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Amor posesivo por Kytsume

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Notas del capitulo:

Recuerdo: m. Imagen del pasado que se tiene en la memoria.

Caminábamos por la calle bastante despreocupados. Naromi, nuestra mejor amiga, se había comprometido hacía tan sólo un par de días y Shinji y yo nos habíamos quedado solos.

Shinji siempre fue mi mejor amigo, desde que tengo uso de razón. Él era un chico alto y moreno, de ojos verdes muy intensos. Se podría decir que era frío y distante, pero yo siempre he considerado que, sencillamente, era tímido. Nuestra amistad era un asunto extraño. No concordábamos ante las miradas agenas.

Las calles no estaban demasiado transitadas, ya que era domingo. Shinji me había pedido que le acompañase porque una chica quería declarársele. Pocas veces lo hacían fuera del recinto del instituto, pero en esta ocasión la jóven era de otra institución. La verdad es que las declaraciones amorosas eran algo que formaba parte de nuestra rutina. Aunque siempre se le declaraban a él.

Aquella chica era rubia, de ojos castaños. Vestía una minifalda negra y un sueter de cuello de cisne de idéntico color. Parecía sonrojada y estaba hermosa. Shinji era un hombre afortunado, a mi parecer.

Antes de alcanzarla, rocé suavemente la mano del chico al que acompañaba, que se sobresaltó sin motivo alguno. Me miró con los ojos abiertos.

- ¿Nervioso? - reí - Suerte con esta, es preciosa.

Le guiñé un ojo y me senté en un banco cercano. Por unos segundos me pareció ver la decepción en su rostro, pero supuse que sólo eran imaginaciones mías.

Normalmente, Shinji las rechazaba a todas, pero, de pronto, poco después de haber comenzado la conversación, estaban besándose a escasos metros del lugar que yo ocupaba. Enarqué una ceja y me levanté. Era curioso, muy curioso.

- Tsk - me metí las manos en los bolsillos del vaquero - ahora soy el único soltero de los tres.

Comencé a caminar sin un rumbo fijo. Llevaba ya un buen trecho intentando pensar en algo a lo que dedicarme el resto del día. La melodía de mi móvil me despertó de mi estado somnoliento. Era Shinji.

- Dime Shin - mi tono de voz estaba algo apagado, aunque ese no era m propósito.

- ¿Dónde estás? - Parecía sobresaltado.

- Mmm... - miré a mi alrededor, ni yo mismo lo sabía - junto al cibercafé de la esqui... - colgó.

Me quedé mirando la pequeña pantalla atónito. ¿Qué demonios...? Despreocupado, me apoyé contra la pared y me dediqué a contar los chicles que estaban pegados al suelo.

- ¡Kaoru! - Shinji apreció, de improviso, y se me lanzó encima - estaba muy asustado - hablaba sobre mi oído, jadeando.

- ¿Por qué? - intenté apartarme suavemente.

- Pensé que te habías enfadado por el beso de esa idiota, se me tiró encima y no pude hacer nada para remediarlo, es una chica... - me aprisionó conra su pecho - me dijiste que esta te parecía preciosa ¿No? Toda tuya, te la dejo, no me importa... No podría soportar que te enfadases conmigo, Kaoru.

- ¡No seas idiota! - le rodee con los brazos, respondiendo a su aprisionamiento - podría decir que me gustas tú más que ella - reí.

- ¿De verdad? - su voz se volvió un susurro.

- Claro - oculté el rostro en su hombro, sonriendo.

Lo que vino un instante después no era algo que yo pudiese esperarme. Tomó mi rostro entre sus manos y me robó mi primer beso sin que yo me percatase. Cuando regresé a la consciencia le aparté bruscamente.

- ¡¿Qué demonios haces?! - me tapé los labios con una mano y no pude evitar sonrojarme - ¡Ese era mi primer beso!

- Eso me alegra, llegué a tiempo - colocó su mano sobre mi mejilla.

- ¿Qué haces, Shin? - continuaba un tanto sorprendido, no estaba pensando racionalmente.

Agarré su muñeca para apartar su mano.

- Pero has dicho que te gusto... - parecía confundido.

- Me has malentendido, no me gustas de ese modo. Yo no bateo de ese lado - miré hacia el suelo, aún con las mejillas encendidas - ahora entiendo porque las has rechazado a todas...

- Siempre me has gustado tú, Kaoru - se metió las manos en los bolsillos, avergonzado - No te ha... disgustado del todo ¿No?

- Bueno, eres Shin... me he criado contigo desde que tengo recuerdos... lo sé todo de ti, lo sabes todo de mi... - me sentía como si estuviese divagando sin sentido - y te quiero, pero creo que no es de ese modo.

Mi mente no iba a la velocidad que yo le exigía. Estaba pensando cosas irracionales para un chico de mi edad, para un chico heterosexual, al menos.

- Me conformo con el hecho de que ahora es un "creo" y no una negativa rotunda - sonrió levemente - esperaré hasta que me puedas corresponder, haré que te enamores de mi.

Elevé el rostro y le miré a los ojos, el mem mantuvo la mirada y me dedicó una sonrisa con tonos melancólicos. Como una melodía en allegro que de pronto pasa a piano y muere, pero no es el fin, sino una dolorosa continuación. Mis metáforas no son las mejores, pero aquella sonrisa era horriblemente hermosa.

- Ven Shin - comencé a caminar - te invito a dormir en mi casa.

Seguía sin pensar demasiado en mis palabras, en mis acciones.

Respondió mi propuesta con una leve sonrisa y fin. Silencio. Se limitó a seguirme cuando emprendí el camino hacia mi edificio.

