Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Charla por Buuh

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 Wuajaja resumen horrible .o.

¡No se dejen guiar por el! ¡Miente!

Fue la primera cosa que se me ocurrió y en parte se relaciona pero asdsddkj no se.

Ignórenme.

Y si ya lo hacías... que pena por mi.

 

Disclaimer: Naruto no me pertenece, es de Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo:

Fic que de se me ocurrió en la madrugada de este triste día.

¡A leer .w.!

 

-          ¿Sabes? Sería entretenido tener un hijo.

-          Lo dices como si lo quisieses ahora.

-          ¡Claro que no idiota! Pero cuando sea mayor lo tendré.

-          No eres capaz de cuidarte y pretendes hacerlo con otro humano.

 

 

Sabía que su amigo tenía razón, pero no dejaba de molestarle su comentario. Al tener su cabeza en el abdomen de su acompañante presionó fuertemente hasta escuchar una queja.

 

 

-          ¿Quieres parar? – Se encontraba molesto, de eso no había duda.

-          Lo siento, mi cuerpo actuó solo.

-          Tsk, usuratonkachi. – Insultó dándole a entender que dejaba pasar su insolencia.

-          Espero que la racha de los ojos celestes perdure.

-          Búscate alguien con esos rasgos.

-          Ridículo, ¿Qué pasa si me enamoro de alguien de ojos oscuros?

-          Ahí entra lo de la racha.

-          Aunque no sería malo que tuviese ojos oscuros... en ese caso debe tener cabello rubio.

-          Eso es igual de complicado, dobe. Oh, claro, en Japón abundan los rubios. – El menor tenía el ceño fruncido, detestaba que fuese sarcástico.

-          Soñar no cuesta nada. Lo dices porque eres un resentido, esperemos que el querubín que sea llamado tu hijo no sea igual de común que tú.

-          ¿Común? – Interrogó molesto, como él no habían más en el planeta.

-          Pelo negro, ¡sobran!

-          Para tu escasa información mi cabello es único.

-          No te creas tanto por esos reflejos azules que salen a la vida con la luz.

-          Envidia, dobe, envidia.

 

 

Más que molestarle el último comentario le causo risa, el cabello del azabache era un tema de discusión frecuente.

 

 

-          Espero que tu hijo no sea igual de presumido.

-          Que lastima, es mi hijo, por ende un Uchiha. Lamento romper tu ilusión.

-          ¡Evitare que es ocurra! Perfecto que tenga orgullo y blablabla, pero no permitiré que crea que es la persona más maravillosa del mundo.

-          Y no lo creerá, simplemente tendrá claro que será alguien de admirar.

-          Si, claro, dilo con palabras bonitas.

-          Supongo que tendré que evitar que tu hijo sea un dobe. – Acompaño lo dicho con un suspiro.

-          Oh pero que considerado. No te preocupes, no lo será. Con la educación que le dé y los genes bastará y sobrará.

-          Pobre de él.

-          ¡¿Qué....?!

-          Oe, levántate.

 

 

De mala gana y refunfuñando apoyo sus manos sobre el suelo cubierto de pasto. El mayor realizo el mismo acto y se acomodo sobre el gran árbol. Se cruzó de brazos y cerró los ojos.

 

 

-          ¿Ya?

-          Ya.

 

 

En seguida reposó su cabeza sobre los muslos del azabache.

 

 

-          ¿Qué prefieres que sea tu primogénito?

-          Varón.

-          Ni la pensaste, ¿eh teme?

-          Lo tengo claro.

-          Ojala sea niña... – Susurró traviesamente.

-          Tus malas intenciones no me llegan.

-          Jeje. Bueno... realmente no importa ¿cierto? De todas formas es tu hijo.

-          Eso es obvio, pero sería más agradable lidiar con un hombre.

-          Si.... ¿imaginas tener una conversación de sexo con tu hija? ¡primero muerto!

-          Que pudor le tienes al tema.

-          Con hombres te entiendes, es más sencillo.

-          En ese tiempo ni tendrás que hacerlo.

-          ¡Lo haré! Le explicaré todo.

-          Lo sabrá mejor que tu cuando tenga esta edad.

-          Mi hijo no será un pervertido.

-          ¿Cómo su padre?

 

 

El rubio se sonrojo levemente, rayos, era vergonzoso que te tacharan de degenerado.

 

 

-          Creo que te haré caso. – El mayor sonrió arrogante.

-          Era de esperarse.

-          No te pases teme de los mil demonios... ¿sabes? Ya ni sé si dejar que mi hijo se vea con el tuyo.

-          Serás el primero que diga “que sean amigos” – citó con voz burlesca.

-          Bueno, quizás no será tan desagradable, amargado y prepotente como tú. Le enseñaré que debe parecerse más a mí.

-          No permitiré que le arruines la vida.

-          Contigo como padre ya esta arruinada.

-          Ya verás quien saca mejores notas, es mejor persona y puede saltar más alto.

