ASI NACIO
Naruto
Capitulo único
– ¿Son hermosas no?
Preguntaba un rubio a su acompañante, este desvió su mirada del lago que tenían en frente hacia él, viendo directamente sus ojos azules, no pudo evitar sonreír, aun así, y recordando el dialogo anterior, pregunto.
– ¿Qué cosa, Dobe?
El rubio hizo un puchero ante aquel “cariñoso” apodo, pero no reclamo, ya estaba acostumbrado, después de todo, tenían varios años de conocerse, y desde los mismos, ese había sido su forma de nombrarle, pero él no se quedaba atrás, pues tenía su frase particular para contrarrestar la de su amigo pelinegro.
– ¡Las estrellas, Teme-ttebayo! ¡Son hermosas!
Decía volviendo la cabeza hacia arriba junto con su claro mirar, viendo el cielo nocturno, completamente oscuro, pero decorado por millares y millares de puntos resplandecientes, dando la sensación reconfortante y embelesadora, el pelinegro, de ojos tan oscuros como esa misma noche, también alzo su vista hacia arriba, contemplando lo mismo que su acompañante, era sencillamente hermoso toda esa imagen, sentados en el cofre del auto, el rubio estaba maravillado mientras con sus brazos sostenía sus piernas para que estas no se resbalaran por el coche, abrazándolas para que el clima gélido no le calara demasiado, mientras el pelinegro estaba sentado despreocupadamente, con las manos hacia atrás recargando su peso para no recostarse, en el frio metal del coche.
Ambos vestidos con abrigos y mezclillas, el rubio traía puesto un gorro rojo que al final caía una graciosa motita blanca, mientras que el de ojos negros dejaba caer de su cuello una bufanda a rayas rojas y verdes, el viento soplo en ese lugar haciendo que los arboles se mecieran y la brisa húmeda del lago les llegara acariciando sus rostros algo sonrojados por el frio, el del gorro se estremeció y abrazo mas sus piernas tratando de conservar el calor, el de la bufanda al ver esto se acerco mas a él para pasarle el brazo tras lo hombros y acercándolo hacia si para darle calor, lo volteo a ver para hablarle.
– ¿Sabes cómo nacieron las estrellas, Naruto?
El rubio lo volteo a ver algo curioso, mientras cerraba los ojos ante esa pregunta.
– Por una nube molecular-ttebayo ¿No Sasuke?
El azabache sonrió y negó con su cabeza, ante esto Naruto frunció el ceño confundido, estaba claro que él no era un genio, pero en la preparatoria le habían explicado aquello, así que no se equivocaba, ante la mueca, Sasuke sonrió aun mas y le toco con su dedo la punta de la nariz para llamar su atención.
– No Usuratonkachi, nacieron de una historia de amor
El rubio ladeo la cabeza confundido pero atento.
– ¿Una historia de amor? ¿Cuál-ttebayo?
El mayor suspiro viendo los ojos azules de Naruto, después dirigió su vista al cielo, Naruto lo imito, se hizo un breve silencio y el moreno volvió a sonreír.
– De cuando la oscuridad se enamoro de la luz…
El rubio abrió los ojos sorprendido, mostrando completa atención, Sasuke sabía lo que significaba ese interés, así que carraspeó ligeramente, porque tenía una historia que contar.
– Hace mucho, mucho tiempo, antes de que este tuviera algún significado, antes de que tuviera significado cualquier cosa en el mundo, porque ya había un mundo, pero este estaba vacío, aburrido, tan carente de todo, que para que hubiera algo que le diera utilidad, los dioses crearon la oscuridad, la crearon a semejanza de los dioses, un varón de apariencia sobre natural, hermoso en todos los sentidos, pero carente de cualquier sentir, lo hicieron blanco, con cabello azabache, con ojos oscuros, con traje negro, todo el… porque era la oscuridad…
Lo pusieron en la tierra mientras ellos lo observaban, le habían dicho que hiciera de ella lo que le plazca, porque la tierra entera le pertenecía, el acepto, haciendo lo único que podía hacer; vagar…, para él, que no tenia sentimientos, ni aspiraciones, ni sueños, ni un propio pensar, solo comenzó a vagar en esa tierra vacía, en cada paso que daba la oscuridad quedaba tras él, dio un paso más y la oscuridad aumento, volteo hacia atrás para contemplarla, tan silenciosa y devoradora, le creó el primer sentimiento; confort.
