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Regalo Inesperado por AthenaExclamation

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Notas del fanfic:

Dedicado a las integrantes del club Santisimo Pecado.

 

Un Regalo Inesperado

(Saga & Shaka)

By AthenaExclamation67

 

 

Día de Navidad. 8:30 am.

Su rostro mostró sorpresa, sonrojo y desaprobación.

Primero, sus ojos se abrieron como platos. Segundo, sus mejillas se sonrojaron. Y por último, negó con la cabeza. Deseando comprender lo que estaba viendo, deseando entender, lo que iba a pasar en aquel extraño momento.

- ¿Qué se supone que haces Saga? - preguntó enarcando una ceja, tapándose los ojos con sus finas manos blancas.

- Verás... - susurró - es que no sabía que regalarte así que...

Días antes...

- No sé qué haré, estoy completamente perdido, si no soy capaz de sorprenderle... - se repetía una y otra vez - debo encontrar el regalo perfecto - hablaba consigo mismo - pero... ¿qué?

La ofuscación dominaba la mente del guardián de la casa de Géminis. Se encontraba totalmente agobiado porque no tenía ni la más ligera idea de que obsequiar a ese ser tan especial.

- El no precisa de objetos materiales - susurró - está por encima de eso, y además, cualquier tontería que pudiera obsequiarle, seguramente me la tiraría por la cabeza porque tampoco cree en estas festividades - se tomó el mentón más ofuscado que cualquier otro momento en su vida -¡¡¡Yaaagh!!! - gritó buscando desahogo - ¡no se me ocurre nada! - se lanzó contra el suelo en picado y lo golpeó con sus puños,  logrando resquebrajar las enormes rocas que eran el suelo de su templo.

Volviendo a la fecha actual...

- Así que se te ocurrió esto - acabó la frase - ¡no puedo creer lo que estoy viendo Saga!

- Pero... - trató de hablar.

- ¡Pero nada! - Le interrumpió - ¡así no se hacen las cosas Saga! - espetó sonrojándose un poco más, tratando de desviar la vista del lugar en dónde Saga de Géminis yacía.

- A ver... un momento - sonrió pervertido - ¿acaso te disgusta? - Se incorporó torpemente - ¿o te gusta lo que ves? - se acercó dando saltitos con los pies juntos.

- ¡Ya basta! Detente dónde estás - logró pronunciar ante la intimidante cercanía del guardián de Géminis - primero, me acosas mientras estoy meditando, me asaltas en plena concentración y me besas - reclamó - después, como si no tuvieras suficiente con eso, logras encontrarme en el lugar secreto en el que me entreno, y allí, sin pensártelo demasiado, me persigues hasta que logras lo que deseas, hasta que consigues hacer que enloquezca en tus brazos - calló de repente, viendo la sonrisa victoriosa en la cara de Saga.

- Ah, ya entiendo lo que sucede... entonces es que te agrada - se acercó más, topando con la mano que trataba de retenerle

- Saga... - sintió un escalofrió al sentir su mano rozando la piel del que le acechaba, sintiendo el calor que desprendía, justo el mismo que el que desprendía su propia piel cuando le acariciaba.

- Shaka, dejémonos de tonterías... ¿sí? - le miró triste - tu sabes perfectamente lo que siento por ti, pero yo no soy capaz de adivinar lo que tú sientes por mi - suspiró - las pocas veces que logré tenerte entre mis brazos, no me rechazaste, pero sin embargo, cuanto más cerca te tengo, huyes de mi.

Shaka se estremeció, sintió la tristeza en las palabras de Saga, pero se sentía incapaz de pronunciar las palabras adecuadas para no perderle.

El silencio se hizo presente.

Saga ya no podría expresar de  forma más directa lo que sentía. Y la respuesta, una que ansiaba escuchar aunque fuera negativa, no llegaba.

 - Está bien - el silencio se quebró - veo que no tienes nada que añadir, así que me voy... - volvió a dar unos saltitos para girarse y poder así recoger todo lo que había dispuesto para después, poder marcharse.

 

Observó, desde la escasa lejanía que les separaba, como con dificultad, metía las cosas dentro de una pequeña bolsita. Cómo torpemente, se incorporaba y volvía a girarse solo un segundo para poder verle y lamentarse del maldito momento en que su cabeza, decidió llevar a cabo semejante estupidez.

 - E... ¡Espera! - Dirigió su mano hacia donde estaba Saga - Yo... Yo... - calló sintiendo que era incapaz de hablar, notando un nudo en la garganta que apenas le dejaba respirar.

- ¿Sí? - le miró de soslayo, sin voltear su cuerpo, sin ánimo para mirarle a los ojos profundamente como siempre solía hacerlo.

Nuevamente... Silencio.

