Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La mentira de una Mujer por Hali

[Reviews - 25]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Así llegamos al fin de este fic, quiero agradecer a todas las personas que lo leyeron y se tomaron su tiempo para dejarme un review, esto en verdad ayuda para que uno se presione para terminar los fics, bueno a mi me sirve

Segundo quiero agradecer a mi amiga y Beta Daniela quien me ayudo con mis horrores XD y espero lo siga haciendo n_n

Tengo muchos fics que aun están esperando para ser publicados espero que si ven uno de mi autoría por aquí en la paguina se animen a leerlo.

--Ren llegó a su casa. Él se encontraba ansioso, no podía dejar de sentir que algo estaba mal, decidió acallar sus temores, tomó el celular y marcó el número de su prometido

-… Mmmm ¿Ren?- escuchó la voz adormilada de su koi, sonrió y respiró tranquilo

-Sí, te desperté, lo siento-

-No te preocupes, me extrañas-

-Si, en estos momentos quisiera estar a tu lado, sentir tu calor y arrullarme con tu respiración-

-Eres un romántico-

-Duerme, debes estar agotado-

-Mmmm no, ahora que me has despertado debes hacerte responsable- Ren rió divertido

-¿Qué quieres que haga?-

-No lo sé… cuéntame un cuento para dormir-

-Jajajaja no haré eso-

-Lo sé, solo bromeaba, dime aun llevas puesto tu traje o ya te has colocado ese sexy pijama que tienes-

-No tengo ningún pijama sexy-

-Oh claro que si, ese negro de seda-

-Jajajaja, ese no tiene nada de sexy, es el pantalón y la camisa-

-Exacto es que entalla perfectamente tus piernas y cuando duermes los bonotes se abren dejando expuesta tu suave y bronceada piel incitando a tocarla-

-Jajajaja, alguien sigue caliente-

-Y cómo no, sino me dejaste probarte-

-Tendrás que esperar al próximo fin de semana- habló divertido

-No creo que podamos hacerlo o acaso olvidas que voy a tú departamento por una ocasión espacial-

-La comida-

-Exacto, no puedo creer que lo hayas olvidado-

-Ni yo tampoco, debo pensar lo que preparare ir a comprar los comestibles- Horo suspiró molesto

-Has echado a perder la atmosfera- le reclamó

-Lo siento amor, prometo que te recompensare-

-Eso espero-

-Veras que si-

-Ren-

-dime-

-¿P-Puedes preparar… el platillo favorito de Keiko?- Ren sonrió al imaginar a su koi avergonzado.

-Claro, así lo hare-

-Ren-

-Si-

-Te amo-

-Yo también te amo, descansa y sueña conmigo-

-No-

-¿Qué?-

-si sueño contigo despertare con una tremenda erección y YO SOLO tendré que calmarla-

-Jajajaja tonto- Horo amaba hacer reír a su kou y escuchar su hermosa risa

-Me encanta escucharte reír-

-Lo sé, descansa-

-Tú también, hasta el sábado-

-Hasta el sábado- miró embelesado su celular y su anillo, ahora podía dormir tranquilo.

Keiko noto de inmediato que su estado de ánimo había cambiado a uno alegre, se preguntaba el porqué, la respuesta llegó aquella misma tarde después del colegio.

-Keiko el sábado vendrá Horo ¿me ayudaras a preparar la comida?- ahora sabía la razón

-…-

-No te obligaré pero me encantaría que me ayudaras-

-… Bien- terminó por aceptar

-Gracias- le sonrió haciendo que se sonrojara, aun no estaba acostumbrada a esas espontaneas muestras de afecto pero no podía negar que le gustaran

-¿Qué… qué vas a preparar?-

-Lasaña la chica lo miró sorprendida pues ese era su platillo favorito –Esto será especial y si te sientes cómoda Horo podría quedarse a dormir- le sonrió nuevamente, sabía que esos dos se amaban y no podía hacer nada por separarlos… de hecho no quería hacer nada… ahora que lo pensaba comenzaba a sentir algo por Horo, aun no sabía qué pero su presencia ya no le molestaba ni asustaba.