Así, inundado de esa nueva emoción, comenzó a cubrir la tierra poco a poco en una penetrante oscuridad, tan profunda que incluso el llegaba a perderse en ella, se sentía desaparecer en ella, si no fuese por su piel blanca como el vacio, el mismo le hubiese entregado su existencia a tan profunda oscuridad, el mundo era un mar de tinieblas, pero solo eso, los dioses que en un principio estaban orgullosos porque su creación hacia un uso de ese lugar, al pasar cientos de años, se aburrieron, ese lugar ya tenía un uso, pero era un uso aun mas ocioso, que el mismo vacío.
Molestos, se reunieron entre ellos mismos sugiriendo crear a otro ser que en verdad le diera un significado a la tierra, indecisos de que hacer, y encariñados con su obediente primera creación, decidieron darle una oportunidad mas, una de las diosas, bajo al mundo oscuro para hablar con su primer hombre, este, arrodillado entre la penumbra sin nada más que su confort, se sintió levemente irritado con una presencia ajena en su lugar, con el paso de los cientos de años los sentimientos hacían poco a poco su aparición, todos negativos; molestia, aburrimiento, tristeza, soledad, insatisfacción.
La diosa, que se compadeció de él, le entrego algo que le acompañara, algo que no le hiciera sentir solo, le entrego una pequeña flama, una que combatía la oscuridad, inextinguible, después de dejarla se marcho, el ser en forma de hombre oscuro, aun arrodilladlo y triste la observo, la observo curioso y maravillado, era algo tan ajeno a su común oscuridad que le causaba un extraño sentimiento, la tomo llevándola a cualquier parte que fuera y la observaba cada que podía, aunque los ojos le dolieran y se calentaran, seguía observando, la flama de la diosa.
Los días pasaron y él había dejado todo, había dejado de caminar, había dejado de cubrir las capas de oscuridad de la tierra, solo observaba la flama contonearse, le parecía algo tan sumamente bello que ni siquiera deseaba tocarla, como si fuese algo sagrado en medio de toda la penumbra, mas días pasaron y su deseo creció, necesitaba tocarla, se acercó al pedestal oscuro en el que la había colocado y extendió su mano hacia ella, la retiro de inmediato al sentir un extraño ardor al tocarla, sentía dolor, la flama le había quemado, se entristeció, pensaba que la flama lo odiaba.
Hacia todo tipo de cosas por ella, la ponía en altares, la abrazaba con oscuridad para que brillase más fuerte, pero cada que deseaba acariciarla, esta seguía molesta con él, los dioses le observaron, y se miraron entre ellos mismos entristecidos, su primera creación, estaba tan ocupado tratando de que la flama no le quemase mimándola con todo lo que podía crear, que había dejado de darle un uso al mundo, suspiraron derrotados, pero incapaces de hacerlo desaparecer, prefirieron hacer otra cosa.
Una de las diosas bajo al mundo oscuro y le habló, el, tan ensimismado en esa flama, apenas la veía, le dijo, que a partir de ese día, solo la mitad de la tierra le pertenecía, crearían un muro irrompible, para que no cruzara a la otra mitad, el hombre, observando a su flama asintió, no necesitaba toda la tierra, si para él, solo tenía un espacio reducido, en donde él estuviera y su flama brillara, estaría bien, la diosa asintió y subió de nuevo a su mundo.
