Drunk
Cerró sus ojos por un segundo para darle claridad a su mente confusa ¿Cuando había empezado a sentirse mareado? No se había percatado tampoco del momento en que los objetos sobre la mesa habían empezado a moverse ante su mirada azulada. Miró a su acompañante; Alois no paraba de reírse y tirarle de los cachetes a Claude. Esbozó una mueca que hacía las veces de sonrisa ¿Desde cuándo ese comportamiento infantil le causaba risa? El rubio sonrió dejando a la vista una linea perfecta de dientes inmaculados.
-Te dije que te ibas a reír, Ciel-El aludido rodó los ojos e intento pararse. Desafortunadamente perdió su equilibrio y alcanzó a apoyarse en la mesa para no caerse. La risa del de ojos celestes se incrementó.-¿A dónde vas Ciel? No te precipites-Advirtió el conde Trancy mientras lo tomaba de ambas manos.
-La diversión acaba de empezar.-Dicho esto tomó en un beso desesperado los labios del Phantomhive. El mayordomo de Trancy elevó una ceja y miró a su compañero para evaluar su reacción. El demonio de ojos rojos curvó una sonrisa en su rostro grisáceo a tiempo que sus ojos comenzaban a tomar un color rosáceo.
El joven conde intentó separarse al principio, sintió cómo un fino hilo de saliva salía de entre sus labios y enrojeció por completo. Cerró sus ojos resignado y para gusto de su adjunto comenzó a responder a la agresiva intromisión. La lengua del más alto rozaba la suya con desesperación y recorría por completo su húmeda cavidad, como no queriendo dejar un mínimo espacio sin explorar.
Por fin el contacto terminó dejando al conde de Phantomhive con la respiración acelerada. Maldecía el padecer asma, al no poder recuperar rápidamente el aire en sus pulmones quedaba como un completo idiota. Miró a su costado y pudo ver a su mayordomo observándolo con una sonrisa bailándole en los labios. Sonrió con sorna y se acercó al aludido, lo tomó de la corbata azabache y acercó salvajemente su rostro al propio. La sonrisa del demonio se ensanchó por el acto de su amo. El de ojos azules metió su mano derecha por debajo de la camisa de su mayordomo explorando con una lentitud tortuosa su pecho trabajado.
-Bocchan...-Susurró en su oído el mayor, acercándose como su amo había hecho.-Parece que hoy tiene ganas de jugar...-El menor sonrió sosteniéndole la mirada a su siervo. Repentinamente se alejó del demonio y volvió al lado del de ojos celestes.
-Mira y aprende, demonio-Declaro el perro de la reina a tiempo que comenzaba a lamer sensualmente la oreja del Trancy. El de ojos celestes gimió sonoramente. Ni siquiera cuando estaba sobrio se preocupaba en ocultarlo sus gemidos, a Claude le encantaba que fuera escandaloso.
-Ciel...-Alcanzó a susurrar mientras sentía el dedo índice de su “amigo” delinear todas y cada una de las vértebras de su columna, provocándole un escalofrio. Llamó con un gesto al mayordomo de Trancy quien se acercó sin pensarlo siquiera. Acarició su cachete suavemente, tal y como su amigo había hecho, para después darle una fuerte cachetada en la misma mejilla. El demonio se sorprendió, más no se disgustó por la acción del adolescente.
Se acercó al de ojos ambar y rozó su hombría contra la del mayordomo, demostrándole lo “alegre” que estaba. El de lentes lo tomó de la cintura dándolo vuelta en el lugar y rozando su miembro contra el trasero del joven insistentemente.
-Aah-Alcanzó a gemir más que nada por la sorpresa mientras el rubio tomaba a Sebastian de la mano y lo acercaba hasta donde los otros dos estaban.
El rubio se posicionó detrás de su mayordomo y valiéndose de una silla cercana se colgó de su cuello, comenzando a lamer la nuca del aludido. La araña tuvo que reprimir un jadeo para no demostrar debilidad y se decidió por probar por fin los sujerentes labios del que tenía en frente. El menor correspondió el beso girando su cuello. A causa de la acción anterior este quedó expuesto ante su demonio quien sin perder ni un segundo comenzó a lamerlo y dejarle marcas de dientes. Ciel gimió en los labios del otro mayordomo quien sonrió contra sus labios y cortó el beso.
Finalmente Claude liberó sus caderas y se sentó en la silla en la que estaba el rubio posicionándolo sobre sus piernas. Alois comenzó a reírse cínicamente como solía hacer en esas ocaciones.
-Vaya Claude ¿Ya no puedes aguantar?-Preguntó mientras le sacaba los lentes al aludido y se los ponía el mismo. El demonio no contestó, aunque su adjunto tampoco le dio tiempo de hacerlo pues comezó nuevamente un beso salvaje.
Por otro lado Ciel se vio a solas con su victimario y recostó su cabeza en el fuerte pecho de este. El demonio ensanchó su sonrisa y tomándolo por la barbilla le obligó a mirarlo.
-¿Qué pasa Bocchan, cansado de jugar?-Preguntó Sebastian mientras el menor fruncía el ceño claramente molesto por la impertinencia de su mayordomo.
-Idiota...-
Cerró los ojos pesadamente. Nunca hubiera pensado que dos copas de vino y una pequeña de fino whisky pudieran provocar ese comportamiento en su persona. Suspiró pesadamente y se dejó cargar por su mayordomo.
Al amanecer la mañana siguiente Ciel Phantomhive decidió que estar borracho no era tan malo si se le estaba permitido actuar con su mayordomo de esa manera.