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No soy el que fui por Jae_Marshmallow

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Notas del capitulo:

Aqui el nuevo cap xD disfrutenlo y nos leemos abajo.

 

Cuando el resto de los compañeros de habitación de Harry despertaron, este ya se había escabullido hacia el Gran Comedor decidiendo que lo mejor era comer antes que todos. Se encontraba abatido y un frió le llenaba los pulmones, sintiéndose tan desdichado como si la felicidad se encontrara en un camino bastante lejano, un camino que le era negado. Era como sentir la sensación de un dementor dándote el beso. Una sonrisa irónica se posó en sus labios por unos segundos.

 

– Un dementor me ha besado más veces que una chica –suspiro–. Que vida la mía…, eso es triste.

 

Recorrió con la mirada la mesa de Ravenclaw. Luna aun no llegaba, seguramente seguía dormida. No la culpaba era muy temprano y solo había tres alumnos en el Gran Comedor, incluyéndose él mismo. Los otros dos eran unos chicos de Hufflepuff de cuarto curso.

Meneaba la cuchara en su tazón de cereal, no sentía los ánimos suficientes de comer. Por más que intentaba mantener su mente en blanco esta volvía a cargar sus sueños. Tan reales, tan llenos de sentimientos encontrados, tan… hermosos. Podía compararse con una adolescente entusiasmada con su nueva amiga, pero este no era el caso. La nostalgia le invadía nuevamente.

 

¿Qué era realmente lo que sentía por Draco Malfoy?

 

El arrogante Malfoy, hijo de familia de magos de sangre pura, educado para ser un perfecto aristócrata, tan altanero y petulante como su padre. Debía ser muy idiota por querer ser parte de su vida. Pero Harry Potter no es precisamente lo que podría considerarse como la persona más inteligente del mundo.

 

Si de algo estaba seguro es que quería ser algo para Draco. No solo el-niño-que-vivió.

 

Debía seguir escarbando para llegar al meollo del asunto.

 

Tal vez era aprecio. Rápidamente descarto eso, aprecio le tuvo por ser el primer niño que conoció en el Mundo Mágico. Hasta que hablo. Ahí se acabo el encanto; era muy arrogante cosa que no le agrado. Y ahora se arrepentía de no haber conversado más con él ni de haber aceptado su mano cuando se la ofreció.

 

¿Amistad? Quizás. Es lo que creía, hasta que su pecho comienza a doler al pensar en ser solo una amistad para Malfoy. Entonces, ¿Qué significaba eso?

 

Se llevo las manos a la sien, cansinamente. Tanto darle vueltas al asunto no le estaba sentando nada bien. Empujo el plato lo más lejos posible de su persona, ver comida le estaba asqueando.

 

Se escucharon unos pasos provenir del pasillo. Eran delicados y no sonaban estrepitosos.

 

Draco pasaba con basta elegancia por el umbral del Gran Comedor. Harry se sorprendió de verlo sólo. Caminaba sin ganas y debajo de sus platinos ojos se marcaban unas leves ojeras, pero, a causa de la tez pálida que poseía pareciese que no durmió en días.

 

Volvió a tomar su tazón de cereal fingiendo que comía, sino, no tendría pretexto para poder seguir ahí.

 

Draco Malfoy solo tomo una empanada de calabaza y medio vaso de leche. Harry le miraba de reojo viendo cada uno de sus movimientos. Por un segundo miraba el cereal y por el resto del minuto observaba los rosados labios del rubio bebiendo un poco de leche. Le impresionaba que a pesar de verse tan cansado no perdía ese porte aristocrático característico de su familia.

 

– ¿Te encuentras bien? – Pregunto Blaise Zabini; uno de los amigos de Draco.

 

El aludido solo gruño y dio un pequeño mordisco a la empanada.

 

– Tienes una expresión de ensueño, Harry.

 

El moreno se sobresalto, dejando caer la cuchara la cual tenía algo de cereal. De todas formas no es que se lo fuera a comer.

