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Aikawa y los Kumashuu por Anttara y Son Yamuri

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Notas del fanfic:

Junjou Romántica no nos pertenece...

Pero si así fuera...

Son Yamuri: Me disculpo por haberlo subido a esta hora... pero para las que lo lean en la mañana, esto fue actualizado el 3 de marzo.  Bueno, la verdad no sé como comenzar... en verdad... tuve el enorme honor de hacer este one-shot con la gran escritora Anttara...

 Anttara: Yo y mi ardillita mental tuvimos el privilegio de hacer este one-shot con un gran autora como Son Yamuri

 Son Yamuri: En verdad me siento muy honrada. Tuve dificultades para subir esto, pero tenía que ser HOY porque... bueno...  

Anttara: ¡Wiii! ¡Así es! No les digas, déjales la sorpresa 

Son Yamuri/Anttara: esperamos que les guste.

Notas del capitulo:

Para alguien muy especial...

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Cierta mañana en la residencia Usami…

-¡¡¡Wuahhhhhhh!!! ¡¡Ya es muy tarde!! ¡¡No voy a llegar a la editorial!! ¡¿Usagi-san has visto mi celular?! ¡¡Wuahhh!!-

Gritaba un joven de cabellos color café, mientras corría de un lado a otro

-¿Editorial? ¿Por qué? Si hoy no te toca trabajar – Contesto el dueño de la casa mientras, pesadamente bajaba las escaleras del edificio con Suzuki-san abrazado.

-Lo sé, pero Aikawa-san me hablo y me pidió de favor que la ayudara hoy. Últimamente han llegado muchos paquetes y ella no puede sola con el trabajo… Ah ¡¡Ya encontré mi celular!!

Al oír esto, de inmediato el mayor cambio la expresión de su rostro. ¡¡¿Cómo que Aikawa se lo había pedido?!! ¡¡ ¿Quién demonios se creía para pedirle eso a Misaki?!! ¡¡Ya era suficiente que lo amenazará por no entregar a tiempo sus escritos!! ¡¡¿Y ahora esto?!! Sin duda era una bruja, obligar a Misaki a ir a trabajar precisamente hoy, cuando había planeado el mayor desde hace tiempo pasar el día completo con su adoración.

-¿Y nuestro desayuno Misaki?- Mencionó el novelista, contemplando como su agitado acompañante corría apresurado de un lado a otro buscando las cosas que necesitaría en su trabajo. Y no era por demás si la editora del mayor le había pedido a Misaki que estuviera en la editorial a las 8 am y faltaban 30 minutos para que se cumpliera el plazo.

- Este… Usagi-san, no podre quedarme a desayunar contigo, te dejo el desayuno en el refrigerador, solo necesitas calentarlo en el horno ¡¡ Wuahhh!! ¡¿Y mis llaves?!-

-¿Y tú? ¿No vas a comer?-

-Ah sí, Aikawa-san me dijo que me invitaría a desayunar si la ayudaba a ordenar los paquetes no te preocupes… ¡¡Aquí están mis llaves!! – Contestó Misaki sin poner atención a las palabras del oji-violeta, solo se limitó a continuar corriendo por la casa en busca de sus accesorios de trabajo.

-¿Es necesario que vayas? -Respondió totalmente serio el peli-plata con su típica aura de molestia que al momento paralizó al menor y lo obligó a dejar todo lo que estaba haciendo.

Al ver la expresión la terrorífica de su casero, Misaki empezó a temer por su vida y comenzó a ponerse bastante nervioso, a tal punto de empezar a temblar.

- Este… bueno es que… Aikawa-san me pidió de favor y me dijo que tú estabas de acuerdo y yo… Jejeje bueno ya me tengo que ir Jejeje… Adiós Usagi-san-

-Espera Misaki…-

No alcanzó a terminar la frase el escritor, cuando el menor salió corriendo a no más poder del departamento dejándolo totalmente pasmado por la acción

 

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Misaki corría como alma que lleva el diablo por la calle, dejando incluso a algunas personas sorprendidas y mirándolo.

"Pero, ¿qué pasa con Usagi-san? Es cierto que a veces se molesta cuando voy a trabajar en mis días de descanso pero… esta vez parecía en verdad molesto… ¿pero qué le pasa? Si no descanso hoy, será otro día… Sí, cualquier día es bueno para estar juntos…"

Ante ese último pensamiento Misaki se quedó quieto.

