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La mentira de una Mujer por Hali

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Notas del capitulo:

Se que no hay perdon por todo lo que he tardado para subir la conti, y sonara a excusa pero la verdad es que si me costo un poco de trabajo seguir con la trama pues la idea no era mi, pero ya solucinado todo, soy optimista en que las actualizaciones sean más continuas.

 

Ren despertó por el incesante sonido de la puerta, miro confundido a su alrededor, al verse en los brazos de su koi, sonrió, pero el constante sonido de la puerta al ser golpeada, lo estaba molestando, con pesar y mal humor se levanto para dirigirse al ver quien interrumpía su sueño, con su semblante molesto abrió la puerta, grande fue su sorpresa al ver de quien se trataba.

 

-¿Qué haces aquí?-

 

-¿Qué haces tú aquí?-

 

-Vine a hablar con mi prometido sobre NUESTRA boda- hablo con odio la de cabellos rosados.

 

-Olvídalo Tamao, él nunca se casara contigo, no te ama-

 

-Quien debería olvidarlo eres tú, él fue quien me propuso matrimonio, él fue el que me beso, él fue el que hizo el anuncio- hablaba confiada

 

-Sabes que lo que dices no es verdad, nunca te propuso matrimonio y tú fuiste la que hiciste el anunció, él nunca te ha amado-

 

-Yo lo haré feliz-

 

-¿Cómo piensas hacer eso? Si al que ama es a mí-

 

-Eso no te incumbe, al menos yo no lo he lastimado ni alejado de mi lado- golpe bajo, Ren sintió como si lo hubieran golpeado en el estomago al escuchar decir eso a la de cabello rosado –Yo nunca lo haría elegir por una hija bastarda y el amor que le tengo- continuo al ver el rostro lleno de dolor de Ren –Será mejor que te alejes de él, ya lo has lastimado bastante-

 

-…No, lo amo, nunca me perdonare por lo que le hice, se que él me ama y haré todo lo que esté a mi alcance para que me perdone, luchare por él, nunca más lo volveré a dejar, nunca más permitiré que alguien interfiera en nuestra relación-

 

-Claro, te recuerdo Ren Tao, que yo no tengo una hija bastarda que me separe de él-

 

-Cállate y lárgate de aquí- cerró la puerta en la cara de la chica

 

-¿Ren?- escucho la débil voz de su novio, lo que había dicho Tamao era cierto, él había lastimado a Horo de la peor forma y haría todo por borrar esa tristeza y enmendar su error -¿Ren?-

 

-Aquí estoy- se acerco hasta él

 

-¿Qué fue todo ese ruido?-

 

-Lo siento te desperté- lo abrazó como si la vida le dependiera de ello, mientras silenciosas lagrimas surcaban su rostro.

 

-¿Estás bien? ¿Qué paso?-

 

-Discúlpame- no pudo evitar soltarse a llorar, Horo no entendía nada de lo que estaba pasando porque Ren se disculpaba con él, y sobre todo porque se encontraba llorando, con todas esas dudas se decidió a abrazarlo y confortarlo

 

-Tranquilo, todo saldrá bien- le susurraba mientras acariciaba sus azabaches, Ren al escuchar las palabras de su koi no pudo evitar llorar con más fuerza, cómo era posible después de lo que le hizo aun tratara de consolarlo, Ren se juro que haría todo por curar esa herida que había provocado en el corazón de Horo, transcurrieron algunos minutos para que Ren se tranquilizara.