-          ¡Que tengo piernas cortas, bastardo! Deja de sacarlo en cara.

 

 

Una diminuta carcajada salió por la boca del azabache. Golpeó la frente de su amigo un tanto divertido.

 

 

-          Me gustaría que adquiriera muchas de mis cualidades. - Declaró el rubio.

-          Oh no, a la humanidad le basta contigo.

-          ¡Pero que gracioso comentario has dicho! ¡mira como me rio! Ja ja ja jo jo huajaja huajaja hua...

-          Para si no quieres que te lance de una patada.

-          Ya, ya, me calmo, pero es que me matas teme.

-          Hey...

-          ¿Sería lindo, no? Una familia... ¡arg, quiero un hijo!

-          Y sigues con la idea... tienes toda una vida.

-          Lo se, y cuando llegue el día me dedicare 100% a él.

-          Si es que no te dicen que eres estéril.

 

 

Giró quedando sobre el césped de costado, miro fijamente los ojos del contrario y luego bajo su vista a su entrepierna.

 

 

-          ¿Lo ves? La tengo cerca. El estéril puede ser otro.

-          Te hago desaparecer de este mundo antes.

 

 

Satisfecho por molestarlo volvió a su antigua posición.

 

 

-          Supongo que tú le enseñarás matemáticas cuando no entienda. Sabes que no se me dan ni a palos.

-          Ni historia, ni física, ni biología, ni artes plásticas...

-          ¡Ya sé! Qué este cuerpo y esta mente hayan sido creados para los deportes no es mi culpa.

-          Claro, así se le llama ahora.

 

 

El de ojos claros observo el cielo perdiéndose en sus pensamientos, acto que captó la atención de su acompañante.

 

 

-          ¿Qué pasa? – Pregunto un tanto curioso.

-          Debes... – Comenzó con voz suave y calmada, algo extraño proviniendo de el. – Debes estar en cada cosa... acompañándome a no arruinarlo.

-          Claro. – Ocultando su sorpresa acarició las hebras rubias. – Es mi deber vigilar que no te mates y no lo mates.

-          Lamento haberte condenado de por vida. – Exclamó risueño.

-          Podré soportarlo. – Comentó siguiéndole el juego.

 

 

Al cruzar sus miradas inconscientemente sonrieron, era agradable el ambiente que se creaba cuando estaban solamente ellos y sus infinitos temas de conversación, a veces deprimentes, otras totalmente ridículos, pero siempre había algo de que hablar.

 

 

-          ¿Ya has conocido a la candidata para formar la tan maravillosa familia Uchiha?

-          No. Ninguna calza con el papel.

-          ¡¿Cómo?! ¡Sakura es simpática, responsable y linda! Además babea por ti.

-          Quédate con ella.

-          Sabes que ya no me gusta. ¿Y Karin?

-          Está loca.

-          Si, es verdad.

-          Supongo que tendré que conformarme contigo.

 

 

No se esperaba tal comentario. Sin poder contener el asombro se levantó quedando a la misma altura, observándolo e intentando averiguar si lo dicho era falso.

 

 

-          ¿Lo dices en serio?

-          Para que preguntas si ya hablé.

-          Es solo que... quien diría que sería tu esposa ideal. – Rió ante su propia aclaración. – No, espera... ¡¿Qué dije?!

-          No te creas tanto dobe, simplemente te conozco y te soporto, me conoces y me soportas, es mas fácil de esa forma.

-          Supongo que mis planes de tener un hijo made in EEUU murieron.

-          Es mejor Rusia o algunos países europeos.

-          Si, si, ya entendí. – Le detuvo un tanto harto. – Si no tendrá algo mío, tampoco tendrá algo tuyo.

-          ¿Qué insinúas? – Interrogó conociendo desde ya la idea del rubio.

-          ¡Lo adoptaremos!

-          No.

-          Pe...

-          No.

-          Oy...

-          Dije que no.

-          ¡Déjame hablar!

-          ¡No adoptaremos un niño!

-          ¡No es justo! ¿Por qué tendrá tus malditos genes y no los míos?

-          Porque será mi hijo.

-          ¡El mío igual!

-          Confórmate con que lleve tu apellido.

-          Mh muérete mh.

 

 

No se rediría, convencería a su amigo de adoptar un pequeñuelo. No importaría si fuese castaño, moreno, bajo, gruñón, ignoraría sus deseos ya que sería su adorado hijo, suyo y del teme.

 

 

-          ¡Pero debemos casarnos para que lleve mi apellido!

-          Ok.

-          Que fácil ¿eh? Bueno... si tu contribuyes a su creación yo decidiré como será la boda.

-          La supervisaré, de seguro crearás problemas.

-          Que manera de confiar en tu prometido.

-          Solo me rehúso a pasar una vergüenza.

-          Vergüenza mis pelotas, tu no me crees capaz. – Le reclamó enojado, dándole la espalda.

-          Lo hago, sino ni siquiera tendríamos esta conversación.

