Un sueño
Ciel Phantomhive como todos los días, en la mañana lo visitaba su mayordomo para despertarlo. Pero esta mañana era diferente, todavía no era la hora de despertar, así que se dedico a soñar de nuevo…
-¿Eh? ¿Donde estoy? – se preguntaba el pequeño Ciel, mientras observaba a su alrededor y estaba todo en blanco
-Ciel – se escuchaba que susurraban su nombre, - Ciel – esa voz… esa voz… Era tan familiar, pero… ¿Quién era? – Ciel – dijo ya un poco más fuerte
-¿Sebastián? – pregunto, rogando porque así fuera, solo recordaba que estaba en su habitación, y luego se volvió a dormir y entonces… Esto.
-No, soy Kurayami y estoy para servirle – se escucho una voz, idéntica a la de Sebastián, pero sabía perfectamente que no era así
-¿Kurayami?, Bueno, entonces… Kurayami, me puedes decir ¿Dónde estoy? – pregunto Ciel, tratando de ser amable, estaba en no sé donde con no sé quién. Así que eso lo irritaba bastante
-Eres lindo – dijo esa voz parecida a la de Sebastián, pero con tono de burla
-No te estoy preguntando si estoy lindo o no… quiero saber donde estoy – dijo para mirar a su alrededor. Se estaba enojando y mucho
-Jajá, eres una hermosura enojado. Bueno estas en un lindo sueño – dijo para luego soltar una risa macabra que hizo que Ciel sintiera un escalofrió
-Entonces, ¿ya puedo despertar? – pregunto tratando de no sonar desesperado, pero lo estaba. Ese tipo, ese tal “Kurayami” lo estaba irritando
-Solo porque eres tu apareceré ante ti – dijo para luego en frente del pequeño aparecer un tipo de nube, haciendo que esta se dispersara. Ciel abrió los ojos como platos, era… era… Idéntico a Sebastián
-Espera, espera, no estoy para tus bromas. ¿Quién eres? – dijo ya en tono serio, no quería estar en un sueño, que se veía muy real. Esto lo estaba asustando un poco
-Jajá, bien, bien – dijo para después de un “poof” aparecer un chico aproximadamente de 20 años, tez morena, cabello plateado, ojos negros, delgado y alto
-¿Quién… eres? – pregunto asombrado el más pequeño, no se acordaba verlo en alguna parte durante su vida
-Ya te dije, soy Kurayami – dijo mostrando una sonrisa extraña… entre maliciosa y lujuriosa. Que definitivamente asusto a Phantomhive
-Me quiero ir de aquí – dijo en tono de orden, pero por dentro no sabía ni que pasaba. Estaba en su habitación, donde según Sebastián tendría que despertarlo; de pronto entro en “su” sueño, donde apareció una extraña persona
-Eres demasiado interesante, por eso estaré contigo en todos tus sueños, pero creo que te daré la razón esta vez. Ya que tu mayordomo ahora trata de despertarte – dijo para luego acercarse al más pequeño y arrodillarse frente a él –, de ahora en adelante tu serás mi sirviente, no lo olvides hermosura – dijo para luego agarrar fuertemente la barbilla del pequeño y forzarlo a besarlo. Donde Ciel, estaba horrorizado – eres muy sexy pequeño, entonces hasta tus próximos sueños – dijo para luego levantarse y esfumarse a la vista de Ciel
-¿Bocchan?, Despierte – hablaba un mayordomo tratando de despertar a su amo, pero este no se levantaba, realmente lo estaba preocupando. Estaba pálido y sudaba mucho - ¡Bocchan! – Casi grito en forma desesperada, hasta que se dio cuenta de lo que hizo – “¿Qué me pasa?” – sí, esos eran los pensamientos de Sebastián, hasta que el más pequeño abrió los ojos asustado, dejando sorprendido a su mayordomo
-… - simplemente Ciel todavía no procesaba todo lo que había visto en su sueño – “¿Fue real?” – estaba muy concentrado en sus pensamientos que no se dio cuenta que alguien lo observaba, muy curioso
-¿Bocchan? – pregunto el mayo acercándose a este, donde el ultimo dio un salto, pues no se había dado cuenta de su presencia
-¿Qué pasa Sebastián? – dijo con voz seria, tratando de que no se diera cuenta de lo que ahora pasaba por su mente
-Nada, bueno hoy tenemos… - empezó a explicar el demonio, como todos los días. Llegaba una visita, firmar papeles, comer, Elizabeth de visita; molestando a Ciel, firmar papeles, comer dulces, seguir firmando, etc., etc.,