Ren no dejo de observar a la pelirroja, se dio cuenta que se había sumido en un mutismo, esto lo hizo sentir mal, pues pensaba que Keiko aun no perdonaba a Horo y no estaba seguro si algún día lo haría.

-Si no…-

-Está bien- lo corto sorprendiéndolo

-¿E-Es… en serio?- no cabía en su asombro, cuando observó a la chica asentir, su sonrisa era radiante, Ren la abrazó con fuerza mientras reía contento, ahora la sorprendida era ella, sentir esos cálidos brazos rodeándola la hicieron sentir bien y segura.

-No puedo esperar al sábado- le confesó contento.

Como cada vez que quedaban en verse la espera se les hacía eterna y la ansiedad aumentaba. El día llegó, Ren tuvo especial atención de limpiar todo, le pidió a Keiko colocar la mesa, no dejaba de mover un objeto de un lugar a otro, ni de mirar que su ropa se encontrara pulcra, a la chica aquello le pareció divertido “pues” se comportaba como un adolescente que estuviese por presentar a su novia en frente de sus padres, aquella idea la hizo reír.

-¿Eh? ¿Qué es tan gracioso? ¿No me veo bien?-

-Jejeje no es eso, te vez muy bien-

-¿Entonces?-

-Nada- rió divertida, Ren se alegró de ver a su hija tan contenta y relajada, el sonido del timbre lo sobresalto, corrió a abrir, al hacerlo, se encontró con Horo, quien le dedicó una de sus hermosas sonrisas, Ren se acercó a besarlo, sonrió al ver la cara de desconcierto de su pareja.

-Bienvenido-

-¿Ren?-

-No te preocupes todo está bien- Horo asintió y pasó como se lo indicó su pareja.

-Buenas tardes- saludó educadamente, haciendo una reverencia que la chica correspondió, Ren la tomó de lo mano colocándose a su lado.

-¿Por qué no te sientas? Aun falta para que la lasaña este lista- Horo asintió y se sentó en la sala, no duró ni cinco segundos cuando se puso de pie y preguntó

-¿Quieres qué te ayude con algo?-

-No te preocupes eres el invitado, ponte cómodo- pero Horo no podía hacerlo, por el contario se sentía muy incomodo, no sabía cómo comportarse ni dónde fijar su mirada, se sobresaltó cuando la pelirroja se sentó en uno de los sillones, su nerviosismo era evidente, respiró hondo muchas veces para calmarse y decidirse a actuar, con manos temblorosas sacó un pequeño empaque de  su chaqueta y lo colocó en la mesa de centro, empujándolo en dirección a la chica  la chica, quien miró la acción sin comprender.

-… s-Se que… ya estas grande pero cuando lo vi… creí que te gustaría- genial ahora se sentía como un estúpido, Keiko no sabía qué hacer, tardó unos segundos en reaccionar

-Gra-Gracias- susurró avergonzada, Horo simplemente asintió evitando mirar a la chica avergonzado, Ren miraba la escena enternecido, ambos comenzaban a entenderse y dejar su orgullo de lado.

Keiko no sabía la razón por la cual se sentía contenta, nunca antes había recibido un obsequio, una sensación cálida la invadió y una tímida sonrisa asomo en su rostro, Ren sacaba la lasaña del horno cuando el timbre volvió a sonar, confundido se dirigió a abrir pues no esperaba nadie.

-Yo abro- se apresuró a abrir, al hacerlo, su cuerpo quedó paralizado, del asombro no podía moverse ni articular palabra alguna, frente a él se encontraba Tamao apuntándole con un arma

-… ¿Qué?-

-¿DÓNDE ESTA HORO?- los otros dos se alarmaron y se pusieron de pie, la chica entró mientras seguía apuntando a Ren, el cual retrocedía asustado, los otros dos se quedaron impresionados con la escena.

