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Regresa a mi lado por Shotaro

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Notas del fanfic:

Hola, fanfic de Demian :) One-shot, más bien. Me he animado a hacerlo porque mi mente no se sentía satisfecha con el final épico del libro xD

Obviamente para entender el one-shot deben de haber leído la novela :B

Espero les guste.

Besos.

Su humilde escritor, Shotaro :3

Disclaimer: Los personajes no son míos, sino del maravilloso escritor Hermann Hesse.

Notas del capitulo:

Yo otra vez, con un one-shot de Demian :D

El fanfic se ubica espacio-temporalmente años después de la guerra, todo ha acabado, y Sinclair no ha sabido nada de Demian. Se encuentra en la casa de Eva, quién aún vive. (No me pidan matar a Eva, me encanta *--*)

Ojalá los que conozcan la novela se animen a leer :)

Besos. Shotaro.

Disclaimer: Los personajes no son míos, sino del maravilloso escritor Hermann Hesse.

 

Regresa a mi lado

 

En ese espacio oscuro tan familiar estaba un joven de estatura media y rostro infantil, se estaba mirando en aquel espejo negro, le gustaba lo que veía, veía al único ser que de verdad le había removido el corazón de sobremanera en su vida. ¿Cómo era posible que su reflejo como un todo fuese el rostro de aquel hombre por el cual su corazón se había quedado estancado? Cerró los ojos. "Demian, Demian, Demian, Demian, si tan sólo pudieses volver a mí...", pensó con fuerza. Sintió que le llamaban a lo lejos y empezó a abrir los ojos, un temblor se apoderó de su cuerpo y entonces se vio en una habitación muy amueblada con estantes de libros, ¿la biblioteca? Ah, claro, se le había olvidado que estaba allí, sentado, junto a una ventana y en sus faldas un libro que ni siquiera había podido leer el prólogo.

-Otra vez te quedaste haciendo aquello, mi señor-le dijo una mujer alta de cabello oscuro tomado elegantemente, era hermosa, tanto, que cada movimiento que hacía junto con su voz cantarina despedían vitalidad, vida en sí.

-Oh, querida Eva, lo siento-dijo él sonriéndole.

-Me recuerdas tanto a él cuando te veo haciéndolo-dijole Eva bajando la mirada.

-Eva... ¿crees tú que alguna vez pueda volver a verlo sonreír en frente de mí otra vez?-preguntó.

-Ah, querido Sinclair, todo es borroso como la bruma de madrugada, todo borroso después de la tormenta-declaró la distinguida dama.

-Ya han pasado años...-dijo él.

-El tiempo es relativo, ¿acaso no fue ayer cuando te vi por primera vez y tus ojos brillaban con amor hacia mi ser?-preguntó ella.

-Es imposible no amarte, querida Eva, incluso hoy...-dijo él.

La mujer sonrió, se acercó y besó los dos ojos del joven.

-No puedo saber si lo vas a volver a ver, pero puedo decirte que tu existencia y la de él son como dos hilos trenzados fuertemente y que cada vez que piensas en él o caminas sobre sus huellas es como si te apretases más y más a él-dijo la mujer.

-Puedo sentir nuestra conexión, eso nunca morirá, ni mis sentimientos que son parte de mi esencia misma, aunque aquello no satisface como quisiera mi alma ni tampoco, desgraciadamente, mi cuerpo-dijo el joven.

-¿Acaso no fue él quien te despertó de tu aletargado estado?-preguntó Eva.

-Él lo fue todo, y el único que hizo brillar la marca en mi frente-dijo el joven con la mirada perdida, como rememorando episodios pasados.

-Ustedes son hijos de Caín, ¿no?-preguntó Eva-no te preocupes si llegará o si no llegará o cuándo llegará a tu vida, tienes la marca en tu frente y él también, si pasa vas a poder reconocerlo aunque estuviese muy lejos de ti-dijo ella.

El joven le sonrió y salió de la sala. Se dirigió al patio donde había visto sentado tantas veces a Demian, recordaba cada uno de sus encuentros. Una lágrima empezó a descender por su mejilla derecha. Las últimas de palabras de Demian eran mortificantes, había abierto las carnes de su pecho y perforado el inquietante corazón del menor.

-Te busco dentro de mí, Demian, y te veo, pero no puedo evitar que este suero salado brote de mis ojos... Se supone que soy fuerte, "Tienes la marca en tu frente", dijiste, pero en mi interior las entrañas son perforadas por el dolor...-dijo casi en un susurro el joven, apretando sus puños y contorsionando su rostro.

