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Autostop por daniita

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Notas del fanfic:

mi segunda historia !espero que les guste!

Notas del capitulo:

es un oneshot que se me ocurrió estudiando en la universidad! para que vean que estudiar si que es productivo! jeje

pd: Harry Potter es propiedad de JKRowling, no, no lo inventé yo, aunque me habría encantado eso no lo dudo

Draco salía cabreado de su trabajo ¡había tenido que esperar tanto! Y todo eso debido a que uno de sus inversionistas se encontraba muy entretenido con su nueva conquista de veintiún años. Se masajeó la cien mientras entraba en su auto y lo hacía partir a toda velocidad. El calor era agobiante ¡era la noche más calurosa de toda su jodida vida!

Luego de la guerra el mundo mágico se había convertido en un lugar no muy placentero para residir, si es que se llevaba el apellido Malfoy por supuesto. Les habían decomisado hasta la ropa interior y sin importar las buenas labranzas que hicieran en adelante los magos parecían reacios a olvidar que en algún momento estuvieron de lado del lord, aunque hubieran estado más forzosamente que por otra cosa. Así, Lucius Malfoy y familia tomaron la decisión más impactante de sus vidas, se trasladarían al mundo de los muggles y empezarían de cero. La decisión fue un shock no tanto para el ministerio de magia sino para los propios autores. Al parecer al mundo mágico no le molestaba mucho deshacerse de ellos y, con un permiso de unos cuantos hechizos al mes destinados a sus varitas, los Malfoy pudieron abrir sus horizontes en tierra, según ellos, hostil y salvaje.

Todo eso fue hace cinco años y el trauma había quedado en el olvido. Lucius había fundado una empresa constructora y tenían un éxito tremendo. Draco, como su vicepresidente, se encargaba del trabajo sucio y de aprender apresuradamente. Ganaba un sueldo lo bastante holgado que le había permitido un departamento para él solo y una gran independencia, que se acabaría cuando cumpliera 25 años. Draco se casaría con Astoria Greengrass y no había más vueltas que darle y para ser francos, el rubio no se veía para nada molesto con aquello. Una esposa ejemplar, hijos de sangre pura y un gran empleo eran algo muy del destino Malfoy y a Draco todavía le quedaban dos años de soltería para disfrutar los placeres de la vida.

El maldito aire acondicionado dio su último expiro y Draco bufó iracundo ¿Cómo su auto último modelo podía hacerle tal ofensa? Levantó su varita pero se abstuvo de hacerlo. Estaba a final de mes y le quedaban muy pocos hechizos para desperdiciarlos en algo tan mundano, además no podía olvidar el cupo de hechizos que mantenía guardado para perturbar a Finnigan, aquel estúpido ex gryffindor que se había hecho auror, al que le habían dado el difícil trabajo de revisar los hechizos que hacía al final de cada mes. Draco adoraba como su cabeza asemejaba al de un tomate a punto de estallar cuando revisaba sus hechizos lubricantes, estimulantes anales entre otros que el rubio dejaba adrede. Ah, el placer de un poco de sadismo al final del mes le daba un ligero aliento de paz para continuar con su agotador trabajo y nada, ni siquiera el maldito calor de aquella noche de verano, sería capaz de privarlo de ello.

Giró con brusquedad en una curva. En el movimiento, el periódico que tenía en la guantera salió disparado y calló sobre el asiento del copiloto. Era Corazón de Bruja. Draco se lo había comprado por un rumor de Pansy, a la que pocas veces podía ver, en donde habían escrito algo de él que le podía interesar. Aquel artículo de su interés no había resultado más que una breve explicación  de quien era el prospecto de la atractiva Astoria Greengrass y habían escrito su nombre como Dreico Malfoy ¡por favor! Ni que lo hicieran adrede para mermar su paciencia. Lo que sí había encontrado extensamente había sido un artículo del palurdo de Potter. Al parecer, el cara rajada tenía pensado formalizar su relación con la más menor de los Weasley yéndose a vivir juntos pero no a cualquier parte, sino que al mismísimo mundo muggle, para, según palabras de Potter, escapar de los paparazzi que llegaban a recolectar su orina cada vez que entraba al baño de algún bar que frecuentaba con sus amigos. La foto de primera plana era de un abrigo humanoide que se habría paso entre empujones. Un asomo de cabellera roja y lentes cuadrados y poco agraciados indicaban que la parejita de oro se hallaba oculta en él. Draco rió de buena gana, un poco de tortura a Potter también le subía el ánimo al final del mes en especial  luego del agravio conferido por aquel minúsculo y estúpido artículo que hablaba de él.