-Tamao- habló sorprendido Horo

-TÚ- ahora lo amenazó a él –Yo te amo ¿por qué me abandonaste?- preguntó devastada

-Tamao cal…-

-POR ALGUIEN COMO ÉL- Horo tenía miedo de que fuera a dispararle a su koi

-Tamao mírame- habló desesperado, Keiko temblaba, la de cabellos rosados no dejaba de apuntar a Ren, Horo comenzó a acercarse lentamente –MIRAME- el grito la sobresalto y miró a Horo –Cálmate, baja el arma y lo solucionaremos-

-NO, TÚ ME DEJASTE, POR UN ARROGANTE Y SU MOCOSA- apuntó a la chica, Horo se colocó frente a Keiko centrando la atención de Tamao sobre él

-Tamao cálmate, me iré contigo- trataba de calmarla mientras retrocedía hasta tocar a Keiko con su brazo extendido hacia atrás, cuando encontró el cuerpo de la chica, lo sujetó con fuerza y comenzó a arrastrarla lentamente tras su cuerpo hasta donde estaba Ren –No iremos juntos y nos casaremos- la distraía mientras se acercaba a su prometido

-¿E- En… verdad?- preguntó ilusionada dejando de apuntarle

-Sí, nos casaremos dónde tú quieras e invitaremos a todos nuestros amigos- la expresión de Tamao cambió nuevamente a una desquiciada.

-NO, ÉL NO IRA- apuntó a Ren –TE IRAS CON ÉL, YA LO HICISTE UNA VEZ, DEBE MORIR-

-NO, NO TAMAO, NOS IREMOS LEJOS, NO LO VOLVERE A VER, NOS IREMOS DE JAPÓN- Ren sabía que todo eso era mentira, que lo hacía para salvarlo pero igual dolía –Nos iremos a Italia, Irlanda, New York, donde quieras- la chica nuevamente lo miró, Horo dio dos pasos más y llegó a dónde se encontraba su koi, dejó a Keiko en sus brazos y se sintió aliviado “pues” ahora los dos estaban seguros tras su cuerpo

-¿Don- Dónde quiera?-

-Sí, vamos- se acercó a ella, alargando su brazo para que tomara su mano –Vamos- le sonrió, la chica lo miró, pero algo en ella se quebró, pudo ver en los ojos de Horo que mentía, que no la amaba, que le temía, sus facciones se llenaron de odio.

-NO, YA ME DEJASTE UNA VEZ- el rosto de Horo se llenó de temor, cuando el primer impacto llegó un dolor insoportable lo recorrió, otro impacto y uno más, perdió la cuenta, lo único que escucho después de la primera detonación fue el grito de angustia de Ren.

-NNNNNNNOOOOOOOOOOOO- Ren intentó correr hasta dónde cayó el cuerpo de Horo, pero el fuerte abrazo de Keiko se lo impidió, miró a la pelirroja que  temblaba y lloraba en silencio, debía ser fuerte por ella.

-TODO ES TU CULPA TAO REN, HORO ESTA MUERTO POR TU CULPA-

-YO NO FUI QUIEN JALO EL GATILLO- le gritó desesperado

-Debes morir- Ren simplemente cerró los ojos esperando el impacto, así estarían juntos, su dolor y angustia acabarían, lo sentía por Keiko, su mente reaccionó, no podía dejar sola a su hija, ya lo había estado, no podía darle ese sufrimiento nuevamente, abrió los ojos y miró con furia a Tamao, quien jaló del gatillo pero nada paso, Ren aprovechó y de un solo golpe la noqueó, debía hacer algo, Horo, Keiko, su cerebro comenzó a funcionar a unir ideas, se quitó su saco y se arrodilló junto a su koi, haciendo presión en su pecho mientras algunas lagrimas escapaban de sus ojos.

-Keiko llama una ambulancia- la pelirroja miraba la escena en shock mientras lloraba sin consuelo “Él me protegió, él me protegió” no dejaba de pensar.

-KEIKO- la chica se asustó y miró a Ren –Llama una ambulancia AHORA- la chica asintió y con manos temblorosas hizo lo ordenado, los minutos que tardaron en llegar les parecieron una eternidad, cuando los paramédicos llegaron, se aproximaron a Horo y comprobaron que aún seguía con vida, se apresuraron a llevarlo a la ambulancia.

