Hogwards estaba en completo silencio, un silencio que anunciaba la calma después de la tormenta. En los pasillos había numerosos agujeros en las paredes, suelo y techo, y miles de desperfectos de todo tipo, como tapices rasgados y hasta manchados por gotitas rojas de diverso tamaño.
Parecía el escenario típico que queda después de una batalla épica...justo lo que había sucedido, hace apenas unas horas que toda la pesadilla se había acabado, con la muerte de Voldemort y la captura de todos sus mortífagos, incluidos Snape y Draco, aunque ellos tenían la coartada de que eran espías para Albus Dumblendore, director del colegio y próximo mentor del nuevo ministro de magia, Harry Potter.
El chico no estaba para nada convencido, pero todos los que lo rodeaban querían que el chico que vivió para librarse de la gran amenaza que era el Lord Oscuro, fuera el que llevase el mundo mágico por buen camino y que procurase que las relaciones con el mundo muggle fueran por buen término.
Casi milagrosamente, en esa guerra de los últimos años, no se perdieron vidas, por suerte, por milagros, porque no tenía que ser así, vete tú a saber, pero las únicas vidas que se perdieron fueron las de los amados y añorados héroes de antes de que Harry fuera marcado por la cicatriz en forma de rayo que el joven de ojos verdes cargaría con orgullo toda su vida.
El hermoso joven de ojos verdes y cabellos oscuros, veía amanecer desde el cuarto especialmente preparado para él, pues lo trataban como si fuera un rey, cosa que incomodaba en máximo grado al chico, que sólo quería ser un auror y un hombre normal.
No se imaginaba en el despacho cargante y cerrado del ministro de magia, se imaginaba en diversas misiones de reconocimiento y capturando a los peligrosos delincuentes magos...sueño que veía evaporarse ante sus ojos.
Al menos, tenía el apoyo de sus mejores amigos Ron Weasley y Hermione Granger, y por supuesto, el de su novia y futura esposa, Ginny Weasley. Tambien tenía el del resto de su sus amigos inseparables, el de su padrino y varias personas más, pero esos tres eran los más importantes.
-Soy feliz de tenerles conmigo...-musitó el joven de ojos jade a sí mismo.
Pero no es oro todo lo que reluce, esa maravillosa chica que Harry amaba, no era tan buena y pura como parecía, desde luego. Ahora mismo estaba abierta de piernas y disfrutando como una loca del cuerpo prieto de Dean Thomas, su antiguo ex novio, y el hombre que realmente la chica pelirroja amaba.
-Ahh, mi vida, ahh.-gemía en pleno éxtasis la muchacha.
-Ya no aguanto más, Ginn, me voy.-murmuró el joven, besándola ferozmente y derramándose en su interior, a la par que la chica, que vio literalmente las estrellas.
-Te amo...-susurró Ginny.
-Yo también.-correspondió Dean.
Que terrible era darse cuenta el día que estuviste a punto de morir, que realmente amas a otra persona, y no a la que le has jurado tu amor durante años.
-"Harry, lo siento, lo siento, lo siento"-pensaba la pelirroja apenada.
Realmente tenía que contarle la verdad a su actual novio.
-Unos meses después-
Harry estaba destrozado, más de lo que podría pensarse, incluso a pesar de que su vida no había sido precisamente la más linda del mundo. El último revés de su vida había sido brutal.
Hace tiempo que no escribo lo que siento
Hace tiempo que te busco y no te encuentro
Hace tiempo que no para este tormento
Será que nuestro amor se lo llevó el viento
Hace apenas me juraste amor eterno
Me dejaste fue eterno sufrimiento
Ya me voy acostumbrando a este desierto
En medio de la noche buscando tu cuerpo
Devuélveme la vida que me la has quitaó
Devuélveme la vida que me la has robao
Devuélveme la llave de mis sentimientos por favor
Que se me ha cerrao con tu amor y no sé como abrir
Devuélveme la vida que me la has quitaó
Devuélveme la vida que me la has robao
Devuélveme la llave de mis sentimientos por favor
Que se me ha cerrao con tu amor y no sé como abrir
Nadie sabe cómo duele este silencio
Nada llena este vacío tan inmenso
Los minutos se me pasan sin saberlo
Será que nuestro amor se lo llevó el viento
Devuélveme la vida que me la has quitaó
Devuélveme la vida que me la has robao
Devuélveme la llave de mis sentimientos por favor
Que se me ha cerrao con tu amor y no sé como abrir
He vivido dando vueltas sin sentido
Tras la huella que dejaste en mi camino
Atrapado en una falsa realidad
Que no encuentro mi conciencia
Que no puedo despertar
Hace tiempo me juraste amor eterno
Me dejaste fue un eterno sufrimiento
Ya me voy acostumbrando a ese desierto
En medio de la noche voy buscando tu cuerpo
Devuélveme la vida que me la has quitaó
Devuélveme la vida que me la has robao
Devuélveme la llave de mis sentimientos por favor
Que se me ha cerrao con tu amor y no sé como abrir
Devuélveme la vida que me la has quitaó
Devuélveme la vida que me la has robao
Devuélveme la llave de mis sentimientos por favor
Que se me ha cerrao con tu amor y no sé como abrir
Devuélveme la vida...
Harry había pedido un año sabático, alegando su cansancio y pesar, pues había perdido a la persona que amaba justo después de una batalla en la que casi había perdido la vida y la de sus seres queridos.
Ahora que todo estaba en calma y el terror que incitaba Voldemort no existía, nadie pudo negarle su petición, y Harry se marchó en medio de la noche, en secreto, para estar solo y curar sus heridas.