 

-Lo siento- se disculpo nuevamente

 

-¿Por qué te disculpas?-

 

“Por todo el daño que te he causado” –Por que te he ensuciado toda la camisa- Horo sonrió enternecido

 

-No tienes que disculparte por algo como eso, pero dime que era todo ese ruido- Ren dudo

 

-Ah… eso… Tamao vino a buscarte- Horo se tenso ante aquel nombre

 

-¿Te dijo algo?-

 

-Hablaba sobre… la boda-

 

-Ah- Ren pudo ver como el semblante de su koi se llenaba de tristeza y se alejaba de él

 

-Le he dicho que nosotros seguimos juntos y de que se olvide de esa tontería pues nunca te voy a dejar- hablo con convicción abrazando nuevamente a Horo, quien correspondió el abrazo

 

-Gracias, pero…-

 

-No tienes que agradecer- se separo lo suficiente para ver su rostro y sonreírle

 

-Ren no tienes que hacer esto-

 

-¿A qué te refieres?-

 

-A esto- Horo suspiro pesadamente y rompió el abrazo para separarse todo lo posible de Ren

 

-¿Horo?-

 

-Ren sabes que no podemos estar juntos- aquello no se lo esperaba de qué rayos estaba hablando Horo.

 

-Eso no es verdad- hablo desesperado

 

-Ren intente asesinar a tu hija, tú la prefieres…- aquello como le dolía

 

-BASTA, eso no es verdad yo te amo, ella tampoco hizo nada por agradarte, ayer me lo prometiste, prometiste estar a mi lado, no me dejes, no puedo vivir sin ti, el tiempo que estuvimos separados, mi pecho no dejaba de doler, odiaba seguir vivo, odiaba estar en este mundo y que tu no estuvieras a mi lado, ME ODIO POR HABERTE ALEJADO DE MI LADO, POR HABER TOMADO ESA ESTUPIDA DECISIÓN-se dejo caer pesadamente en la alfombra pues sus piernas ya no lo sostenían –Te amo tanto- no dejaba de repetir, mientras las lagrimas empeñaban sus dorados ojos, a Horo le dolió ver así a su pareja, se acerco a él para abrazarlo

 

-Sabes que no podemos vivir juntos- le susurro –Tu hija me odia… y yo a ella, ambos peleamos por tu atención y tu amor-

 

-Ya no tienes que pelear-

 

-¿Eh?-

 

-A ella eh comenzado a quererla pero a ti te amo, te lo he dicho no puedo vivir sin ti-

 

-Ren- el mencionado lo besó con infinita ternura.

 

-Hablare con Keiko, ella tendrá que aceptarlo-

 

-…-

 

-Haré que entienda- Horo suspiro pesadamente, no estaba seguro que eso fuera a funcionar, pero debía admitirlo ninguno de los dos podía vivir sin el otro, lo mejor era dar de todo de su parte para que todo funcionara y no ocurriera una tragedia, sin embargo no estaba seguro que eso ocurriera, debía admitirlo tenía miedo de lo que llegara a pasar.

 

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Keiko despertó y busco a su padre, le pediría que fueran a desayunar juntos y que la llevara a la escuela, sin embargo no lo encontró, aquello hizo que se pusiera furiosa, cuando lo viera le pediría todo lo que quisiera y tendría que dárselo por hacerla preocuparse.

 

Durante todo el día no podía dejar de pensar que algo andaba mal, ¿por qué Ren no estaba cuando despertó?, ¿A dónde había ido?, no tener respuestas la ponía de malas, todos a su alrededor notaron esto y se alejaron de ella, Keiko noto que la evitaban y no pudo evitar pensar “Mejor, no quiero tener nada que ver con estos estúpidos” en cuanto la campana se escucho corrió a casa, una incertidumbre la dominaba, ¿acaso su padre la había abandonado?, al abrir la puerta y escuchar ruido en la cocina, una tranquilidad la inundo.

 

-¿Dónde estabas?-

 

-A mí también me da gusto verte Keiko-

 

-¿Por qué no estabas en la mañana?- que no le contestara la estaba cabreando

 

-¿Por qué no vas poniendo la mesa mientras término?-

 

-No tengo hambre- se encerró en su habitación, Ren suspiro pesadamente, no entendía la actitud de su hija, si quería que las cosas funcionaran para los tres algo estaba claro, Keiko debía cambiar su actitud, no podía seguir consintiendo todos sus caprichos, ya no era una niña y ella tenía que entenderlo.