¿"Cualquier día es bueno para estar juntos"?

Sonrojándose, salió de nuevo corriendo, intentando desterrar todo ese tipo de pensamientos vergonzosos de su cabeza.

 

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Cuando llegó a la Editorial, se quedó extrañado. Había muchísima más gente de lo habitual, y todos parecían estar demasiado ocupados, corriendo y llevando cajas de un lado a otro. Convenciéndose de que solo era su imaginación, caminó con algo de dificultad entre toda esa gente, evitando por poco que una pila de cajas se le viniera encima.

Cuando llegó al ascensor, se encontró con Isaka.

- ¡Ah, Chibi-tan, aquí estás! –dijo con una sonrisa al ver al menor-

- B-buenos días Isaka-san –dijo Misaki algo nervioso al ver a su jefe- ¿cómo está hoy?

- Hmm, bueno, te diré que estoy mucho mejor que Aikawa. La pobre está rodeada de cajas y cartas… Por cierto, ¿Qué acaso hoy no es tu día libre? Creí que ibas a estar con Akihiko…

- "¿Eh?" Ah… sí, hoy era mi día de descanso, pero Aikawa-san me llamó pidiéndome ayuda…

- ¿Huh? ¿Aikawa te llamó sabiendo que hoy era tu día de descanso?

- Sí

- Ya veo… -dijo Isaka con cara pensativa- ¿y Akihiko lo permitió?

- Bueno… no es que lo haya permitido, de hecho no estaba de acuerdo, pero Aikawa-san en verdad sonaba desesperada… pero, ¿por qué me hace todas estas preguntas…?

- Por nada… supongo que esa mujer se trae algo entre manos… y eso que ayudé a Akihiko me llamó y te di tu descanso precisamente hoy…

- ¿Eh?

- Nada Chibi-tan –sonrió Isaka- vas con Aikawa, ¿cierto? Entonces yo te acompaño, tengo que hablar con ella

- Ah… pero…

Misaki decidió guardar silencio. Sabía de sobre que de nada valía el discutir con Isaka.

"Este tipo… a veces me agrada y a veces me molesta… ¿qué fue todo eso que murmuró? Además, ¿qué es lo que tiene hoy todo el mundo? Todos parecen extraños… como si supieran algo que yo no… aunque… eso… es bastante probable…"

La cara de Misaki se entristeció, cosa que Isaka notó, pero no dijo nada, solo lo miró de reojo.

Llegaron a cierta parte de la editorial, precisamente a la oficina de Aikawa. A Misaki le gustaba la oficina de la editora: era mucho más grande y espaciosa que las demás.

Cuando abrieron la puerta, Misaki no pudo evitar el abrir su boca: estaba LLENA de cajas, cartas y paquetes. Ni siquiera se ponía así en la temporada de San Valentín.

- ¡Misaki-kun, que bueno que has llegado! –dijo una voz femenina detrás de montones de cajas- como verás, en serio necesito ayuda y…

- Buenos días Aikawa –dijo Isaka sonriendo- ¿puedo hablar contigo por unos segundos?

Misaki se estremeció. Aunque los labios de Isaka estaban sonriendo, sus ojos no.

- Ah… enseguida voy Isaka-san –dijo Aikawa

Cuando Aikawa logró salir de entre las cajas, logró encontrarse con Isaka.

- ¿Qué pasa Isaka-san?

- Tengo que hablar contigo…

- D-de acuerdo… mira Misaki-kun, ¿por qué no comienzas apilando esas cajas de ahí, mientras hablo con Isaka-san?

- Claro

Misaki se puso a acomodar las cajas, pero en verdad sentía curiosidad. ¿Por qué Isaka se ponía tan serio respecto a eso? Mientras acomodaba las cajas, intentaba oír un poco de la conversación que tenían, aunque con el ruido de las cajas no alcanzaba a oír muy bien.

- ¿Qué demonios… Aikawa? Creí que… desde hace…

- Lo sé… y ya me habló… así que le dije… para que… más tiempo…

- Pero no era… que Chibi-tan… y luego… ¡…día!

- Sí, pero… y yo lo… ¡…amos!

- Aún así…

"¿De qué estarán hablando?"

