazón y mucho menos en la razón, que el bien lo sabia.  Y claro que lo sabia, acaso no había perdido hasta su propia personalidad a causa de ese amor, no lo había dado todo por él, no cambio hasta de creencias, pero y él que, nada, hasta esa maldita noche.

 

Baile de enamorados dijo su madre, buena oportunidad para acercar a las parejas, la unión perfecta, el momento ideal para que los verdaderos sentimientos salgan a flote. Y claro que lo hicieron, pero lamentablemente no de la forma en la que se imaginaron.

 

Se marchaba a su hogar como el cobarde que era, o al menos eso les hizo pensar, lo odio cuando supo la verdad.

 

 

Los meses pasaron y por fin le perdono, como no hacerlo, lo amaba, eso era lo único que importaba.

 

Aquella noche siempre seria recordada en su memoria, la primera y única vez que viera a su amado celoso.

 

 

 

Ahora bailaban en pleno salón, la celebración de la boda fue espectacular, digna del gran Maou de Shin Makoku.

 

Se abrazaron con delicadeza, su aroma, su tibieza, todo, lo tendría por siempre consigo.

 

La fiesta termino y decidieron marcharse al igual que sus invitados.

 

Subieron a su cuarto, la noche de bodas seria especial, la misma ex maou se había esmerado en prepararles el cuarto.

 

 

Miro por ultima vez aquel castillo que le albergara por años, dejando atrapados en sus muros todos sus malos recuerdos, el dolor, su desengaño, la traición, su amor.

 

Quiso sonreír, pero apenas y una media sonrisa se forma en su boca, mientras una lagrima corría por su mejilla.

 

-Adiós amor, adiós Yuri…espero que seas feliz con ella-

 

 

 

Realmente debía amarla, ya que solo por ella fue capaz de perder la compostura ante un posible pretendiente aquella noche, sin importarle las miradas de los presentes, ni mucho menos la vergüenza de la joven que intentaba de hacerle entrar en razón, mientras miraba a su entonces prometido con pena.

 

Era cierto, en el corazón no se manda y mucho menos en la razón, por ello debía huir, ya que hasta ese momento se comporto con entereza, mas no deseaba seguir siendo fuerte, quería ser débil, llorar, gritar, reclamar, hacer todo lo que no pudo por etiqueta, luego de la ruptura. 

 

Así se marcho lejos, muy lejos para no volver, Bielfieled se dijo, ahí debo ir, mi único y verdadero hogar.

 

 

 

 

 

 

 

 

FIN

Notas finales:

Que puedo decir, volviendo a mis raices, upsssssss, jejeeje.

GRACIAS POR LEER Y COMENTAR.


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