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Otro tipo de belleza por Yulya18

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Notas del capitulo: Disclaimer: los gemelos no me pertenecen, el personaje de Bruno si, peor no lo quiero xD

Y aquí regresé con una nueva historia. Espero que les guste. Está basada en un accidente que me ocurrió hace seis meses y que tuvo las mismas consecuencias que las de Bill. Felizmente yo si tengo a mi gordito a mi lado, que me apoyó desde siempre.

Esta historia va para ti, Joel Reginald Túllume Chafloque. Te amo!!!!!!

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Otro tipo de belleza

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- Bill, que sorpresa verte. ¿Te operaste? – escuché que decía una voz a mi lado. Una voz que trajo a mi mente recuerdos, muchos de los cuales había querido dejar atrás.


Flashback

Nunca había pensado que mi vida fuera a dar un cambio tan dramático en cuestión de segundos.

Para cuando este incidente sucedió ya cursaba mi segundo año de universidad. Estudiaba danzas contemporáneas y de acuerdo con mis maestros, tenía muchísimo potencial. Yo también creía eso.

Recuerdo que apenas ingresé a la universidad, conseguí novio. Su nombre era Bruno. Bruno Nadinger. …l era apenas dos años mayor que yo y estudiaba derecho en la misma universidad. Ya tenía un año de relación con él y sentía que era el amor de mi vida. Con tanto tiempo de relación, en verdad había creído que nuestra relación sería muy fuerte. Pero no tenía ni idea de lo equivocado que estaba.

Un día, él tuvo que quedarse hasta más tarde que yo en la universidad, por lo que decidí irme solo a casa. Fue una mala decisión. Ya estaba llegando a mi casa cuando de la nada, apareció un auto y casi me arrolló. Felizmente no lo hizo, pero eso no quiere decir que hubiera salido ileso del accidente. Al caer a un lado, no me di cuenta que habían una gran cantidad de vidrios rotos al lado del camino y justo vine a caer encima de todo eso.

Apareció bastante gente, algunos de los cuales me conocían y fueron a avisar a mis padres inmediatamente. Otro de los hombres se había acercado a mí y estaba analizando los daños, a la vez que avisaba a un hospital. Definitivamente no fue un buen día.

Para cuando salí del hospital ya era de madrugada. Y las heridas eran de un tamaño considerable. Pero la que más me preocupaba era la herida a un lado de mi rostro. Mis padres, Gordon y Simone, estaban muy preocupados por mí, pero yo traté de mantenerme calmado, con el fin de no preocuparlos más de lo que ya estaban. Pero al llegar por fin a casa, algo más me preocupó.

No había podido avisarle a Bruno del accidente que había tenido, y recién en ese momento fue que le mandé un mensaje a su celular. Me contestó asustado y vino a mi casa rápidamente. Como mis padres sabían que salíamos, lo dejaron pasar a verme sin problemas.

Vi en su rostro la preocupación que sentía por mí, pero igual tenía miedo.

- Hola, Bruno. – le saludé despacio.

…l no me respondió, solo entró a la habitación y se sentó a mi lado en la cama. Acarició el lado de mi rostro que no se encontraba lleno de vendas, un gesto que calmó un poco a mi desbocado corazón.

- ¿Cómo te sientes, Bill? – me preguntó en susurros.

- No lo sé.

- ¿Qué te pasó exactamente? ¿Por qué no me avisaste antes? – me preguntó nuevamente.

- Un auto casi me atropella, pero solo me tiró a un lado del camino. Pero habían muchos vidrios y caí ahí.

- ¿Y por qué no me llamaste antes?

- No podía. Lo siento, mi amor. – le dije bajando la cabeza. Luego levanté mi mirada y lo miré con miedo. – ¿Me vas a dejar después de esto? – le pregunté, señalando mi herida.

Vi como su mirada se endureció y me tomó en sus brazos antes de responderme.

- Nunca te voy a dejar Bill. Esto solo ha sido un accidente. Muy pronto volverás a ser tan hermoso como siempre. – fue lo único que me dijo.