A Misaki le entró curiosidad de saber para qué eran tantas cajas. Comenzó a buscar alguna tarjeta o algo así que tuviera un nombre, y fue cuando escuchó un grito desgarrador.

- ¡¡¡¡¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!

- ¿Qué fue eso? –dijo Aikawa asustada-

- Oh no… de nuevo… -dijo Isaka en forma de suspiro- Aikawa, tendré que llevarme a Chibi-tan unos minutos… ¿podrías venir, por favor?

- Claro –dijo Misaki extrañado

Isaka lo guió hacia una habitación que traía un letrero que decía "Estudio" y abajo decía "Ocupado".

- Verás Chibi-tan –dijo Isaka- en serio necesito que me hagas un favor

- ¿Qué clase de favor?

- Últimamente Ijuuin-sensei está demasiado deprimido ya que las ventas de su manga han disminuido un 1%... y en verdad que está demasiado deprimido. ¿Podrías por favor animarlo un poco?

- ¿Eh?

Antes de que acordara, Misaki fue empujado hacia dentro del estudio, donde estaba un hombre completamente desaliñado, y otro que lucía un tanto desesperado.

- ¡Misaki-san! –dijo el hombre desesperado

- ¿Qué pasa Makoto-san? –dijo Misaki extrañado

- Es Sensei… las ventas de su manga han disminuido un poco y ahora no puedo animarlo… ¡¡dice que va a renunciar a dibujar!!

- ¡¡¿¿Qué??!! –dijo Misaki completamente pálido- ¡¡¡No!!! ¡no puede hacer eso sensei, no puede!

En su desesperación, Misaki tomó a Ijuuin y comenzó a zarandearlo.

- ¡Escúchame bien mangaka deprimido! ¡The kan se quedó demasiado interesante como para que tú lo arruines todo solamente porque tus malditas ventas han bajado! ¡esto es solamente una mala racha, pero por favor, todo el mundo tiene una mala racha alguna vez! ¡no seas un cobarde y sigue dibujando! ¡Además…!

- ¡¡No es verdad!! ¡¡A nadie le importa mi trabajo!!-Interrumpió pesimistamente el peli-negro, al saber lo evidente, sus fans se había cansado de leer su historia y lo habían abandonado.

- ¡¡No diga eso Ijuun-sensei!! ¡¡Su trabajo es fantástico!! ¡¡Es lo mejor que he leído en toda mi vida!!-

- ¡¡No mientas!! ¡¡Solo lo dices por que Makoto te lo dijo!!-

- ¡¡Sensei de verdad, yo amo su historia!!

- ¿De verdad a ti te gusta "The kan"?

- ¿Gustarme? ¡¡Es mi inspiración para que seguir viviendo!!

- Bueno… entonces yo… seguiré dibujando- Menciono el dibujante mientras volvía tomar el lápiz que tenia a un lado de él y lentamente continuaba con su trabajo.

- ¡¡Muchas gracias Sensei!! ¡¡Gracias!!-

Después de ver como su mangaka favorito reanudaba sus deberes y volvía a dibujar la historia que admiraba, Misaki salió de la oficina de Ijuun-sensei con una visible sonrisa en su rostro, por haber impedido que su manga terminara por culpa de una depresión.

- Ah Misaki-kun, ¿Te importaría llevar las cajas de mi oficina a la oficina de Isaka-san ?- Recito Aikawa-san con su característica sonrisa, mientras veía como el menor salía del estudio.

- Claro Aikawa-san-

Al escuchar esto, de inmediato el castaño se dirigió a la oficina de la editora y empezó a transportar las cajas, preguntándose mientras lo hacía, el por qué de tantas y para qué era su finalidad. Y no era por demás, si en el tiempo que había trabajado para Aikawa, no habia visto tantos paquetes y cartas juntas.

Durante varias horas el menor se dedico a cambiar los objetos de un lugar a otro, hasta que las cajas y cartas se terminaron y tuvo que nuevamente visitar a la editorial para saber cual seria la nueva tarea a realizar.

- Aikawa-san ya termine, ¿En qué más le ayudo?- Pronuncio sonriente el oji-verde mientras veía como la editora, mandaba a varias personas a realizar encargos.

