Capitulo II: Miedos
Paso los días y las noches construyendo castillos de arena sobre el viento, soportados por sueños donde mis penas son alejadas por tu cálido aliento. Sostén mi mano, sostén mi vida, con tu sola presencia mi corazón vibra…no importa si no me miras, solo sigue soñando y yo, aunque no me veas, te seguiré amando.
Natsuki Uchiha Namikaze.
*¿Qué dijo?...... no…… esto debe ser una equivocación…... definitivamente…… definitivamente…… mi príncipe no puede ser quien estará conmigo en ese bosque…… definitivamente…… estas cosas…... no le pasan a gente…… como yo*
-Dios mío, dios mío, dios mío, dios mío- Kiba caminaba nervioso mientras hacía círculos en el césped justo enfrente de mí; a mi lado, Hinata nos miraba divertida.
-Calma Kiba, lo vas a poner más nervioso- le dijo mi amiga
-¡Cierto!, cierto… Sasuke, tu calmado y yo nervioso… esto… pues… esto es… algo… ¡¡¡ahh!!!- se puso a dar vueltas más rápido mientras se llevaba las manos a la cabeza- ¡¡¡¡Tu pareja es Naruto Namikaze!!!!!
-¡Joder Kiba! No me lo estás haciendo más fácil, ¿sabes?- le dije histérico, la verdad es que mi jodido corazón estaba dando golpeteos en mi pecho como a mil revoluciones por segundo según mi perspectiva y con mi idiota perruno amigo armando escandalo solo lograba que sintiera que estaba a punto de darme una taquicardia.
-Lo siento, lo siento- se disculpó- es que… ¡aun no puedo creer tu suerte amigo!- en ese momento se acercó a mí y me tomo por los hombros, tenía una sonrisa nerviosa y traviesa en el rostro- Tal vez ahora puedas hablar libremente con él y… le digas lo que sientes
-¡¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿¿Qué??????!!!!!!!- mi grito se escuchó tan fuerte que varios pájaros que estaba posados en los arboles cercanos echaron a volar asustados.
Una vez que Gai- sensei había dicho como quedarían conformadas todas las parejas, nos había ordenado cambiarnos el uniforme por el deportivo y luego salir a las afueras del bosque para esperar indicaciones.
La verdad es que no recordaba mucho, después de que había escuchado el nombre de la persona que sería mi pareja, me había quedado perplejo y estático en mi lugar, Kiba tuvo que arrastrarme por el pasillo hasta los baños de hombres para hacerme reaccionar y así cambiarme de uniforme. Después de eso, lo había seguido como sonámbulo por los pasillos hasta que de pronto ya estábamos a las afueras del bosque, y entonces, mi corazón empezó a desembocarse de los nervios.
Hinata nos había alcanzado después de unos minutos, con el uniforme deportivo que le sentaba a la perfección y una cálida sonrisa instalada en su rostro.
-Es la oportunidad perfecta: los dos solos, el bosque, nadie que te insulte ni te moleste- iba diciendo Kiba mientras enumeraba con los dedos las ventajas de la situación y yo lo miraba como si ya se le hubieran acabado las neuronas- Ninguno de sus amigos que lo distraiga y ninguna de las locas chicas miembros de su club de fans
(N/A: ¡¡Experiencia mía!! ¡Mika-chan no te rías! ¡Que el chico que te gusta tenga clubs de fans no es gracioso! ¡Si te haces su novia todas te van a odia el resto de tu vida! ToT fui una tipo “Sakura” en mi colegio… ¡Pero juro que lo conquiste sin darme cuenta! ¡Y nunca fui empalagosa como Sakura! ¡Lo juro!)
-No, no, no, no, no ¿Qué estás diciendo Kiba? ¿Ya te volviste loco o es que las neuronas ya se te acabaron? No le diré nada- dije mientras empezaba caminar y a hacer pequeños círculos en mi trayectoria, justo como Kiba unos minutos antes. Nunca jamás me había planteado la posibilidad de dirigirle la palabra a Naruto Namikaze, jamás… había creído el tener tan siquiera la oportunidad de saludarle ¿Cómo cojones iba a declarármele de buenas a primeras? ¡Imposible!