Los dioses trataban de crear una figura que hiciera de la tierra un uso en especifico, pero las diosas se opusieron, ya que la creación había sido en conjunto, pero los dioses había eligió que fuese oscuridad, dejaron de lado a los dioses y ellas crearon a otro hombre, pero, deseaban que fuera diferente, sin saber qué hacer, mirando de soslayo a su hombre oscuro, se les ocurrió una idea, decidieron hacer todo lo contrario a su primera creación, hicieron un hombre hermoso, con la apariencia de las diosas, pero hombre, hicieron su cabello rubio, su piel cálida, sus ojos claros y, no cometiendo su error pasado, lo dotaron de emociones, le dieron felicidad, regocijo, libertad, pensamiento, amor y un don, el don de despejar las tinieblas de su mitad del mundo, le dieron la luz.
Lo pusieron en su mitad de la tierra e inmediatamente se retiraron a observar, su hombre de luz, que miraba entristecido toda aquella penumbra comenzó a caminar, al ver que tras el todo se iluminaba se sintió feliz, comenzó a correr vigoroso por su parte de la tierra, comenzó a deshacer la oscuridad y se sentía contento, la luz era un calor único que no dejaría de hacerlo sentir satisfecho, porque a él le daba miedo la oscuridad.
Los dioses, maravillados con su segunda creación, que no solo cubría de luz su parte de la tierra, si no que cada vez aprendía a hacer más cosas, de la luz surgió el calor, de este comenzó a experimentar, con una confianza que impresiono a los dioses, comenzó a pedir cosas, ellos orgullosos le concedían hasta el mas mínimo capricho, pidió tierra y se la dieron, pidió agua y se la otorgaron, pidió semillas y se las crearon, vieron como juntaba todo lo que le pedían y hacia el mismo sus creaciones, con la tierra cubrió los suelos, con el agua creó un lago, con las semillas creo a las plantas, de su calor, creo las nubes, extasiados, los dioses estaban alegres, por fin habían hecho utilidad de su tierra, pero esta no duro, la luz que nunca se iba comenzó a secar las plantas, el fuerte calor seco el lago, la tierra se marchito y su hombre de luz de entristeció, los dioses, compadeciéndose, le ofrecieron todo de nuevo, para que igualmente, todo se extinguiese, su luz, estaba deprimido
Mientras tanto la oscuridad, ausente de todo, seguía contemplando su flama, seguía intentando tocarla, pero esta seguía enfadada con él, molesto y herido, la dejo, por primera vez en mucho tiempo y se encamino por la tierra, cubriendo toda la oscuridad con nuevas capas infinitas, camino y camino, hasta que lejos, entre tanta penumbra un rayo de luz diminuto se comenzó a ver, el hombre oscuro, curioso ante eso y recordando a su flama se acerco, era algo que se colaba entre las cortinas negras, llevo su mano al rayo inconscientemente y cuando lo toco retiro su mano, pero no había pasado nada, se volvió a inclinar para tocarla y esta hizo resplandecer su piel blanca, emocionado, comenzó a pasar su mano una y otra vez, ese resplandor, no estaba molesto con él, para nada, sonrió por primera vez y se sentó ahí, para acariciarla una y otra vez, recibiendo un calor extraño, sintiendo nuevamente confort.
Pasando su mano y acariciando ese rayo, removió oscuridad, al hacerlo el resplandor se hiso mas grande, expectante, quito cortina tras cortina haciendo que la luz se colara por todo su lugar, retiró hasta la última capa, paralizándose de pronto al verlo a él, del otro lado de su oscuridad vio a un ser hermoso, rodeado de un brillo y resplandor embelesadores, girando los velos de su vestidura blanca, meciendo su cabello dorado y riendo alegre ante su juego de danza.
Lo observo con los ojos abiertos, jamás en toda su existencia había visto a ese ser, ni a ese don, hermoso, bello, angelical, alegre, su pecho de pronto se lleno de calidez, una agradable calidez, se quedo viéndolo, bailando mientras giraba, escuchando su risa melodiosa, entrecerrando los ojos quiso ir y tocarle, era más bello que su flama, avanzo topándose con una muralla invisible, imposible de penetrar, llevo sus manos en todas direcciones, desesperado.
