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Hay amores por Tierna Kikyo

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Notas del fanfic:

Dedicado a Monz -w-

Notas del capitulo:

No cabe duda que de que me pongo de cursi...

Inspirado en la canción de: Hay amores - Shakira

 

Era una tarde en la que no hacia nada más que mirar el aburrido pero inspirador atardecer, aquel sol con destellos de bronce que me alumbraba osando penetrar en mi memoria e intentar revivir el recuerdo de Watson el cual se había ido lejos a cumplir su deber de doctor viajando a África y yo estaba ahí tirado en mi escritorio mirando la ventana como cualquier idiota sin nada que hacer, hace un año que no sabía nada de él...

 

Suspiré al recordar nuestras caminatas al atardecer, cuando bebíamos café en aquellas lindas mesas con vista a la rutinaria calle y yo me daba el lujo de fumar gustoso de mi pipa mientras le escuchaba divertido, aquellos rasgos iluminados por el sol del atardecer caluroso en el que preferíamos aprovecharlo con una platica amena, ahora en mis memorias al tono ocre él caminaba a mi lado y de vez en cuando con aquella linda voz musitaba cursilerías a mi oído...pero eso había dejado de ser, no era yo más objeto de sus pasiones y mucho menos de su gusto, tan dichoso al haber sido alguna vez dueño de aquella hipnótica mirada enamorada y aquellos detalles que me hacían sentir querer derretirme en sus brazos siempre cálidos y enredados a mi alrededor... ¡Ah, como añoraba a esa mi pasión malsana que era el único impulso de un corazón desanimado, cansado y aburrido de latir! ¿Ahora qué más quedaba sino más que el dulce recuerdo del brillo de sus cabellos dorados y la aspereza de su piel incitando mis sentidos a llegar al límite de su sensibilidad? ...Aquel tacto con el que me trataba al estar acurrucado en mi pecho escuchando los relajados latidos de mi corazón que se esforzaba por arrullarle, cerré los ojos con fuerza conteniendo como siempre mis emociones y respiré con fuerza conteniéndome de derramar más lágrimas sobre las cartas que nunca enviaría a Watson, porque todo el mundo sabe que el tener documento escrito que contenga cosas muy personales corre peligro de ser descubierto. Yo no quería ser el que arruinara su trabajo y tampoco el que rogara su regreso a pesar de que la fuerte riña que tuvimos siendo este el motivo de que se fuera, había sido culpa mía... Aún así podía escribir alguna que otra cosa tal y como me lo había recomendado antes de irse.

 

"Sí. Tanto así le amo yo ¡Y entre más se ausenta más le amo! ¡Y pierdo la razón al recordar sus besos ardientes en el sopor de mi embriaguez todas las tardes desde su partida! Porque aquel sol me mata, me hace recordar y desearle a usted, el anhelo más grande de mi corazón. Amor mío ¿Hasta cuando vendrá a verme? Me estoy consumiendo entre mis propias cenizas y revolcándome en ellas convaleciente para ver si reavivo el fuego que alguna vez hizo funcionar mi corazón acompasado al suyo, porque todos los días noto más su ausencia y sufro en medio de mi desdicha lamentando mis estupideces, sonriendo tontamente intentando no volverme loco ante cualquier recuerdo que el fino hilo tejido en mi corazón a veces tira del suyo a pesar de las distancias que ahora nos separan luchando por no desprenderse de su lugar; No se olvide de mí, de este hombre alguna vez frío y brillante que se convirtió en sólo un amante apasionado y enamoradizo, lo poco que queda de lo que alguna vez fui le repite a ecos todas las noches  ‘Devuelva al hombre que fui antes de usted, Watson' Ya que de lo contrario estos recuerdos amenazan cada día más con asesinarme. La luna es la única que conoce del todo mi sufrimiento al ser testigo de mi felicidad a su lado, ahora acoge mis lágrimas y las enjuga con los recuerdos de su ferviente amar que me dejaba sin aliento en aquellas calurosas noches de primavera.

