“Christmas Night”
NaruSasu
Jugaba suavemente con aquel suave cabello dorado que era igual al suyo; el pequeño cuerpo se removía un poco molesto entre sueños por lo que prefirió dejarle en paz.
Sonrió.
Camino lejos de aquella cama, dejando al más pequeño descansar, le cubrió bien para que no pasara ningún frio, le dio un beso en su frente y cerró la puerta tras de él.
Apoyo su cuerpo en la misma intentando que aquel nudo en su garganta desapareciera, ahora que su hijo dormía, la casa se le hacía demasiado grande, sola, fría.
Sus pies pesaban dirigiéndose hasta la sala, observando con ilusión el árbol de Navidad que estaba adornado con muchas luces, esferas de muchos colores. Se sentó en su sofá favorito, lo había adornado alusivo a las fechas por lo que se permitió tan solo, escuchar el crispar de la chimenea.
-Como te extraño…-
Murmuro mientras levantó la vista y observo aquella foto donde estaba él abrazando a un hombre joven, de cabellos negros, sus ojos no podían verse por que los cerro al sonreír contento con un bebe en sus brazos.
-Sasuke, por favor…-
Sentía un vacio pesado en su corazón, era la primera navidad sin que estuviese a su lado, desde niños se conocían, eran amigos inseparables, hasta que, fueron novios siendo muy jóvenes.
Pasaron muchas situaciones, hasta casarse y tener un hijo. Y Naruto Uzumaki podía decir que su otra mitad era Sasuke Uchiha. Cerró sus ojos apoyando su frente en el dorso de su mano, intentando controlar unas ganas de llorar.
Sin duda, seis meses estando solo con su hijo, era tan duro para él, es como si alguien osara quitar el aire de los pulmones, como la luna sin el sol.
-Me estoy volviendo realmente cursi-
Sonrió a si mismo jugueteando con su argolla de matrimonio, su familia, antes había sido cuna de gente rica, pero, un mal manejo por parte de su padre, hizo que su apellido fuese considerado lo peor.
Ante todo, sus padres hicieron todo por recuperar aunque sea una parte de su dinero, y al hacerlo lograron darle una carrera, pidiéndole perdón a su único hijo por ello.
El les dijo que no había nada que perdonar, y siguió su vida. Quizás en esos años, se distancio de su ahora esposo, Fugaku Uchiha no quería que su hijo se juntara con la escoria de la sociedad.
Le dolió pero apoyaba a su familia, cuando cumplió los dieciséis años, sus padres sufrieron un accidente automovilístico, se quedo solo en el mundo. Un maestro suyo de preparatoria se autoproclamó su tutor, y hasta esos días nunca lo dejo solo.
-Iruka, muchas gracias por creer en mí-
Al entrar a la Universidad, escogiendo la carrera de Administración, se topó de nuevo con el único que había hecho reaccionar su corazón, Sasuke sin embargo, no le hacia el menor caso, tiempo después se entero del porque lo hacía. Marcharse sin decir adiós, sin duda era algo imperdonable.
Poco a poco renovaron su amistad, el jamás dijo que fuera fácil, conociendo el orgullo del pelinegro era algo realmente difícil, pero no imposible.
Hasta que, al finalizar ambos sus respectivas carreras, Sasuke escogió sin duda Negocios Internacionales siendo capaz de tener un don de liderazgo envidiable, se declararon.
Bueno, se podría llamar declaración si fue en el estacionamiento de la Universidad, un leve intercambio de palabras, un beso atropellado por parte del rubio, y las mejillas sonrojadas de su compañero, si, sin duda fue algo mágico.
-Sasuke, siempre tan firme-
Fue algo que le provoco casi irse de golpes con su “suegro” siendo este ultimo capaz de abofetear a su hijo por decirle que se casaría con el Uzumaki. Sin embargo, Sasuke no cedió ni un ápice con su decisión, y paso algo que a Naruto hasta la fecha, se sigue reclamando a sí mismo.
El desconocimiento seguido por la desheredación de la familia Uchiha hacia Sasuke.
Se las vieron muy difíciles en esos dos años; trabajando horas extras mutuamente, hasta dos trabajos mas los fines de semanas, hubo momentos tan tensos que tentaron a romper su relación, pero, el rubio recordaba ese dulce sabor de labios y el pelinegro ese amor, que hacían todo por seguir luchando.
Consiguieron una casa, inmediatamente se mudaron, ambos con veintitrés años pero deseando una vida compartida, sin dejarse caer.
Poco a poco, el sueño le fue ganando quedándose dormido en el sofá de la sala; todo era quietud, su mente estaba entre más y más recuerdos hasta que sintió algo cálido en sus labios.
“Es un sueño”
Afirmo siguiendo sutilmente el movimiento de algo, “son labios”, se dijo al reconocerlos, pero al sentir algo frio, resultado de una posible lejanía, se negaba a dejar de soñar.
-Despierta dobe-
Entreabrió sus ojos azules encontrándose de lleno con unos ojos negros burlones, ese rostro afilado varonil y esos cabellos largos oscuros.
-Sasuke… ¡Sasuke!-
Lo abrazo de manera efusiva, sintiéndose tan contento de repente, que su felicidad casi se respiraba en aquella habitación, un par de brazos hicieron lo mismo, dándose de inmediato un beso demandante, lleno de amor contenido.
-Creí…que no vendrías…-
-¿Crees que una tormenta me detendría? Si me van a escuchar los malditos de la oficina por extenderme a seis meses mi trabajo en Londres-
-Es que eres el mejor Uchiha-
El otro sonrió como el solo lo hacía; acaricio esa piel morena que había anhelado en las noches, esa sonrisa sincera que nadie más tenía.
-Y mi pequeño Minato, ¿dónde está?-
-Lo acosté temprano, insistió en esperarte pero, no sabía su llegarías hoy, realmente pensé…-
Un par de dedos le silenciaron, esos labios seductores de posaron en sus labios llenos de deseo contenido, cada poro de su piel respondía como llamado a esa tentación que era su esposo desde hace siete años.
-¿Te parece si disfrutamos nuestro regalo esta noche? Mañana le daremos sus obsequios a Minato-
-Manipulador-
Apreso aquellas caderas con ambas manos deslizando su lengua al interior de esa boca, disfrutando del contacto abrasador que recorría ambos cuerpos, felices, satisfechos.
Quizás, la Navidad pueda cumplir todos los milagros.
-Te amo Naruto-
-Tambien te amo Sasuke-
FIN