 

– Buenos días, Luna –saludo mientras intentaba disimular que no había estado viendo con demasiada atención la mesa de Slytherin, y a una persona en específico. Se pregunto si tendría la misma expresión de cuento de hadas que tenia Luna; no por nada se lo había hecho saber.

 

– Te encontrabas muy risueño que no podía decidirme en hablarte.

 

A Harry no le hizo nada de gracia.

 

– ¿Cuánto tiempo…, es decir, ¿Cuánto tiempo llevas ahí parada?

 

– Alrededor de cinco minutos –comento alegremente sentándose junto al moreno. Tomo una empanada de calabaza dándole un buen mordisco –. Umm… Draco tiene buen gusto, estas empanadas están deliciosas.

 

El ojiverde le miro interrogante. ¿Draco? ¿Desde cuándo Luna tiene esa confianza como para llamarle por su nombre de pila?

 

– Luna… –susurro viéndole fijamente. Con cierto tonito que exigía una explicación; algo pausado.

 

– ¿Si, Harry? –murmuro imitando el mismo acento utilizado por él. La rubia no parecía entender a qué tanta expectación.

 

– ¿Desde cuándo… –paro al escuchar un fuerte estruendo.

 

– ¡Lo he conseguido! He tardado y aun así no logre encontrar tú información Harry, pero encontré un par de cosas que no tenías. –Era Hermione Granger quien hablaba tan rápido que al terminar tomo una gran bocanada de aire.

 

Harry vio dos libros antiguos y gruesos en la mesa. Seguramente el estruendo vino de estos al dejarlos caer en la mesa. Se dio cuenta que Hermione si corrió a la biblioteca a mejorar su tarea. Tal y como predijo que lo haría.

 

– ¿Tan temprano y ya asaltaste la biblioteca? –Pregunto poco interesado. Luna le daba otro mordisco a su empanada, tampoco muy atenta a la plática de Hermione.

 

– Por supuesto.

 

Harry recordó la invitación de Luna a alimentar a los Thestral y que también salir con ella fue su reto la pasada noche.

– ¿Luna, aún sigue en pie la invitación?


– ¡Por supuesto! –exclamo terminándose la empanada, relamiéndose los dedos –. Deberíamos llevarnos manzanas –tomo algunas del frutero más cercano, echándoselas a la mochila.

 

– Eh… –intento pronunciar palabra, algo nervioso. ¿Cómo le preguntaría si no le molestaba que el resto de Hogwarts creyera que estaban en una cita amorosa?

 

– ¿Ocurre algo? –encurvo sus dos delgadas cejas, rubias como su cabello.

 

– Bueno…, no te molestaría… –trago saliva, jamás fue muy bueno para invitar a salir. Aunque, aquello no sería realmente una cita –, como decirlo…

 

– Estas nervioso. –No fue una pregunta; fue una afirmación.

 

– ¿Es tan obvio? –Sonrió afligido.

 

– Eres un libro abierto, Harry. –Declaro sin perturbación. Bebiendo un sorbo de jugo de calabaza.

 

Hermione rió. Incluso la loca de Lovegood podía leer las facciones del ojiverde.

 

Al cabo de unos minutos el Gran Comedor comenzaba a llenarse de alumnos, aumentando el bullicio en el lugar. El moreno prestaba más atención en las conversaciones casuales que escuchaba a su alrededor, pero no podía concentrarse en sus propios pensamientos.

 

Solo debía preguntárselo, no podía ser tan difícil. ¿O sí?

 

– No te molestaría –trago saliva– ¿Qué crean que estaremos en una cita? –cerro los ojos fuertemente, esperando así no ver la mueca de enfado que seguro le dedicaría junto con algunos grititos.

 

No ocurrió.

 

Abrió uno de sus ojos, inseguro. Pudo ver la amable y carismática sonrisa en los labios de la rubia. Se atrevió a abrir por completo ambos ojos y verle muy curioso. Esperando su respuesta.

