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Desconfianza por Yuinia

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“Otra vez se ha levantado”

Shuichi trataba de mantenerse completamente tranquilo para que su rubio escritor no se diera cuenta de que estaba despierto, escuchó los pasos de Eiri por la habitación y luego la puerta abriéndose para ser cerrada al segundo siguiente. El pelirrosa abrió los ojos y observó preocupado algún punto de aquella oscura habitación, eran apenas la una de la madrugada y ni siquiera el sol tenia planes de salir tan temprano.

El cantante se mordió el labio inferior con preocupación mientras pasaba su mano derecha por su cabello tratando de peinarlo un poco. Yuki llevaba ya cuatro noches seguidas levantándose a esa hora, justo cuando sentía que el pelirrosa estaba lo suficientemente dormido como para notarlo, tomaba su celular de la mesita de noche junto a la cama y salía a la sala para realizar misteriosas llamadas.

Barajaba la idea de que el rubio lo estuviese engañando con alguna otra tipeja –o tipejo –pero no se atrevía a asegurarlo, cada día estaba más desconfiado y, sobre todo, herido. El pequeño le había preguntado hace algunos años que si alguna vez lo había engañado y Yuki le había asegurado que no, incluso le dijo que jamás lo engañó, que jamás lo engañaría y él le creyó como un idiota.  Ahora ya no estaba tan seguro.

Con cuidado se bajo de la cama, se puso sus pantuflas y camino silenciosamente hasta la puerta del dormitorio pegando su oído a ésta con la esperanza de poder escuchar aunque sea una parte de la conversación del rubio. Luego de unos minutos perdidos decidió abrirla con el mismo cuidado con el que lo había hecho su pareja y de inmediato le llegó la voz de Eiri.

-Bien Hikari, entonces en eso quedamos-

“¡Hikari! Ese es un nombre de mujer, entonces ¡ese bastardo desagradecido si me esta engañando!” pensó el pelirrosa enojado.

-Bien, mañana te llamaré a esta misma hora para que me digas donde nos encontraremos-

“Ese hijo de…¡Incluso va a quedar con ella!” el pelirrosa tubo que detener la línea de sus pensamientos al escuchar los pasos de Eiri acercándose, cerró la puerta con sumo cuidado, saltó hasta su cama para luego taparse con las sabanas y hacerse el dormido. Segundos después entró Yuki, cerró la puerta y caminó hasta la mesita de noche para poner el celular en su sitio. Levantó las sabanas y se acostó al lado de su pareja, lo miró un segundo  y, tras cerciorarse de que Shuichi estaba dormido, le dio un beso en la mejilla, luego se durmió también.

“desgraciado ¿como tienes el descaro de venir a darme un beso justo después de hablar con tu amante?”  Fueron los pensamientos de Shuichi, cuando sintió que la respiración de Yuki se volvió suave abrió los ojos y se quedó observándolo por quien sabe cuanto tiempo, le resultaba imposible pensar que su Eiri le engañaba, no después de tanto tiempo juntos ¡tenían cinco años juntos! Yuki no podía tirar todo a la basura… ¿o si?

 

-¡Hirooo! ¡Hazme caso! ¡Te digo que Eiri me engaña! –lloriqueaba Shuichi en una esquina del estudio de grabación, a cada momento más enojado por la nula atención que le prestaba el pelirrojo.

-Shuichi, creo que solo estas exagerando – dijo el guitarrista tratando de tranquilizar a su amigo para así poder continuar con el ensayo-  Además, no tienes ningún tipo de prueba para andar acusando a Yuki-san de esa manera-

-¡Claro que tengo pruebas!- gritó mientras señalaba a su amigo con su dedo índice -¡Lleva cuatro! ¡No dos! ¡No tres! ¡Cuatro noches haciendo llamadas misteriosas! Además ¡Además habla con una mujer, una tal Hiyari, Himeyu, Hisusu, o que se yo su nombre, que más pruebas quieres!-

Hiro se pasó la mano por la cara mientras miraba hacia el cielo pidiendo paciencia- Esas no son pruebas Shuichi, pueden haber estado hablando de cualquier otra cosa-

-¿¡A las dos de la mañana!?-

-Bien, admito que es una hora un tanto extraña para hablar con alguien por teléfono, pero ¿si tantas dudas tienes porque no vas y le preguntas?-