 

-Keiko- tocó a su habitación

 

-Dije que no tengo hambre-

 

-Keiko ¿por qué te comportas como una niña? Abre la puerta- aquello descoloco a la chica, ella siempre se había dicho que era una persona madura, pero ahora lo que le decía Ren era verdad, se estaba comportando como una niña, notar eso la hizo enojarse aun más, si abría la puerta se estaba dando por derrotada frente a Ren, y si no lo hacía demostraba que aun era una niña, lanzó un chillido histérica y termino por abrir la puerta, Ren se alegro de ver a la pelirroja.

 

-¿Qué quieres?-

 

-Debemos hablar- aquello no le gustaba a la chica, siempre que había escuchado una frase así, era preludio de que algo malo ocurriría.

 

-Te desharás de mi- hablo convencida y giro hacia su habitación comenzando a sacar todo de su lugar para ponerlo en su cama

 

-No Keiko, espera, ¿por qué no escuchas a la gente?- hablo frustrado –KEIKO- llamó a la chica sobresaltándola –Antes de que hagas algo, escucha… eres mi hija… no me desharé de ti, pero quiero que las cosas en esta casa cambien-

 

-…-

 

-Eres una adolescente, tienes  años-

 

-Que observador- hablo irónica

 

-A eso me refiero, eso tiene que terminar, ambos estamos en esto, no puedo comprender por todo lo que has pasado, pero sé que por eso eres así, sin embargo ya no tienes que estar siempre a la defensiva, ya no te tienes que preocupar, por si hoy vas a comer, o si alguien te va a golpear, debes comenzar a cambiar esa actitud, yo estoy aquí para apoyarte- Keiko quería creer en las palabras de Ren, pero no podía, apenas si lo conocía, además estaba seguro que la odiaba por haber hecho que dejara a su pareja, por eso no podía creerle.

 

-Claro y esperas que te crea-

 

-¿Por qué no?-

 

-Tú me odias- afirmo

 

-Deja de afirmar cosas que no he dicho, eso no es verdad ¿por qué dices eso?- la chica dudo, se mostro molesta, se cruzó de brazos y no contesto –Keiko si no dices las cosas como quieres que comprenda-

 

-…-

 

-Si no pones nada de tu parte, esto no llegara a ningún lado-

 

-…- Ren se sintió frustrado y salió de ahí, aquello estaba colmando toda su paciencia, se encontraba comiendo solo cuando un pensamiento llegó a su mente “Tal vez Horo tenga razón” aquello lo entristeció mucho, él deseaba que las cosas mejoraran con Keiko y poder formar una familia con Horo, pero si la chica no ponía nada de su parte, no sabría cómo hacerlo.

 

Limpió todo y salió para despejarse de todo lo ocurrido, en esos momentos solo quería ver a una persona.

 

Cuando Horo se encontró solo, se sentó en el piso de la sala recargado en el sofá, no podía dejar de pensar en todo lo que había pasado, se sentía tan confundido, desolado y traicionado, no podía evitarlo a pesar de amar a Ren aquello lo había lastimado mucho, sin lugar a dudas era un tonto cómo podía haber hecho elegir a Ren, era obvio que escogería a su familia, a pesar de que era una familia que no conocía hacía más de algunos días.

 

La tristeza lo embargaba, además de la desesperación, ¿Por qué había sucedido todo eso? Todo estaba tan bien, todo era perfecto hasta que ella llegó, sumándole los acosos de Tamao,  no podía dejar de golpearse mentalmente, había sido un estúpido y un cobarde, aceptar aquella estupidez por parte de Tamao, sabía que no la amaba, aun así no hizo nada por negarse, por rechazar aquel beso, y aquella proposición, su interior era todo un lío, lo único que sentía en esos momentos era un confusión y vacío, permaneció en aquella posición hasta que el timbre lo regreso a la realidad, a esa dolorosa realidad.

 

Con lentitud se dirigió a abrir, al ver de quien se trataba el dolor se intensifico

 

-¿Qué quieres?-

 

-Cómo que que quiero, pues hablar claro, debemos planear todo para nuestra boda-

 

-Dime Tamao ¿estás mal de la cabeza?-

 

-¿Eh?- la chica se hizo la desentendida.