 

– ¡Una cita! –exclamo con voz soñadora–. Eso suena magnifico. ¡Tendré una cita con Harry Potter! –tomo una última empanada y se puso de pie –. Iré a mandarle una lechuza a mi padre, le gusta estar al tanto de lo que me pasa –. Sin dejar a Harry responder salió dando una serie de brinquitos; tarareando una rara canción que apostaría sólo ella conocía.

 

– Supongo que fue un sí –susurro para si mismo.

 

– Bien hecho Harry, ahora tienes oficialmente una cita con Lunática Lovegood.

 

Suspiro prestando poca atención a la burla de Hermione. El Gran Comedor estaba casi lleno. A Draco Malfoy no parecía agradarle aquello pues se apresuró a beber la leche. Harry volvió a prestar su total atención a él. Escuchaba de fondo la acelerada voz de Hermione de lo cual solo podía alcanzar a distinguir ciertas palabras «libro», «tarea», «pergamino». Lo último le hizo recordar que debía entregarle su pergamino al rubio. Lo tenía bien guardado en el bolsillo de su túnica.

 

En la mesa de Slytherin; Pansy Parkinson llegaba acompañada de Crabbe y Goyle. Malfoy les dedico una mirada helada, parándose y retirándose de inmediato. Sin siquiera despedirse. Apenas cruzo el umbral de la puerta Harry decidió imitar su acción.

 

– ¡Te veo en un rato Hermione! –dijo antes de perderse por el pasillo.

 

No lograba divisar esa única cabellera rubio platino por ningún lado. Tomo el rumbo hacia las mazmorras, corriendo lo más rápido que podía. Una leve molestia en su talón le causaba moverse más lento a pesar de sentir que corría lo más rápido que podía. El sonoro ruido de los pasos resonaba debido al silencio que inundaba sus sentidos. A lo lejos; dando una vuelta por otro pasillo le vio. Caminaba con su porte casual pero tenía los puños tan apretados que Harry pensó que iba directo a golpear a alguien. Aunque era poco probable. Malfoy no peleaba a lo muggle. Y sinceramente, no lograba imaginárselo.

 

– ¡Malfoy! –grito para llamar su atención, corriendo hacia él.

 

– ¿Potter? –paro en seco.

 

– Creí que no te alcanzaría –jadeo parándose frente a él; con la espalda encorvada y apoyando las manos en las rodillas, intentando recuperar el aliento.

 

Sus ojos grisáceos se posaron sobre la persona que tenia de frente. Analizándolo. Miro alrededor para asegurarse que nadie los viera juntos.

 

– ¿Qué diablos quieres? –gruño de la manera más ácida. Cruzándose de brazos, haciendo relucir su insignia de prefecto. Su comportamiento era totalmente diferente al día pasado en la biblioteca.

 

– Tú pergamino –saco de su bolsillo el pliego–. Gracias… -dijo ya menos agitado.

 

– Oh… no pensé que me lo fueras a entregar tan temprano, conociendo como son los Gryffindor de desobligados y flojos –Draco se lo arrebato de la mano y lo guardo en el bolsillo de la túnica–. Ni una palabra de esto, Potter.

 

Harry rió.

 

– No cualquier día tu enemigo declarado te ayuda con los deberes –el rubio aflojo sus facciones; sonriendo lleno de suficiencia. Lo cual fue agradable para Harry, quien le miraba embelesado –. Eh… ¿ibas a las mazmorras? –cuando la pregunta salió de sus labios se sintió idiota. ¡Era obvio que Malfoy iba a las mazmorras!

 

– Sí –contesto sin burla. Añadiendo –: Por si no te has dado cuenta, Potter. En las mazmorras esta la casa de Slytherin.

 

– Harry.

 

– ¿Qué?

 

– Dime Harry –Malfoy parpadeo sorprendido. Tenía la boca abierta y sus ojos tan grandes que sus pestañas platinadas topaban con el parpado.