El hombre luminosos, que de pronto poso su mirar en el único punto no brillante, vio a un hombre del otro lado del escudo, curioso, fue flotando hacia él, cerca, cerca, topándose con un ser sobrenatural opuesto a él, pero fascinante, le sonrió amistoso y el otro lo miro curioso, esa expresión no la conocía, el, que siempre estaba serio, no sabía qué era lo que él hacía, en un intento por imitarlo, lo logro, haciendo al otro sonreír mas, sin saber porque, le hizo copiar el gesto, esta vez de manera involuntaria, como si siempre hubiese hecho aquello, aprendió un nuevo sentimiento; felicidad.
Todo el tiempo, el hombre oscuro iba a verlo bailar, posando sus manos en ese muro invisible que los separaba, mientras del otro lado, encantado de las visitas, la luz danzaba con gusto, las nuevas sonrisas de su vecino y acompañante le hacía igualmente feliz, se acercaba a la barrera y posaba su mano de igual forma que el, posaban su mano encima de la otra y simulaban tocarse, suspiraban y se miraban a los ojos, tan diferentes el uno del otro, tan contrarios, pero sin embargo, se atraían más que a nada.
Los dioses, curiosos ante su acción, les advirtieron que nunca trataran de juntarse, la luz y la oscuridad, miraban hacia arriba donde se reflejaban los rostros de sus creadores, no comprendiendo el por qué de su orden, sin embargo, los obedecieron, cada uno, con una triste mirada, se despidió del otro y se dieron la vuelta dirigiéndose a su propio lugar de la tierra.
El hombre oscuro, rabioso con los dioses y dolido de estar lejos de la luz, llego a su antiguo mundo, contemplo la llama en su altar y suspiro, era tan opaca, nada bella comparada con la luz, débil a comparación de las sonrisas del otro, acerco la mano hacia ella y se volvió a quemar, furioso, se acerco hasta tomar aire y extinguirla para siempre, mientras en aquella oscuridad, miraba cansadamente su mano, esa flama jamás se había terminado de enfadar con él.
La luz, que miraba su espacio brillante y luminoso, suspiraba deprimido, añorando ver los ojos profundos de la oscuridad, sus nuevas sonrisas y su rostro antes inexpresivo que comenzaba con el pasar del tiempo, a ser afable, sentado en su espacio, flotando mientras abrazaba sus piernas, sintió por primera vez dolor, tristeza, una tan grande que le hiso sacar agua como el lago de sus ojos, impresionado, toco sus mejillas observando el líquido en ella, llorando una y otra vez, sintiéndose con ello, un poco, solo un poco mejor.
Los dioses ignorantes de sus sentimientos, no levantaron la orden, mientras el tiempo pasaba para ellos, cuando la oscuridad observo que los rostros de los dioses ya no se visualizaban, temeroso corrió hacia donde se encontraba el muro, lo golpeo un par de veces, hasta que de pronto la luz apareció impresionado, después sonriente, volvieron a posar sus manos en la invisible pared y se acercaron, nuevamente, para verse a los ojos, para ver cada facción del rostro sobrenatural del otro, embelesados, sintiendo una agradable y poderosa calidez en el pecho, sonriéndose solo a ellos, la luz poso inconscientemente sus labios ahí, cerrando los ojos, la oscuridad curiosa, lo imito, y a pesar de que estuviese separados, una embriagante sensación los cubrió de lleno, ahí ambos, conocieron el amor.
Ambos, que volvían a lo profundo de su parte de la tierra cuando los dioses observaban, iban y se juntaban de nuevo cuando ellos no veían, besándose una y otra vez por encima de lo que los separaba, posando la mano en donde estaba el rostro del otro, entrecerrando los ojos como si llegasen a sentir la caricia, suspirando satisfechos añorándose cada vez más, la oscuridad, dejó de sentir temor por sus creadores y se aferraban a permanecer junto con el otro, y a pesar que la luz deseaba que no se empeñara de manera tonta a estar cerca de él para cuando los dioses se asomaran otra vez, el hombre oscuro se cruzo de brazos sin obedecer.