Así todo el día normal, pero Ciel no quería que se acabara el día. Sabía que en la noche tendría una pesadilla, como la pasada. Llegada la noche, Sebastián vistió a Ciel para dormir para luego retirarse de la habitación de su amo
-¿Qué? ¿De nuevo? – se pregunto el pequeño, mientras observaba su alrededor, ahora había algo diferente, había televisiones. No, no eran televisiones, era algo parecido a estas
-Hola lindo – saludo Kurayami, apareciendo de repente, tomando por sorpresa a Ciel –, me encanta ver tus expresiones – dijo para luego sonreírle de manera extraña, como la vez pasada
-¿No me puedes dejar en paz y tener un sueño como una persona normal? – le pregunto, pues ya se estaba fastidiando de ese acosador pervertido
-No, me gusta verte enfadar, te ves muy sexy enojado, pequeñín – dijo para luego robarle un beso en los labios
-Eres un acosador pervertido – casi grito Ciel, con un leve rubor en sus mejillas, haciéndolo ver adorable
-Neko-Ciel, estas seduciéndome, con ese lindo sonrojo te ves violable – le advirtió el mayor mientras que en el otro sus mejillas se teñían un poco más rojas
-¿Neko-Ciel? – se pregunto, tratando de ocultar su sonrojo, tenía que estar serio, como siempre lo es
-Si, Neko-Ciel, solo son imaginarte te ves realmente lindo – dijo para luego pensar un poco -, espera… esto es un sueño, así que podemos hacer lo que queramos, jeje – rio un poco divertido el mayor. Por arte de magia una tipo nube envolvió a Ciel
-¿Qué, que pasa? – pregunto, luego se empezó a sentir muy extraño
-Listo – dijo el mayor mientras que la nube desaparecía, mostrando a Ciel con orejas y cola de Neko -, te ves… lindo, tierno, sexy, adorable, violable – dijo para luego imaginarse cosas no muy sanas mientras su nariz sangraba
-¿Qué estas imaginando? ¡¡Pervertido!! – grito con un intenso rubor en sus mejillas, pues lo estaba avergonzando… mucho
-¡¡Lindo!! – dijo para luego abalanzarse hacia el pequeño y empezarle a besar toda la cara
-¡¡Hey!! – Dijo tratando de separarlo, pero no funciono - ¡¡Basta!! – grito ya desesperado, mientras que el mayor con una sonrisa burlona se quitaba
-Bueno, ya a lo importante, ¿quisieras ver algo que realmente desea? – pregunto el mayor serio,
-No lo necesito, yo sé lo que deseo. Deseo que mueran los culpables de la muerte de mis padres – dijo con odio, mientras que el otro sonreía - ¿Qué pasa? – pregunto fastidiado, no estaba para bromas
-Eso no es lo que realmente deseas, mira – dijo para luego que una televisión, bueno esas que eran parecidas se prendía sola y comenzaba a mostrar unas imágenes
-¿Qué? – dijo sorprendido el pequeño, pero no sabía cómo reaccionar, enojarse, reírse, burlarse. En la “televisión” se observaba él y Sebastián, besándose… si como lo leyeron ¡besándose!
-Eso es lo que realmente deseas mi querido Conde – dijo la última palabra con burla, pero mirándolo serio
-No, no puede ser, ¡No puede ser! – trataba de convencerse a sí mismo, pero simplemente eso era… ilógico
-Nada es ilógico – dijo leyendo el pensamiento de Ciel, ya que el tenia ese poder, porque estaba en un sueño, así que podía hacer lo que quisiese
-¡No me digas! ¿También te puedes meter en mis pensamientos? – pregunto enojado, si así lo fastidiaba, mas si se metía en sus pensamientos
-Jeje, lastima conde pero como ya había dicho eres mi sirviente – dijo mientras sacaba una silla de no sé dónde y se sentaba en ella
-¡Ni mierdas! ¿Crees que yo voy a ser un sirviente de un tipo que ni conozco? ¡No gracias! – dijo alterado, gritando, no podía soportar más a ese tipo
-Jajá, sabía que dirías eso, así que este lugar sirve para desahogarte – dijo para luego mirar de forma cálida al pequeño, sorprendiéndolo
-¿Desahogarme? – repitió el menor sin entender del todo
-Si, estas frustrado, enojado, feliz, sentimental, y ente otras cosas, puedes venir aquí. Solo duerme y estoy aquí para ti Ciel – dijo para luego mostrarle una linda sonrisa, no como las extrañas de antes, si no una cálida y amable
-Gracias – contesto con un rubor en sus mejillas, en verdad le serviría este lugar
Así pasaron meses, cada día Sebastián tardaba más y más tiempo tratando de levantar a su amo. Y este feliz –aunque no lo demostrara-, porque tenía algo llamado “amigo”.
