I.- Amor, Deseo, Tentación…y al final Arrepentimiento
Una nueva noche en la habitación real y como ya en otras ocasiones ambos prometidos comentan su día, se cambian sus ropas y se acuestan en su gran cama.
La noche pasa normalmente, pero a tan solo dos horas ya uno de ellos puede sentir como una mano recorre sus piernas, acaricia su pecho, respira al lado de su cuello, como unos suaves labios lamen los suyos intentando de adentrarse en la cavidad de su boca, toman su cabeza y pasa unos dedos por sus sedosos cabellos.
Como siempre finge estar dormido, al igual que despertarse un tanto asombrado, le mira asustado, para luego tartamudear palabras que tan solo él en esa situación entiende.
-Yuri- dice parisinamente mientras este le pide perdón con un rostro avergonzado.
-Quieres…yo…perdóname…- dice avergonzado al fin el moreno a lo cual su rubio asiente.
Se quita la camisa de dormir presurosamente, subiéndose sobre el con trema urgencia, le saca igualmente su camisón, para luego devorarlo a besos y caricias que el bien sabe responder.
Ya completamente desnudos y con su miembro urgido, toma sus piernas subiéndolas sobre sus hombros, están extasiados. El miembro del rubio le molesta, en ciertas ocasiones sin dudarlo lo tomo entre sus manos para luego sentir asco. Sin siquiera advertirle lo da vuelta bruscamente.
Con dificultad se acomoda sintiendo como un moreno intenta meter su miembro en su cavidad. En seguida le grita molesto, acaso olvida que debe prepararlo.
-¡Yuri!-
-Lo siento, lo siento, se me olvido- responde un tanto molesto, aquello no le gusta, aunque sabe que es necesario, su primera vez fue dolorosa, aun preparándolo, pero sabia bien que él apenas y lo había notado, en cambio aquel ángel no solo había sangrado, si no que tuvo que fingir no estar en palacio para no despertar las sospechas de sus hermanos, respecto a lo que había pasado entre ellos.
Beso su espalda, sabia bien que esto lo relajaba, sobre todo al llegar a su cuello, tras escucharlo gemir saco sus dedos e introdujo su miembro en el.
Ambos lanzaron un gritito ahogado, respiraron profundo y solo cuando le dijo que estaba bien comenzó las embestidas.
-Ahaaaa….ahaaaa…mmmmmm….ahaaaa-
Como tan bella voz podía pertenecer a un hombre, como aquel cuerpo frágil podía pelear en una batalla, como aquellos brazos podían siquiera sostener una espada, como, como podía siquiera poseerlo de tal manera deseándolo cada vez con mas fuerzas.
-Ahaaaa…ya….ya…haaaa…mmmmmm…siii-
Podía escucharle claramente junto a su oído, como agarraba con fuerzas sus caderas encestándolo contra su miembro con mas fuerzas cada vez, como pasaba una mano sobre su pecho, apretando su pezón, como ignoraba por completo su miembro urgido que con dificultad el intentaba de acallar porque bien sabia que le molestaba tan solo verlo, pero en aquella pose le era imposible por lo cual tendría que hacerlo hasta el final.
-Ahaaaaaaaaaaaaa, si, si, ahaaaa-
Exhalaba con satisfacción el maou, echándose sobre la espalda de un rubio exhausto y aun adolorido en el frente.
Nuevamente acababa en su interior y se olvidaba por completo de sus necesidades, con dificultad intentaba de moverse, pero era complicado al tenerlo sobre el, y sobre todo en su interior.
-Yuri…amor…pesas-
Le escucho decir aquel que lo tentaba diariamente con su cuerpo pecaminoso, no podía creerlo, nuevamente había sucumbido ante él, peor aun, otra vez se encontraba en su interior, debía salir enseguida. Noto como el rubio se volteaba quejándose, aun con las piernas un tanto abiertas, aquello lo excitaba sin lugar a dudas, trago con dificultad, entonces lo noto, aquel miembro latente, rosa, delicioso, a punto de ser tomado por las manos pálidas de su ángel.
Grito sin darse cuenta, aquello no podía ser cierto, su Yuri, su amado, quien se negara por completo a tocarle aquella zona desde la tercera vez que lo hicieran, alegando que no le era grato, lo tenia aprisionado en su boca, chapándolo, lamiéndolo, matándolo de placer. Agarro sus negros cabellos entre sus dedos, mordiendo sus labios, no deseaba gemir demasiado, no quería espantar a su moreno, no quería que aquel bello sueño terminara.
No podía evitarlo, no se entendía, se odiaba por hacer aquello con un él, dios un hombre, lo hiciste con alguien igual a ti, se decía la primera vez que lo tomara entre sus brazos. Horrorizado se daba golpes en la cabeza, maldiciendo su flaqueza, en verdad era un pervertido, tal como le dijera a menudo su amigo. Si no había maldecido en ese momento a todo pulmón sus actos, solo fue por la dulce cara del rubio, que tras hacerlo decidió darle un beso y el como un idiota se alejo de su lado sin decirle una sola palabra. Entonces, tardíamente noto la sangre en las sabanas y como su amigo intentaba de ir tras el sin éxito, porque apenas se había levantado cayo de bruces en el suelo quejándose de un terrible dolor en su retaguardia. Era un monstruo, que le había hecho, lo lastimo sin siquiera pensarlo dos veces y para colmo pensaba dejarlo a su suerte tras aquel acto.
Podía escuchar sus gemidos ahogados, como su cuerpo temblaba, como se contraía gritando extasiado, advirtiéndole algo que el ignoraba por completo, hasta que sintió un liquido de sabor extraño en su boca, el cual se trago sin pensarlo.
-¡Que hiciste, perdón…yo!- decía un rubio realmente avergonzado.
Dos ojos azabaches lo miraban aterrado, el rubio sabia lo que significaba eso y le dolía, porque después de esa noche le ignoraría por completo hasta que nuevamente deseara tenerlo.
Se recostó en el extremo contrario de la cama, tapándose con las sabanas, sin siquiera dirigirle la palabra.
Se abrazo a si mismo deseando que esos brazos fueran los de él, jurándose nuevamente no caer ante su amor, mientras un moreno hacia lo mismo pero a diferencia suya, pensaba no caer en tentación.
Continuara.............................