-¿No piensas hablarle para nada?- me pregunto una sorprendida Hinata- ¿Por qué?
Los mire atónito, ¿Qué les pasaba a este par? Hablaban como si el dirigirle la palabra a Naruto Namikaze fuera de lo más normal, solo si fuera a platicar sobre alguna tontería con mi idiota hermano ¿Se habrían vuelto locos?
-¿Que a ustedes dos les dio amnesia o qué?- pregunte con un deje molesto- Por si lo han olvidado, ¡No puedo siquiera verlo a los ojos porque enmudezco y me sonrojo como si fuera un tomate!
Kiba me miro con aprehensión, al parecer ya había entendido lo que estaba sintiendo en esos momentos, tal vez ya se había imaginado el que haría el si su pareja hubiera sido Ino Yamanaka.
-Bien chicos, colóquense con su pareja y busquen un aro, ese será su punto de partida- escuchamos la voz del sensei a unos metros de nosotros. La mayoría de los estudiantes ya había llegado y estos se aglutinaban alrededor del profesor para que les dieran instrucciones, unos con pánico otros con alegre expectación. Busque por todos lados a mi rubio amor platónico, pero no lo encontré; tal vez aun siguiera en los baños.
Kiba empezó a buscar lo que nos había indicado el profesor. El en pasto estaban colocados, a una distancia de más o menos 8 metros entre cada uno, una serie de aros de distintos colores. Indicando el lugar donde debían comenzar las parejas.
-Ven Sasuke- escuche la voz de Kiba, voltee hacia él y lo encontré cerca de un aro de color azul marino que estaba localizado en el césped en las cercanías del límite donde empezaba aquel espeso bosque. Me acerque a él con lentitud, seguido por Hinata, quien se había quedado a mi lado, apoyándome.- Tu utiliza este, es visible desde la salida del instituto, así, cuando Namikaze-san salga, te vera con facilidad.
Sentí como mis piernas se hacían más débiles ¿Qué era yo? ¿Una chica adolescente primeriza en el amor? ¡Contrólate Sasuke! Si, Naruto Namikaze no era un simple chico, era más bien como un dios, un jodido dios, muy cierto; pero eso no quiere decir que dejaras tu dignidad y orgullo a un lado y te comportaras como una de las estúpidas chiquillas miembros del club de fans. Es cierto que ese chico te tiene colado por sus huesos, pero aún nos queda algo, el orgullo. Y por supuesto, que Naruto Namikaze desconoce totalmente en que arrastras la cobija por él.
Respire varias veces, intentando tranquilizarme y que así mis piernas dejasen de temblar tanto.
-Hyuuga, Inuzuka, Uchiha ¿Quién es él que está en ese aro?- nos preguntó Iruka sensei, que en ese momento se encontraba movilizando a los alumnos y colocándolos correctamente. Con lo fácil que era que un grupo de estudiantes de escuela no siguieran las indicaciones que se les facilitaban e hicieran lo que se les daba la gana, los profesores habían acudido en auxilio de nuestro profesor de educación física para que todo el proceso se agilizara y así no se creara un completo caos.
-Sasuke, Iruka- sensei- le contesto mi amigo
-Bien, entonces ustedes dos busquen otro aro para colocarse, a menos de que alguno de los dos sea la pareja de Sasuke- kun
Lo siguiente que paso me dejo desconcertado, el profesor Iruka dirigió su mirada exclusivamente a Hinata, quien se apresuró a contestarle con un tono de voz muy raro
-No profesor, Sasuke-kun ha tocado con Naru- la chica alzo levemente las cejas, como si estuviera diciendo algo que era obvio. Y entonces, por escasos leves segundos, el profesor Iruka sonrió para luego fruncir levemente el ceño
-¿Y tú con quien eres Hyuuga-chan?
-Con Kiba-kun- le contesto la chica con una amplia sonrisa
Y ahí estaba de nuevo, esa pequeña sonrisa que duro solo un micro segundo
-Bien, entonces si este es el aro de donde el señor Uchiha y su compañero saldrán, ustedes deben buscar otro, venga ya, movilícense- nos dijo el sensei antes de empezar a caminar por el límite del bosque, que era por donde estaban los aros y sus respectivos equipos en ellos- ¡Una pareja por aro muchachos! ¡Solo una pareja!