Ahora, en un rincón perdido de la mano de Dios (bueno no, en la campiña italiana) Harry estaba bebiendo Chianti a mansalva, pillándose una cogorza de agárrate y no te menees, la verdad.
Por suerte, Harry era un borracho feliz y no daba problemas, mas al contrario, el vino le hacía olvidar muchas cosas y estaba bajo un encantamiento glamour, con sus ojos verdes trocados en unos violetas, y el negro cabello en uno rubio oscuro, igual de desordenado que siempre, pero bueno.
El cambio le sentaba bien, pero no tanto como sus verdaderos colores, pero así no era reconocido por nadie, pues mantenía su cicatriz bien oculta bajo varios encantamientos.
-¿Desea algo más el señor?-preguntó un atento camarero, recibiendo de lleno la radiante sonrisa del chico y un pedido de una nueva botella.
El camarero se alejó más que ruborizado, y suspirando para sus adentros por ese cliente, regresando al cabo de medio minuto con la botella.
-Grazie.-murmuró Harry en italiano, dejando aún más embobado al camarero con su acento británico.
-Ahh, il vostro grazie, bello (Gracias a ti, bello)...-suspiró el joven alejándose.
Harry, cuyo nombre falso era Jack, en honor a su segundo nombre, James, seguía disfrutando de la incomparable comida italiana, regada del mejor vino de la Toscana, inconsciente totalmente que tres pares de ojos se lo comían claramente.
Por casualidades del destino, que es totalmente imposible de predecir, Draco Malfoy estaba de visita en la casa de su amigo Blaise Zabini, acompañado de su otro amigo, Theodore Nott, cenaban a poca distancia del bebido y entretenido "Jack".
-Menudo pedazo de tío bueno...-decía lujuriosamente Blaise, desnudando con los ojos al chico rubio de la otra mesa.
-No puedo decirte lo contrario.-reía Theo con ojos libidinosos.-Ese se merece unos buenos polvos.
-Pues búsquense a otro, chicos.-declaró Draco riéndose maliciosamente-Ese chico es mío.
Blaise y Theo se sonrieron, pues eso era lo que buscaban. Ellos dos eran bisexuales declarados, y sabían desde hace años que Draco era gay, y que había estado años negándose a reconocer sus preferencias sexuales, hasta la noche que borrachos como una cuba, en su quinto curso de Hogwards, los tres habían hecho un trío, que resultó ser fabuloso, la verdad, pero obligó al rubio platino a aceptar la verdad...era gay y estaba colgado de su archi enemigo, su némesis, su opuesto, Harry Potter.
Demonios, había sido lo peor que le había pasado en su vida, en serio. Saber que amaba a la mosquita muerta de Potter, le había agriado la vida, junto con las peleas de los mortífagos, Voldemort y miles de cosas más, en las que molestaban más las hormonas descontroladas y las ganas de tirarse al Potter.
Por eso, tras la derrota del Lord Oscuro, Draco había culpado al interrogatorio en el ministerio de magia de su estrés y había pedido una excedencia, dedicándose a viajar con sus dos amigos, también con excedencia por el mismo motivo.
En realidad, el joven rubio había escapado de su amor por el chico de oro, y ahora, tras varios meses lejos de su amor imposible, buscaba olvidarlo en cuerpos ajenos y deliciosos, como la presa que observaba con atención, lamiéndose los labios con deleite.
-Allá voy.-sonrió el guapo chico rubio, levantándose de la mesa y dejando a sus dos risueños amigos, que se felicitaban por hacerle olvidar, una noche más, a su amado chico-que-vivió.
Harry-Jack, se palmeaba satisfecho el estómago, ya estaba más que saciado, y tenía pensado acabarse su Chianti e irse a la cama.
-Ciao, bello.-escuchó que le decían al oído, sobresaltándose, y mirando ligeramente asustado hacia arriba, encontrándose con la sensual sonrisa de... ¡Draco Malfoy! Harry casi se muere de un patatús.
-Esto...hola...-medio tartamudeó el pobre "Jack".
-Ahhh, fantástico, eres ingles.-dijo con voz insinuante y sexy, el rubio.
-Emm, si...-contestó el joven de ojos violetas azorado.
-¿Y cuál es tu nombre...?-preguntó Draco con una sonrisa.
-Jack Pitt.-dijo el joven de ojos violetas a regañadientes.
-Encantado Jack, yo soy Draco.-se presentó sonriente, y agarró la mano del impactado Harry, besándola con sensualidad.
-"Ay madre, qué es esto..."-pensó aterrado el niño-que-vivió.
Al notar la suavidad de los labios de su más que probado enemigo en su piel, su amiguito, que estaba de capa caída desde su ruptura con Ginny, estaba alzándose orgulloso.
-"Tierra trágame... ¡Me excita Malfoy!"-gritó en su cabeza el joven Harry.
El rubio, notó perfectamente la reacción del chico que tenía pensado devorarse esa noche, y sonrió brillantemente, y aprovechó que el chico estaba aturdido, para acercar sus labios a su oreja y murmurarle:
-¿Quieres pasar la mejor noche de tu vida?
A Harry se le desencajó la mandíbula, pero el alcohol corría sin límites por sus venas, y estar excitado por vez primera en casi un año, le provocó a decirle:
-Me encantaría...
Draco sonrió victorioso, y tomó la mano del chico de ojos violetas con posesividad, y se lo llevó a un lugar más...íntimo.
Continuará...