Gokudera Hayato, era un chico italiano que se encontraba viviendo en Japón bajo el cuidado de su hermana, el motivo era algo simple, el estaba muy enfermo y en Japón existe una tecnología mas avanzada, incluso en la salud, así que por eso se había mudado de país junto con su hermana el cada mañana le decía a su hermana:
-para que venir hasta aquí a gastar dinero y tiempo que yo podría estar disfrutando- preguntaba cada mañana el chico de cabellos plateados cada mañana mientras su hermana le servía el desayuno
-Hayato tenemos esta discusión todos los días, y siempre te e dado la misma respuesta- dijo su hermana mientras lo miraba tiernamente – para que tu salud mejore- le respondió su hermana como cada mañana desde que habían llegado a aquel país
-pero de todos modos moriré- decía Gokudera mientras comenzaba a jugar con la comida que había en su plato
-pero al menos vivirás por mas tiempo hermanito- le dijo su hermana mientras se ponía de pie y despeinaba los cabellos plateados de su hermanito
-aneki- respondía enojado el de ojos verdes- pero si me acababa de peinar- protestaba el menor
-peinar?-, de cuando acá tu te peinas??- después de esto su hermana volvió a despeinarlo al ver como su hermanito se había sonrojado
Después recogió su plato y se dispuso a hacer el quehacer de la casa
-aneki, puedo salir un rato??- pregunto el de ojos verdes algo nervioso- yo solo- dijo en seguida, ya que siempre salía en compañía de su hermana, ella lo cuidaba demasiado, ella era su única hermana y el su único hermano, pero de ves en cuando le gustaría tener una vida fuera de su casa, jamás salía, no conocía a nadie haya fuera mas que a los doctores que lo atendían, tampoco conocía nada que no fueran los hospitales
-Hayato ya hemos hablado del tema- le decía bianchi mientras volteaba a ver a su hermano, como le gustaría verlo sonreír, convivir con otros chavos, no solo estar encerado en esas cuatro paredes que formaban su casa- lo siento pero no puedes salir, te podría pasar algo- le dijo su hermana mientras lo miraba y sonreía
-esta bien, me iré a mi habitación- recogió su plato ya que ya había terminado de desayunar y subió las escaleras hasta llegar a su cuarto
¿Por qué? Siempre se había echo esa pregunta,
¿Por qué tenia que estar enfermo?
¿Por qué no moría de una ves y dejaba de sufrir?
¿Por qué no podía ser un chico normal como cualquier otro?
¿Por qué le pasaba todo esto a el?
Acaso si existe una persona en los cielos, acaso esa persona lo odia como para hacerlo sufrir tanto, esta enfermo en cualquier momento puede morir a sus 15 años, jamás había amado y dudaba de que llegara a amar y mas ser correspondido pero esta era su vida, por mas que la odiara y quisiera cambiarla no podía al parecer esa persona que esta en los cielos en verdad lo odiaba ¿Qué le había echo el? ¿Por qué a el? Por eso lo odiaba tanto, todavía no estaba muerto, pero el ya deseaba estarlo, lo único que lo mantenía con vida era su hermana y la promesa que le iso a su madre antes de morir de la misma enfermedad que el padecía
“Hayato prométeme que no te dejaras vencer tan fácilmente, prométeme que harás todo por vivir mas tiempo y valoraras tu vida”
Y el lo había prometido, después de todo ella era su madre
El nunca había sido tranquilo, podía estar enfermo pero a un así era un chico rebelde, se arreglo , se puso sus pulseras y cadenas de plata, una chaqueta de color negra y abajo una camisa de manga larga de color verde que hacia juego con sus ojos, para finalizar se puso unos convers negros con agujetas del mismo color que su camisa y se dispuso a salir, no era la primera ves que desobedecía a su hermana, pero era la primera ves que salía sin su permiso y sin ella, así con algo de culpa y remordimiento salió por la ventana de su habitación, y con cuidado salió de su casa…
Camino por las largas calles de la ciudad, llenas de personas,
El captaba la atención de las persona de todas aquellas que lo rodeaban, no los culpo el en verdad parecía un ángel caído del cielo, pero su belleza de los mismos dioses contrarrestaba drásticamente con su manera de vestir, lleno de cadenas y de negro, con llaveros de muchos grupos de rock fue por eso que algunos lo apodaron “el ángel negro” tenia la belleza de un ángel, pero no era precisamente un “ángel”
Mientras caminaba lograba captar la atención de todos quienes lo rodeaban, captaba todos sus sentidos…
Su vista… la belleza de aquel chico era única, como no verlo
Su olfato… el aroma que desprendía de el era en pocas palabras exquisito, una mezcla de una de las lisiones mas caras con un aroma a tabaco de los cigarrillos que en estos momentos traía con el
Sus oídos… el tintinear de sus cadenas y collares de plata resonaban con su caminar, así como el sonido de sus tenis golpeado el cemento con cada paso que daba…
Su tacto… su piel se veía exquisita ante los ojos de cualquiera, y aquellos que lograban rozar con el italiano durante su andar lo podían confirmar, la suavidad se su piel como la misma seda, y la palidez de esta como la mas cara y delicada figura de porcelana
Su gusto… con el pasar del italiano, los demás lo degustaban estaban siendo tentados para probar esos labios de color rosado, tan tentadores para cualquiera… lastima que nadie lo podía confirmar, ya que nunca antes nadie había tenido el prestigio de probarlos…
Continuo su andar capturando la miradas de algunos y los corazones de otros…