-Buena suerte Sasuke- me susurro Kiba levemente mientras me dirigía una mirada de apoyo- Pase lo que pase, nos tienes a nosotros ¿vale?
Asentí sin mucha confianza, ¿A qué se refería? ¿Era la frase de apoyo por si Naruto me trataba como todos los de su grupito y me destrozaba el corazón? ¿Me estaba diciendo que él estaría ahí al menos para despotricar contra él? Mi corazón se encogió, no sabía que pasaría conmigo si acaso Naruto Namikaze resultaba ser un imbécil creído, eso definitivamente dolería.
Nunca me habían importado las burlas de los alumnos del colegio, porque en sí, ninguno me importaba; y porque él jamás había participado en ellas, jamás lo había visto en los alrededores cuando sus amigos se dedicaban a hacernos la vida imposible a Kiba y a mí. Jamás, nunca, ni Kiba ni yo, habíamos recibido burlas de parte de él, para ser exacto, jamás nos había dirigido la palabra o una mirada. Era como si no existiéramos para él.
Pero ahora sería diferente, él no podría ignorarme ¿O sí? ¿Se comportaría como si yo no existiera? ¿Cómo si su equipo fuera de solo una persona? ¿O se burlaría de mi como sus amigos? ¿También me diría comentarios hirientes y degradantes? ¿Me trataría como si valiera menos? ¿Sería grosero conmigo? Sentí como mi corazón dolía de solo pensarlo, no, él no, por favor, él no. ¡Maldita sea! Odiaba ser tan débil ante alguien, lo odiaba en serio, pero no podía evitarlo, y eso era lo que más me enfurecía ¡Ni siquiera había tenido una oportunidad de protegerme de él! Me había atrapado sin siquiera darme una oportunidad de negarme.
-Calma Sasuke- Hinata me había tomado de las manos, se encontraba frente a mí y me miraba fijamente con esos increíbles y amables ojos perlados. Era tan raro, ella era tan comprensiva que a veces creía que podía leerme la mente, aunque nunca se lo había dicho, agradecía mucho el tener una amiga como ella- Todo saldrá bien, no te preocupes. Solo tienes que recordar que él es un chico normal, no creas lo contrario, y… solo se tú mismo Sasuke
Me dedico la última mirada cálida antes de tomar a Kiba por el brazo y despidiéndose, se alejaron de mí para ir en busca de otro aro.
Los nervios empezaron a invadirme una vez más, sentía los latidos del corazón en mi garganta, mi pulso debería estar en serio acelerado, intente respirar varias veces para calmarme y no hacer un ridículo, pero unas risas me distrajeron de mi acción.
En el aro continuo al mío se encontraban 4 personas: tres chicas y un chico. Fácilmente reconocibles. Ino Yamanaka, Ten-ten y los hermanos no Sabaku: Temari y Gaara. Todos populares.
Las chicas cuchicheaban algo, o más bien platicaban, porque aun con la distancia que nos separaba, podía escuchar los murmullos, Gaara simplemente se limitaba a pasar de la conversación.
Ellas me miraban entre cada cuchicheo y luego reían para luego volver a observarme, lo más seguro es que se estuvieran burlando de mí. Estaba seguro que si estuviera en condiciones normales, les hubiera ignorado con facilidad, pero en aquellas circunstancias: nervioso y con mis defensas abajo gracias a cierto rubio amor platónico y a su próxima cercanía conmigo, no podía evitar que sus acciones me afectaran al menos un poco.
Baje la mirada, apretando los puños. Si, ya lo sabía, que era un chico antiestético, ñoño y antisocial, pero ¿Eso me daba menos valor? ¿Por qué? ¿Por qué todo tenía que regirse por belleza, dinero y estilo? ¿Por qué cojones el mundo tenía que ser tan asquerosamente superficial y frívolo? Me acomode bien las gafas (N/A: Si, recuerden que nuestro Sasu usa gafas, viene en su descripción) mientras escuchaba otra explosión de risas a lo lejos de mí.