 

-¿Cómo debo hacer para hacerte entender que no me casare contigo? Que solo has traído desgracia y tristeza a mi vida, que nunca te querré y por ende nunca me casare contigo-

 

-Me lo prometiste-

 

-Nunca hice tal cosa, sino mal recuerdo te aprovechaste del estado tan lamentable en el que estaba para hacerme esa estúpida pregunta- Tamao comenzó a sollozar

 

-Eres tan malo, tú me lo prometiste-

 

-Basta de teatro, ni siquiera te lo pregunte, ni te di un anillo- el tono monótono con el que hablaba enfado a la de cabellos rosados, era como si aquello le provocara una indiferencia total

 

-Escúchame bien Horokeau Usui, SI NO TE CASAS CONMIGO HARE TU VIDA MISERABLE- le amenazo, el de cabellos azules sonrió tristemente

 

-No tendrás que esforzarte mucho, mi vida ya es miserable gracias a ti y a ella, cierto- Horo cerró la puerta en la cara de la chica

 

-Nunca te dejare, me escuchaste- golpeaba la puerta con furia, aquella era la segunda vez en un mismo día que le cerraban la puerta en la cara, Horo se dejó caer lentamente recargando todo su peso en la puerta, los golpes siguieron por un rato, al igual que los insultos y las amenazas, hasta que finalmente cesaron, la desesperación y desazón estaban presentes en su rostro, sus pensamientos eran tan contradictorios, deseaba estar solo, pero a la vez quería ver a Ren, deseaba que todo eso acabara, pero al percatarse que no estaría al lado de de ojos dorados deseaba que todo volviera a la normalidad, toda su mente era un lío.

 

Estaba oscureciendo cuando el timbre se hizo escuchar nuevamente, abrió sus ojos desorientado, no se había dado cuenta en qué momento se había quedado dormido, temiendo que se tratara nuevamente de Tamao no hizo ningún ruido, pero el sonido se hizo escuchar nuevamente, aquel incesante sonido lo estaba fastidiando

 

-Vete, ya te dije que no quiero nada contigo-

 

-¿Horo?- se escucho la voz dolida de Ren, el de cabellos azueles de inmediato abrió la puerta

 

-Lo siento, pensé que eras Tamao-

 

-Ha venido nuevamente-

 

-¿A qué te refieres con nuevamente?-

 

-En la mañana vino a verte- Horo suspiro frustrado, todo lo que estaba pasando le estaba destrozando los nervios.

 

-¿Estás bien?, te vez pálido- acarició la mejilla del mayor

 

-Sí, no es nada, solo necesito descansar-

 

-¿Quieres que te ayude a acomodar tus cosas?-

 

-… si, no- la duda se hizo presente en el rostro del de china

 

-Estoy pensando en mudarme de departamento- aquello descoloco al otro

 

-Ah- no sabía que pensar, acaso era para dejarlo, Horo pudo ver lo que pensaba su koi reflejado en su rostro.

 

-Tamao ha hecho todo un espectáculo hoy, no dudo que mañana comiencen a llegar las quejas de los vecinos-

 

-¿Quieres que te ayude a buscar algo?- pregunto más contento.

 

-Si, en cuanto más rápido me cambie mejor- Ren sonrió y se refugió en el amplio pecho de su koi.

 

Keiko no podía dejar de pensar en lo que Ren le había dicho, ella había puesto todo de su parte para que su madre la quisiera, para que no la golpeara, y de que le había servido de nada.

 

Comió sola e hizo sus deberes, se percato del silencio devastador que había en el departamento, y la hizo entristecerse y sentirse sola, como ya estaba acostumbrada; estaba segura que Ren la odiaba porque había hecho que terminara con su pareja y porque siempre la dejaba sola, una lagrima bajo por su mejilla, Keiko la limpió rápidamente con rabia.

 

-Por eso estoy segura- susurro.

 

Notas finales:

Alguna sugerencia?, duda? comentario? todos son bienvenidos


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