Abrió la gaseosa que se había comprado y dio un sorbo para luego colocar uno de sus cd de música clásica que lo relajaban rotundamente. Aunque las tonadas de Mozart en ese momento no coincidían con sus bramidos y sus giros violentos para llegar lo más rápido posible a su tina aunque por el camino los gatos, lobos y chupacabras de la carretera tuvieran que pagar las consecuencias. Iba en una de esas vueltas cuando las luces de su auto apuntaron hacia una criatura que se hallaba a apenas dos metros de él levantando un dedo. Draco bizqueó un poco y no porque necesitara de los antiestéticos lentes (aunque estaba seguro que en él se verían de fábula) sino porque no podía creer su suerte ¡y aquel que parecía convertirse su peor viaje en la carretera estaba por volverse en uno memorable! Sin querer, se relamió los labios ante la silueta masculina que tenía ante su vista. Era un joven alto y moreno tan sudado que la ropa se le pegaba maliciosamente al cuerpo y el cabello oscuro se le venía encima del rostro, cubriéndolo en grandes partes. Malfoy se arregló el cuello de la camisa y aminoró la velocidad de su auto. Aquellos dos años que le quedaban de soltería serían para él monumentales. Le importaba un comino con quien estaba, siempre y cuando fuera él la varita en el caldero y de seguro que ese joven, agradecido por ser recibido por tan buen anfitrión en tan increíble auto en una carretera tan poco concurrida, aceptaría feliz de ser su caldero de pociones.

Cuando detuvo el auto observó como el joven corría hacia la ventana de su auto corriéndose el cabello del rostro en un embozo de hablarle, pero cuando lo hizo tanto Draco como el otro joven prorrumpieron en gritos tan agudos que parecían muchachitas salidas de una barata película de terror.

-         ¡MALFOY!

-         ¡POTTER!

Se miraron sin poder creerlo por lo que fueron horas y horas. Draco en estado de shock y Potter sin saber si salir huyendo o no. ¿Cómo era posible que aquel joven atractivo que había parado en la carretera fuera ni más ni menos que su más detestado enemigo del colegio, el cara rajada de cabeza de cagadero de pájaros? Carraspeó un poco recuperando la compostura antes que el idiota de Potter y le habló desdeñosamente

.-         Potter, que agrado, y yo que pensaba que mi día no podía volverse peor.-         Lo mismo digo.

-         ¿Qué haces en medio de la carretera a estas horas y con aspecto de perro apaleado?

-         No es de tu incumbencia.

-         Bien, entonces nos vemos luego. yo que tú esperaría sentado a que otro buen samaritano te recoja a estas horas. bonne chance!Estuvo por hacer partir el silencioso motor de su auto cuando una de las manos en garra de Potter le sostuvo el manubrio. De verdad que se veía desesperado.

-         llevo una hora esperando que pase un auto. Eres mi última esperanza.Draco levantó una ceja divertido y soltó la llave del motor.

-         ¿a sí?

-         Por favor…

-         ¿sólo vas a decirme eso?

Potter rodó los ojos cabreado.

-         te lo ruego gran Malfoy, poderoso mago, el más grande de todos los tiempos…

-         te falta decir algo.

-         ¿Qué?

-         Que soy mejor que tú

.-         ¡por favor, Malfoy! Dejamos de tener once años hace bastante tiempo.

-         Sólo dilo o te quedarás a merced de las bestias de esta carretera.

Potter se mordió los labios.