-¡Señoritas! Déjense ya de chismorreo y los dos sobrantes lárguense a otro aro, pensé que lo que una pareja por aro había quedado claro- Kakashi- sensei había llegado desde Kami sabe dónde y ahora también entraba en el plano de “agilización y orden de la dinámica”. Era bien sabido por todos que, de todos los profesores del plantel, Kakashi- sensei era uno de los más ásperos si no llegabas a acatar las órdenes dadas por él- ¿O es que acaso debo explicarles con manzanitas la indicación del profesor Gai?
-No Kakashi- sensei- contesto al instante Ten- ten con una mirada asustada, el grupito, a excepción de Gaara, mostraban caras asustadas- Nosotras solo…
-No me interesan en lo más mínimo sus actividades de chismorreo jovencitas- les dijo el profesor enviándoles una dura mirada- Solo quiero que acaten indicaciones y dejen de distraer a sus compañeros
Las chicas asintieron rápidamente y se despidieron unas de otras, Garra seguía tan indiferente como antes. Ten-ten tomo de la mano a Temari y salieron apresuradas de ahí, dejando a Gaara e Ino en el aro vecino a nosotros. Kakashi- sensei me miro y, tal vez fue una alucinación mía, sonrió muy levemente.
-Señor Uchiha usted es…- levanto un papel que tenía en la mano derecha y le dio un vistazo rápido- Con el señor Namikaze, ¿cierto?
-S… si profesor, así es- conteste un poco nervioso, pues Kakashi- sensei había estado muy disgustado unos minutos antes y yo no quería causar un enojo mayor en él.
-Bien, eso está bien- dijo mientras bajaba un poco la hoja y pude vislumbrar ¿Una pequeña sonrisa? ¿Qué diantres pasaba aquí? No, seguro alucinaba, él me tenía así, al borde de los nervios, ¡Ya hasta estaba alucinando!- El señor Namikaze ha sido llamado por la directora, no creo que tarde mucho señor Uchiha- me dijo, era extraño, su tono ya no era como el de antes, se había suavizado.
Asentí levemente y Kakashi- sensei continuo con su recorrido, reprendiendo a quienes seguían fuera de sus lugares o estaba haciendo desorden. Ubicando a los que aún no encontraban a su pareja entre todo ese caos.
Mire por el rabillo del ojo como Ino hacia una mueca de disgusto y pataleaba una vez en el suelo. Gaara le decía algo a lo que ella contestaba con un mohín y cruzándose de brazos para después dirigir la vista hacia mí y hacer una leve cara de asco.
-Uchiha, ¿verdad?
Aquello hizo que Sasuke diera un respingo de la sorpresa. *Dios mío…. Dios mio….*
La voz venia de detrás de Sasuke, era como música liquida, como si las palabras fueran notas musicales que se mezclaban en el aire para formar una perfecta sinfonía de seducción.
Sasuke dio la media vuelta, solo para encontrarse con unos increíbles orbes de un azul hipnotizante y enmarcados por unos brillantes y destellantes mechones rubidios dorado que lo dejaron sin aliento.
-¿Tu eres Sasuke Uchiha?- pregunto el rubio una vez más. Sasuke se obligó internamente a contestar, pero parecía que su cuerpo no reaccionaba, era la primera vez que le tenía tan cerca, que le dirigía la palabra, que le miraba.
Sasuke solo pudo asentir quedamente con la cabeza, su cuerpo no respondía para más. Sus ojos seguían capturados por aquellos azulados orbes.
-Uchiha, Namikaze, aquí está su mochila de supervivencia- la voz de Ibiki- sensei se dejó escuchar de pronto haciendo que el guapo rubio que lo tenía hipnotizado, cortase el contacto visual para voltear hacia el profesor.
Naruto recibió en sus manos una pequeña mochila color negro y con el estampado del escudo de la escuela- Dentro vienen botellas de agua, vendajes, alcohol, una brújula, un mapa y los brazaletes inteligentes.
Sasuke miro confundido al sensei y al parecer éste lo noto, pues explico a lo que se refería.