 

Mi corazón le pertenece y tenga por seguro que así será siempre si no acaba conmigo de una vez por todas.

 

Siempre suyo. SH"

 

Al terminar de escribir aquello Sherlock ocultó aquel escrito garabateado en su cajón y se fue a tirar casi sin fuerzas a su cama sin ganas de hacer nada más, sólo quedarse ahí revolcándose en su miseria hasta quedarse dormido como era comúnmente desde la partida del doctor en Baker Street.

 

La señora Hudson entró con cuidado al cuarto a dejar un poco de comida en el escritorio, le había estado espiando todo el día para saber si no se iba a colgar de algun lado o algo así, y al ver que guardaba algo en el cajón decidió esperar para ir a ver que era encontrándose con que era una carta para el doctor Watson, por lo que se la llevó presurosa y tratando de ser silenciosa. La metió en un sobre escondida en la cocina y le añadió una nota.

 

"Venga pronto Mr. Watson, este hombre se volverá loco, se matará o ambas cosas en muy poco tiempo...

 

Le veré pronto, le mando saludos hasta África.

Atte: Sra. Hudson"

 

Envió la carta lo más rápido que pudo y Holmes por todo su dolor con el que cargaba diario incluso ya evitando lo que más amaba que eran los misterios ni cuenta se había dado de aquella cosa.

 

Otro final del día y el rubio no aparecía en su puerta a pesar de todo lo que le había invocado mentalmente, ni siquiera una carta...suspiró sentándose frente al escritorio nuevamente sin más ganas de escribir. Tomó un montón de cartas de sus aspirantes a clientes y anotó las soluciones en los reversos de las cartas sin tacto alguno, todas marcándolas como devolución, tardó como dos semanas haciendo eso sin dormir y sin comer, sólo fumando y bebiendo vino. Al terminar con aquello lo mandó enviar con la señora Hudson, ya todo estaba resuelto, no esperaría más... se levantó desanimado de donde estaba y se arregló aún así con la mirada perdida, el cabello desordenado y un aspecto de haberle atropellado una carreta de carga.

 

Tomó su abrigo, iría a verlo hasta donde estuviera, así fuera el fin del mundo a pedirle que acabara con él, cargó su arma previniéndose de que aceptara, ya era enfermizo lo que sucedía con...¿Aún se le podría llamar persona a eso que quedaba de él? ...No quería vivir más así...

 

Justo antes de abrir la puerta de su habitación para salir esta se abrió casi dándole un golpazo, alcanzó a rozarle en la mano aquel movimiento brusco, miró sin mirar, desinteresado en las tonterías que seguro diría la señora Hudson pero entonces pareció ver una aparición...un nudo en su garganta y la total perdida de fuerzas que hizo caer su paraguas y su arma al suelo, aquel deseo de verlo se había hecho realidad, había ido a verlo, Watson le miró con esos perfectos ojos verdes tan compasivos y preocupados repasándole varias veces como cerciorándose de que era verdad lo que veía.

 

-¡¡POR TODOS LOS CIELOS HOLMES!! ¡Pensé que ya se había matado!- Le gritó exasperado a pesar de saber muy bien que le tenía enfrente, se acercó a él y le abrazó con mucha fuerza devolviéndole la vida al pelinegro que sólo reaccionó sollozando sin poder creerlo aún.

 

-Lo siento...- Musitó bajito.

 

-Shh...No, déjeme disculparme con usted...porque olvidé lo frágil que es...-

 

-No debía ser así...no soy nada importante, usted...tiene derecho a irse de mí...- Musitó como niño pequeño desconsolado, tan tierno e indefenso.

