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Wolfram in Wonderland por Ciel Phantom

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Notas del capitulo:

bien yo espero que a mas tendra dos cap mas y sera todo, espero que pronto pueda ponerle fin a este y otros mas que e intendo actualizar ultimamente.

espero que sea de su agrado y nos vemos en el siguiente cap.

Atte: Ciel Phantomhive

 

 Un juego de Beisbol

 

Wolfram asomo tímidamente su cabeza, apenas si dejando ver por sobre el agua el verde de sus irises. No había nadie a la vista. Con un gran esfuerzo logro sentarse en la orilla de la playa-alberca.  Ahora tenía que deshacerse de esa cola, porque siendo realistas no era muy cómodo ni digno,  irse arrastrando por ahí. Suspiro cansado de tantos cambios, luego escudriño el lugar en busca de algo que pudiera comer, a como diera lugar cambiaria de forma.

 

Un sonido raro le lleno los tímpanos, alguien cantaba a la distancia y poco a poco el sonido se volvía más nítido.

 

Te contare una historia, de cuando yo aun no nacía

Era de noche, y la luna no aparecía

La nube negra de desgracia sobre mi se cernían

Con creciente temor mi madre gemía.

 

Y el grito aterrador de quien me amo

Se escucho, cuando su sangre me empapo

¡Oh! Querida señora, tranquila quedes

En donde quiera que tu cuerpo esté

 

El rubio se quedo petrificado, un hombre joven y castaño se aproxima con una sonrisa tatuada, ¿Cómo podía cantar aquella cosa tan espantosa con esa mueca de felicidad?

 

—Buenos días. —Saludo el hombre. —Es un placer verlo por aquí.

 

Wolfram asintió, no quería admitirlo pero ese sujeto le aterraba.

 

—Creo que se le está asiendo tarde, el juego de beisbol empieza ayer al medio día.

 

—¡Eh! —Parpadeo el rubio desorientado. —¿Cómo puedo ir tarde si fue ayer? En ese caso, no es un retraso sino una inasistencia. —Corrigió el aun sirenito.

 

—Claro, claro, si no fuera porque hoy el rey rojo da un baile en la mañana, todos están ocupados.

 

—Mi no entender lo que tu querer decir. —Dijo haciendo señas con los dedos.

 

—¡Ah! Pero que ineptitud de su parte. —Lo estaba insultando y no  había tenido ni la decencia de cambiar esa horrenda mueca hipócrita que era su sonrisa.

 

 

—No soy un inepto. Simplemente es que hasta donde yo sé, la fiesta del rey rojo es hoy en la noche.

 

—Pero que mas da los horarios, tarde, noche, hoy, mañana, ayer. Todo es tan confuso, por ejemplo, porque mañana es mañana y no ayer, solo son palabras, significados que tu aprendes, porque si desde niños te hubieran enseñado que eso que tienes no es una cola sino un palo de golf, hoy no podría convencerte de lo contrario, así pues el ayer es ayer y el hoy es hoy.

 

Wolfram contuvo la respiración, quien demonios era ese loco. ¿Se creerá el guardián de las palabras? O tal vez ¿la ley de las lenguas muertas? Ojala la suya estuviera difunta.

 

El rubio se reprendió mentalmente, ni siquiera conocía el nombre de lunático aquel y ya estaba deseándole un mal.

 

—Y bien, ¿entonces se casara con migo?

 

—¿Cómo? —En qué momento la parla feria derivo a eso? —Yo no puedo casarme, no quiero casarme, cuanto menos con quien no conozco ni su nombre.

 

—Conrad. —Soltó llano y plano

 

—Y eso que, su nombre no me dice nada. Además yo, yo tengo que volver al agua, porque  no puedo permanecer en tierra con esta. —Y señalo la extremidad de pescado que ahora ya sentía algo reseca por estar fuera del líquido. —Usted entiende, así que con su permiso.

 

—Un momento.  Yo lo he visto antes. —Señalo el castaño. —¡Ah! Ya sé. Usted es el prometido del rey rojo.

 

—No, se equivoca.

 

—Claro que no, si lo entrego con el rey, me dejara vivir, o me ara inmune, mi cabeza seguirá sujeta a mi cuello por mucho tiempo y si podre hacer justicia al recuerdo de mi difunta madre porque ha de saber que…

 

No, no sabía nada, ni quería saber,  así que antes de que a ese inoportuno se le ocurriera algo mas, era mejor irse.

 

Una red le cayó encima.

 

—Muy bien ahora a ver al rey. —Dijo contento al echarse al hombro al rubio. Y comenzar a cantar de nuevo esa horrenda canción.

 

—¡Oye! bájame. —Ordeno el prisionero.

 

—¿Por qué?

 

—Porque tengo que encontrar a alguien

 

—¿A quién?

 

—A una conejita

 

—El rey rojo tiene muchos conejos.

 

—Pero no quiero muchos conejos, solo busco a una conejita.

 

Y como sabrás cual es, no sabes nada de ella. El juego no tarda en comenzar. Así que es mejor correr. —Como pudo se agarro a la espalda del hombre, el muy bruto corría sin consideración alguna.

 

El estadio era enorme, y estaba. Completamente vacío.

 

Wolfram fue depositado sin ningún tipo de consideración en las gradas, Conrad, un segundo después ya gritaba a todo pulmon.

 

—Majestad aquí le traigo a su prometido.

 

Dos figuras enormes se colocaron sobre él. Con desconfianza y algo de temor levanto la vista. Un gemido fue ahogado en su garganta.

continuara...

Notas finales:

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