-Son brazaletes con un sistema GPS integrado y programado para conectarse a un satélite privado en el momento en que ustedes presionen el botón verde que tienen. Asegúrense de ponérselos bien y de presionar el botón verde una vez que hayan entrado al bosque; si alguno de ustedes llega a perderse, presionara el botón rojo que emitirá una señal al satélite y así podremos encontrarle, ¿Entendido?- nos preguntó con una mueca de hastío, parecía que esta explicación ya la había realizado varias veces, pues su discurso había sido monótono- Ahora, el botón rojo es UNICA y EXCLUSIVAMENTE- hizo hincapié en esas palabras- En emergencias; si se les daña o pierde la brújula, si caen por un despeñadero, si ven que están totalmente perdidos y no han encontrado ni siquiera la carretera para ser recogidos por algún profesor, si se separan y alguno se pierde, en resumen: EMERGENCIAS.
Vi una fuerte y varonil mano levantada hacia mí, y sentí un cosquilleo en el cuerpo, era la mano de mi rubio delirio, que me ofrecía el brazalete. Estire la mano para tomarlo y entonces la imagen de la mueca de asco de Ino Yamanaka llego a mi mente y sentí una punzada de vergüenza. Lo tome con delicadeza, intentando no rozar con su piel en ningún momento, no quería ver la misma mueca en aquel rostro perfecto que parecía esculpido por los mismos ángeles.
Mire el brazalete, parecía muy avanzado y moderno; seguro que costaba un buen dinero. Una vez más: privilegios de estudiar en un colegio de ricachones.
-Uchiha ¿Me estas escuchando?- me pregunto Ibiki-sensei, pues en ese momento yo estaba admirando el brazalete y pensando en el cojonudo poder el dinero. Levante la mirada solo para encontrarme con su cara de malas pulgas- Joder Uchiha, no quiero saber luego que te has perdido o algo por estilo- el profesor luego suspiro- Con eso de que no eres bueno para esto de actividades al aire libre o deportes.
Era verdad, era tremendamente malo para los deportes, acampar, salir de pesca, escalar, acrobacias, incluso correr. Todo lo que involucrara un esfuerzo físico me representaba una odisea personal. Además añadiendo el hecho de que era algo torpe, en fin, que yo me había hecho para analizar, calcular, comprender, abstraer, resolver complicados problemas, venga, todo lo que tuviera que ver con mi cerebro.
Baje la mirada, apenado, pues si, era malo, pero ¿Tenía que decirlo justo enfrente de él? Joder, el pasar vergüenzas también debía ser algo muy característico mío, ¿no?
-Menos mal que tu pareja ha sido Namikaze- añadió Ibiki- sensei- Estoy seguro que el sabrá como mantenerte a salvo incluso de ti mismo, así que podemos tranquilizarnos- asentí- Namikaze, ¿Han quedado claras las indicaciones?
-Claro profesor, no se preocupe, llegaremos a la meta- contesto mi ensueño rubidio con una amplia y perfecta sonrisa que hizo que mi corazón diera un brinco.
El profesor Ibiki asintió y luego siguió su camino hacia el siguiente grupo, que era el conformado por Gaara no Sabaku e Ino Yamanaka. Cuando se dirigía para con ellos pude escuchar perfectamente un “Coño, Yamanaka, hay que ver que ésta va a llorar en cuanto se dé cuenta que no es como en las películas”
Reí internamente ante el comentario, bueno, al menos yo si tenía cerebro.
Me pare cerca del aro, volteado hacia el bosque, podía sentir la presencia de él detrás de mí, podía escuchar sus pasos, oír su lenta y suave respiración que hacía que cada uno de los bellos de mi cuerpo de erizara. Y podía sentir como alguien me observaba ¿sería él? No, imposible, debía ser…
-¡Naruto!- escuche un grito femenino desde un lado nuestro, no voltee, intente ver que sucedía por el rabillo del ojo. Al parecer Ibiki ya les había dado los avisos y había pasado al siguiente grupo puesto que Ino Yamanaka se encontraba alzando la mano para llamar la atención de mi rubio ensueño- ¿A que están lindos los brazaletes que nos diseñó la empresa de mi padre? ¡Fíjate en el tuyo, es especial!