Ante esa propuesta la expresión del pelirrosa cambió de enojo a tristeza en tan solo un segundo. Caminó hasta una pared cercana y se recostó de ésta mientras contestaba- Sabes que el no me lo diría, seria una perdida de tiempo-

Ante la expresión de abatimiento de Shuichi, Hiro se acercó hasta el y lo abrazó mientras pasaba una mano por su cabello- Shuichi, estoy completamente seguro de que no te engaña  pero, si tantas dudas tienes, solo debes escuchar esta noche la hora y el lugar en donde se encontraran y luego seguirlos –

La hiperactividad del cantante volvió en un segundo y saltó de alegría ante la idea- ¡claro que si! ¡Si ese desgraciado cree que después de todo lo que he hecho por él me pondrá el cuerno así de fácil se equivoca! ¡No dejaré que ninguna tipeja quiera pasarse de lista con mi Yuki! ¡Yo…!-

Antes de poder terminar la oración una bala le rozó la mejilla dejándole un leve rasguño del cual empezaron a salir unas gotas de sangre. La piel de ambos se erizaron mientras volteaban sus cabezas hacia la dirección desde la cual provino la bala encontrándose con K apuntándoles con dos pistolas, una a cada uno, y grandes lentes de aviador puestos.

-Chicos, la sesión de doctor corazón its over! Now, i want you playing! ¡Y lo quiero ya!-

-¡Que diantres te pasa!  ¡Acaso estas loco! –Gritó Shuichi mientras trataba de golpear a K, cosa imposible pues Hiro lo estaba agarrando por el cuello de su camisa- ¡Casi me matas! –

- My dear pink boy, si hubiera querido matarte créeme que habría dado en el blanco –dijo mientras alzaba los hombros de manera despreocupada- ¡tengo la mejor puntería de todo Japón!- luego de decir esto empezó a reír de manera descontrolando, logrando la mirada asustada de todos los que allí estaban.

En la esquina opuesta del estudio se encontraba Suguro sentado en una silla con ambas manos en la cara y un aura triste- si continuamos así jamás pasaremos de la primera canción…ya no se que tengo que hacer para que Tohma acepte conseguirme otra banda y dejar a esta bola de locos irresponsables-

El rechinido de la cama causado por Yuki al bajarse lo despertó de su sueño, siempre se daba cuenta cuando el rubio abandonaba la cama, gracias a que tenia un sueño muy ligero, el escritor repitió la misma rutina de días anteriores, tomaba su celular de la mesa de noche, caminaba despacio hacia la puerta, la abría y cerraba con cuidado para luego ir a la sala y así hablar tranquilamente con la tal Himeyi, o Hinani, Hikeki, o quien sabe cual era el nombre.

Ni lento ni perezoso, el pelirrosa se levantó de inmediato y prácticamente corrió hasta la puerta, salió de manera sigilosa y se quedó en el pasillo para poder escuchar la conversación de Eiri.

-¿Entonces ya está todo listo?- decía el rubio sentado en el sofá de la sala-Si, Hiro me dijo que trató de convencerlo de que no lo engaño pero tal parece que no lo logro…no, no me dijo nada más-

“¡Hiro! No podía creer lo que escuchaba, su mejor amigo, Hiro, su casi hermano solapaba los engaños de Eiri ¡Hiro estaba del lado de Eiri! Desde un principio…yo que creía que era mi amigo  y no solo sabia que Yuki me engañaba, sino que también me lo ocultaba” 

El pelirrosa sintió un nudo en la garganta al descubrir que su mejor amigo se había aliado con el rubio para mantenerlo engañado.

-Entonces mañana a las cuatro en el Hotel Brisa Marina, bien ¿tu llevaras puesta la bufanda roja? Bien, adiós-

El escritor cerró su celular y con una sonrisa se levantó del sofá para ir a su habitación. Al darse cuenta Shuichi corrió hasta la habitación tratando de no hacer ruido y agradeciendo a los dioses el haber dejado la puerta abierta, al entrar la cerró y se acostó lo más rápido que pudo. Un minuto después entró Yuki y lo miró desconfiado.