Eva veía cómo temblaba la espalda del joven desde su ventana.

-Oh, Demian, tu querido y pequeño Sinclair se está marchitando.

Había esperando tanto, había pensado tanto, había leído tanto, había vivido tanto, que ya no quería seguir sin él. Se sentó en el suave césped y rozó sus labios con sus dedos. "El beso...", pensó el joven, mientras sus manos se posaron sobre los pastizales y los apretaron con fuerza, sintió latir su corazón muy rápido hasta que no pudo seguir respirando. "Espero verte, Demian, de lo contrario dejaré de existir...", pensó mientras caía exánime sobre el césped.

Se encontraba otra vez en frente del espejo negro, veía perfectamente el rostro del joven moreno al otro lado. Oh, Demian, era tan hermoso, sus facciones maduras, su cabello color ébano, todo en él le atraía inconmensurablemente. Sintió frío, y al mirarse se dio cuenta de que estaba desnudo, igual que el reflejo de Demian al otro lado del espejo. Puso las manos sobre el espejo y no pudo aguantar más las lágrimas.

-¡¿Por qué no despiertas y vienes a mí?!-gritó golpeando el espejo con sus puños.

-¡Demian! ¡He dicho que vengas!-gritó con todas sus fuerzas.

-Te necesito, Demian...-susurró.

Apretó fuerte sus puños, golpeando cada vez más fuerte el espejo, sus manos iban sangrando cada vez más, pero el dolor de su alma era peor, por lo que no le molestó siquiera. El espejo por fin se rompió y el joven cayó hacia el otro lado. Chocó contra el suelo frío, estaba agotado, ni siquiera pudo pararse al instante.

-¿Sinclair?-dijo una voz templada y madura al frente de él.

El joven se intentó parar como pudo, y se quedó viendo al hombre en frente de él, pasmado.

-Demian...-musitó.

-Has quebrado el espejo-sentenció el moreno.

-Bueno...yo...claro-dijo el menor.

Rayos, ¿qué le estaba pasando? Soñó tantas veces con eso, tantas veces, y ahora que lo vivía sólo atinaba a ponerse tímido y callado como antaño. Tenía tanto que decir...pero Demian era el único que le hacía ser de esa forma, no podía evitarlo.

-Así que ya no te sirve y los has estropeado...-empezó Demian.

-Puede que así sea-dijo Sinclair.

-¿Hum?-inquirió Demian.

-Ya no me sirve tu reflejo, he aprendido todo de él, ya no me basta tener sólo tu reflejo-dijo Sinclair tratando de controlar sus emociones.

-Sinclair, pequeño, has tardado...-dijole Demian sonriendo.

Demian aún en desnudez caminó hasta el menor y lo abrazó.

-Has tardado...mucho en desearme-dijo Demian apretando cada vez más al menor.

Sinclair sintió el calor del cuerpo de Demian, se sintió pagado, puso sus brazos alrededor del cuello del moreno y lo apretó dulcemente.

-Con todas mis fuerzas, simplemente mi pequeño cuerpo no pudo contener a mi espíritu, y tuve que destruir tu reflejo, no puedo vivir de reflejos, Demian-dijo Sinclair.

-Tu espíritu me embriaga, siempre lo ha hecho, querido Sinclair-dijo el mayor.

Su pecho empezó a subir y bajar sin compasión, se le estaba acabando el aire, respirar le costaba muchísimo.

-¿Sinclair?-inquirió Demian extrañado.

Sinclair miró su pecho y se dio cuenta que gruesos pedazos de vidrio estaban clavados en él, sangrando profusamente. "Mi vida se acaba...", pensó.

-Demian...bésame-logró articular el menor entre espasmos.

Demian vio cómo una de sus manos se empapaba en sangre. Miró a Sinclair con dolor en sus ojos. Sinclair acarició la mejilla de Demian. Y entonces este le besó. Ah, era todo lo que había esperado. Ya no era el agónico y dulce beso que recibió años atrás, este era lleno de pasión y sentimiento. Sentía los labios y la lengua de Demian en su propia boca, cayeron lágrimas de sus ojos. "De esta forma no me importa irme...", pensó.

Sinclair se separó de Demian y le sonrió débilmente.

-Te amo, Demian-declaró.

 Luego la vista se le nubló y todo se volvió negro.