 

-Claro que no, lo que he hecho ha sido monstruoso- Le besó el maxilar para después buscar sus labios y besarle algo apasionado, instintivamente este reaccionó correspondiéndole, cerrando los ojos dejándose llevar. -Lo he torturado...no merezco su perdón...-

 

-¿Está loco? Lo mejor que pudo hacer fue venir a mí de nuevo Watson...lo extrañé tanto...- Holmes se abrazó a él con mucha fuerza.

 

-No me iré más...nunca más...- Le musitó intentando no ponerse de cursi y llorar...pero el ver así a Holmes sencillamente le mataba, no podía verle sufrir de ese modo, él no era así. Pensaba que si le dejaba un tiempo quizá pudiera despejarse y hacer su vida de nuevo...sin él, sin esas cosas incorrectas, más lo único que hizo fue destruírle. Siempre lo hacía, era tan bruto para querer que le había hecho daño. De repente aquellas fuerzas de su pelinegro adorado se desvanecieron y apenas si alcanzó a prevenir que no cayera al piso ¿Se había desmayado? ¿Cuántos días tendría sin comer? Si, le conocía bien, él se torturaba a sí mismo justamente de ese modo. Le recostó y cuidó de él durante dos días en los que Holmes no despertó. Watson le miraba muy preocupado sintiendose sumamente culpable. Una tarde del tercer día de la inconciencia de Sherlock el doctor Watson iba entrando con un par de medicamentos cuando le vio allí despierto sentado en la cama como intentando analizar lo que pasaba, típico de él claro estaba, al verlo le amplió una sonrisa.

 

-Disculpe el drama ¿Cuánto tiempo me fui?-

 

-...ehh, un rato- Le contestó aprovechándose de que se le había ido la noción de los días -Descuide, he estado cuidando de usted y estará más que bien para mañana- Le comentó con normalidad sentandose a su lado y besandole en los labios con brevedad, sólo un contacto. Holmes le miró fijamente -"No me iré más..." ¿Hablaba en serio? No quiero arruinar su trabajo, era un buen trabajo el suyo...-

 

-Aunque no lo crea también lo extrañaba horrores...pero nunca me atreví a escribirle porque no tenía las palabras, usted sabe que suelo alabarle mucho y pensé que sólo le entristecería más-

 

-Idiota, pensé que lo había perdido-

 

-Lo sé...- Watson comenzó a besarle apasionadamente y los besos pasaron a caricias que terminaron en el deseo de fundirse uno dentro del otro, el deseo de ser uno...que finalizó en una satisfacción llena de cansancio recostados en la cama ambos se miraron en silencio...era claro que estaban destinados a ese amor loco durante mucho tiempo.

 

-¿Porqué se aferra tanto a mí? Es claro que... no tengo la menor importancia a su comparación, soy un simple doctor, no puedo ofrecerle mucho...- Preguntó de repente confuso y pensativo, Holmes guardó silencio por un momento y se limitó a decir seriamente.

 

-Descubrí que hay amores, hay muchos amores dentro de mi existencia pero tal vez muy pocos como el mío...que son como el vino, mejoran con los años. Eso siento por usted...que algo dentro de mí florece cuando le tengo tan cerca...y ahora deje de hacerme ponerme cursi porque juro que le mato-

 

-Pero si yo nunca se lo pedí-

 

-¡Calle!-

A Holmes nunca se le enteró de aquella carta enviada con desesperación por la señora Hudson, ella y Watson pensaban que guardarían esa complicidad y ese secreto más él se dio cuenta con un simple análisis a su cajón que pe hizo pensar lo sobre protectores que eran con él a pesar de cómo se comportaba a veces con ellos, le cuidaban como si fuera niño travieso, pero por supuesto comprendió que quién le amaba más que nadie en esta vida siempre sería el rubio que se desvivió preocupado desde el primer instante en que tuvo aquella carta en sus manos. Ahora volvía a ser un hombre completo, el detective Sherlock Holmes y su fiel compañero John Watson.

Notas finales:

Eso es todo reviews!!! xD


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