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Soñar por Necoco_love2

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Notas del fanfic:

Hola, ¿Cómo están? Yo espero que muy bien OwO


Pues, como verán, hoy finalmente he publicado algo que no sea la actualización de Las 50 maneras. Me duele aún pensar que he perdido mi cuenta anterior, pero al mal tiempo, buena cara. Así que he decidido estrenar mi nueva cuenta con un pequeño One shot Sasunaru. Quienes ya me han leído antes (Necoco_love), más o menos ya saben el estilo y sobre las cosas que acostumbro escribir, así que no me queda más que decirles, que espero que les guste el one shot, ya que si he de ser sincera, llevaba días planeándolo pero de ninguna manera me gustaba el como comenzaba a escribirlo xD


 


Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son obra del señor Masashi Kishimoto.


 

El viento despedía un olor a hojas secas, el típico olor que anunciaba la llegada del otoño. Diversas tonalidades cafés, doradas y amarillas proliferaban por doquier, tanto en las áreas verdes como hasta en la ropa de las mujeres. Las hojas de los cerezos se secaban y caían, a la espera de que el otoño pasara y después el crudo invierno diera paso a la primavera del año siguiente. Los perros jugueteaban entre los pequeños montículos de hojas secas de los parques, y la brisa otoñal acariciaba con suavidad todo lo que a su paso estuviera. El otoño era la estación del año donde la melancolía hacía acto de presencia y el reflexionar con parsimonia se volvía algo normal. ¿Qué tan cierto podía ser eso?


 


 


 


Los pájaros revoloteaban por el cielo. Él los estaba observando impávido, recostado en una de las rejas de la azotea del edificio escolar, a donde solía huir para despejar su mente y dejarse llevar por la comodidad tan pacífica y tranquila que lo envolvía tan solo al sentarse y mirar las nubes como solía hacerlo uno de sus compañeros de clase, solo que evidentemente con menos frecuencia. Su mente, antes en blanco, comenzó a divagar entre pensamientos absurdos que no lo llevaron a ninguna conclusión específica. No estaba pensando en nada relevante. Estaba, únicamente, sonriéndole a la nada, de vez en cuando soltado suspiros apagados que rompían el silencio del lugar.


 


 


 


La brisa otoñal sopló juguetonamente, revolviendo los cabellos dorados de Naruto. Cerró los ojos, disfrutando el agradable momento. Se quedó ahí, sonriendo inocentemente, escuchando ese suave susurro que hacía el viento al soplar tenuemente.


 


 


 


 


 


Y entonces la puerta que daba a las escaleras del edificio se abrió. Naruto abrió uno de sus ojos lo suficiente para alcanzar a ver que un muchacho de tez blanca se acercaba lentamente hasta quedar justo frente a él. El recién llegado miró hacia el horizonte en el mismo instante en que la brisa otoñal acariciaba su impertérrito rostro, el de Sasuke, su mejor amigo. Sonrió.


 


 


— ¿No deberías estar abajo en el aula?—interrogó el de ojos negros.


 


 


­—Kakashi-sensei por lo regular siempre llega tarde. No me sorprendería que faltara otra vez a la clase. Además, puedo preguntarte lo mismo.


 


 


—Es diferente—replicó el Uchiha con petulancia—, porque yo, a diferencia de ti, si tengo cosas en las que pensar.


 


 


Naruto bufó, pero sin embargo no alegó nada más, permitiendo que el de cabello azabache se sentara junto a él para regocijarse en la tranquilidad de un lugar como aquél, donde el mundo exterior parecía no existir.


 


 


Aprovechando que Sasuke ahora estaba sentado, él se recostó finalmente en el suelo, usando las piernas de su mejor amigo a manera de almohada. Inmediatamente, como respuestas, Sasuke comenzó a acariciarle sutilmente los cabellos doras, dulce demostración de afecto que se permitía brindarle al rubio de cuando en cuando. Su mente se refugió en el bonito pensamiento de que Sasuke era lo mejor que le había pasado en la vida.