Y así como estaba predicho, los dioses se asomaron a ver lo que sus creaciones harían, topándose con ellos, nuevamente juntos en la división de su tierra, molestos, advirtieron por segunda vez que se separaran, la oscuridad los enfrentó negándose a partir, ofendidos ante la osadía, tomaron a la oscuridad entre sus manos, mientras la luz gritaba por defenderlo, furibundos, lo arrojaron en el rincón mas lejano de su tierra, la luz se dejo caer al suelo desolado, llorando con toda la agonía y dolor jamás presenciado, las diosas, llenas de sentimiento y compasión, a punto de doblegarse ante su creación más hermosa que la oscuridad y tan a semejanza de ellas, fueron detenidas por los dioses, imponiendo el orden ante nada.
La oscuridad, no pretendiendo rendirse, aguardo en su rincón hasta que los dioses ya no les observaran, corrió a todo lo que su cuerpo y el espacio le podían otorgar y llego a donde la luz aun lloraba, ajeno a su presencia, molesto con los dioses por hacerle sentir a su hermosa luz aquel pesar, golpeo con todas sus fuerzas la muralla, pero esta no cedió, no fue hasta que la oscuridad movida por su sentimiento desesperado comenzó a juntarse a su alrededor, concentrándose en la muralla hasta que de pronto, esta se cuarteó, impresionado, comenzó a agrupar mas y mas oscuridad, la luz, impresionado por verlo de pronto, feliz se dirigió hacia donde se encontraba, la oscuridad le pidió ayuda y este obedeció, adjuntando toda la luz de su parte de la tierra en ese punto en especifico, la pared invisible comenzaba a romperse, así que, ansiosos y eufóricos, comenzaron a hacerlo con mas ahincó, los dioses se asomaron para vigilarlos, su sorpresa y furia fue tal, que sus manos descendieron para atrapar a sus dos creaciones, ante la desesperación, ambos lograron romper la muralla, los fragmentos volaron incrustándose en las manos de los dioses que las retiraron lastimadas ante el poder.
Ambos por fin libres de la muralla, corrieron hacia el otro en un abrazo necesitado, sintiendo por primera vez, el calor del cuerpo del otro, como anteriormente lo habían hecho, llevaron sus labios al del otro y se besaron, experimentando por primera vez el placer del contacto, sintiendo como ese amor que ya se tenían se hacía más grande, los dioses ante la escena, trataron de detenerla, pero la oscuridad se arremolino con la luz impidiéndoselos, cubriéndolos en un manto abrumador que no les permitía ver nada en absoluto, encapullando a sus creaciones y ocultándolos de ellos.
Ante la nueva sensación de ser tocados delicadamente por alguien ajeno, sus cuerpos se estremecían en medio de sus besos, viéndose a los ojos como siempre lo hacían, pero esta vez sintiéndose mutuamente, escuchando sus respiraciones, sintiendo el sabor de los labios del otro, explorando curiosos y fascinados cada cuerpo ajeno, suspirando ante el fino tacto de las inocentes caricias, yendo mas y mas lejos, perdiéndose y entregándose mutuamente, conociendo lo que había sido nombrado por el sentimiento; Hacer el amor.
Sin la intención de separarse, la luz y la oscuridad se abrazaron eternamente, amándose eternamente, juntos, volviéndose un ser único, la oscuridad prometió proteger a la luz, abrazándola completamente y haciéndola suya, dejando apenas ver sus atisbos para que supieran que estaba ahí, los dioses, a ellos dos, los bendijeron como esposos, comprendiendo su amor, crearon a un nuevo ser que llamaron “día”, pero los esposos juntos serian “noche”, siempre la oscuridad, abrazando a su amor, asomándose apenas para contemplar la tierra, sonriendo por doquier, mostrando su cuerpo acogido por la oscuridad, a cada parte que de él se viera, fue llamado “estrella”, dicen, que por cada vez que hacían el amor, una lagrima de felicidad caía de la luz, también la llamarón estrella, pero por su caída breve, fue bautizada “estrella fugaz”
– Así permanecerán juntos mas allá de la eternidad, la oscuridad es muy posesiva, solo deja ver un poco de su amado, pero con ese poco todos nos enamoramos, hace bien al abrazarlo, su esposo es hermoso…
Decía Sasuke mirando hacia el cielo sonriendo, Naruto lo imitaba en ese instante, el rubio bajo su vista para ver el perfil de su acompañante y sonrió igual que el.