‘Hermoso.’ Aparentemente eso era lo único que le importaba. Que recuperara mi belleza. Mentiría si dijera que yo no esperaba eso también. Ya quería recuperarme y seguir con mi vida, dejando todo esto en el pasado. Pero no fue posible. Había quedado una cicatriz grande en el lado derecho de mi rostro. Mis papás y yo consultamos con varios cirujanos, buscando una forma de deshacerme de la cicatriz. Pero todo ellos concluyeron que debía esperar por lo menos 6 meses antes de operarme.

Y aparte de eso, la operación iba a ser cara. Mi familia no es pobre, pero tampoco podíamos costearnos un lujo como ese. Yo mismo estaba en la universidad becado. Por lo que tal vez la cirugía tendría que esperar. Sé que mis padres se esforzarían mucho para conseguir ese dinero, pero tampoco quería que se mataran trabajando para obtenerlo. No quería que tuviera que ser así.

Por lo menos podía estar tranquilo. Mi pareja me amaba, y no me dejaría nunca. A él no le importaba que tuviera esta cicatriz y eso me hacía muy feliz.




Sin embargo, debí suponer que eso no podía durar mucho tiempo. Pasadas las semanas luego de mi accidente, y cuando fue claro que la cicatriz estaría ahí, visible por mucho tiempo, sentí como mi pareja comenzaba a alejarse de mí. Al principio eran simples excusas como que tenía muchos trabajos de la universidad por hacer. O que tenía reuniones familiares. Al inicio no quería aceptarlo, pero luego no podía negármelo a mi mismo.

Bruno iba a dejarme.

Ya estaba esperando el día en que él me lo dijera, cuando en una de las pocas veces en que nos vimos me invitó a una fiesta.

- ¿Una fiesta, dices? – recuerdo haberle dicho.

- Si, mi amor. Vamos a una fiesta. Es una cosa de unos amigos de la facultad, así que quiero que vengas conmigo. Quiero que todos mueran de envidia al ver al chico tan hermoso que tengo a mi lado. – me dijo y me sentí volar con sus palabras. Después de todo, parecía que todo lo anterior no había sido más que paranoias mías.

Más equivocado no podía haber estado.

Cuando llegó el día de la fiesta, me dediqué a arreglarme con espero. Peiné con mucho cuidado mi larga cabellera negra, hasta que éste brillaba y dejé que cayera en forma natural, enmarcando mi rostro. Me maquillé también con cuidado, logrando disimular muy bien la cicatriz. Y complemente mi maquillaje con un pantalón negro muy ajustado, una camisa negra con estampados y una casaca de color blanco.

Llegué a la fiesta y de inmediato busqué a Bruno. Nos divertimos por unas horas y en un momento él se disculpó. Pasaron más de 10 minutos y me preocupé porque aún no regresaba, así que decidí ir a buscarlo yo mismo. Fui por toda la casa, hasta que lo hallé. Pero el desgraciado no estaba solo. Estaba en una de las habitaciones con un chico debajo de él. Ambos estaban a la mitad de desvestirse. Bruno me miró y sonrió, antes de volver a besar al chico con el que estaba.

En ese momento, sentí como si me hubieran dado un fuerte golpe en el pecho y me hubieran sacado todo el aire. Ni siquiera podía salir de esa habitación porque las piernas no me respondían. Solo podía seguir mirando la escena que se desarrollaba frente a mis ojos y escuchaba desde lejos los sonidos que ambos hacían mientras se tocaban. Lo que sentí después, fue que me empujaban, sacándome de aquella habitación y de la casa.

Y fue en ese momento que lo conocí. Al chico que me había sacado de aquel lugar. Me llevó a un café muy cerca de ahí, mirándome fijamente, como esperando que dijera algo. Pero yo aun seguía en estado de shock.

- ¿Estás bien? – me preguntó cuando el silencio se le hizo insoportable.

Solo subí los hombros a modo de respuesta.

- Lamento que hayas tenido que ver eso. – comenzó a decir, logrando atraer mi atención con su suave voz. – Yo había escuchado algo de lo que iban a hacer hoy en esa fiesta, pero no pude evitar que los vieras. – mis ojos se abrieron al máximo cuando me dijo esto.

- ¿Tú… tú lo… sabías? – tartamudeé.

- Escuché de eso hoy en la cafetería de la universidad.

- ¿Estudiamos juntos? – le pregunté. La verdad es que nunca antes lo había visto.

- Si. Tú y yo estamos en el mismo edificio, pero yo estudio música. Por cierto, mi nombre es Tom. Tom Kaulitz.

