_¡No! ¡Greta, no le des eso!…._grito el rey dejando caer la carta y corriendo en su dirección.
Fue demasiado tarde. El cuerpo de Wolfram comenzó a crecer, la niña incapaz de sostenerlo lo dejo caer. Al agua.
El príncipe quiso maldecir su suerte. Pero debía guardar aire para poder salir a la superficie si no quería ahogarse o, peor aún, terminar siendo apresado por ese rey extraño.
Los pulmones le exigían aire y su boca ya no era capaz de retener por más tiempo el que aún conservaba, las burbujas se escapaban.
_ Debo salir de aquí.
Y por fin se rindió. Dio una bocanada grande obedeciendo a su cuerpo.
_¿Pero no ahogo? _ dijo abriendo los ojos a más no poder. _¿Cómo es posible?
Levanto sus manos, las sentía algo pesadas debido al líquido que lo rodeaba. Un estaba dentro del agua. Su cabello era tan corto como recordaba. Miro más abajo y
Observando detenidamente podría jurar que ahora sus piernas eran una gran cola de pescado color azul brillante.
Quiso gritar. ¿Pero de que serviría? Dio una, dos o tres vueltas en sí mismo, asegurándose que en verdad aquella extremidad con escamas y aleta era suya.
-¡¡¡Hay!!!!
Exclamo fuerte, se había arrancado una escama en busca de desmitificar aquella falacia. Pero por el contrario ahora corroboraba esa horrenda verdad.
-¿¡Es mía esta cola!? -dijo molesto.
-jajajajajajajaja
-Pero de qué diantres te ríes - reclamo frunciendo su bello seño y apretando los dientes.
-¿Como que, de qué me rio? Me rio de ti, jajajajajaja solo un idiota no reconocería la cola que tiene desde que nació. – El nombre de seño bastante fuerte se deshacía en carcajadas, y para colmo era un sireno, más bien un tritón.
-Momento yo no naci con esta cosa pegada. Yo tenía un par de largas y blancas piernas. – Se quejo, al tiempo en que observaba mejor a ese sujeto, su torso fuerte y bronceado se notaba muy trabajado, sus músculos se acentuaban haciéndolo lucir atrayente, y esa melena rubia oscura combinaba con sus ojos azules.
-Vale. Eres una rareza. Jajajajajjaja – dijo sin quitar de sus labios esa mueca burlona
-Deja de reírte cara de pez. – Si lo insultaba no era por la molestia de verlo mofarse, no era por la incómoda situación a la se encontraba siendo sometido.
-Aliento de almeja. –soltó como si nada ese hombre. Que acaso no se daba cuanta que sonaba peor que un niño pequeño
-¿Cómo?
-Tú empezaste.
-Me largo. - declaro el rubio antes de dar media vuelta.
-No te vayas, solo estaba jugando. A ver cuéntame. ¿Cómo es eso de que tenias piernas y ahora no?
-Pues yo estaba en la casa de la liebre en verano...
-En verano, ¿ósea hace dos estaciones? – Dijo confundido
-¡Ese es su nombre! – Vaya si que era lento ese sujeto.
-¿Cual?
-La liebre en verano. –declaro tratando de no subir el tono de su voz
-¿Cual verano?, ¿este o el anterior?
- ¡que no!
- Pero tú dijiste....
-Ya sé lo que dije... - suspiro cansado. - mira en todo caso es mejor que me vaya antes de que ese desquiciado rey de haya riba me encuentre
-¡Rey! ¿Cual rey? ¿El rojo o el negro?
-¿Hay alguna diferencia? los dos están locos
-Claro que hay diferencia. El rey negro está loco, sí. Cuando se molesta deja salir al... INOMBRABLE....
Wolfram alzo una ceja incapaz de creer que ese sujeto de ahí creyera que sus palabras lo intimidarían. Después de todo con esa pinta de viejo feo y rabo verde, ¿quien le creería?
Al menos él no. así que solo asintió e intento marcharse.
-No lo estas tomando en serio niño. El INOMBRABLE. Es un ser capaz de traer la desgracia a nuestro mundo, no tiene alma ni corazón. Mata a todos por igual.
-Entonces, ¿el rey rojo es mejor?
-El rey rojo también está loco. Sin embargo es peor, el no se conforma solo con matar a la gente, las tortura hasta que gritan clemencia por sus vidas.
Ahora sí que se le erizaron todos los bellos del... bueno de la parte que aun tenia bello y las escamas de la cintura para abajo.
- General Adalbert Von Grants - dijo de repente el sirenito. – ese es mi nombre. Ahora mi pequeño, quiero saber si estás dispuesto a arriesgar tu vida por proteger este lugar y a sus habitantes. Será difícil, será peligroso. Pero al final nos espera la gloria y sus vicisitudes. Apóyame a derrocar a estos dos tiranos. Se mi aliado y trae junto a mí la justica que tanto necesitamos... Porque hoy, tu... - busco a su alrededor al chico. –¡He! en donde te has metido.
¿Ese tipo se creía Napoleón o qué? era mejor ignorarlo.
Ahora nadaba por las profundidades de lo que pensó bien podría tratarse de un mar. Aunque, ¿qué mar tiene paredes de azulejo? siguió el muro hacia la superficie. Solo esperaba poder encontrar alguien menos lunático.
Continuara…