- Muchas gracias Misaki kun, pero Isaka-san ya me mando a más ayudantes para terminar de organizar todo y ya está todo bajo control. - Menciono la peli roja, mientras se acercaba al menor –Misaki-kun toma estos Kumashuu como disculpa por haberte hecho venir hoy en tu día libre –

- Muchas gracias, pero… ¿De verdad ya no hay nada en que la pueda ayudar Aikawa-san?- Menciono el oji-verde mientras tomaba la caja que la editora le regalaba.

- No, Misaki-kun disfruta de tu día libre-

Ante esto Misaki se quedo extrañado, ya que cuando la editora le había hablado le menciono que había mucho trabajo en la editorial y su ayuda sería vital para ese momento. ¿Cómo que ahora ya no había trabajo? Si el personal de la editorial se veía bastante cansado y había muchos paquetes por todos lados.

Sin embargo el menor no le dio mucha importancia, amablemente recibió los kumashuu, se despidió de aquella mujer y se dirigió a su hogar pensando en el por qué del repentino cambio de actitud de la pelirroja.

- Ya llegue Usagi-san- Menciono el castaño cuando llego al departamento de su casero. De inmediato al entrar, vio al peli-plata, sentado desde uno de los sillones de la sala principal leyendo uno de sus libros, como acostumbraba hacerlo cualquier día; No obstante, al saber que el oji-verde había llegado, Akihiko tomo su libro y se retiro de lugar con dirección a su estudio.

- ¿Ya desayunaste Usagi-san?-Pregunto el menor al ver como indiferentemente el escritor se marchaba del asiento donde se encontraba

- Sí

- Ah, este… Aikawa-san me dio Kumashuu, prepararé un poco de té para que podamos comerlos- Sonrió Misaki mientras que esperaba que el novelista bajara para poder disfrutar el regalo de la pelirroja; Sin embargo, el escritor solamente le respondió " No tengo hambre" y cerró la puerta de su estudio dejando confundido al joven estudiante.

*¿Acaso dije algo que molestara a Usagi-san? Mmm no creo. Entonces ¿Porqué Usagi-san está enojado? ¿Fue porque fui a la editorial y no desayune con él?… Pero no es la primera vez que no desayunamos juntos, además nunca antes se había enojado por haber ido en mi día libre… Quizás solo amaneció de mal humor*

Pensando esto el castaño se dispuso a dejar la caja de Kumashuu sobre la repisa para realizar los deberes domésticos que tenía planeados hacer antes de que el día anterior la editora le pidiera su ayuda.

Rápidamente el menor fue por una escoba y subió al cuarto de Usagi-san para comenzar con las labores de limpieza. Sin embargo cuando empezó a limpiar debajo de la cama encontró un pequeño calendario.

Se quedó extrañado. ¿Por qué había marcado un día en el calendario…?

Al verlo, de inmediato Misaki dejó todo lo que estaba haciendo y fue directamente al estudio de su casero, pensando en la fecha que tenía marcado el pequeño calendario.

¡¿Cómo había rayos se le había olvidado ese día?! Sin duda esa era la razón por lo que su casero se encontraba tan molesto con él, y no lo culpaba ¡¡Si era tan importante ese día para Usagi-san y él lo sabía!!

- ¿U-usagi-san puedo pasar?- Pregunto temeroso el menor, mientras tocaba la puerta del estudio. Sin embargo, no recibió respuesta alguna hasta que por inercia abrió la puerta permitiéndole el paso y dejando ver al novelista sentado sobre su silla leyendo indiferentemente un libro.

- Usagi-san… yo-

Misaki no sabía cómo empezar a disculparse. En verdad se sentía muy mal y muy culpable por haber olvidado ESE día. Además, sentía algo de miedo. Usagi-san estaba molesto. No era uno de sus usuales berrinches, o molestias que desaparecían si hacia algo amable o "lindo". No, esta vez estaba en verdad molesto.

No, la palabra no era "molesto".

La palabra era "herido".

- Usagi-san… verás… es que… yo…

Akihiko ni siquiera levantó la mirada. De hecho, una mosca bien pudo haber llamado la atención del escritor.

"En verdad está herido".

Suspirando bastante triste, Misaki caminó lentamente hacia Akihiko y se puso frente a él. Como esperaba, el peli plata no levantó la mirada.

Al ver que sus intentos estaban fallando, y algo avergonzado, Misaki se arrodilló frente a Akihiko y puso sus manos en el libro, bajándolo.

Ante esta acción, sin hacer expresión alguna el novelista miró a Misaki.