-Lo sé, lo note, dale las gracias a tu padre de mi parte- le contesto él aunque sin alzar tanto la voz como ella lo había hecho. La chica le sonrió y luego volteo hacia a Gaara con una sonrisa, hacia ademanes hacia el pelirrojo, quien finalmente bufo y alzo una mano, la chica aplaudió levemente y dio saltitos para luego sacar de la mochila lo que seguramente era el brazalete. Lo más seguro es que los brazaletes del grupo de los populares fueran diferentes a los de los demás. Como siempre, ideaban una forma de dejar en claro la diferencia de clases y niveles. Bufe, molesto, aunque después me arrepentí y me lleve las manos a la boca ¿Me habría escuchado él? ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!
Escuche una risita muy leve ¿Qué quería decir eso? ¿Se reía de mi o de mi expresión? ¿O tal vez de alguna tontería echa por su amiga Ino Yamanaka?
-¡Oe! ¡Naruto!- otro grito se escuchó, pero esta vez era una voz masculina que reconocí como la de Gaara no Sabaku- Dijeron que traían un altavoz, que cuando se escuchara la alarma de éste, debíamos empezar e internarnos en el bosque.
-Vale, entonces a esperar
-¡Kya! ¡Qué miedo! ¿Y si nos perdemos Gaara? ¡No quiero perderme y morir en este bosque!
-Cálmate Ino, Gaara no va a permitir que se pierdan, tuviste suerte de que te tocara él en el equipo
-¡Sí! Oh Gaara, ¡Eres mi héroe! No tengo de que preocuparme
-Yo me preocuparía de Temari y Ten, ellas si pueden perderse
-¡¿Qué?! ¡No! ¡Mis amigas!
Ambos chicos se echaron a reír mientras Ino Yamanaka salía del perímetro del aro para fijarse, lo más seguro, en donde estaban sus amigas; aun no caía en cuenta de que aquellos dos solo bromeaban.
Bueno, parecía que mi rubio amor platónico tenía pensado ignorarme por completo, un hueco se formó en mi estómago, y mi corazón pareció encogerse de repente; me lleve la mano al pecho, odiando aquella sensación.
Un sonido estridente se escuchó en ese momento, debía ser, no había duda. La alarma del altavoz. Escuche como Naruto Namikaze se despedía de sus dos amigos y como tomaba la mochila que estaba justo detrás de mí.
Me paso por un lado y yo me quede ahí, como si me hubiesen clavado al suelo. Yo ya había previsto la posibilidad de que aquel guapísimo blondo me ignorara como si no existiera, justo como siempre lo había hecho; pero aun así no pude evitar sentir la decepción, tristeza y desolación que me invadió cuando confirme que justo eso haría.
Mi corazón volvió a doler, como si se empeñase en bombear una sangre que no quería salir de mi corazón, como si esta intentase desesperadamente mantener unido mi corazón para que este no se agrietara.
-¿No vienes?- escuche su voz suave y seductora y fue como si el reavivara mi corazón con solo una nota de su voz. Lo mire, soltando un nuevo respingo al perderme en sus ojos
- Sé que esto no te entusiasma mucho que digamos y seguro crees que te perderás en el bosque en solo quince minutos pero…- entonces, y para mi completo asombro, se acercó a mí para luego inclinarse hasta que su rostro quedo a la altura del mío dejándome admirar cada uno de los matices azuláceos de sus ojos- Lo juro Sasuke… no permitiré que nada te lastime, te protegeré aunque de eso dependa mi vida.
“Lo juro Sasuke… no permitiré que nada te lastime, te protegeré aunque de eso dependa mi vida.”
“Lo juro Sasuke… no permitiré que nada te lastime, te protegeré aunque de eso dependa mi vida.”
“Lo juro Sasuke… no permitiré que nada te lastime, te protegeré aunque de eso dependa mi vida.”
No importa, ya no importa si me pierdo en aquel oscuro y enorme bosque, no importa si soy deplorable en estas situaciones, no me importa que tan desaliñado, antiestético y nerd sea… por que justo ahora… solo sus palabras resuenan en mi mente.