-         mejor que yo…

-         no era tan difícil aceptar la verdad ¿no lo crees? – carcajeó - ¿A dónde vas?Potter le indicó al dirección con desgana.-         voy cerca. Te puedo dejar en un lugar donde puedes tomar un taxi y… ¿Dónde diablos está tu varita?

-         Es una larga historia – afirmó Potter mientras abría la puerta del auto y se sentaba sin pedirle ninguna clase de permiso a Malfoy.

 Potter parecía dispuesto a quedarse dormido durante el viaje pero Draco no le tendría piedad, no sin antes explicarle como diablos había terminado en medio de aquella carretera sin su varita o celular. Lo remeció con fuerza cuando lo vio entregándose a los brazos de Morfeo. Cuando lo hizo, le quedó el sudor de Potter en la palma y Draco se desesperó por encontrar algo con que limpiarse así que obligó a Potter que le sacase de la guantera sus pañuelos desechables. Potter accedió a regañadientes.

-         me debes una explicación.

-         Malfoy, he tenido un día horrible, sólo te pido un poco compasión…

-         ¿se te olvida con quien estás hablando? O me dices como terminaste sentado en mi auto…

-         Tú me dejaste…

-         No eso, el por qué de las circunstancias o te abandono en algún pastizal.

 Potter se sobó los ojos que, por alguna razón, no llevaban anteojos.

-         ¿y tus horribles anteojos?

-         Los dejé.

-         ¿en el mismo lugar donde dejaste tu varita, celular y tu sentido común?

-         Algo así.

-         ¿Dónde?

Potter se sonrojó un poco ¿eso le había parecido lindo? Para nada, no era más que una muestra de debilidad. Potter era tan insignificante.

-         no quiero hablar de eso.

-         no te lo estoy pidiendo, es una obligación y antes que me alegues Potty, no estás en condición de protestar.

Potter bufó.

-         contigo como compañía si prefiero perderme en la carretera.

-         Pero me rogaste que te dejara entrar así que no me parece muy cierto. Y bien ¿Qué sucedió?

-         No me agradaría hablar de eso, lo digo en serio.

-         Por favor ¡ni que fueras un bestialista empedernido y te encontré teniendo sexo con un caballo! – los ojos de Potter se abrieron de par en par - ¡sólo escúpelo!

-         Pero si le dices a alguien….

-         Sí, no te preocupes, pretendo grabar esto y entregárselo a Rita Skeeter.Potter miró por la ventana, al parecer, juntando algo de fuerzas.-         ¿sabes que hace poco Ginny y yo estamos viviendo juntos?

-         Me enteré, dime algo más interesante ¿quieres?

-         Bueno, estamos quedándonos en una casa aquí en el mundo muggle porque el mágico es insoportable. Bueno, estábamos paseando con Ginny en el auto. Hablando de la vida ¿sabes? Y salió el tema de tener hijos o no. Yo le dije que me encantaría que tuviéramos, siempre he querido tener una familia – jugueteó con el borde de su empapada camisa y Draco se controló otra vez por no encontrarlo tierno. Si esos pensamientos seguían, se golpearía la cabeza contra el manubrio – y ella me dijo que pensaba seguir en el quidditch profesional y que no tenía intención de quedarse en casa cuidando a nuestros hijos mientras yo me daba la “gran vida” – enfatizó lo último con los dedos – y bien, tuvimos una discusión, está aumentó de tamaño y…

-         ¿y que?

-         Bueno, detuvo el auto…

-         ¿lo detuvo? ¿así que ella estaba conduciendo?

-         ¡no seas machista, Malfoy! - Malfoy se encogió de hombros, divertido – sólo que recién estoy tomando un curso de conducir y…

-         ¿me tratas de decir que el gran buscador de hogwarts le cuesta apretar un par de pedales y girar un manubrio?

-         No seas antipático.

-         Es sólo que cada día me impresionas más, que te puedo decir.

Potter le sacó la lengua y Draco soltó una violenta carcajada.

-         vete a la mierda Malfoy

.-         Pero tú primero, después de contarme como siguió tu interesante historia claro.