Era extraño escuchar sus pasos a mi lado ahora que conocía algo más de sus verdaderos sentimientos. ¿Me había visto siempre de ese modo?

____

La puerta de mi apartamento se cerró con un sonoro estruendo. Shinji y yo nos quedamos dentro, de nuevo en silencio.

- Era verdad que tus padres se habían mudado por trabajo.

- Bueno, sí, no suelo mentirte - dejé la chaqueta sobre un sofá cercano -  Si no llevases cuatro meses evitando venir...

- Era para no atacarte - me senté en el sillón más grande. Shinji se sentó a mi lado - pensaba que, si te lo confesaba o te intentaba besar, te perdería.

- Bueno, siempre he pensado que soy heterosexual, pero no te odio - agaché la cabeza - como tampoco odio tus besos.

Mi acompañante sonrió levemente, pero se abstuvo de besarme. Quizá me decepcioné un poco.

- ¿Cocinamos juntos? - cuestionó.

- Bueno... - me levanté y me dirigí a la cocina, saqué un par de utensilios del armario, entre ellos una sartén, y los dejé sobre la encimera - voy a ponerme cómodo, usa lo que quieras.

Me metí en mi habitación y me cambié rápidamente, no me apetecía dejarle solo demasiado tiempo. Cuando volví a salir de mi cuarto, él estaba haciendo algo con la sartén. El aroma era delicioso.

- Estoy haciendo un salteado de verduras con gambas - movía con agilidad el cucharón de madera entre los ingredientes - quería hacer unos huevos revueltos, pero no tenías.

- ¿De verdad?

Supongo que lo que sucedió después fue, en parte, culpa mía. Normalmente, cuando estaba solo en casa, me ponía una camisa larga que había sido de mi hermano mayor y unos boxers anchos. No me gustan los pijamas. El asunto, es que quizá no debería haber abierto la nevera con semejante atuendo y mucho menos haberme agachado a mirar lo que había en su interior.

El sonido de la sartén cesó, pero antes de que pudiese mirar, noté a Shinji tras de mi.

- Lo siento Kaoru - cerró la nevera con la mano derecha mientras sujetaba mi cintura con la izquierda - si me provocas así, no me puedo controlar. Haré este cuerpo mío.

Me acorraló contra el frigorífico. No pude evitar apoyar las manos contra el electrodoméstico y estremecerme por la diferencia de temperatura entre éste y el chico que tenía detrás. Mi respiración se fue volviendo más y más pesada cuando su mano derecha se deslizó bajo la camisa para acariciar mi torso, mientras sus labios atacaban vorazmente mi cuello.

- Shi... Shinji... - notaba el calor elevándose por mi cuerpo - no... no hagas esto.

- Cerí que podría esperarte, pero no me queda tiempo y deseo tanto poseerte...

En ese momento no le encontré sentido a lo del tiempo, o quizá no se lo quise encontrar. Simplemente me dejé llevar por sus escurridizas manos, que habían alcanzado ya el acentuado lugar de mi anatomía que se encontraba entre las piernas.

- Shin... por favor... - tomé su mano, pero no pude apartarla. El placer me abrumaba.

Llegué en un par de mi nutos, sobre el suelo. Un tanto patético Aún sonrojado me di la vuelta para mirarle. Con las mejillas de un tono carmín, los labios entreabiertos y las pupilas dilatadas, consiguió encenderme de nuevo. No pensaba que un chico pudiese ser tan erótico.

- Shinji, tú... - no pude acabar la frase, mi joven, y más robusto que yo, amigo, me tomó entre sus brazos y me colocó sobre la encimera.

- Seguramente, al principio será molesto, pero te acabará gustando. - su voz tenía un deje ronco, ahogado.

Chupó dos de sus dedos y los deslizó por mi cuerpo. Colocó mis tobillos sobre sus hombros y me pidió que, en esta ocasión, los chupase yo. Acto seguido, los noté en mi interior.

Tenía razón. Al principio fue molesto, pero, poco a poco, con el movimiento que realizaban, comencé a disfrutarlo.

- Kaoru, no puedo aguantar más... - el sonido se su cremallera me sobresaltó.

- Vas a... meterla - era enorme, más de lo que recordaba. Parecía haber crecido.

- No te asustes, es como con los dedos - acarició mi entrada con la punta de su miembro - te acabará gustando incluso más que con ellos.

La primera estocada fue lenta y suave, pero dolorosa. La cara de Shinsji cambió, la lujuria inundó sus ojos al tiempo que sus dedos se enterraban en mi pelvis. Rodee su cuello con mis brazos y entrelacé los dedos entre su cabello.

Todo me resultó muy rápido, demasiado etéreo. El ritmo fue volviéndose más veloz, entre sudor y gemidos. El dolor mutó en una molestia oculta tras el placer.

Llegamos juntos al final. Yo en su mano y él en mi interior, quemándome...

 

Serás mio por siempre, Kaoru.

Notas finales:

Este fanfic está absolutamente entero escrito en clase. En horas en las que no tenía mucho que hacer, en plen ataque de aburrimiento y etc. Fue escrito poco a poco, por lo que si hay alguna incongruencia que alguien me informe de ello.

Lo empecé tontamente, por pasar el rato, pero una amiga mía lo leyó y le gustó. Lo acabé para ella y con la idea de que se adaptase a sus gustos. Lo siento si, por esto, decepciona a alguien.

Consta de tres capítulos de los cuales, este es el primero.

Espero que sigáis leyendo los dos siguientes.

¡Un saludo!


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