 

– ¿Estas de broma? –gruño frunciendo el ceño. Harry continuaba con la vista fija en sus largas pestañas. Eran exactamente del mismo color que su cabello e incluso más largas que las de Ginny. Esquivo la mirada al ver sus labios rosados y como los volvió a abrir para replicar: – ¿Potter, ya terminaste de idiotizarte? –poso las manos sobre sus costados. Enarcando una ceja.

 

Harry rogaba que no se haya dado cuenta de cómo lo miraba. Y a juzgar por su actitud roñosa, parecía que no.

 

– ¿Ah?... ¡Eh, no! ¡No estoy de broma! Es solo que… ahora… que somos amigos, podrías dejar de llamarme Potter.

 

– Brincos dieras, P-o-t-t-e-r –deletreo con un fuerte énfasis. Dio media vuelta y se fue dejando a Harry plantado a mitad de pasillo; el cual se sentía palidecer.

 

Sonreía mecánicamente, la cual era tan ancha que comenzaba a aparecer un tic en los labios, del lado derecho. Las cejas alzadas y la vista perdida hacia el frente; justo donde al cabo de unos segundos Malfoy daba vuelta por la esquina izquierda, bajando unos escalones. Su cuerpo se encontraba tieso y unas lágrimas comenzaron a descender de sus ojos dilatados. Levanto una mano llevándola a la cara, posándola sobre la mejilla que ya se encontraba húmeda. No era su intención llorar y no podía evitarlo.

 

– torpe… –susurro–, torpe, torpe, ¡Torpe!, ¡TORPE! –termino gritando, dejándose caer al suelo. Furioso consigo mismo por la impotencia que sentía. Cerró las manos en fuertes puños, golpeando el suelo tan fuerte como le era posible. Intento encajar las uñas en este, siéndole, obviamente; imposible.

 

Malfoy no había hecho nada malo. El no tenía la culpa. Solo era… Malfoy, el mismo de siempre.

 

«¿Por qué me siento tan impotente?», pensó Harry. Mordiéndose los labios para reprimir sus gimoteos.

 

Escucho pasos a lo lejos. Supo que los estudiantes de la casa de Slytherin no tardarían en pasar por ese pasillo. Hizo uso de la poca fuerza que le quedaba para levantarse. Tambaleándose logro sostenerse de la pared. Recordando los atajos que descubrió en el mapa del merodeador tomo uno que le alejara de la multitud, no le apetecía soportar las burlas y menos en ese momento que estaba seguro no aguantaría ni el más mínimo de los insultos sin desplomarse.

 

Al llegar al retrato de la Señora Gorda se sintió afortunado pues no se había topado con nadie. La mayoría de los estudiantes se encontraban en el Gran Comedor.

 

– ¡Por Godric Gryffindor! –Escucho exclamar a la Señora Gorda –. ¿Qué te paso, muchacho? –se le oía preocupada.

 

– Nada –contesto con pocos ánimos, llegando al último de los escalones.

 

– ¿Nada? ¡Estas hecho un desastre! –regaño–. ¡Ve ahora mismo a la enfermería!

 

Harry quien se encontraba bastante fastidiado y lo único que anhelaba era su mullida cama soltó un chasquido con la lengua y recito: «alas de murciélago.» Era la nueva contraseña para poder pasar debido que a Neville se le dificultaba mucho recordar la anterior. Al retrato no le quedo de otra más que cederle el paso sin dejar de mostrarle una miraba indignada.

 

En la sala común se encontraban cuatro alumnos de tercer curso y los hermanos Creevey. A los que Harry ignoro totalmente, subiendo directo a su habitación. Importándole un comino los murmuros que escucho al subir las escaleras.

 

Abrió su habitación y se encontró con Ron, el cual al ver su aspecto tan demacrado se sorprendió pero al instante sus facciones cambiaron a una realmente preocupada.

 

– ¡Harry! ¿Qué te ha ocurrido? –dijo alarmado, acercándose unos pasos a su amigo. Al ver como este se giraba y le daba la espalda se hizo de valor suficiente para acercarse más y posar la mano sobre su hombro.