El oji-verde no sabía que decir… ni siquiera sabía cómo comenzar a hablar.

- Verás… Usagi-san… yo… en serio, lo lamento…

El novelista miraba a Misaki, aún sin expresión.

- Yo… olvidé qué día era hoy… todo por estar tan apurado… pero, eso no es excusa… yo… en verdad lo lamento…

Bastante apenado y rojo, Misaki abrazó a Akihiko, el cual no correspondió al abrazo.

- Perdóname… -susurró el menor- p-para que veas… cuánto lo lamento… yo… por el día de hoy… haré t-todo lo que tú q-quieras…

Sabía que esas palabras eran peligrosas. EN VERDAD peligrosas, pero… después de todo, él tenía la culpa por haberse olvidado de ese día tan especial… era lo menos que podía hacer para compensar al escritor.

- …¿Lo que sea? –dijo el novelista después de un buen rato

- Sí…

- ¿En serio?

- Te lo digo en serio…

Akihiko finalmente correspondió al abrazo de Misaki, solo que el menor se estremeció. En el fondo, en su bajo y oscuro fondo, el ojiverde ya sabía más o menos los planes que tenía el mayor para que lo compensara por olvidar tan especial día.

- Está bien –dijo Akihiko con una sonrisa- después de todo, nunca podría estar enojado contigo demasiado tiempo…

- Usagi-san… -dijo Misaki un poco más sonrojado

- Bueno, ahora quiero que prepares tus maletas –dijo Akihiko como si nada

- ¿Eh? ¿qué quieres decir?

- Nos iremos a un lugar

- ¡¿Qué?! Pero…

- Misaki –dijo separándose del menor- tú mismo lo acabas de decir "lo que quieras"

- Pero…

- Y no hay vuelta atrás –dijo con una de esas sonrisas "y aunque no lo quieras, lo harás".

Misaki suspiró bastante resignado. Desgraciadamente, el escritor tenía razón.

- ¿A dónde iremos? –preguntó por fin

- Es una sorpresa –dijo el ojivioleta- tú ve a hacer las maletas…-

- Pero…

Sonriendo, Akihiko le dio un pequeño beso a Misaki para callarlo.

- Solo hazlo

Antes de que pudiera renegar, Akihiko hizo el intento de volver a besarlo, pero Misaki salió corriendo del estudio.

El escritor solamente lo miró sonriendo.

Aún sonriendo, Akihiko sacó su celular y marcó un número.

- Escúchame Aikawa, última vez que te llevas a Misaki así… ¿qué…? Eso… ¿en verdad…? ¿En dónde…? Los pasteles… ah, los Kumashuu… ¿en serio? Entonces, ¿qué me recomiendas…? Ajá… sí… d-de acuerdo… -cuelga-

Akihiko sonrió demasiado.

Sí, ese sería el mejor día de toda su vida y de eso estaba seguro, pero mientras, tenía que distraer a su adoración durante unas horas para que no sospechara nada de lo que tenía planeado.

-Oye Misaki ya hiciste las compras de la semana- Menciono sonriente el escritor mientras bajaba las escaleras y observaba a su inquilino limpiar la cocina.

-Amm no Usagi-san, pensaba hacerlas mañana ¿Por qué?-

-Entonces vamos al centro comercial- Sentenció fuertemente el mayor mientras tomaba las llaves de su automóvil e invitaba al castaño a que lo siguiera hasta el estacionamiento.

Sorprendido por el repentino comportamiento de su casero y sin poderle negar su invitación Misaki, tomo la lista de cosas que faltaban en la despensa y fue directo hacia donde estaba Akihiko.

Ya en el centro comercial, el oji-verde no dudo en ir a buscar los objetos de la despensa que faltaban, algo de jabón, papel y algunos ingredientes para la cena de esta noche; Sin embargo al momento de llegar al pasillo de vegetales, Akihiko se separo de él con la excusa de que iba a buscar algún vino para brindar esa noche.

No obstante; el mayor no fue en busca de un fino vino, se dirigió al área de dulces con el único propósito de conseguir todo lo indispensable para llevar a cabo las indicaciones de su editora y pasar la mejor noche de su vida al lado su pequeño.

Después de conseguir todo lo que necesitaría, se dirigió a donde se encontraba Misaki y como si no hubiera pasado nada, siguieron comprando lo faltante de la despensa.

