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I didn't mind por Kytsume

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Notas del capitulo:

ATENCIÓN SPOILER: la trama de este fanfic se encuentra situada al final de la segunda temporada de Kuroshitsuji, por lo que si aún no la has visto o no la has terminado y no quieres que te spoileen el final, no sigas leyendo.

Escrito esta misma mañana durante las clases de psicología e historia.

Tardé más de lo que esperaba por el asuntillo de tener que atender en clase y tal.

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Yana Toboso.

Decir también que este fanfic está inspirado en unas líneas que le dediqué a mi novio en una fotografía de mi flickr. Simplemente las dividí para que se situasen como yo deseaba a lo largo del fanfic.

¡Espero que os guste!

Sometimes you have a feeling that somebody will change your life.

 

[A veces sientes que alguien cambiará tu vida]

 

 

 

- Sebastián...

 

- Aquí estoy, bocchan.

 

- Dime, Sebastián, ¿Es mi alma tu único deseo?

 

- Lo era.

 

Sebastián se encontraba justo al pie de la cama, observándome. Yo estaba despreocupadamente tumbado sobre las mantas.

 

- Acércate Sebastián.

 

Caminó los escasos pasos que le distanciaban de mi reposo y se sentó a mi lado, al borde de la cama.

 

- Nunca pensé que dejaría de ser humano.

 

- ¿Añora su mortalidad?

 

- No exactamente - suspiré - simplemente deseaba que acabases con esta existencia agónica.

 

Su silencio era inquietante. Me molestaba el pecho desde que me había transformado en un semejante a Sebastián. No era exactamente angustia. De hecho, no debía ser nada.

 

- El sentido de mi vida ha desaparecido y siento que he fallado a nuestro contrato.

 

- Lo ha hecho.

 

Observé sus ojos de color carmín durante un largo rato.

 

- Ya no me queda honor, ya no le encuentro sentido a la venganza o el odio - me retiré el parche del ojo, pues aún no me había acostumbrado a prescindir de él - ya no siento nada.

 

- Aún puede sentir algunas emociones, aquellas que se denominan "pecados capitales".

 

- Enúmeramelos.

 

- Gula, envidia, pereza, soberbia, avaricia, ira y...

 

- ¿...y...?

 

- Lujuria.

 

Una sonrisa ladeada se dibujó en sus labios mientras me miraba fijamente.

 

- Parece que ese es tu favorito.

 

- También el suyo, bocchan.

 

- Quizá.

 

- Incluso peca de soberbia y orgullo.

 

- Pecaba - me quité el camisón blanco que me cubría el torso y los brazos - ahora debo aferrarme a ello, pues es lo poco que siento.

 

- ¿Se ha quitado el camisón para mi? - pensaba que no se había percatado.

 

- Esa decisión dejaré que la tomes tú.

 

 

 

I sensed beforehand that you were going to change my life.

 

[Sabía de antemano que tú ibas a cambiar la mía]

 

 

 

Sus ojos de sangre brillaron en la oscuridad y sus dientes aparecieron entre sus estilizados labios.

 

- Devórame, Sebastián.

 

- Yes, my lord.

 

Mi fiel mayordomo tomó las tiras de satén que mantenían sujeta la tela vaporosa del dosel de la cama. Éste se extendió, al tiempo que el demonio ataba mis muñecas al cabezal del lecho.

 

Se encaminó entre mis piernas, clavando sus largos y finos dedos en mis muslos. No pude evitar liberar un gemido ahogado.

 

- Es usted realmente sensible.

 

- Cállate y continúa.

 

Sonrió de ese modo que tan sólo él puede llevar a cabo y comenzó un recorrido descendiente por mi anatomía. Se deleitó con la cara interna de mis muslos hasta alcanzar la zona más pura de mi cuerpo para rodearla con sus labios. Se sentía caliente y húmedo, muy placentero.

 

El movimiento que acariciaba mi inocente piel liberaba la presión que sentía y producía leves espasmos en mi espalda.

 

Me acercaba más y más, rápido, veloz... un espasmo pronunciado y un inusual gemido jadeante. Sebastián se relamió observando mi rostro sonrojado.