 

Harry se sintió derrotar. Ya no podía más.

 

– ¡DEJAME EN PAZ! –refunfuño. De un fuerte manotazo aparto la mano de Ron, causando que este retrocediera –. ¡QUIERO ESTAR SOLO! ¡¿ES QUE NO LO ENTIENDES?! ¡¿ES QUE ERES TAN IDIOTA?! ESTOY ARTO DE TI, ARTO DE HERMIONE, ARTO DE DRACO MALFOY, ¡ARTO DE TODOS! 

 

Ron no entendía que tenía que ver Malfoy, ese ni vela tenía en el entierro. Tampoco lograba comprender el enfado pero si de algo estaba seguro es que no era nada nuevo, ya llevaba días así.

 

Harry le dedico una última mirada rencorosa y se “encerró” en su cama. Con un movimiento de varita el dosel se cerró por completo. Esperando que Ron no fuera insistente y no intentara hablarle. Afortunadamente escucho como salió de la habitación. Se dejó caer en la cama.

 

Al ras de unos minutos se arrepintió de tratar a Ron de aquella manera, siendo que solo quería ayudarle. Apretó los dientes fuertemente que casi rechinaban. Debía disculparse, pero algo dentro de él le decía que era mejor así; «Ron se lo merece», escucho decir a su vececilla que sonaba más aguda. Ron no podía entender que solo quería un poco de privacidad pero al parecer ni él, ni Hermione…, ni el resto del Mundo Mágico querían dejar de prestarle demasiada atención a el-niño-que-vivió.

 

Con un gemido reprimido las lágrimas dieron aviso para volver a brotar. Tenía la atención de muchos y no tenía la atención de la única persona que tanto anhelaba.

 

Se había llenado de dicha cuando Malfoy acepto ser su amigo. Y más aún cuando pasaron una entretenida tarde en la biblioteca. ¡Como recordaba ese momento! En su mente podía vivirlo una y otra vez sin aburrirse. Ese día a Malfoy no le molesto que algunos alumnos los vieran juntos, en cambio hoy… se mostraba indiferente. Esa indiferencia le dolía. Era distinta a cuando se peleaba con Ron o con Hermione.

 

Cerró los ojos fuertemente y las gotas de agua salada que con poco éxito había logrado retener por más tiempo, cayeron como cascadas. Rememorando las sensaciones de la pasada noche las cuales aún podía sentía a flor de piel.

 

Duro alrededor de dos horas encerrado en la habitación. Ningún compañero subió. Debían estar entretenidos, tomando en cuenta que es domingo. Se dio otra ducha para quitar cualquier rastro que delatara su estado depresivo. No podía hacer mucho con su cara, por más que quisiera. Le era imposible fingir una sonrisa, simplemente, no podía.

 

Los ojos seguían rojos e hinchados ya habían parado de llorar pero sentía una terrible picazón.

 

Bajo con cautela al patio de Hogwarts; repleto de estudiantes, para desgracia de Harry. A lo lejos diviso a Luna Lovegood con unas cuantas chicas de Ravenclaw las cuales tenían muecas burlonas, se veían odiosas. Camino derecho a esa dirección, algo molesto. Estaba dispuesto a defender a la rubia si la estaban ofendiendo. Lo cual no le sorprendería.

 

Cuando noto que a quince metros de ellas se encontraba Pansy Parkinson y su grupo de chicas de Slytherin, Harry perdió toda la valentía con la que iba dispuesto. Trastabillando ridículamente.

 

– ¡Ah! –mascullo con cierto dolor. Especialmente en el tobillo derecho, que desde ayer le dolía constantemente. Sentía una horrible punzada que le taladraba. Sin siquiera preverlo ya se encontraba derrumbado en el piso, totalmente embarrado de lodo.

 

Fue como si el tiempo se detuviera, pues todos los alumnos presentes pararon sus conversaciones para ver a alguien revolcado en el lodo, que no era nada más y nada menos que el famoso Harry Potter.

Las carcajadas no se hicieron esperar y muy pocos se encontraban apenados por él.