Hasta que por una extraña razón Ciel ya no despertó.
-¡¡Kurayami!! – grito el pequeño, raramente este no le contesto, rápidamente fue a buscarlo en todo ese extenso ligar - ¡¡Aquí estas!! – dijo para luego correr hacia el - ¿Qué pasa? – pregunto preocupado, por ver la cara triste del mayor
-Ya no puedes regresar – dijo en un susurro que no escucho bien Ciel
-¿Qué?, no te pude escuchar – dijo acercándose más a este
-Que ya no puedes regresar – dijo para mostrarle una sonrisa triste, mientras el pequeño tenía una cara desconcertada
-¿Regresar? ¿A dónde? – le pregunto un poco preocupado… ¿A dónde tenía que regresar?
-Ya no puedes regresar – dijo serio para luego agarrar el brazo de un sorprendido Ciel
-¿A dónde me llevas? – pregunto el menor, estaba asustado y lo demostraba. Ya no tenía miedo de demostrar sus emociones… pero ahí, en su sueño, al fin y al cabo era su sueño
-Solo sígueme – hablo para luego soltar la mano y caminar hacia un hoyo oscuro y negro
-Tengo miedo – dijo el pequeño mientras tomaba la mano del mayor
-No te preocupes, no pasara nada – dijo para luego sonreírle de manera tierna, mientras se dirigía había ese hoyo
Habían pasado días desde que su bocchan no despertaba, estaba desesperado por dentro. Pero trataba de ocultarlo y como es un demonio lo hacía muy bien
-Señor Sebastián - hablo el doctor que había visitado al Conde
-¿Qué le pasa al joven amo? – pregunto preocupado el mayordomo, pues varios días atrás desde que no despertaba
-Esta en un tipo de coma – dijo serio el doctor para sorpresa del demonio
-¿Tipo de coma? – le pregunto el mayordomo, no entendía lo que exactamente quería decir aquel doctor
-Es como un sueño profundo, donde el Conde no quiere despertar – dijo para luego observar a un pálido Ciel acostado en una gran cama
-¿No quiere despertar? – le pregunto de nuevo, pues, ¿Por qué no quería despertar?
-Esto no es científico, así que no le puedo explicar bien. Entonces puede llamarme cuando despierte – dijo el doctor para luego caminar hacia la salida de la habitación dejando a Sebastián pensativo
-“¿Por qué no despierta bocchan?, ¿No se da cuenta que lo necesito?” – se dijo mentalmente, pues jamás se había sentido desesperado, solo, vacio, con miedo, hasta los días que su amo no despertaba
-Entonces, me puedes explicar ¿Por qué no puedo despertar? – le pregunto serio Ciel, pues se estaba fastidiando
-Es solo que en tu mundo de la vida real tu… sufres, y aquí estas... feliz y por algo extraño yo ya no puedo devolverte a tu mundo real – explico, ya había entrado en ese hoyo donde se encontraba ahora celeste, tipo cielo
-¿Hasta cuándo podre despertar? – pregunto directamente el pequeño, si, el ahí era feliz, pero necesitaba a Sebastián
-Cuando alguien logre romper este tipo de hechizo, para que despiertes – dijo esquivando la mirada del más pequeño
-Bien entonces, creo que aquí me quedare toda la eternidad – dijo para luego mostrar una sonrisa triste y lloraba. Mientras era abrazado por Kurayami
Los meses pasaban, pero Ciel no despertaba, Sebastián estaba desesperado al igual que todos sus sirvientes. Elizabeth, había estado visitando a este, pero se venció. Informo sobre su estado a su madre y ella decidió que era mejor buscar a otro para que fuera su “prometido”, dejando muy triste a la rubia.
Sebastián por dentro por una extraña razón, se sintió feliz, su amo estaría libre.