– ¿Así que estas enamorado del esposo de la oscuridad-ttebayo?
El ojinegro volvió la cabeza ante el sonriente chico y el brazo que le pasaba tras los hombros lo ciñó para acercarlo más a él.
–…Quizás… pero estoy más enamorado de mi esposo….
Decía a la vez que se acercaba a su esposo para darle un beso en los labios que fue correspondido tiernamente, las campanas de la ciudad comenzaron a sonar y a escucharse la música y fuegos artificiales, ambos ignorando todo aquello se abrazaron aun besándose, ahí donde se encontraban, a la orilla de la ciudad, en donde estaba aquel enorme parque con bosque y lago, se recostaron en el toldo del auto sin dejar de besarse.
– Es una linda historia-ttebayo ¿En donde la escuchaste, teme?
Sasuke sonrió ligeramente, pero ante la mueca de duda de su rubio rio un poco.
– La verdad la acabo de inventar…
– ¡¿Nani?! ¡No te creo-ttebayo!
– Es cierto, quizás no te diste cuenta, pero mentalize a la luz y a la oscuridad como a nosotros mismos…
El rubio ante eso levanto una ceja mientras sonreía burlonamente.
– Ya veo-ttebayo, “¿Un hombre hermoso de aspecto sobrenatural?” ¡Pfff! ¡Jajajajaaja! ¡Ya lo creo que te describes! ¡Ególatra!
El moreno abrió sus piernas con la suya y se puso entre ellas, mientras que con una mano levantaba las dos del rubio que seguía riendo, Sasuke bufo inconforme.
– Describí a la luz con una belleza basada en las diosas, Dobe, al menos agradece
– Cuando me dijiste que las estrellas habían nacido de una historia de amor entre la luz y oscuridad, pensé que serian como los hijitos de ellos…
El moreno lanzo una carcajada, Naruto le frunció el ceño.
– ¡¿Todos esos?! ¡Dios! ¡Tenias que ser tú, Usuratonkachi! ¡Jajaja!
– ¡Cállate! ¡Solo era una suposición!
El rubio se enfurruño tratándose de quitar a su esposo de encima, pero este se reclino besándolo nuevamente, después giraron un poco para que Naruto quedara arriba, con las piernas a cada lado de la cintura de Sasuke, que lo tomaba por los hombros jalándolo para no separarse, después de ese beso, se miraron a los ojos, de pronto, algo llamo la atención del pelinegro a espaldas del ojiazul, sonrio avieso.
– ¿En verdad te gusto tanto la historia, Dobe?
El rubio asintió sonriendo.
– Entonces mira al cielo…
Este se volteo abriendo los ojos con sorpresa y después sonrojándose por completo, del cielo caía una lluvia de estrellas, ahora recordaba, que en la televisión habían anunciado algo similar, maravillado levanto su cabeza tanto como podía para poder apreciar tan esplendorosa imagen, sintió en su mejilla el pecho de su esposo que se había incorporado y lo volteo a ver con esa sonrisa de medio lado que lo había enamorado, viendo como sus ojos oscuros parecían brillar, se acerco al oído de Naruto para susurrarle algo en el oído.
–…Los esposos están haciendo el amor…Naruto…
El sonrojo que tenia se había incrementado aun mas, sonrio tiernamente para ver nuevamente la cara del pelinegro, que volvió a hablar.
–… Nosotros también deberíamos…
El rubio lanzo una carcajada pero se dejo atrapar por los brazos del moreno que lo recostaron junto a él, pasaron la noche ahí, sin dejar de ver las estrellas.
Fin.