 

Harry quien estaba muy abochornado, se paró a como pudo. Nadie tenía la decencia para ayudarle y sinceramente no aceptaría la ayuda de ninguno. Dedico una mirada furiosa a las masas y se hizo a la tarea de salir de ahí lo más rápido que pudiera.

 

Avergonzado y agitado; se dio cuenta que llego hasta la explanada. Cansado se dejó caer en el rincón más alejado. Poco le importo que un par de alumnas de su propia casa cuchichearan al pasar junto a él.

 

Cada vez que se animaba, ocurría algo que le dejaba botado sus ánimos por los suelos. Haciéndole sentir más miserable, si es que era posible.

 

– Harry… –susurro una soñadora vocecilla.

 

Harry no respondió, al contrario. Entrelazo sus manos y se aferró más a sus piernas flexionadas, y su cara oculta entre las piernas le daban un aspecto vulnerable.

 

– Te he visto caer… fue muy gracioso –rió quedamente.

 

– ¡Para mí no lo fue! –refunfuño. Aun sin dar la cara.

 

– ¡Claro que lo fue! –refuto decidida.

 

– ¡NO! ¡ESQUE TU NO LO ENTENDERIAS PORQUE ESTAS CHIFLADA! –grito soltando su frustración. Dando la cara con el ceño fruncido.

 

Pero por las barbas de Merlín que sentía que se moriría con tan solo verla.

 

Ensancho los ojos. Se quitó los lentes, los limpio con el interior de la túnica y al volvérselos a poner; comprobó que no era una alucinación suya.

 

– Lu… Luna –tartamudeo–. ¿Qué te paso?

 

– ¡Oh! ¿Esto? –dijo señalándose a si misma.

 

– ¡Si, ESO!

 

– Bueno… como dije, te vi caer al lodo y te veías muy gracioso.

 

– Eso ya lo mencionaste –contesto roñoso– y no, no fue gracioso.

 

– ¡Claro que lo fue! –repitió nuevamente–. Se veía tan divertido que yo también quise intentarlo.

 

Harry, que se encontraba atónito no sabía que decir. Realmente Luna estaba fuera de sus cabales. Quizás por eso era una de las pocas personas que le toleraba con el humor que se cargaba últimamente. Al instante se arrepintió de haberle llamado chiflada.

 

– Eso explica…eso.

 

– Si, eso. –Rió graciosamente, sentándose junto a Harry.

 

Luna se encontraba totalmente embarrada de lodo. Como si hubiera decidido lanzarse y darse un baño en barro cuan cochinito. Su cabello el cual normalmente es rubio se encontraba nejo y más enredado de lo habitual. Y qué decir del hecho de que le faltaba un zapato.

 

– Gracias –murmuro apenado y con un tenue rubor rosado en las mejillas.

 

– ¿Por qué? –pregunto mirándolo fijamente con esos ojos que le daban un aspecto de Lunática. Pero Harry sabía perfectamente que no era ninguna loca. Excéntrica y rara sí.

 

– Porque ahora somos dos con aspecto y olor a troll –bromeo tomando un poco del lodo que tenía embarrado en la túnica para echárselo en la cara de Luna. La cual le siguió el juego y al cabo de unos minutos tenían una batalla de barro.

 

Después de un rato sus energías se agotaron y volvieron a tirarse al suelo. Respirando entrecortadamente por la falta de aire.

 

Harry sentía que no se había divertido nunca de aquella manera con una chica. Para Hermione algo divertido era pasar horas con las narices entre un libro. También estaba Ginny pero ella se la vivía saliendo con chico en chico. Y Cho… bueno, los dos actuaban torpemente cuando estaban juntos así que la cosa no funcionó muy bien.

 

Ron era la única persona con la que suele hacer locuras, ya que es su mejor amigo. Pero, desde que inició su relación con Hermione, Harry se sentía un muy mal tercio. No podía evitar sentirse solo.

 

No… no… no.

 

¡No de nuevo!