Sin fuerzas para decir lo que ansiaba expresar, quedó tenso. Completamente petrificado ante aquella situación que se le escapaba de las manos. Shaka, era incapaz de retener a la única persona a la que se había entregado completamente.

Un suspiro...

Emergió de los labios de Saga. Suspiro de desesperación que le ayudaba de algún modo a desahogarse. Giró su rostro sin decir palabra. Despidiéndose de Shaka en silencio, solo mencionando las palabras mentalmente para después dar otro pequeño saltito avanzando hacia el exterior de la casa de Virgo.

Cada saltito que daba alejándose de Shaka, se hundía más en un profundo abismo de soledad.  Soledad a la que debería acostumbrarse. En la que debería hacerse fuerte para que el dolor, no apareciera.

- Quie... Quiero mi regalo... - dijo flojito, tanto, que Saga apenas pudo oír lo que había dicho.

Este, se giró un segundo, y viendo que Shaka seguía estático en el mismo lugar, volvió a voltearse para seguir con esos saltitos que estaban empezando a desalinear los chakras de Shaka.

- Que quiero mi regalo... - dijo algo más fuerte, encontrando valor donde ya nada había. Provocando que los ojos de Saga, se abrieran de par en par, aunque fue algo que no pudo apreciar.

- ¿Cómo? - dijo volteándose, habiéndole entendido perfectamente, aunque se hizo el sordo. Dio otros cuantos saltitos, pero esta vez para acercarse a Shaka y se inclinó, mostrándole su oreja derecha, indicándole que necesitaba escuchar de nuevo las palabras.

- ¡¡QUE QUIERO ABRIR MI REGALO!! -  gritó sonrojándose, apretando los puños enojado.

- Bueno... Bueno... - dio más saltitos, cortos, pero los justos, que le dejaron frente a Shaka - no es necesario que grites, no estoy sordo... - añadió provocando una extraña reacción en Shaka.

- ¡Estás loco! - espetó.

- Bipolar... No te confundas - guiño un ojo, provocándole  más, sabiendo perfectamente lo que hacía.

- ¡¡¡Enfermo!!!  Deja de hacer eso - renegó - ¡ya estás enloqueciéndome de nuevo! - añadió completamente furioso.

- Shaka... - dijo en un tono sensual, como un susurro, un ronroneo - es precisamente lo que quiero... - le miró a los ojos fijamente, dando un saltito más que le pegó a Shaka, inclinándose para poder besarle, pero la intensidad de ese ferviente momento, le hizo olvidar como se encontraba. Perdió el equilibrio y se abalanzó sobre Shaka, como si en un guiño del destino, todo se pusiera a su favor.

-¡Sagaaaaa! - cayeron al suelo, quedando Saga boca arriba y Shaka tendido a su lado.

- Hay, hay... - se oyó como el fuerte guardián de la casa de Géminis se quejaba y se removía sobre el suelo como si de un gusanito se tratara.

- Lo tienes bien merecido... - susurró sin mirarle, sabiendo que si lo hacía, no podría evitar caer en la tentación de ayudarle.

- ¿Y me dejarás así? ¿Atado de pies y manos, sin poder moverme? - siguió deslizándose sobre el suelo, pegando su cuerpo al de Shaka.

- No... - Le miró mordiéndose el labio inferior, muerto de la vergüenza - primero me tienes que explicar cómo te adornaste con esa cinta roja, como hiciste ese lazo justamente ahí - desvió la mirada un instante hacia donde el lazo permanecía intacto - y sobre todo, me tienes que explicar cómo lograste atarte los pies y las manos - frunció el ceño repentinamente, viendo una imagen en su cabeza que no le agradó demasiado - ¿acaso te ayudaron? - hinchó las aletas de su nariz, sintiendo un calor recorrerle.

Saga aguantó lo mejor que pudo las ganas de reírse, y tras adivinar lo que le estaba pasando por la cabeza al guardián de la sexta casa, se incorporó, logrando sentarse y contestó.

- Bueno, creo que no importa el cómo, todo el esfuerzo que hice para poder atarme así, se perderá porque tú no te atreves a hacer lo que... - calló rápidamente, sintiendo las posaderas de Shaka sobre sus muslos.

- ¿Yo qué? - preguntó tomando uno de los extremos de la cinta, deshaciendo el lazo ubicado en el estratégico lugar - realmente tu forma de acosarme, despierta instintos que jamás hubiera creído tener... - deslizó la cinta de seda entre sus dedos, pero sin soltarla, llevando sus manos a las mejillas de Saga para poder tomarlas con suavidad y sin pensarlo demasiado le besó delicadamente, sabiendo que si esperaba un segundo, no encontraría el valor para hacerlo.

Las yemas de los pálidos dedos de Shaka se deslizaron  hacia la nuca de Saga mientras se besaban, mientras apagaban la ansiedad de los minutos anteriores.

- ¡¡Un momento!! - Se separó Saga, mirando con asombro a los ojos azules de Shaka - ¡Suéltame! - exigió.