-¿Shuichi estas despierto?-

Al no escuchar respuesta alguna, ni ver ninguna reacción por parte del cantante se acostó en su lado de la cama y, luego de darle el acostumbrado beso en la mejilla, se durmió. Shuichi abrió los ojos y dejó escapar un par de lágrimas.

“¿Por qué Yuki? Yo que te amo tanto, pero no se quedará así, mañana iré a ese lugar y te agarrare con las manos en la masa, a ver que explicación me darás”

 

Eran las tres y cincuenta cuando Shuichi llegó al hotel Brisa Marina, miró hacia todos lados nervioso, no sabia con que se iba a encontrar en aquel lugar,  la noche anterior había escuchado a Yuki decirle a aquella mujer que llevara una bufanda roja así que lo primero que hizo fue tratar de encontrar a alguien que llevara una de ese color. Al poco rato de buscar la encontró sentada en la recepción, era la única persona allí con una bufanda roja así que se imaginó que debía de ser ella.

Caminó decidido a enfrentarla, el plan original era esperar a que Eiri llegara para agarrarlos juntos pero no podía aguantarse, aquella mujer quería romper su relación y no podía permitirlo, la iba a poner en su lugar. Se detuvo justo delante de ella y la miró enojado.

-Disculpa ¿eres Hitseyi? O ¿Hineji?...¿Hiteti? ¿Hay como era?- por alguna extraña razón jamás podía recordar el nombre de aquella mujer.

-Hideki, señor Shindo-san, y si, soy yo- dijo sonriente, mientras levantaba su mano para saludarlo de manera cordial.

-¿co-como sabes mi nombre?- era una mujer muy hermosa, de cabello marrón y ojos verdes, también un poco más alta que él. 

-¡Como no saberlo, soy una gran fan suya!- su sonrisa se ensanchó un poco más aun sin bajar la mano.

Shuichi sentía como la sangre le comenzaba a hervir debido al cinismo de aquella mujer ¡Y se hacia llamar una fan! Apartó aquella mano de un golpe- Si eres una fan ¿¡Entonces porque diablos te metes en la cama de mi novio!?- dijo un poco más alto de lo que pretendía, logrando que todas las personas que allí se encontraban voltearan a mirarlos.

La chica suspiro mientras tomaba su bolso- Lamento que te enteraras de esta manera Shindo-san, jamás fue mi intención herirte yo solo…-de sus ojos verdes comenzaron a brotar lagrimas mientras lo miraba con tristeza.

Shuichi no sabia que hacer o que decir, se esperaba cualquier cosa menos aquello, creía que aquella mujer empezaría a restregarle en la cara el hecho de que Eiri la prefería, o quizás pelear por el amor del rubio pero ¿¡llorar!? Se supone que él es quien debería estar llorando.

-Pero es-esto debe acabar- decía con la voz entrecortada por el llanto- No puedo ser la ca-causante de la tristeza de mi ídolo-

-yo…ah-

-venga por aquí Shindo-san ¡Le mostrare toda la verdad!- sin siquiera esperar respuesta tomó la mano del pelirrosa y lo llevo casi a rastras hacia una gran puerta lateral.

Shuichi tragó con fuerza, lo más seguro es que lo llevaría a ver a Yuki y el aun no sabia que le iba a decir ¿le reclamaría por su engaño? ¿Lo abofetearía? ¿Le diría que lo perdonaba? Lo que más se temía era la reacción del rubio ¿Le importará haber sido atrapado o le dará igual? ¿Le diría en la cara que ya se cansó de él? ¿Le pediría un trío con aquella mujer?...ya estaba desvariando.

Llegaron frente a una gran puerta de madera, Hideki se detuvo frente a ésta y se hizo a un lado- Shindo-san, tú eres quien debe de abrir esta puerta-

Shuichi la miró extrañado y asintió, dirigió su mano temblorosa hasta la perilla y la giró lentamente, al abrirla no podía creer lo que veía, era una gran habitación, las paredes estaban pintadas de un blanco perla y decoraciones hechas con flores de todo tipo estaban en todas las esquinas. Un camino de pétalos de rosa azules iba desde la puerta hasta una mesa –la única del lugar- situada en el centro de la habitación y de fondo se escuchaba una canción de amor.