 


 


Muchas cosas, claro, le habían pasado en la vida. No obstante, incluso por encima de sus padres, Sasuke seguía siendo lo mejor. Se conocían casi desde que ambos se encontraban en el vientre de sus respectivas madres. Kushina y Mikoto habían sido las mejores amigas en la universidad, así como después lo fueron sus primogénitos y como después lo fueron los segundos hijos, él y Sasuke. Era como una situación que se heredaba de manera casi natural entre familias. Deidara e Itachi se habían conocido gracias a sus queridas madres, y Naruto y Sasuke lo habían hecho cuando ambas progenitoras se habían inscrito en los cursos de pilates para mujeres embarazadas.


 


 


Sasuke había nacido primero, poco después, Naruto había llegado al mundo. Desde aquél momento, repitiendo la historia de sus hermanos mayores, no habían vuelto a separarse bajo ninguna circunstancia. Si bien, aún siendo bebés solían llevarse como el agua y el aceite, en el fondo, ninguno de los dos habría querido cambiar el curso de las cosas. Si, se peleaban, se golpeaban, se acusaban mutuamente con sus madres o con la contraria, seguían el ejemplo de sus hermanos y se odiaban tan exageradamente de una acostumbrada manera infantil, que aunque rivales en todo, en el fondo, se tenían un cierto aprecio que negaban rotundamente.


 


 


Negaban el hecho de que no era lo mismo Naruto y Sasuke cada cual por su lado, separados, que Naruto y Sasuke juntos.


 


 


—Oye, Sasuke…


 


 


— ¿Si?


 


 


— ¿En que piensas?


 


 


— ¿Para que quieres saber?


 


 


—Sólo… me gustaría verificar si es que piensas en mí—dijo el rubio, sonriendo con suficiencia ante el ligero bufido que soltó el moreno.


 


 


Sasuke no le respondió. Por vana que fuese la pregunta, a Naruto le habría gustado que el de ojos ónice le respondiera justa y exactamente lo que quería y necesitaba escuchar. De cualquier manera, incluso aunque no le permitiera saberlo, en algún momento se daría cuenta. Hay cosas que no necesitan decirse, sólo pueden ser expresadas a través de las acciones o con una simple mirada. Sasuke bien podía no decirle las cosas directamente, pero a base de acciones, miradas e incluso gestos, le había demostrado lo suficiente para que el latente amor que sentía por él creciera cada vez más: que le amaba por sobre todas las cosas.


 


 


 


Y sin embargo…


 


 


—Dobe… Dobe…


 


 


 


 


 


 


 


 


—Oye, dobe, que te estoy hablando.


 


 


Naruto abrió los ojos visiblemente sorprendido. Mirado hacía el cielo y se dio cuenta que en ningún momento su mirada se topaba con el rostro impasible de Sasuke. En su lugar, no había más que el cielo. Ni siquiera se encontraba recostado en el piso. Había sido todo producto de su imaginación. Y Sasuke lo había estado llamando desde la puerta que daba a las escaleras para bajar al edificio, sacándolo de su ensoñación.


 


 


 


—Me interrumpiste, teme. Estaba en medio de algo importante.


 


 


—Si, claro, muy importante ha de ser pensar en la mortalidad del cangrejo. Anda dobe, que Kakashi-sensei ha venido y me ha mandado a buscarte.


 


 


 


—Quedémonos aquí, Sasuke—pidió—, sólo por hoy.


 


 


—Por supuesto que no, usuratonkachi. Tenemos que volver a clases y…


 


 


 


—No quiero estar solo—interrumpió el rubio.


 


 


 


No quiero estar solo y sin ti…


 


 


Sasuke accedió, muy de mala gana, consciente de la mirada que le había dirigido Naruto. Se sentó a su lado, pero Naruto ésta vez no se recostó en el suelo usando sus piernas como almohadas. Se quedaron ambos en silencio, sentados, mirando el cielo azul y a los pájaros que casualmente pasaban volando por ahí.