Había escuchado ese apellido antes. Los Kaulitz eran de las familias más importantes de toda Alemania, eran muy influyentes y muy ricos. Y sin embargo, Tom no parecía ser alguien prepotente como se supone que son los niños ricos. Eso me sorprendió de buena manera. Además, me había demostrado ser muy amable durante la fiesta.

- Yo soy Bill Trümper. – le dije con una ligera sonrisa.

Así fue como nos conocimos, y con el paso del tiempo, esa amistad solo se intensificó, gracias a que a él tampoco le importaba mi cicatriz. En realidad era la única persona, aparte de mis padres, con quien podía hablar sabiendo que me miraba a los ojos y no a la cicatriz.

También noté como en la universidad nos miraban raro cuando nos veían juntos. Es que nuestros estilos eran tan diferentes. …l tenía largas trenzas negras y usaba ropas muy sueltas, como de rapero, mientras que yo me maquillaba y usaba ropas súper ajustadas. Pero igual éramos muy buenos amigos. Y él fue un gran apoyo cada vez que veía como mi ex pareja se paseaba con su nuevo novio por la universidad.

Gracias a Tomi, como le decía yo de cariño, me animaba a salir a todos los lugares donde antes había disfrutado, pero ahora lo hacía en su compañía. Hasta el día en que nuestra amistad comenzó a dar un cambio que no había esperado.

Habíamos salido al cine un fin de semana y él como siempre me acompañó hasta mi casa. Así de educado era. Pero al despedirse de mí, sentí algo diferente alrededor nuestro. …l me miraba fijamente, como si quisiera decirme algo, pero no se atreviera o algo parecido. Y cuando iba a abrir la boca para preguntarle si todo estaba bien, él se acerco a mí.

- Gracias por la salida Billa. Me divertí mucho hoy. – me dijo, con su rostro cercano al mío.

- Gracias a ti Tomi, por aceptar ir a ver una película de animación. Sé que no es tu género favorito. – Vaya que lo sabía. Siempre habíamos peleado porque yo quería ver dibujos animados y él prefería las películas de acción.

- Debo admitir que estuvo bien. Pero no diré nada más. – me respondió riendo.

Luego se puso serio y continuamos mirándonos fijamente. Yo estaba un poco nervioso y no se me ocurría nada más que decir. Pero tampoco fue necesario. Tom se acercó más a mí y lenta y suavemente sentí como depositaba un beso en mi mejilla… encima de mi cicatriz.

Se separó de mí y me sonrió una vez más antes de despedirse e irse a su casa. Cuando reaccioné, él ya se había alejado bastante, pero aún podía sentir sus labios sobre mi mejilla. Entré a mi casa y me dormí pensando en él.




Durante los siguientes días no tocamos el tema del beso, supongo que a ambos nos daría vergüenza hablar de eso. Cuando pasó una semana desde ese día, volvió a pasar lo mismo. Tom me llevaba a casa y cada vez que se despedía, me daba un beso en la mejilla. Esta rutina duró cerca de dos meses. Meses en los cuales, yo ya me había acostumbrado a ese suave beso, y ahora añoraba que fuera el final del día para recibirlo.

Y fue en ese momento que me di cuenta de algo. En todo ese tiempo no había pensado ni un solo momento en Bruno. Cierto, aun lo veía paseando por la universidad con su pareja, pero no había pensado en él mas allá de eso. Todo mi tiempo era ocupado entre las clases de danza y Tomi. Y así como Tom había entrado a mi vida, volviéndose en mi mejor amigo, ahora me daba cuenta que había entrado en mi corazón y se había vuelto la persona a la que quería con toda el alma.

Estaba completa e irremediablemente enamorado de mi mejor amigo. Y por eso, ya no sabia que hacer. Quería estar con él pero, ¿y si él no me quería de la misma manera?

Afortunadamente, no pasó mucho para que tuviera mi respuesta. Sucedió en otra salida al cine que tuvimos. Era el estreno de “Eclipse” y Tom había conseguido entradas para el estreno de medianoche. Una de las virtudes de ser de una familia rica, supongo. El asunto es que para antes de la mitad de la función, sin darme cuenta me recosté sobre su hombro. Cuando me di cuenta de la posición en la que estaba, traté de volver a sentarme derecho, pero él no me lo permitió, sino que pasó uno de sus brazos por mis hombros y me atrajo más hacia él. Levanté el rostro y lo miré fijamente y poco a poco movimos nuestros rostros hasta que llegó un momento en que nuestros labios se juntaron.