- No - dijo al tiempo que negaba con la cabeza - por lo que puedo deducir, tu eres mi regalo, así que pienso disfrutarlo... - sonrió ruborizándose.

- ¡¡¡Shaka!!! - Espetó - ¿qué demonios vas a hacer? - se movió agitado, sintiendo como sus manos, sin saber demasiado como, estaban atadas por encima de su cabeza y sujetas a un saliente de la pared.

- Voy a demostrarte que no soy de piedra Saga... - se incorporó levemente, levantando su sari, sacándolo completamente, quedando desnudo - que a pesar de la distancia... - susurró volviéndose a sentar, haciendo que Saga delirara - no soy capaz de alejarme... - se apoyó sobre el fornido pecho, dejando que el asiento que había tomado, justo encima de su erguido miembro, le penetrara y se acoplara a su cuerpo.

El delirio del placer recorrió sus cuerpos. Saga se estremeció, se arqueó sintiendo como Shaka se sentaba sobre él, como lentamente, las estrechas entrañas se abrían paso sobre su hombría, provocándole un deleite demasiado intenso.

- No... No te detengas... - rogó Saga, sintiendo las entrañas de Shaka contraerse en espasmos sobre su sexo, tomando impulso con sus brazos, logrando soltarse del amarre que le impedían acariciar la suave piel de Shaka.

- Solo... - gimió - solo un segundo Saga... - exhaló todo el aire que había en sus pulmones al tiempo que apretaba sus dedos sobre los costados de Saga, rasgando suavemente la piel con sus uñas, necesitando aliviar la punzada que sentía en su interior.

- Entiendo... - jadeó soltando la cinta de sus brazos, llevando sus manos a las caderas de Shaka, deslizándolas lentamente hasta las nalgas, brindándole un apoyo.

Sintió como lentamente, Shaka se relajaba, como sin darse cuenta, este se abrazaba a su cuerpo, dejando que notara lo muy excitado que estaba y volviéndose a mover, despacio, de un modo delirante, haciendo que sus cuerpos danzaran sentados a través de los minutos, en un baile lento y extasiante.

- Es demasiado... - jadeó Shaka, sintiendo la fricción del vientre de Saga rozar su sexo - no puedo... - gimió haciéndose entender perfectamente, notando los largos dedos de Saga rodear su hombría y acariciarla mientras no dejaba de embestirle.

- Tampoco yo Shaka... - buscó sus labios - te amo... - jadeó antes de encontrarlos, tomándolos con fuerza con los suyos mientras aumentaba el ritmo, y también el deseo que les llevó al más delicioso de los orgasmos.

Sus frentes se juntaron a la vez  que sus labios se separaban. Al mismo tiempo que Saga se derramaba en las entrañas de Shaka, y este sobre su mano. Dejándolos prácticamente exhaustos.

Casi sin fuerzas, se abrazaron. Casi sin fuerzas, Shaka logró apoyar su mentón sobre el hombro de Saga, quedando unos segundos en completo silencio mientras la respiración de ambos se tranquilizaba.

- Feliz Navidad Saga... - susurró Shaka - te amo... - suspiró cerrando sus ojos, aferrándose a la musculosa espalda.

- Feliz Navidad Shaka... - le acaricio suavemente, notando como el cuerpo de Shaka quedaba sin fuerzas sobre el suyo.

Cerró sus ojos, esperando unos minutos, dejando que Shaka se durmiera profundamente para después deshacerse de la cinta que aun apresaba sus piernas, dejando que el enredo que había hecho mientras se ataba solo quedara sujeto a su cintura.

Se incorporó con cuidado, y conociendo perfectamente la casa de Virgo, caminó despacio hasta los aposentos de Shaka, tendiéndole en la cama, y posteriormente estirándose él a su lado para dormir y recuperar las fuerzas perdidas.

- Mmmnnn... - se oyó un gemido  - Saga... - suspiró girándose en la cama, sintiéndose algo extraño - ¡¡SAGAAAAA!! - Gritó - ¡¿Cuándo demonios me has atado?! - renegó sin poder moverse demasiado.

- Verás - una sonrisa se dibujó en los labios de Géminis - es que no creo que me tengas un regalo de navidad - se inclinó sobre Shaka - así que decidí hacerme un auto regalo... - le besó sintiendo como Shaka se retorcía sobre la cama pero sin rechazar el beso - y déjame decirte... - un brillo pervertido resplandeció en sus ojos - que me fascina mi regalo... - empezó a reírse mientras Shaka trataba inútilmente de liberarse.

- ¡¡Enfermoo!! - refunfuño hasta que una deliciosa lengua se apoderó de su miembro y cambió sus reclamos por gemidos mientras que la lengua de Saga volvió a llevarle a conocer el gozo extremo.

 

-Fin-


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