 


 


Naruto amaba decididamente a Sasuke. Tantos años a su lado le habían hecho aprender a amarlo de una manera silenciosa en la que sus sentimientos no importaban mucho y con la cual no fastidiaba al mayor con confesiones innecesarias e incómodas. Sasuke era la persona más asexual que Naruto había conocido jamás. Sí, le tenía mucho cariño al rubio y le quería de una manera casi posesiva, pero sólo como su mejor amigo. Nunca llegaría a amarle verdaderamente. Naruto estaba plenamente consiente de aquél pequeño detalle.


 


 


No obstante, se trataba de pequeños detalles, nimiedades que no le impedían continuar con su vida. Quizá sonaría ridículo decirlo, pero a Naruto no le importaba que Sasuke no le amara. A decir verdad, lo prefería así. Mucho mejor así. De cierta forma le avergonzaba admitirlo. Gaara, un amigo muy íntimo, insistía en que no podía vivir con aquél secreto amor como si con sólo desearlo con todas sus fuerzas fuera a ocurrir. Hay cosas que sabes que no sucederán, pero aún así estás a la espera, expectante, de que quizá, y sólo quizá, ocurra. Uzumaki Naruto había dejado de estar expectante desde el primer indicio de que amaba a Sasuke, porque su mejor amigo en ningún momento había amado a nadie y, de mente cerrada y casi un ser humano perfectamente asexual, era sumamente imposible que por lo menos Uchiha se atreviera a mirar con otros ojos que no estuvieran llenos de arrogancia a cualquier otro ser humano.


 


 


¿Por qué, entonces, parecía él disfrutar de ello, de que Sasuke fuera tan arisco sentimentalmente hablando y el pareciera un condenado a sufrir masoquistamente una tortura que por voluntad propia optaba por soportar? Tal vez porque así era más sencillo todo. Se ahorraba explicaciones cursis y tontas. Se ahorra las miradas incrédulas de Sasuke. Se ahorraba sus comentarios sarcásticos e hirientes. Se ahorraba el que Sasuke rompiera su corazón con una rotunda negativa que posiblemente afectaría severamente la amistad tan sólida que tras arduos años habían consolidado juntos.


 


 


Naruto sencillamente no quería matar su amor y cariño incondicional hacía Sasuke. Y seguramente Sasuke, en su lugar, habría hecho lo mismo.


 


 


 


Era mucho más fácil vivir engañándose. Vivir imaginando que en una realidad alterna, que en sus más profundos y fútiles sueños, Sasuke le correspondía con la misma pasión y locura con la que Naruto mismo amaba a Sasuke todos los días al despertar. Era mucho más reconfortante que enfrentarse a la realidad. ¿Por qué? Era la pregunta que Gaara le hacía incansablemente, angustiado por ver a Naruto viviendo a veces en otra realidad que no existiría nunca jamás. ¿Por qué?


 


 


Porque soñar no cuesta nada.

Notas finales:

¿Y bien? Bueno, a lo mejor consideran que ha resultado algo triste la historia porque Sasuke no corresponde los sentimientos de Naruto, pero depende del contexto con que se vea, el final puede ser relativamente alegre sin más, o verdaderamente triste.


Siempre me ha gustado la frase final, “soñar un cuesta nada”. Tenía desde hace tiempo la idea de escribir algo así, una situación utópica y feliz que a fin de cuentas no es real, pero que no hace daño a nadie a fin de cuentas, porque soñar no cuesta nada. Es gratis, y sin censuras xD Así que, sueñen, incluso hasta con lo que parece imposible. En ésta vida, nunca se sabe lo que pueda ocurrir OwO


Espero les haya gustado. ¿Merece un par de reviews? Mínimo para advertirme que debería no siempre hacer caso a las ideas que vienen a mi mente xD


Besos & abrazos, Necoco.


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