Amaneció un nuevo día. El cielo estaba claro, limpio. Los pájaros volaban, sus aleteos y sus cantos eran lo único que rompía el silencio en la aldea, todo estaba muy tranquilo. Un par de ellos se posaron en su ventana. La luz se colaba por los pequeños huecos entre las láminas de la persiana y casualmente terminaban en la cara de Naruto.
Sonó el despertador y se apresuró a apagarlo. Bostezó plácidamente mientras se frotaba los ojos. Desperezó su cuerpo estirándolo al máximo. Se levantó y delante de un espejo de su habitación, se quitó su peculiar gorro de pijama que le comía la cabeza y recató un poco sus despeinados cabellos rubios. Se lavó la cara, se vistió, desayunó y salió de casa. Otro día más habían quedado con Kakashi para entrenar, él, Sakura y Sasuke.
Como de costumbre llegó el penúltimo. Vio a lo lejos a un chico moreno, apoyado en el puente y a una chica con el pelo rosa junto a él. Eran Sasuke y Sakura, sin duda. Como de costumbre también, aún no había rastro de Kakashi. Corrió hacia ellos, saludándoles con la mano, sonriente. Al acercarse más, distinguió a Sakura dándole un paquete envuelto en papel rosa rodeado de un lazo rojo. Un regalo.
-Buenos días. -saludó Naruto.
-Buenos días. -le devolvieron el saludo ambos.
-¿Y ese regalo? ¿Es tu cumpleaños hoy, Sasuke? -preguntó Naruto señalando la caja.
-Idiota. ¿No sabes qué día es hoy? Hoy es 14 de Febrero...¿No te dice nada? -Sakura pensó que diciendo esto, Naruto adivinaría pero...
-Umh... -cerró los ojos y cruzó los brazos. Estuvo con la cabeza agachada pensando un rato.
-¡San Valentín, idiota! El día de los enamorados. Este...es el chocolate que le he preparado a Sasuke. -estaba sonrojada mientras se tocaba las puntas de los índices una y otra vez.
<<¡Mierda!...¡Mierda, mierda, mierda!>> pensó Naruto. <<¡Se me ha olvidado! Y no he preparado chocolate...ni un triste pastel. Yo que quería darle uno a...Sasuke. Sería buena oportunidad para declararme.>>
¡PLOF! Apareció Kakashi entre humo, encima una columna del puente, sin prestar atención al regalo de Sakura, sumido en su habitual lectura. Cerró el librito y dijo:
-Bien comencemos el entrenamiento.
Entrenaron toda la mañana en el bosque. Sakura y Sasuke acabaron agotados, y Naruto muerto de hambre en la copa de un árbol, después de haber practicado horas la concentración de Chakra en los pies.
-No está mal. Esto es todo por hoy, mañana seguiremos con más. Donde siempre, a la misma hora, ¿Sí?
-¡Se puntual! - le gritó Sakura, antes de que volviese a desaparecer en una humareda. Sakura suspiró...palabras en vano.
Volvieron a la aldea. En un cruce, Sakura se despidió de los chicos. Sasuke y Naruto continuaron juntos el camino un tramo más.
-Bueno, yo tomo este camino -comentó Sasuke. -Ya nos veremos en el entrenamiento de mañana. Adiós.
-Sasuke, espera. -le detuvo agarrándole de la manga. -¿Quieres quedar después a la tarde? Paraaa....entrenar, ¡Sí! Además tengo algo importante que decirte.
-Umh...está bien. -accedió Sasuke. <<Seguro que es una tontería...como si lo viese.>>
-¡Genial! -alzó el brazo, con el puño cerrado en gesto de aceptación.- A las cinco en el parque, ¿Sí? Te espero. Adiós. -No le dejó contestar siquiera, se fue saltando a casa.
Nada más llegar a casa, comió rápidamente y enseguida se puso manos a la obra.
Misión: hacer el chocolate más dulce y rico que existiera para que le gustara a Sasuke. Primero fue a comprar a la tienda ingredientes para hacer chocolate. Compró para hacer pasteles, si le sobraba tiempo los haría también para Sasuke. Volvió a casa argado con dos bolsas llenas y el monedero vacío. Puso las pesadas bolsas sobre la mesa de la cocina. Con todo lo necesario y lleno de ilusión empezó a cocinar. La verdad es que nunca antes había hecho chocolate ni pasteles, de todos modos dedujo que no era muy difícil.
Eran las cuatro, aún le quedaba una hora. Sacó de la bolsa todo: moldes, chocolate para derretir, azúcar, nata... Antes de empezar, cogió los moldes con letras los ordenó y sonrió enamorado al ver: S A S U K E.
-Perfecto, quedará perfecto en chocolate.- optimista, como de costumbre.
El tiempo pasaba rápido. Aún le quedaban quince minutos. Llegaría puntual. Ya tenía el corazón de chocolate preparado, ponía Sasuke en chocolate y con nata LOVE. Sólo le quedaba envolverlo y listo. Al parecer, la estética del chocolate, alejaba la estética de la cocina, que quedó completamente patas arriba. Tenía ingredientes que ni siquiera había usado. Llamaron a la puerta.
<<¿Quién será?>> Se preguntó a sí mismo Naruto. Miró el reloj. Cinco menos cuarto.