-         Bien, resultó que detuvo el auto, sacó su varita, me apuntó…

-         Esa Ginny es de armas tomar…

-         Y me pidió que me bajara del auto. Lo hice, partió el auto y se marchó. Tenía mi varita en la guantera y no atiné a tomarla.

-         Si que eres un genio, Potty.

-         Bien, ya me expuse ante ti ¿feliz? -

         No lo suficiente, pero sí, aunque complacido sería la palabra correcta.

Potter rodó los ojos. Malfoy pensaba hacer inolvidable ese viajecito.  Por el camino Draco pudo corroborar que viajar acompañado era más entretenido que solo aunque su compañía no fuera ni más ni menos que el niño-que-vivió. Se pasaron gran parte del viaje haciendo lo que mejor sabían hacer, pelear. Empezaron con pequeños insultos, ofensas infantiles muchas de esas dichas por Draco obviamente hasta que estas empezaron a subir de nivel y contención. Potter ardía de rabia con las aseveraciones burlescas de Draco acerca de que la sangre sucia de Granger se había ganado toda una flamante esposa con Weasley que lo único que hacía era calentarle la cama, si es que era capaz de calentar a la desabrida de la sabelotodo. Potter defendió a sus amigos diciendo que por el hecho de que Hermione fuera quien trabajara y Ron se quedara en casa no por eso eran mejor o peor pareja que las otras y que sus conceptos de relación eran tan anticuados como los ideales del lord. Draco lo taladró con otra replica molestosa y Potter amenazó con bajarse del auto más de diez veces seguidas durante toda la charla. Veces en que Malfoy lo detenía varita en mano. El calor sólo hacía que su mal genio fuera en aumento.

La conversación tomó un punto en que ya ni siquiera podían mirarse a la cara. Potter seguía jugando con el borde su desastrosa camisa, exponiendo de vez en cuando su increíble abdomen y Draco desviaba la mirada furibundo por encontrarse atraído por tan mal pedazo de carne. Debía ser a que estaba a régimen y que sus hormonas le estaban jugando una mala pasada, de seguro que en cualquiera otra situación, hubiera encontrado también atractiva a McGonagall o a la señora Norris.

Cuando las aguas decantaron volvieron a hablar tímidamente, empezaron con lo más cercano y menos peligroso que tenían en común, el quidditch. Y luego la conversación siguió avanzando hacia temas del colegio. Recordaron divertidos las peleas infantiles que habían tenido y luego se volvieron sombríos cuando llegó la época de la guerra.Se volvieron a sumir en el silencio hasta que Potter hizo algo totalmente ofensivo, se encontraba dispuesto a cambiar  su música.

-         ¿Qué haces?

-         ¿de verdad no te aletarga todo esto? Vamos, eres joven, deberías…

-         Deber ni nada. es mi vida y no tienes derecho a meterte en ella.

Ahora fue Potter quien prorrumpió en carcajadas.

-         está bien. Lamento haberte pasado a llevar. Es sólo que… ¡me aburre rotundamente!

-         ¡que simple eres! ¿Cómo no puedes apreciar Primavera de Vivaldi?

 -         Vamos, algo de rock no te producirá un coagulo cerebral. – sacó el cd de la radio conteniendo con una mano a Draco que luchaba por defender sus intereses – veamos que hay en la radio…

-         ¡te lo advierto Potter! Si sigues haciendo lo que estás haciendo lamentarás que el lord no te hubiese liquidado a tiempo.

-         ¡relájate, hurón! Sólo quiero darle un poco más de vida al viaje, eso es todo.

-         ¿Cómo te atreves?

-         ¿ves? ¿no te agrada más?

-         Suena como si le estuvieran quitando los intestinos a un gato en vida.

-         ¿no conoces a los Guns N' Roses? ¿Dónde has estado? ¿viviendo bajo una roca?

-         ¡cállate, Potter! ¡tú y este maldito calor me exasperan!