-Usagi-san ¿Qué te gustaría para comer hoy?- Pregunto el menor mientras se dirigía al departamento de carnes y pescado.

-Hmmm… quiero sopa de miso y filete de salmón- Respondió el escritor mientras se dirigía al área de juguetes en busca de un nuevo Suzuki-san para agregar a su colección.

-De cuerdo comeremos sopa de miso y salmón-

Acto seguido, Misaki fue en busca de todos los ingredientes necesarios para cumplir el gusto culinario del peli-plata. Después de eso se dirigió a su casero y le anuncio que ya había encontrado todo lo que hacía falta. Prontamente Usagi, se dirigió a la caja para pagar.

-¡Usagi-san ya tienes muchos peluches! ¡No necesitamos otro igual!- Reprendió el castaño al ver como el novelista se posesionaba de un peluche prácticamente igual a Suzuki-san

-No tengo uno con un moño verde-Menciono el oji-violeta mientras le indicaba a la cajera que también se llevaría el peluche junto con la despensa.

Al paso de esto el mayor tomo todas las bolsas de la despensa y se dirigió a su automóvil para ir a su hogar.

No paso mucho tiempo para que llegaran al departamento y para que Misaki se diera cuenta de la hora que era. ¡No podía ser! ¡Ya era tarde y no había hecho nada! ¡Ni sus deberes ni la comida!

Después de que el peli-plata abrió la puerta, rápidamente el oji-verde se dirigió a la cocina y comenzó a preparar la comida.

-Usagi-san la comida va tardar, cuando ya esté lista yo te llamo-

Observando cómo su adorado niño se disponía complacer su petición sobre la comida, Akihiko tomo las cosas que anteriormente había comparado, al pequeño Suzuki-san con moño verde y se dirigió a su estudio, no sin antes comentar

-Ah Misaki se me olvidada, no comas ninguno de los pastelillos que Aikawa te regalo, antes de comer ¿De acuerdo?-

-De acuerdo Usagi-san-

 

 

 

----------------------------------------------Más Tarde---------------------------------------------

 

-Usagi-san, baja ya ésta la comida- Grito fuertemente el oji-verde mientras acomodaba los platos en la mesa.

Escuchando como su pequeño lo llamaba, el novelista bajo con una gran sonrisa en su rostro y se sentó en la silla que le correspondía.

-¿Eh? ¿Qué pasa Usagi-san? ¿Por qué sonríes?- Pregunto intrigado el menor al ver la impecable sonrisa de su casero y no encontrar algún argumento bueno para su felicidad.

-Por nada, solo me gusta comer con Misaki-

Ante esto el menor por unos minutos se sonrojó, pero rápidamente aparto su mirada del escritor para ocultar lo que sus palabras habían creado en él.

-Usagi-san, ¿Para qué quieres ir a la playa?-

- De vez en cuando es bueno salir de la ciudad. Además hace mucho que no salimos juntos Misaki… Quiero estar a solas contigo -

-¡Usagi-san no digas eso!-

Escuchando esto nuevamente Misaki bajo su mirada y se dispuso a terminar su comida en silencio, mientras sentía como la penetrante mirada se su casero lo observaba detenidamente en cada movimiento que hacía.

"Algo muy extraño está pasando con Usagi-san… digo, ¿a qué se debe esa sonrisa? Tal vez… sí, tal vez sea porque… bueno, porque simplemente es "hoy".

Sin darle mucha importancia, Misaki siguió comiendo. Aunque Akihiko seguía comiendo, no le quitaba esa extraña mirada de encima.

Una vez terminaron la comida, Akihiko le dijo a Misaki que hiciera té. Mientras Misaki fue a preparar la bebida, Akihiko se encargó de vaciar "cierto" líquido transparente en el vaso de Misaki. Cuando el té estuvo listo y el castaño iba a servirlos, el escritor se levantó y le hizo a Misaki la señal de que se sentara, y él mismo sirvió el té.

"En verdad… algo muy extraño está sucediendo con Usagi-san" pensaba el castaño mientras tomaba el té que el escritor le había servido.

- Por cierto Misaki, hoy mismo saldremos –dijo el escritor con esa rara sonrisa

- ¿No me dirás a donde iremos?

- Aún no –rió el escritor

Después de unos minutos, las maletas de Misaki y de Akihiko ya estaban en el deportivo del mayor. Y el viaje comenzó.