 

Llevaba un buen rato sin pensar en… no, no. ¡No lo mencionaría!

 

– ¿Harry, sigue en pie nuestra cita? –su voz calmada resonó en la cabeza de Harry.

 

 «Cita»

 

Cuando estuvo con Malfoy en la biblioteca… ¿Contaba cómo una cita? ¿Por qué demonios se hacia la ilusión de que así fuera?

 

¡Maldición! Y lo acababa de mencionar. Justo lo que quería evitar. Su mente volvió a divagar, ignorando la mirada alarmada de Luna.

 

«Cuando estés seguro, me lo dirás.»

 

Eso fue lo que le dijo Malfoy la pasada noche. Ciertamente era el Malfoy que su subconsciente se inventaba, un mero espejismo. Nada real.

 

«Cuando estés seguro, me lo dirás.»

 

¿A qué se refería con aquello?

 

«Cuando estés seguro, me lo dirás.»

 

Solo planeaba decirle lo contento que se sentía porque ahora fuesen amigos y tuviera alguien con quien charlar amenamente, que no fuera Ron.

 

«Cuando estés seguro, me lo dirás.»

 

Sí, eso era lo que le iba a decir. Ahora sonaba tan insuficiente. Quería decir tantas cosas y a la vez no tenía las palabras pues no sabía exactamente qué era lo que se supone se sentía inseguro de decir.

 

Sintió un picotazo en la mejilla izquierda. Sacándolo de su ensimismamiento.

 

– ¿Eh, que?

 

– Estabas absorto, supuse que soñabas despierto, suelo hacerlo yo también. Es entretenido. Una vez soñaba que los heliopatas reñían con los thestral.

 

Harry decidió ignorar lo último. 

 

– Cierto, ya pasan de las once. ¿Vamos a alimentarlos? –pregunto mientras se paraba y se sacudía torpemente. A sabiendas que seguiría igual de sucio.

 

De lo más contentos se encaminaron a los bordes del bosque prohibido, no muy lejos de la cabaña de Hagrid.

 

– ¡Hay alrededor de quince! –exclamo al llegar. Llena de emoción–. El resto debe estar cazando aun. No trajimos suficiente comida, Harry.

 

– Mmm… ¿Por qué no alimentamos a los más pequeños? Mira –apunto a un par de cría de thestral debían tener alrededor de tres meces. Harry recordó la ocasión en que platico con Luna mientras esta alimentaba a una cría.

 

Les lanzaron las frutas cuidadosamente una por una, y a las criaturas parecía agradarles.

 

– Oye… ¿No dijiste que vendría un amigo tuyo? –dijo desganado para ocultar el interés que en realidad tenia por conocer a algún amigo de Luna. ¿Estaría igual de zafado que ella?

 

– Ya pasa de la hora acordada, quizás ya vino –calmadamente lanzo otra manzana. El thestral dio un brinquito torpe para atraparla. La rubia miro de reojo hacia uno de los espesos árboles que se encontraban más al fondo. 

 

Harry espero que así fuera. Se sentiría mal por ella al pensar en la posibilidad de que si él no hubiera ido, Luna se habría quedado plantada.

 

Conversaron un rato más después de que les lanzaron las últimas manzanas. Uno de los thestral rebusco en la mochila de Luna intentando buscar más. Fue divertido, sin duda.

 

 

 

Notas finales:

Whining Harryyyy FFFFFFUUU- a mi si me dan ganas de darle unos trancazos para que ya deje de gritar como nena xDD pero ah como me encanta hacerlo sufrir :B!

No se ustedes pero yo amo a Luna xD

Gracias por todos los reviews que me dejaron *A* me gusto mucho leerlos y se los conteste :D! espero me sigan dejando para saber sus opiniones.

Queria actualizar más rapido pero me fue imposible por los deberes de la escuela. Igual no creo tardar en actualizar el nuevo cap (:

Todos sus reviews son bienvenidos!

Para cualquier cosilla dejo mi Twitter: JaeMalvavisco


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