Aquella extraña y esquizofrénica música que Potter había titulado de rock continuó, consiguiendo que el calor que reinaba en aquel pedazo de metal en donde estaba sentado fuera creciendo hasta hacerse asfixiante. Estaba demasiado cabreado con Potter y su estúpida imposición de la música como para querer dirigirle la palabra durante el camino y verlo cantar y bailar a su lado sólo quería hacerle chocar el auto contra algún tronco o aventarse a algún precipicio. Tomó lo poco que le quedaba de soda y en vez de beberla se la echó encima, abriéndose una gran cantidad de botones de la camisa y dejando que parte del líquido que deslizara por su pecho lampiño y tonificado ¡eso si que refrescaba! Cerró los ojos un par de segundos disfrutando de la sensación, pero conciente que era él quien llevaba el manubrio así que cuando los abrió de mala gana se encontró con los ávidos ojos de Potter encima de él brillando de una manera ¿Cómo se podría describir? Una manera animal.

Cuando el moreno se dio cuenta que Draco lo había pillado, enrojeció hasta la punta del cabello hasta parecer el hermano perdido de los Weasley y desvió la mirada torpemente, enredándose con el cinturón de seguridad. Draco sonrió sórdidamente ¿aquella no había sido una miradita de deseo? Se arregló el cabello, conciente de su gran atractivo etéreo y, aminorando la velocidad, le susurró a Potter.

      -   Harry ¿no tienes calor?

-         ¡¿calor?! ¡para nada!

-         ¿seguro? Porque te veo todo sudado…

-         No es nada…

-         Así no sudas por calor ¿eh?

-         No, no, vamos Draco…Malfoy, pone el acelerador que quiero llegar a mi casa.

-         ¿con tu adorada Ginny que te abandonó en medio de una desolada carretera?

-         ¡no seas carbonero y pon el acelerador, vamos cambia alguna palanca y dale velocidad al auto!

-         ¡sí que no sabes nada de autos, Potty!

-         ¡vamos! Se hace tarde…

En un impulso, Potter se sacó el cinturón de seguridad y se abalanzó hacia la caja de cambios. Para mala suerte de él agarró otra cosa que se encontraba cerca de su destino.

-         Oh… Malfoy… te prometo que yo… ¡esto fue accidental!

Potter levantó las manos como si lo hubiesen pillado haciendo un crimen. Por mientras Draco detenía el auto.

-         acabas de cometer la peor injuria de todas, Potter – habló Draco con su mejor tono amenazador – mereces un castigo.

-          Verás, Draco, yo sólo quería…

-         Al asiento trasero.

-         ¡¿Qué?!

-         Me has escuchado. Ahora sólo has caso.

-         ¿te has vuelto loco?

La sonrisa que se apoderó del rostro de Draco hizo que el rostro de Potter palideciera de tal forma que asemejaba un cadáver.

-         ¿te lo parezco?

-         Será mejor que me baje del auto…

Malfoy usó inteligentemente uno de sus últimos hechizos en la varita. De pronto Potter descubrió que no había forma de abrir la puerta, ni siquiera azotándose contra esta. Se había quedado atrapado en el nido de la serpiente.

La sonrisa de Malfoy iba en aumento mientras más Potter se esforzara en salir.

-         sabes Malfoy, esto ya no está siendo divertido.

-         Para nada, se va a volver divertido. Te lo aseguro.

Con un movimiento sagaz se sacó su cinturón y se abalanzó sobre el desprevino ex gryffindor. Potter estaba al borde de un ataque de pánico.

-         creía que te había ordenado que te fueras al asiento trasero.

-         Te lo advierto Malfoy… cuando recupere mi varita…

Malfoy colocó provocativamente su varita sobre los labios de Potter.

-         ¿por favor? No te quiero devolver al Sectumsempra de sexto año.

Potter apretó los dientes y se levantó de su asiento. Draco lo siguió, entretenido.

-         ¿ves que no era tan difícil hacerme caso? - Potter lo taladró con la mirada - ¿Qué? ¿acaso hay algo en esta situación que te desagrada?