Nunca había sentido nada como eso en toda mi vida. Era como si de pronto me hubiera quedado sin aire, pero no de una mala manera. Sus labios sabían tan dulces como la miel, que me sentí adictos a ellos desde entonces. Estuvimos besándonos suavemente por unos minutos más, antes de volver a abrazarnos y continuar mirando la película. Pero de rato en rato volvíamos a besarnos, así que al final no vimos mucho de la película. Pero eso no era lo importante. Lo que importaba fue lo que vino después.

Salimos del cine y empezamos a caminar por ahí, pero ninguno miraba al otro. No sabía muy bien que hacer, así que decidí que tenía que lanzarme con todo. Me acerqué lentamente a él hasta que nuestras manos se rozaron y entonces él actuó. Tomó mi mano con fuerza entre la suya y entrelazamos nuestros dedos. Nos miramos y solo eso fue necesario para saber que a partir de ese momento estábamos juntos.

Tomi y yo éramos pareja.

Las cosas no cambiaron mucho desde que dejamos de ser solo amigos. Aún pasábamos nuestro tiempo libre juntos, salíamos a caminar o simplemente nos quedábamos en mi casa o en su departamento viendo tele o escuchando música.

Cuando mis papás se enteraron que estábamos juntos, se preocuparon al inicio. Pensaron, al igual que yo, que a causa de mi accidente, no lograría tener una relación normal con alguien. Pero Tomi era diferente. En el poco tiempo que llevábamos juntos, nos había demostrado a los tres que nuestra relación iba muy en serio.

Por el lado de Tom, su papá también se lo tomó muy bien. Jörg Kaulitz era tan especial como su hijo. Era una persona que a pesar de todo su dinero era muy humilde. A él lo conocí en uno de los viajes que hizo a la ciudad para ver a Tom.

Para cuando Tom y yo cumplimos dos meses juntos, sentí que había llegado el momento. Quería entregarme a Tom. Muchos tal vez pensarían que al haber estado tanto tiempo con Bruno, ya habríamos tenido relaciones, pero eso no era cierto. A pesar de lo mucho que lo había querido, nunca me había sentido preparado como para cruzar esa barrera. Pero como ya había dicho, mi Tomi era diferente. Y un día en que decidimos quedarnos en su departamento, se lo dije.

- ¿Estás seguro? – recuerdo que me preguntó.

Le sonreí con un poco de nervios y asentí. …l me tomó entre sus brazos y me besó con mucha delicadeza,

- Te amo, Billa. – me confesó por primera vez, dejándome atónito. Pero antes que yo pudiera hablar, él continuo. - Estoy muy feliz de que me quieras dar este regalo tan preciado, pero no quiero que te sientas obligado a nada.

Su declaración hizo que sintiera millones de mariposas en mi estomago. Me pegué a él por completo y lo besé con pasión. Ya había tomado mi decisión y él también se dio cuenta de eso.

Continuamos besándonos en la sala, para luego comenzar a acariciarnos sobre la ropa. Pero muy pronto sentimos que la ropa solo era un estorbo y nos comenzamos a desvestir mutuamente, hasta quedar solo en ropa interior.

Volvimos a caer al sofá, Tom sobre el sofá y yo sentado a horcajadas sobre él, besándolo con lujuria. Moría por sentirlo dentro mío, sentía como si me quemara y solo él pudiera aplacar mi fuego interno. Se levanto del sofá, aún cargándome y haciendo que yo enlazara mis piernas alrededor de sus caderas, y me llevó a su habitación. Me depositó con mucha suavidad sobre su cama y me despojó de mi última prenda, haciendo luego él lo mismo con la suya.

Pude ver su enorme miembro, completamente erecto y me sentí complacido conmigo mismo por poder causar tal reacción en él. Continuamos besándonos con ansiedad. él comenzó a bajar sus labios, repartiendo besos, lamidas y chupadas por mi torso, mis tetillas, bajando hasta mi ombligo y luego por mis muslos, haciendo que abriera aún más las piernas, deseándolo como nunca.