Una hora. Dos horas. Tres horas. Cuatro horas…

En el camino a Misaki le dio hambre, pero como no quería molestar a Akihiko decidió comerse los Kumashuu que Aikawa le había regalado, sin notar que Akihiko lo miraba de reojo. Si el menor hubiera notado la mirada que el novelista traía, definitivamente hubiera tirado los pasteles por la ventanilla.

Poco a poco Misaki se fue durmiendo, arrullado por la música clásica que Akihiko traía en la radio y el paisaje que iba cambiando de urbano a rural.

Mientras Misaki dormía, el novelista solo se sonreía de una manera que a cualquiera le hubiera dado miedo.

Sí, tal vez la bruja de Aikawa le había robado a Misaki en la mañana, y tal vez al menor se le hubiera olvidado "ese" día tan especial… pero ¡vamos! No podía estar siquiera enfurruñado con él. No mientras tuviera esos ojos verdes que lo encantaban, o esa sonrisa que sin querer lo seducía, o esos pucheros que lo hacían tan sensual. No, no podía estar enojado con él más de unas horas.

Y así fue el viaje.

 

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- … ki… saki…

- …

- Misaki…

Misaki abrió los ojos. Lo primero que vio fue la cara de Usagi-san (sonriéndole en la misma forma misteriosa) y un cielo azul, tan intenso y puro como no se veía en la ciudad.

- ¿Usagi-san…? –murmuró Misaki frotándose los ojos- ¿dónde estamos…?

- Sal de ahí si quieres ver

Misaki se enderezó y Akihiko le ofreció su mano para ayudarlo a salir. Como aún estaba somnoliento, la tomó, y para cuando acordó, ya estaba fuera del deportivo, en una clase de mirador, con el novelista sujetando su cadera y admirando el hermoso paisaje…

- ¿Una playa? –dijo Misaki confundido- ¿en verdad nos quedaremos aquí…?

- Tu culpa –dijo el escritor sonriendo- tu olvidaste que día era hoy, así que tendrás que compensarme…

- De acuerdo… -dijo Misaki en forma de suspiro

De pronto, algo extraño surgió en Misaki. ¿Desde cuándo le GUSTABA que Akihiko lo tomara de esa forma, sujetando en forma suave y firme su cadera, en zona pública? Pero la verdad, no quiso replicar.

- ¿En dónde estamos?

- En una playa VIP

- ¿VIP? Creí que te gustaban las cosas de gente común

- De hecho sí, y pensaba llevarte a una playa pública, pero, por ser "hoy", decidí que nos quedáramos aquí, al menos un par de días

- D-de acuerdo… -dijo Misaki resignado

- ¿Quieres ir a cenar?

- Sí

- ¿Trajiste el traje que te dije?

- Sí, fue lo primero que empaqué

- Perfecto, lo necesitarás para ir al restaurante…

Un momento. ¿Cenar?

Misaki se dio cuenta de que no faltaba mucho para que la noche llegara. Se puso algo triste al pensar que habían perdido la mayor parte del día… lo que significaba que para "ese" día, Akihiko le cobraría TODA la noche…

Pero, ¿por qué al pensar en eso, su corazón se aceleró y algo en su interior ardió?

 

 

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- Usami-sensei… ¿no cree que esto es un poco… exagerado…?

- Tú dijiste "todo lo que yo quiera"

- Lo sé, pero… ¡¡no era necesario rentar todo el restaurant!!

Akihiko llevó a Misaki a un restaurant muy elegante, muy hermoso, muy… romántico…

Pero, por supuesto, como todo buen Usami, había rentado el restaurante por completo, para poder pasar ese día tan especial con su adoración.

- Como sea, sabes muy bien que no me importa derrochar mi dinero…

- ¡Está mal que hagas eso!

- … Misaki, me interrumpiste. Como decía, no me importa derrochar mi dinero, siempre y cuando sea en ti…

Misaki se sonrojó.

- Aunque sea eso… no tienes por qué gastar tanto dinero, además…-

El castaño no pudo terminar sus palabras ya que inmediato el mesero arribo al lugar y les entrego la carta.

No paso mucho para que el escritor como su acompañante decidieran los platillos y para que el mesero se alejara del lugar dejándolos completamente solos y en silencio.