 

- In... insolen... solente, no... me... mi... mires.

 

- Es inevitable.

 

Mientras me sostenía la mirada metió uno de sus dedos en mi interior. Era una intromisión molesta, aunque aún o podía calificarla como dolorosa.

 

- No se preocupe, le prepararé antes de tomarle.

 

- Era absolutamente innecesario... que dijeses eso - mi respiración volvía a la normalidad, a pesar de sus juegos.

 

Apreté los dientes cuando un segundo dedo siguió al primero. Había llegado un dolor leve, acompañado de un curioso placer.

 

- Aca... acaba de... de una vez, Sebastián - había comenzado a acariciar mi entrepierna para disminuir mi placentero sufrimeinto. Ante esta orden, abandonó esta tarea para encomendarse a otra.

 

El mayordomo parecía satisfecho con mis palabras. Desabrochó sus pantalones y tomó mi ya dilatada entrada con la punta de su miembro. Enorme, duro y majestuoso, como todo en él. Clavó las yemas de sus dedos en mi pelvis.

 

 

 

But I didn't mind

 

[Pero no me importó]

 

 

 

Se adentró en mi con una brutal embestida. Pensé que me partiría en dos, pero el dolro mutó rápidamente en placer. Sin poder evitarlo, los gemidos desesperados comenzaron a salir de mi boca sin consentimiento.

 

- Al fin he tocado ese punto - colocó mis rodilas sobre sus hombros y agarró mis muslos con ambas manos - es tan estrecho... - una mueca de placer alteró su gélido rostro.

 

- No... no diga... s ese... ti... tipo... de... cos... as - no dejaba de gemir, en contra de mi verdadera voluntad.

 

- Tóquese para mi, bocchan - lascivo y desvergonzado no dudó en pronunciar semejante proposición indecente, desatándome sin esfuerzo para que la llevase a cabo.

 

Quizá por la necesidad o quizá por la lujuria que me nublaba la vista y me embriagaba los sentidos más allá de la razón, llevé a cabo su exigencia.

 

Tomé mi pequeño miembro y di rienda suelta a mis contradictorias emociones. Sebastián sonreía complacido mientras su sembestidas aumentaban en ritmo e intensidad.

 

Lo único que se pudo escuchar después, durante toda la noche, fue el sonido de su cadera embistiéndome de diversas formas y algún que otro de mis renegados gemidos, que yo luchaba por ahogar.

 

Con la mañana y el primer rayo de sol, llegó el final de nuestro particular banquete erótico.

 

 

 

Maybe, cause I love you

 

[Quizá, porque te quiero]

 

 

 

Caí desplomado sobre Sebastián y cerré los ojos. Podía notar su calor contra mi piel. Ardiente como el mismísimo infierno.

 

- Te odio - en mi mente se dibujaba un te quiero que yo jamás pronuciaría.

 

- No más que yo, Ciel Phantomhive - siempre supo leer más allá de mis palabras.

 

 

 

**********

 

Con la respiración agitada me senté en mi lecho. Una desagradablemente maravillosa pesadilla. Sebastián estaba allí, pero me aguardaba de pie, con mi desayuno ficticio esperándome.

 

Todo había sido un sueño húmedo, como el de cualquier adolescente.

 

Extendí mi mano hacia Sebastián para que me acercase la bandeja con la taza de té (imaginario) y comenzase con nuestra rutina diaria. Pero unas extrañas marcas que se dibujaban en la piel de mis muñecas cambiaron el rumbo de mi atención.

 

Puede que, en realidad, no fuese un simple sueño.

 

 

 

Now, our private affairs are a dark secret for me and for you. For us.

 

[Ahora, nuestros asuntos privados son un oscuro secreto para mi y para ti. Para nosotros]

Notas finales:

Espero que hayáis disfrutado de él.

Yo me lo pasé bastante bien observando a mi amiga Ana mientras lo leía en clase de Historia.

¡Un saludo!

P.D.: el texto que le escribí a mi novio y la fotografía que le dediqué estan aquí.


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