-¡¡Ciel, Ciel, Ciel!! – gritaba el peli-plateado tratando de encontrar a el mencionado
-¿Qué pasa? – apareció este por tanto escándalo que el mayor causaba
-Puedes regresar, ya puedes regresar – dijo rápidamente para luego saltar de felicidad al igual que Ciel
-¿Enserio? ¿De verdad? – le pregunto emocionado, por fin después de tanto tiempo podría regresar, a su hogar… con Sebastián
-Me gusta verte feliz, pero tienes que esperar y como sabemos que esto se va a acabar, quizás ya no nos volvamos a ver – dijo para luego observar la cara triste del pequeño -, pero no te deprimas, sigue adelante con Sebastián – dijo para luego mostrarle una sonrisa cálida, que fue correspondida. Luego caminar hacia él, abrazarlo y darle un beso en la boca, para después desaparecer a la vista del pequeño
-Bocchan… Ciel – dijo el mayordomo para luego acercarse hacia la cama donde se encontraba su amo, realmente pálido -, lo extraño y lo necesito – dijo para luego cerrar los ojos y acercarse al rostro del joven -. Lo amo – susurro para luego bosar suavemente esos labios dulces, para luego separarse y ver como su amo abría lentamente los ojos
-¿Se-Sebastián? – pregunto el menor, mientras que su color de piel se iba recuperando
-¿Bocchan? – dijo asombrado el demonio, para luego empezarlo a checar para ver si todo estaba normal
-¿Qué paso? – dijo para luego incorporarse de la cama y mirar fijamente a su mayordomo
-Durmió… durmió mucho tiempo – dijo mostrando tristeza para la gran sorpresa del Conde
-Bien pues… - pero su plática fue interrumpida por Maylene que sorprendida entra corriendo abrazando a su amo de felicidad
-Que bueno que está bien joven amo – dijo mientras soltaba unas cuantas lágrimas
-No, no puedo… respirar – dijo Ciel tratando de hablar, pues ese abrazo lo estaba ahorcando
-Lo-lo siento – se disculpo la pelirroja – bueno, es que abajo lo buscar – dijo mientras el mayordomo se levantaba a atender la visita
-Sebastián – el mencionado se giro con su amo – Maylene, dile que por favor me espere – dijo para luego ver que su sirvienta desaparecía por la puerta, dejando asombrado a su mayordomo
-Bocchan, todavía no está bien – trato de explicarle al pequeño, pero fue interrumpido
-No me importa, quiero atender a esa visita – ordeno el pequeño. Después de que Sebastián bañara y visitera al Conde, este bajo, encontrándose con una gran sorpresa
-¿Ku-Kurayami? – dijo asombrado Ciel, pues según él, no podían verse mas después de ese “sueño”
-¡¡Ciel!! – dijo para correr, abrazarlo y darle un beso en la boca, como acostumbraba. Mientras que Sebastián miraba con odio a ese tipo
-“¿Quién es ese? ¿Por qué abraza, besa y toca a MI amo? ¿Por qué mi amo se está sonrojando?” – esas preguntas rondaban por la cabeza del mayordomo demonio, mientras que fruncía el ceño y lanzaba varias miradas de odio hacia este
-Pero tú… o sea yo… sueño… y me dijiste… entonces… - balbuceaba el pequeño, que solamente el peli-plateado entendía
-Si, lo siento, pero no sabía que esto iba a pasar. Sé que ahora estas cansado, así que vendré a visitarte otro día – dijo para luego tomarlo de la cintura y robarle un beso apasionado
-¡¡Kurayami, Pervertido!! – Le grito sonrojado el pequeño, ya se había acostumbrado poquito a ese trato – bueno, Sebastián, acompáñalo hacia la puerta – dijo mientras se dirigía a su habitación, quería descansar, le dolía todo el cuerpo
-Así que tu eres Sebas-chan – dijo Kirayami para luego observarlo de arriba-abajo
-Si, y tú no te vuelvas a acercar a MI amo – dijo con voz de ultratumba
-Pero no puedes negar que es lindo y violable, así que no puedes ordenarme que no lo visite – dijo mientras recibía una mirada de odio del demonio – Sera mejor que te apresures, si no quieres que alguien robe a ese pequeño ángel que tienes – dijo para luego desaparecer de la vista de Sebastián
Este rápidamente se fue con los empleados de la mansión diciéndoles que tenían el día libre. Después se fue a la habitación de su amo, tenía que hablar seriamente con el
-Bocchan – llamo el mayordomo entrando a la habitación de este
-¿Qué pasa Sebastián? – pregunto el menor cerrando los ojos
-Esto – dijo para luego acercarse y con un rápido movimiento besar los suaves labios del Conde
-¿Eh? – se pregunto después de separarse, y tenía un intenso rubor, que hasta parecía tomate
-Te amo Ciel – dijo para luego besar los labio mas apasionadamente, mientras que el pequeño correspondía a ese gesto
-Yo también Sebastián – dijo para luego besarse
“Ese día, Ciel se entrego a Sebastián, cuerpo, mente y alma, así que por fin estarían juntos… por la eternidad”