¡Aquello sí que se estaba volviendo interesante! En realidad, no cabía del asombro con la transformación de Potter. Lo recordaba como un eterno púber incluso a los diecisiete años. Demasiado bajito y flaco para parecer el héroe mágico, con el cabello igual al cagadero de sus lechuzas, los ojos verdes miopes y la boca tozuda ¿en donde se había metido que lo habían dejado así? su aspecto de renacuajo había pasado a ser el de todo un semental. Había crecido sus buenos centímetros, no era tan alto como él, y no poseía su garbo pero eso era algo con lo que se nacía, no se hacía. Pero en lo demás no estaba nada mal. Al parecer, el quidditch y el trabajo de auror le habían sentado de maravilla dándole un pecho grande y fornido y una espalda para morir. Sus ojos sin los anteojos eran increíbles y resaltaban por completo en su deliciosa piel tostada. Draco no pudo controlarse y repasó su pecho por debajo de la camisa. El sudor no le molestó por completo, todo lo contrario, lo éxito aún más. Y el gemido rebelde que se escapó de los gruesos labios de Potter sólo hizo que avivara su fuego hasta el borde de un incendio.

-         Harry...

  -       ¡no!

-         Deja de pelear….

-         Te lo digo, Malfoy…

Pero no lo dejó terminar. Se lanzó con hambre sobre sus labios y se los lamió con tal fuerza que les sacó sangre. Potter se hallaba indefenso debajo de él, pataleando como un insecto que se había quedado de espaldas, incapaz de quitarse a Draco de encima.

- ¿te gusta esto, Harry? ¿Es de tu agrado? – le susurró seductoramente al oído para luego lamer su oreja y su cuello mientras con sus manos jugueteaba con sus tetillas. Haciendo a Potter gemir roncamente.

-         Sólo… sólo…

Pero Potter era incapaz de articular algo más. Malfoy lo estaba dejando hecho una masa temblorosa de gemidos entrecortados y enrojecimiento. Volvió a besarlo, quitándole a la vez la camisa de un tirón y le besó el pecho en toda su extensión, mordiéndole las tetillas, follándole el ombligo, mandándole ráfagas de electricidad cada vez que se acercaba rastreramente hacia su zona baja, mostrándole una gran sonrisa cuando le señaló con saña la gran erección que tenía guardada en el pantalón.

-         oh, si que encuentras asqueroso lo que te estoy haciendo, tu amiguito me está apuntando muy malhumorado.

-         Malfoy, por favor…

-         No te preocupes, pretendo seguir – le desabrochó uno de los botones del pantalón – y seguir – le bajó la cremallera – hasta el final. – le sacó de  un golpe el pantalón y los boxer y se dio una merienda visual con la polla altiva y sonrosada de Potter a su completa disposición.Por un momento pensó en torturarlo, dejarlo con las ganas hasta que le clamara atención, pero él estaba tan caliente como para seguir en juegos preliminares. Se metió la polla de Potter en la boca de un golpe dejando salir un gemido tan potente de la garganta del moreno que pensó que sus ventanas no resistirían tal frecuencia y se quebrarían. Gracias a Merlín aquello no ocurrió y Malfoy empezó una succión vertiginosa, llena de abruptas vueltas que hicieron que Potter se tapara el rostro de vergüenza por lo increíblemente bien que se estaba sintiendo.

Cuando el moreno parecía al borde de la erupción Draco se alejó con una sonrisa gigantesca que se acrecentó aún más cuando Potter lo encaró.

-         ¿Por qué te detienes?

-         ¿Qué? ¿acaso no eras tú el que quería que esto no empezara en un comienzo? Bueno, ya te hice caso. Te hice un mal y pretendo dejarte tranquilo. Puedes ponerte tus pantalones si quieres y…

El agarre del moreno en su muñeca le iba a dejar marca pero Draco no estaba pensando en ese momento en moretones. Los labios de Potter sobre los suyos lo hicieron perder el dominio de la situación  por unos espantosos cinco minutos. Cuando volvió en si, agitado, tan sudado como un caballo de carrera y con la punzante erección de Potter restregándose contra su trasero supo que si no volvía a tomar el control aquello se le escaparía de las manos.