Enloquecí de placer cuando empezó a masturbarme a la vez que lamía suavemente mi miembro, antes de empezar a introducírselo en la boca. Ahí fue cuando ya no me pude controlar y empecé a gemir con muchísima fuerza. Necesitaba sentirlo más. Necesitaba sentirlo en mi interior.

- Tomi… Tomi… hazme tuyo… mhgggm… - el placer era tan grande, que no podía siquiera articular bien las palabras, pero él me entendió. Dejó que mi miembro saliera de su boca y me hizo voltearme, quedando entonces con el trasero al aire y a su merced.

Me preparó con cuidado, pero en mi nube de placer, no sentía ningún tipo de dolor, ni siquiera cuando me penetró. Definitivamente mi cuerpo había sido hecho para recibirlo únicamente a él. Empezamos a movernos de inmediato, ambos gimiendo cada vez más fuerte. …l me agarraba con fuerza por las caderas, lo que hacía que me excitara aún más. No hubo necesidad de que me tocara, porque muy pronto sentí como me corría, gritando su nombre. Y él se vino dentro mío momentos después.

Caímos en la cama, completamente exhaustos. …l salió de mi cuerpo y se acomodó boca arriba y yo me acomodé encima de él. El resto de la noche no hicimos otra cosa más que hacer el amor en repetidas ocasiones.




Pasó el tiempo y nuestra relación se intensificaba más. Ya teníamos juntos 8 meses. 8 maravillosos meses. Y fue entonces que decidí que había llegado otro momento importante en mi vida. Iba a operarme.

Había hablado con mis papás y ellos también estaban de acuerdo conmigo. Nuestra situación económica había mejorado muchísimo ese último año y vivíamos holgadamente. Así que se programaron las citas con un excelente cirujano.

No le había dicho nada a Tom, porque quería que fuera una sorpresa. A él no le importaba si tenía esa cicatriz de por vida o no, y eso me hacía sentir muy feliz. Pero quería hacer esto por mí. Felizmente, Tom tuvo que salir de viaje por dos semanas a ver a sus familiares. Su padre y él me habían invitado a ir con ellos, pero se cruzaba con la fecha para la operación. Le inventé una excusa bastante creíble a Tomi, pero a su padre no le pude mentir. Y siendo lo genial que era, Jörg me prometió no decirle nada a Tom. Me deseó lo mejor en la operación y se llevó a su hijo a esas vacaciones.

Según el médico, la operación fue todo un éxito. De acuerdo con la explicación del médico, no quedaría ni una sola marca en mi piel, lo cual me hacía increíblemente feliz. Ahora si ya no podía esperar a que Tomi regresara a mí.

El día que debía llegar, convencí a mis papás de quedarme ese día en el departamento de Tom para darle la sorpresa. No tuve que luchar para convencerlos ya que a ellos les gustó la idea desde el inicio y hasta me llevaron hasta ahí. Faltaban un par de horas para que regresara, por lo que hice hora, recostado en su gran cama. Pero sin darme cuenta, me quedé dormido y solo desperté cuando sentí que alguien me sacudió.

Era Tomi.

- Bill… Bill, despierta. – Me dijo Tom, pero yo solo quería dormir, así que me di vuelta sin hacerle mucho caso. - Amor, despierta. – continuó sacudiéndome hasta que logró despertarme por completo.

- ¿Qué pasa Tomi? Tengo sueño.

- ¿Por qué tu rostro esta vendado? ¿Qué te ha pasado? – me preguntó y ahí pude percibir la preocupación en su voz.

- Me operaron, Tomi. –le dije sonriéndole lo mejor que podía debido a las vendas.

- ¿Por qué no me dijiste nada?

- Quería que fuera una sorpresa. – me le acerqué y lo besé suavemente, mirándolo todo el tiempo. Quería estar seguro de que esa noticia le agradara.

- Y yo hubiera deseado que me lo dijeras, para estar ahí contigo. – me confesó Tom, atrayéndome hacia él y abrazándome, feliz de volver a tenerme entre sus brazos luego de dos semanas de ausencia.

Luego de eso, Tom solo se preocupó por saber si me sentía bien, si no me dolía nada, pero solo negué a todo. Me sentía muy bien y así se lo hice saber hasta que pudo asimilarlo.