Se encontraba en un espacio negro, no había sonido, no había nada. Curiosamente, por muy oscuro que fuese podía verse a sí mismo. ¿Había muerto? "Bueno, no importa, morí en los brazos de Demian", pensó. De pronto una extraña fuerza empezó a sacudirlo, una fuerza tibia y muy fuerte. Sinclair se asustó, la fuerza lo movía con fiereza, pasión, era tibia. Se dejó mover por ella, ya no tenía fuerzas para poner resistencia. Después de un tiempo se dio cuenta que esa sensación era muy cálida. De pronto, hubo un gran ruido y retumbó por todo el espacio donde se encontraba. "Sinclair, Sinclair, vamos Sinclair, despierta", decía una voz. "Qué voz más bella", pensó Sinclair. De pronto una imagen cruzó su mente, era Demian. Perdió toda la paz, y sintió un profundo dolor en su corazón, pero raramente no era su dolor, pero lo sentía muy fuerte dentro de sí, casi insoportable.

-Demian...-musitó.

-Demian, Demian, Demian-empezó a decir con desesperación.

La fuerza que lo movía incontrolablemente se transformó en una especie bruma que empezó a teñir el espacio negro donde se encontraba, de un blanco muy puro, cuando todo estaba brillante sintió que era levantado bruscamente hacia arriba, mientras la luz se hacía más y más intensa.

Abrió los ojos súbitamente pero no pudo ver mucho y por fin entró aire a sus pulmones, le tomó varios segundos normalizar su respiración, sentía el césped húmedo bajo sus piernas. Cuando por fin su vista dejó de ser borrosa se pudo dar cuenta que alguien lo sostenía. Ah, aquella sensación tibia la había sentido antes, era la fuerza que lo había suspendido.

Enfocó bien el rostro que tenía al frente y sus labios empezaron a temblar.

-Sinclair, querido...-le dijeron.

-Demian...regresaste-dijo.

-Nunca me fui, pequeño-dijo Demian-sólo estaba esperando que me encontraras.

-Yo...-empezó el menor.

-Me llamaste con toda tu alma, y entonces me encontraste-dijo Demian-me asusté mucho cuando vi que no despertabas, no me lo hagas nuevamente, pequeño, no sabes toda la angustia que pasé-dijo Demian con dolor en sus ojos.

-Pero como siempre estuviste allí para ayudarme, para salvarme, tal cual como cuando me salvaste de Kromer...-dijo Sinclair.

-Pequeño...-dijo sonriendo Demian.

-¿Te vas a marchar nuevamente?-preguntó con dolor Sinclair mientras se paraba con ayuda de Demian.

-¿Cómo he de irme si tu alma y tu cuerpo me reclaman tan imperiosamente?-preguntó Demian.

-Eso es... ¿significa que por fin voy a poder quedarme a tu lado?-preguntó Sinclair.

-¿Quién te va a salvar del bastardo de Kromer sino yo?-preguntó Demian a lo que el menor sonrió-además, por un descuido estuve a punto de perderte, pequeño, no quiero que vuelva a pasar-concluyó el moreno.

-Siento que tú siempre estás un paso delante de mí-dijo Sinclair divertido.

-No es así, querido Sinclair, somos iguales ¿acaso no lo ves?-preguntó Demian.

Entonces Sinclair recordó el espejo.

-Tienes razón, y ahora aún más siento que la noble distinción en mi frente brilla con fuerza, al igual que la tuya-dijo.

Demian sonrió.

-Sinclair, quiero seguir con lo de antes...-sentenció el moreno.

-¿Qué quieres decir?-preguntó el menor.

Entonces Demian se acercó y capturó una vez más los labios de Sinclair. El menor sorprendido pudo sentir la placentera calidez del moreno, y desató todos los más profundos sentimientos en aquel beso.

-Sinclair...-dijo Demian al terminar el beso.

-¿Sí, Demian?-preguntó.

-Dime Max, por primera vez-pidiole al oído.

-Max...-dijo Sinclair sonrojado, se sentía tan cerca e íntimo de su adorado amigo.

-Yo también te amo-le contestó por fin el moreno.

 

 

 

 

Notas finales:

Bueno, jamás podré imitar la forma de escribir de antaño de mi querido Hermann Hesse, pero no pude resistir la idea de escribir este one-shot, mi alma lo necesitaba :) Aunque sé que si Hesse estuviese vivo sería una ofensa para él u.u no por la idea del fic, sino por mi calidad como escritor.

En fin, besos a todo.

Su humilde escritor, Shotaro :3

 


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