 

 

El rubio se sintió algo culpable. Lo conocía a la perfección, sabía que no bromearía con un tema de ese tipo pero... ¿era verdad lo que decía? Diablos, ¡si se trataba de unir su vida con un hombre creando una familia!

 

 

-          Tú... – -Dijo reanudó la conversación. – Debes cumplir tu palabra.

 

 

Luego de analizar sus palabras sonrió, se acerco a su amigo y lo abrazó posando sus manos en su abdomen, apoyó su cabeza en su hombro teniendo contacto con su bronceado cuello.

 

 

-          Ni lo digas. Se que eres capaz de morir por nuestro futuro hijo.

-          Gracias...

-          De todas formas prometimos pasar nuestra vida juntos ¿o no? Si formo mi vida con alguien más nuestras palabras se irán a la mierda. Y yo jamás haré eso.

 

 

Rió por lo dicho, posicionó sus manos sobre los fuertes brazos correspondiendo el abrazo. No creía que recordara la infantil promesa que habían realizado. Se alegró profundamente al ver que su amigo estaba dispuesto a permitir que la única persona con la cual compartiera sus años fuese él.

 

 

-          Que bueno que te até a mí.

-          Todo porque nuestros padres son amigos.

-          ¡Hey! – Gritó repentinamente enfadado, antes de poder soltarse el mayor lo apresó entre sus brazos.

 

 

Y sus labios fueron capturados por los de su amigo.

Un contacto que no duró más de dos segundo, pero que fue capaz de sonrojar violentamente al rubio.

Odiaba esas acciones tan inesperadas de él. Desde hace tres años que había adquirido la estúpida costumbre de tomarlo desprevenido.

Aunque en ocasiones lograba amargarlo, era doloroso efectuar tales contactos que solo duraría un tiempo más o hablar de un futuro donde el no estaría totalmente involucrado, donde una mujer sería la encargada de brindarle la felicidad y cuidado que merecía.

 

 

-          Ya te dije que solo estaré contigo. No pienses tonterías.

 

 

Sorprendiéndolo, el azabache lo atrajo y se recostó nuevamente en el árbol. El rubio descanso en su pecho que relajada y lentamente subía y bajaba.

Le gustaban esas ocasiones únicas y exclusivas de su amistad. Se suponía que los besos y los dulces abrazos los realizabas con tu pareja, pero en su extraña relación eran totalmente normales.

Una relación que incluía rivalidad presentada en constantes discusiones, amistad donde el bienestar del otro era prioridad y un oculto amor que inundaba sus corazones y cegaba sus mentes, demostrado en tiernas miradas y suaves caricias.

 

 

-          Seremos una linda familia.

-          Si. – Dijo con firmeza el azabache.

-          Y saldremos a muchos lugares, lo acompañaremos a su primer día de clases, le ayudaremos con las tareas, le leeremos un cuento cuando no pueda dormir...

-          Ves mucha televisión.

-          Maldita imagen estadounidense.

 

 

El mayor sonrió, su amigo podía ser gracioso sin que este lo planease. Alguien como él era lo que necesitaba, solo él podría darle el significado de “unión”

Besó su cabeza sabiendo de sobra que una curva se posaría en los labios del otro.

 

 

-          Naruto...

-          Sasuke.

 

 

Se miraron por última vez antes de cerrar los ojos y entregarse a un beso cargado de amor puro.

Y una simple charla pasó a un apasionado encuentro, donde los protagonistas mostraban las múltiples facetas de su relación.

Ambos alegres de que su mejor amigo fuese el amor de su vida y que el amor de su vida llegase a ser el padre de sus hijos.

En una simple charla habían planificado su futuro.

Y los había encadenado de por vida.

Que mejor que esa charla.

Notas finales:

¿Do you like it?
¿Lo escribí bien xD?

Bueno... entenderé si no le ven pies ni cabeza a esto, pero me agradó como quedó.

Mmm... imaginé a la pareja como escolares de 17 años.

Quizas más de alguno piense que Sasuke salió medio OoC por hablar bastante, pero considero que sus respuestas eran correspondientes a su bendita :sarcasmo: personalidad, y que con Naruto se expresa bastante.

 

Otra cosa, si alguien lee mis otros dos fics lo lamento mucho :reverencia: mi pc murió y resusitó hace unos días, los fics tenían varios capítulos pero no me dió ni tiempo de rescatarlos :c
Así que tenganme paciencia, pq no abandonaré a mis dos bebés :D pronto los continuaré, nuevamente lo siento.

Bueno, cuídense, chaito .w.

 

pd: lo lamento si el fic tiene faltas ortográficas pero son las 5:50 y el día anterior me levanté bastante temprano, por lo que muchas de mis amadas neuronas duermen hace mucho xD

pd2: ¿Alguien sería tan amable de explicarme como carajo se pone más de un personaje, advertencia y género? Es vergonzoso preguntar esto, pero estoy harta de ser nula para esta página y todavía no saber como hacerlo xD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).