Sujetó con firmeza a Potter contra el asiento trasero y utilizó benditamente otro de sus últimos hechizos en algo de lo que no se arrepentiría. Potter se arqueó de placer cuando el hechizo lubricante chocó contra su próstata. Draco se bajó la cremallera y dándole un casto beso en los labios lo penetró con una fuerza abominable.

Potter, sin importar el dinero de su cuenta de Gringotts que le ofreciera jamás podría convencer a Draco de su heterosexualidad luego de los gemidos que estaba escuchando. Porque esos gemidos, eran los gemidos más excitantes y enloquecedores que solo una rotunda loca podía hacer. Malfoy pensó taparse los oídos porque si seguía escuchando a Harry bramar de esa manera se derramaría antes de haber empezado la verdadera diversión. Hizo acopio de fuerzas y continuó su faena, dejándose derrumbar a veces por los fantásticos decibeles que salían de la garganta del moreno. Luego de unos minutos se dejó vencer y embistió a Potter y a sus benditos gemidos hasta que sus articulaciones crujieron, sus músculos se contrajeron peligrosamente y sus huesos por poco se partieron. Potter se vino tanto sobre su pecho como en su oído, gimiendo aún más enloquecedoramente en su tímpano como si Draco fuera un jodido sordo y sólo así pudiera darse cuenta que había acabado.

 Se quedaron quietos por un buen tiempo, demasiado agotados como para moverse, menos pensar. Fue Potter quien despertó primero del trance en que se habían sumido y remeció a Malfoy.

-         Draco, Draco. Nos quedamos dormidos… ¿Draco?

-         Me encanta como dices mi nombre.

Potter se sonrojó abruptamente.

-         vamos – desvió la mirada – ya es demasiado tarde. Debemos continuar.

Malfoy miró con pereza el reloj y se levantó de encima de Potter de un brinco ¿Cómo le había pasado tanto tiempo encima sin que él se diera cuenta?-         ¡por Merlín! ¡tengo trabajo mañana!

-         ¡yo también!

-         Sí, sí. Vamos. Ya te limpio – ocupó el penúltimo hechizo que le quedaba para esos días en limpiarse él y a Potter para que pudieran regresar a sus asientos no pegajosos y sudados.El resto del trayecto fue en un silencio apenas mitigado por el rock satánico que salía de la radio que a esas alturas ya no molestaba en lo más mínimo a Draco. Harry estaba eternamente sonrojado y aquello no conseguía más que enternecer molestosamente al príncipe de las serpientes.

El sueño se había apoderado de Potter el tiempo suficiente para que se despertara abruptamente en el asiento del copiloto al escuchar el portazo que daba Draco al salir del auto. Se asomó curioso por la ventana incapaz de asimilar en donde estaba.

-         hey, Draco… esta no es mi casa.

Malfoy, que se hallaba haciéndole señas al conserje de aquel lujoso departamento para que le abriera, bufó risueño.

-         no, te aseguro que es más lujoso que tu casa.

-         ¿Por qué no estoy ahí?

-         Porque a estas horas lo único que podrás conseguir es una acequia y un par de ratones mordisqueándote las tripas luego que te pillen algunos ladrones si tratas de pedir un taxi y mi departamento es lo más cercano a un lugar seguro  que podrás encontrar.

-         ¡no! ¡no puedo! ¿Qué pensará Ginny?

-         Que es una idiota por dejarte a ti – le abrió la puerta del copiloto y se acercó seductoramente a su oído – solo en una carretera a merced de un slytherin ¿te vas a bajar?

-         ¡ni lo sueñes!

Draco lo apuntó disimuladamente con su varita.

 -         ¿por favor?

 Sí, Ginny se iba a dar de golpes contra la pared igual que Dobby cuando pensara la tamaña idiotez que había cometido al obligar a Harry Potter se bajara del auto, en la misma carretera que frecuentaba Draco Malfoy.  

fin

Notas finales:

listo! si les gustó o la encontraron espantosa mandenme un comentario para enterarme. nos leemos luego!

KiSS


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