Como ya era tarde y estaba cansado por el viaje, no tardó en quitarse toda la ropa y meterse conmigo a la cama, abrazándome con fuerza. Me acomodé lo mejor que pude sobre mi lado izquierdo y traté de conciliar el sueño.

- Bill. – escuché que me decía, con lo cual volvió a capturar toda mi atención.

- ¿Mmm?

- Esto no cambia nada, ¿sabes?

Me volteé y enfoqué mi vista en él, preguntándole sin hablar a que se refería.

- No me importa si te operaste o no. Te sigo amando igual que antes. Diablos, no me importaría ni siquiera si te faltara un brazo o una pierna. Te amo y eso no lo va a cambiar nada ni nadie. – me dijo, antes de besar mi mejilla, por encima de las vendas.

Volví a colocarme como antes y él se acomodo detrás mío, dejándome sentir su fuerte pecho contra mi espalda y escuchando el ligero latir de su corazón. Así fue como me quede dormido, acurrucado y sabiéndome completamente amado.




3 meses después, mi rostro estaba igual que antes del accidente y yo volvía a hacer una vida normal. Tom y yo seguíamos juntos e incluso me había propuesto vivir juntos. Yo si quería vivir con él, pero por un lado me daba pena dejar a mis padres, aunque estaba seguro que ellos aceptarían mi decisión de mudarme al departamento de Tom.

Por otro lado, volví a retomar mis clases en la universidad, ya que luego de la operación había tenido restringidas las actividades físicas, incluida la danza. Pero ya estaba de vuelta y más feliz que nunca. Y Tom también seguía con su música.

Y fue justamente en uno de esos días de universidad cuando volví a encontrar a mi pasado.

- Bill, que sorpresa verte. ¿Te operaste? – escuché como decían a mi lado. Volteé a mirar al dueño de la voz y le sonreí educada, pero fríamente.

Fin Flashback


- Hola Bruno. – le dije a la otra persona.

- ¿Cómo estás Bill? No puedo creer que te hayas operado, te ves genial.

- Si, bueno… - comencé a decir, pero me interrumpió groseramente.

- ¿Estás viendo a alguien? Yo terminé con mi novio hace unos cuantos meses. No he podido dejar de pensar en ti todo este tiempo. – se me acercó y yo retrocedí. – Y más ahora que te ves tan hermoso.

Definitivamente el mismo superficial de siempre. Di media vuelta con la intención de irme de ahí, pero el muy insolente se atrevió a jalarme del brazo, impidiéndome moverme. Iba a contestarle y ponerlo en su sitio, pero alguien me ganó.

- Si sabes lo que te conviene, será mejor que lo sueltes. – escuché la inconfundible voz de mi novio. Volteé a mirarlo y él se acercó a nosotros e hizo que Bruno me soltara, abrazándome luego él por la cintura.

- ¿Tu quién diablos eres? ¿No ves que estamos conversando? Desaparécete. – le gruñó Bruno a mi pareja. Grave error. Sonreí al sentir como Tom apretaba más su brazo contra mi cintura y miraba a mi ex con seriedad.

- Mi nombre es Tom Kaulitz. Y desde ya te advierto que te alejes de Bill. …l es mío y alguien como tú no puede siquiera soñar en tenerlo. Así que será mejor que hagas caso. – le dijo Tom en voz baja y calmada, pero que igual atemorizó a Bruno, pues se quedó en donde estaba, sin poder articular palabra.

Luego de eso, Tom y yo nos dimos media vuelta y salimos de la cafetería. Esa pelea me había excitado y lo que menos pasaba por mi mente era comer. Lo único que quería ahora, era irme con Tom a su departamento y hacer el amor hasta caer exhaustos. Le dije mi plan a Tom y luego reí con todas mis fuerzas, ya que Tom había empezado a empujarme para ir más rápido.


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Notas finales: Disclaimer: los gemelos no me pertenecen, el personaje de Bruno si, peor no lo quiero xD

Y aquí regresé con una nueva historia. Espero que les guste. Está basada en un accidente que me ocurrió hace dos meses y que tuvo las mismas consecuencias que las de Bill. Felizmente yo si tengo a mi gordito a mi lado, que me apoyó desde siempre.

Esta historia va para ti, Joel Reginald Túllume Chafloque. Te amo!!!!!!

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