Ren los seguía arrastrando consigo a Keiko quien se encontraba en una crisis nerviosa

-Señor, señor ¿se encuentra bien?, déjeme revisarlo- trataba de detenerlo uno de los paramédicos

-Estoy bien Horo, Horo-

-Señor, no sabe si está herido, déjeme revisarlo-

-Estoy bien, esta no es mi sangre- hablaba desesperado, siguiendo a la camilla con dificultad, vio como está desaparecía en la ambulancia

-Señor debemos hacerle una preguntas- lo detuvo un policía

-NO HORO HORO-

-Ahora no es el momento, señor cálmese lo llevaremos con él, necesitamos que suba a la ambulancia- Ren lo hizo de inmediato, en ningún momento dejó de abrazar a Keiko, cuando se encontraron en aquel pequeño espacio, todo lo ocurrido, llegó a su mente estallando en una crisis, los paramédicos tuvieron que sedarlo, cuando despertó se encontraba en una habitación del hospital.

-Horo, Keiko- se sentó violentamente

-Tranquilo Horo aun esta en cirugía y Keiko todavía no despierta- escuchó la voz de Yoh

-Llévame con Keiko- el castaño asintió y lo dirigió a la habitación contigua

-Tuvieron que sedarlos porque habían entrado en crisis, temían que se hicieran daño- le explicó a Ren, quien simplemente asintió, se sumieron en un silencio intranquilo, hasta que Ren hablo.

-Llévame con Horo- el castaño se tensó

-Unos policías desean hacerte unas preguntas-

-Ahora no- cerró los ojos recordando todo

-Ren-

-Llévame con él- en cuanto salieron, dos hombres los abordaron

-Joven, tenemos que hacerle unas preguntas-

-Ahora no- repitió

-Sabemos que es difícil para usted, pero si no lo hacemos, no podremos hacer justicia- Ren dudó, suspiró derrotado y terminó por asentir.

-¿Qué sucedió?- la temida pregunta llegó, Ren no deseaba recordar, no quería y ellos le obligaban a hacerlo.

-Estábamos por sentarnos a comer cuando el timbre sonó…- relató  los hechos mientras los revivía con dolor –Ella le disparó- no soportó más y comenzó a llorar, Yoh lo abrazó tratando de calmarlo.

-Lamentamos lo ocurrido, le aseguramos que esa mujer nunca saldrá de la cárcel- Ren no se sintió tranquilo con eso, caminaron hasta la sala de espera, mientras esperaban que algún médico saliera para decirles el estado de Horo, Ren se dejó caer en uno de los asientos mientras no dejaba de pensar “No te mueras”, después de horas un medico apareció, Ren de inmediato se acercó a preguntar

-¿Cómo esta?- el cirujano se mostraba cansado

-…  Por el momento hemos logrado estabilizarlo pero las siguientes horas son críticas, dos de las balas tocaron órganos vitales y una más se alojo en el cerebro- Ren lloraba desconsolado –En 48 horas podremos decirles un mejor diagnostico- Yoh asintió

-Gracias- cuando se quedaron solos el castaño no sabía que decir para animar a su amigo –Vamos a ver a Keiko lo más seguro es que ya se encuentre despierta- Ren se dejó llevar

En efecto, cuando llegaron, la pelirroja ya estaba despierta, Yoh los dejo para averiguar si podían irse, Ren tomó valor para romper el silencio.

-… ¿Cómo estás?-

-…- se sumieron en un nuevo silencio, ahora que fue roto por Keiko -… Él… me protegió- lagrimas corrieron por su rostro, Ren sonrió tristemente y dejó escapar algunas lagrimas mientras acariciaba el cabello de su hija, Yoh llegó en ese momento

-Les han dado el alta- Ren agradeció con una inclinación, caminaban por las oscuras calles sin intercambiar palabra

-¿Yoh?-

-Claro no hay problema-

Ren pasaba todo el día el hospital junto a su koi, esperando un milagro, los dos días pasaron a cuenta gotas, Keiko no quería poner un pie en el hospital, se sentía culpable con todo lo ocurrido, Yoh acompaño a Ren para brindarle su apoyo, mientras esperaban la ansiedad y los nervios aumentaron, hasta que el médico apareció.