Algo desorientado dirigió su mirada hacia Hiteki y está, sonriendo, le hizo una seña para que entrara, lentamente camino hacia aquella mesa sin siquiera preocuparse por cerrar la puerta. Cuando llegó a esta, justo en el medio había una caja de terciopelo con una carta debajo. Tomó la carta y la leyó en voz alta.

“Para mi querido mocoso.

¿Baka, quieres casarte conmigo?”

No pudo evitar sonreír, era una carta escrita, evidentemente, por Yuki. ¿Le estaba pidiendo matrimonio? Tomó la caja entre sus manos y al abrirla se encontró con un hermoso anillo de oro blanco.

“¡Oh dios mío! ¡Me esta pidiendo matrimonio!”

Escuchó la puerta cerrarse y se volteó de inmediato. Allí estaba Eiri, vestido con un traje negro y una mirada algo nerviosa en el rostro, aunque trataba de ocultarlo, se acercó lentamente a él. A cada paso Shuichi sentía como su corazón se aceleraba un poco más, hasta que lo tuvo enfrente.

Aquellos ojos ámbar lo miraban con gran amor, jamás había visto una expresión como esa en el rostro de Yuki,  el rubio le agarró la mano izquierda y le beso la mano- ¿y? ¿Qué dices baka? ¿Te casarías conmigo? –

-Yo, Yuki – Los ojos se le empezaron a inundar de lagrimas, jamás imaginó que Eiri le pediría matrimonio, ni en sus mejores sueños- ¡si! ¡Si quiero!-

El rubio sonrió mientras le quitaba la caja de las manos para colocarle el anillo –que bien porque un “no” no era una de tus opciones-

-Pero…Yuki, yo, hay algo que no entiendo-

-¿Qué es? –preguntó extrañado ¿Qué rayos no podía entender de aquella proposición?

-Es que yo…yo pensé que tú estabas con esa mujer, Himemi-dijo avergonzado por su falta de confianza.

- Lo sé, tu amigo el guitarrista me lo dijo –dijo mientras lo ayudaba a se sentaban en la mesa, uno frente al otro- el sabia que planeaba pedirte matrimonio e imaginó que eso seria un problema así que me llamo para avisarme-

-Hiro ¿Hiro sabia que me ibas a proponer matrimonio?-

-Si, la idea originar era hacer que él te trajera hasta este lugar con alguna excusa pero como me enteré de que me espiabas mientras hablo por teléfono-después de decir estas palabras lo miró algo enojado- decidí aprovecharlo y hacer que vinieras tu mismo pensando que me encontrarías con otra-

-Lo siento Yuki…es que tienes que entender que parecías muy sospechoso hablando por celular a las dos de la mañana-dijo algo triste por su desconfianza- a todo esto ¿Quién era esa mujer?-

-La contraté para que me ayudara a planear todo esto –Shuichi abrió la boca para decir algo pero Yuki se la tapó con su mano- sé lo que vas a decir ¿Por qué tenia que hablar con ella a las dos de la mañana? Resulta que es una mujer muy ocupada y ese era el único momento del día en el cual tenia tiempo –

-¿Entonces…nunca me engañaste?-

-Nunca te engañé mocoso y nunca lo haré- dijo sonriendo.

Ante esas palabras Shuichi salto de su asiento y se sentó en las piernas de Eiri, aquel instante era el más feliz de toda su vida, el escritor lo abrazó por la cintura y se besaron por unos momentos.

-¿Entonces nos casaremos? –

-Si Shuichi, nos casaremos-

-¿Cuándo?-

-cuando tú quieras Shu-

-¿¡incluso mañana!?-

-Incluso mañana-

-Hidedi planeará la boda-

-es Hideki, y no lo se, solo si tu quieres-

-¡Te amo Yuki!-

-Yo también te amo baka-

-¡¡¡Me voy a casar con Yuki!!!- gritó a todo pulmón.

-No me hagas arrepentirme-

-No lo harás verdad-

-No, mocoso, jamás me arrepentiría de haberte propuesto matrimonio-

-Que bue…-

-Ya cállate, arruinas el momento- El rubio lo tomo del cuello y juntó sus labios a los del pelirrosa, en parte para callarlo y en parte porque estaba feliz de tener a aquel hiperactivo y desconfiado chico solo para él.

 

 

Notas finales:

Gracias por leer :3 


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