Abrió la puerta...¡SASUKE!
-¿Qué...qué...qué haces aquí?- tembló Naruto al verle.
-Bonito delantal.- rio Sasuke.- estás irresistible.
-¡Qué...qué dices!- medio enojado, medio alagado, aguantando un sonrojo.- ¿Por qué estás aquí? Habíamos dicho a las cinco en el parque.
-¿Y qué hora es?- preguntó tranquilo Sasuke.
-¡Son las cinco menos cuarto! Todavía faltan quince minutos.
-¡Idiota! ¡Ese reloj está mal!- le espetó.- Te he estado esperando casi una hora como un imbécil... tengo sed, voy a por agua.
-¡Espera!- inútil, entró en la cocina.
Allí se topó con el desorden total y en el medio de la mesa, el chocolate. Sonrió, dejando escapar en un suspiro una risilla. Naruto entró detrás de él, avergonzado, mirando al suelo. Sasuke se dio la vuelta y estuvo mirándole un rato.
-¿Era esto?- palabras frías.- ¿Era esto lo que me querías enseñar? ¿Y lo que me tenías que decir?
-Tú...-los ojos de Naruto empezaban a humedecerse levemente. Continuó con vergüenza, sin mirarle a los ojos.- me gustas...
Otro suspiro se convirtió en risilla.
-Entonces pasaremos al entrenamiento.
Naruto no le comprendió. No quería entrenar en ningún momento. Era una excusa, nada más. Sasuke no pareció entenderlo. ¿O sí?
Sasuke se acercó a Naruto. Le empujó contra la nevera y con las manos en ella, acorraló a Naruto con su cuerpo. Le miró. Ojos azules que le hacían encantador, junto a sus tres "bigotitos" por mejilla.
Sasuke era gélido. Parecía no sentir nada con nadie. Pero...Naruto no pensaba así. Era capaz de ver ternura más allá de sus oscuros ojos, como una luz que brillaba en ellos. Sasuke acercó su cara a la de Naruto. Cerró los ojos, inclinó su cabeza...y le besó. Los parpados de Naruto se abrieron como platos de la sorpresa. Aunque poco después los cerró, para disfrutar de aquel...sueño. Lo único que rompía el silencio era el sonido de los labios separándose y volviéndose a unir. Sasuke se apartó un momento para confesar:
-Ya te dije...que con este delantal, estás irresistible.
Bajó sus labios al cuello, y le lamía mientras le desnudaba el torso. Naruto estaba colorado. Consiguió insonorizar un gemido de placer, pero su respiración ya se estaba acelerando. Sasuke, al terminar de desnudarle el torso, se agacho a la altura de la cintura de Naruto y le bajó los pantalones.
-Esto te gustará.-afirmó Sasuke.
El moreno empezó a libar de su entrepierna y esta vez sí que no pudo evitar soltar un gemido. Posó la mano sobre la cabeza de Sasuke, acariciándole. Cuando más placer sentía no podía evitar estirarle un poco del pelo, o empujarle hacia él. Los gemidos se hacían más intensos y pronto Naruto no pudo evitarlo.
-¿Cómo...?¿Ya? No me has dejado divertirme a mí.- inspeccionó las baldas.- ¿Qué tenemos aquí? Nata. ¿Te gusta?- Sasuke puso un poco de nata en su dedo y se la comió. Luego puso otro poco, y se la ofreció a Naruto. Le metió el dedo en la boca y sintió como su lengua le lamía el dedo.
Sus bocas volvieron a juntarse. Esta vez, Sasuke empujó a Naruto contra la encimera. Echó todo lo que había en ella a un lado; tirando el chocolate que sobró y la crema de pastel, y subió al rubio. Quedaban restos de azúcar que se pegaron en la piel de Naruto. Se desnudó entonces Sasuke.
-No aguanto más.
-Espera...-demoró Naruto.- Espera un momen...¡AH!
Naruto cerró los ojos con fuerza. Le dolía, pero a la vez le gustaba sentir a Sasuke tan cerca de él. Dos cuerpos, se volvían uno. Pronto se acostumbró al daño. La respiración de ambos se agitó. Sasuke buscaba granos de azucar por el cuerpo de Naruto y lo retiraba con su lengua. Se moría de placer.
-¡Ah!...Sasuke...te amo...mmmh...-se declaró completamente sonrojado y con una lágrima asomándole en los ojos.
Sasuke cada vez fue más rápido. Disfrutaba, pero en silencio. Puso una onza de chocolate en la boca de Naruto y amenazó con robársela. Pura dulzura se liberaba entre sus lenguas.
-Naruto...-suspiró. Cada vez más y más violentos. Sasuke también terminó, con la respiración entrecortada y jadeante. Agotado, pronuncio:
-No…no necesitas regalarme chocolate.
Naruto le miró y dudó de entenderlo.
-Tú...tú eres mi más dulce chocolate...-selló esas palabras en un beso. No quedaba azúcar, pero fue el más dulce de todos.
Naruto untó en su dedo un poco de la crema de pastel que Sasuke tiró de la encimera y esparció. La comió.
-Me hubieran quedado bien unos pasteles, ¿No crees?
-Naruto...eso no es crema de pastel...