-¿Doctor?- su semblante sombrío altero a Ren –No, no, no- no dejaba de repetir

-Lo lamento mucho, el joven ha quedado en estado vegetativo-

-NNNNNNNOOOOOOOO- el grito desgarró su garganta y la noticia su alma, Yoh lo sostuvo para que no cayera

-Ren- lo llamaba angustiado

-NNNNOOOO NNNNOOOO HORO NO- lloraba desolado, el doctor ordenó sedarlo

De nueva cuenta, despertaba en una habitación que no conocía, dándole una sensación de dejá-vú, deseaba que aquello sólo fuera una pesadilla, pero al ver a Yoh y su semblante triste sabía  que no era así, lloró desolado por saberse solo, cuando se encontró más tranquilo, Yoh preguntó temeroso.

-¿Quieres verlo y despedirte?-

-No- fue su rápida respuesta -… Quiero recordarlo como era…- sollozó –No postrado en… una cama- nuevas lágrimas surcaron sus mejillas, el castaño asintió comprensivo.

-Me hare cargo-

-Gra- Gracias-

El servicio se llevó a cabo, Ren y Keiko vivían en la pensión Asakura por pedido de este, no se atrevían a regresar al departamento, ni siquiera para sacar sus cosas, Yoh y Ryou se ofrecieron a ir por ellas, Ren se sumergía en la depresión aunque trataba de salir por Keiko, la chica no se encontraba mejor, se había sumido en un mutismo, una tarde, Yoh le entregó una pequeña caja a Ren, era el obsequio que le había dado aquel día, nuevamente lloró sacando todo su dolor, después de aquello Ren retomó su rutina, consiguió un nuevo empelo, una nueva vida comenzaba, una donde Horo no estaba a su lado, una noche fue a hablar con Keiko.

-Sé lo que piensas y no es tu culpa, no es culpa de nadie-

-… Él me protegió-  habló dolida

-Él nos protegió- dejó la pequeña caja en sus manos, le sonrió y salió de ahí, Keiko la miro largo tiempo antes de decidirse a abrirla, cuando vio la pequeña figura de una niña con enormes ojos dorados y cabellos rojos comenzó a llorar, “Cuando la vi, creí que te gustaría”, de nuevo aquel dolor en su pecho, antes no sabía definir aquella sensación que tenía cuando Horo hablaba con ella, ahora lo sabía, era cariño, ella quería a Horo, el muy imbécil había llegado a ella a pesar de lo ocurrido y ahora era  tarde para decirle que serían una familia, lloró desconsolada toda la noche hasta caer rendida.

Dos meses pasaron en la pensión Asakura, dos meses para sanar sus heridas y aunque aun no cicatrizaban, debían continuar, ambos acordaron vivir en la casa que Horo había comprado y arreglado para ellos, comenzaron a limpiarla.

Ren le mostró el cuarto a Keiko, el cuarto que Horo había acondicionado para ella, mientras él se dirigió al de su amor, miró todo con nostalgia, se recostó en la cama aguantando las ganas de llorar, cuando se encontró más calmado comenzó a limpiar, aquello le llevo toda la tarde, al final dejó el pequeño buro junto a la cama, examinó con cariño cada uno de los recuerdo que ahí guardaba, en uno de los cajones, encontró un sobre de unos laboratorios, intrigado, lo abrió, “acaso Horo estaba enfermo” se pregunto con dolor, lo que descubrió lo dejo en shock, eran los resultados de una prueba de ADN; de Keiko y él, leyó el resultado y sus ojos se llenaron de lagrimas

-Lo sabías, ¿desde cuándo? Siempre lo supiste y aun así…- le habló a la nada, lloró con más fuerza y rompió con furia aquel papel, apretó su mano izquierda, llevándola a su pecho dónde aun llevaba el anillo -¿Por qué?- no dejaba de repetir –Keiko no es mi hija y aun así… tonto, HOROKEAU ERES UN TONTO- sus sollozos fueron en aumento hasta llegar a la desesperación –No es mi hija, todo lo que paso, la pelea, nuestra separación, tú… todo por la mentira de una mujer-

 

FIN 

Notas finales:

Gracias n_n


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).