-Misaki ¿Cómo te sientes?- Pregunto el mayor al ver como su pequeño inquilino empezaba lindamente a jugar con sus manos

-Bien ¿Por qué?-

-Por nada, ¿No sientes calor?- Insistió el peli-plata esperando que su adoración tuviera algunos efectos del líquido que había vertido sobre su té; Sin embargo, aún era muy temprano, el menor no sospechaba nada del plan que tenía en manos Akihiko.

-No… Usagi-san estas muy raro…-

Durante algunos minutos Misaki se quedó mirando esa sonrisa extraña que tenía el escritor. Sin duda le daba escalofríos y miedo al verla ya que presentía que algo se tramaba, y las preguntas raras se lo confirmaban. No obstante, aunque así fuera el no podía hacer nada y menos en "ese" día. Solo podía rogar que no fuera algo peligroso o fuera de lo común que arriesgara su vida o la del novelista.

Aunque pensándolo bien, no era tan rara la pregunta que anteriormente le había hecho, comenzaba a hacer calor y aire acondicionado no era suficiente. Pero por no darle la razón al peli-plata Misaki no se quito su saco, para que este no sospechara.

Prontamente el mesero llego con los platillos, disipando al momento los pensamientos del oji-verde y haciendo que regresar a la realidad.

Rápidamente el menor se dispuso a degustar su platillo, bajando su mirada para empezar a cortar la carne que tenía en el platillo: Sin embargo se sobresalto al sentir como las manos de Akihiko tomaban las suyas por atrás de él y lo conducían para que hiciera los cortes.

-¡¿Q-que haces?! Yo puedo hacerlo solo- Contestó el estudiante mientras pensaba que el novelista lo trataba nuevamente como un inútil niño que no podía hacer nada solo. No obstante este pensamiento fue callado cuando el mayor se posesionó de sus labios y le brindó un apasionado beso.

-Lo sé... solo quiero aprovechar la ocasión para besar a Misaki- Refutó Akihiko al termino del beso y sintiendo como su amado se estremecía por esto y tiernamente se cohibía por sus palabras.

Ante esto el menor se quedó mudo, no supo que contestarle o que gritarle al mayor. Algo estaba raro con él ya que al momento que Usagi le dijo esto por algunos minutos pensó que era un lindo gesto departe de él besarlo a mitad de su cena romántica.

Pero espera… ¿Desde cuándo el oji-verde pensaba que era lindo que el escritor lo besara? O peor... ¿Desde hace cuando la cena en ese restaurant se había convertido en romántica? ¡Si era una simple cena con su casero! ¿Qué estaba pasando con él?

Al pensar esto rápidamente el castaño intentó separar las manos del novelista de las suyas y hacer un gesto enojado intentando borrar lo que había imaginado. No obstante por alguna razón al hacer el movimiento para librase de agarre, Misaki termino en brazos del peli-palta y su tenedor volando por el lugar.

Sintiendo como su niño quedaba en sus brazos con la carita sonrojada por la pena, Akihiko no pudo pensar en otra cosa que en una de las consecuencias de lo que desde hace algunas horas había estado esperando. Pero aún no era muy visible, tenía que aumentar los ánimos y calentar las cosas para que su pequeño empezara a experimentar sus deseos y se sintiera ansioso como él lo estaba por él.

Sin pensarlo dos veces y teniendo a su pequeño en tan favorable situación, prontamente Akihiko acercó sus labios al cuello de su castaño y rápidamente empezó a proporcionarle pequeños y seductores besitos a lo largo de él haciendo que el menor se estremeciera al contacto.

-Ah...Usagi-san… no hagas eso... los meseros nos pueden ver- Suspiró lindamente el oji-verde tratando de apartar al mayor de su cuello y que nadie sospechara de ellos, aunque era algo difícil ya que eran los únicos dos en el romántico lugar.

-Dejare de besarte solo con una condición Misaki-

-¿Cuál?-

-Termina tu platillo, sentado sobre mis piernas- Sonrió Usagi.

Ante esto, el castaño quedo atónito, pero más quedó paralizado por que por alguna extraña razón no se le hizo tan descabellada la idea. Además era algo normal que los novios hicieran algo así de vez en cuando ¿no?, pensó Misaki mientras aceptaba la proposición del oji-violeta.

Al saber la contestación de su niño, rápidamente el novelista sonrió y fue a tomar asiento a su lugar. Sin duda le encantaba ver a su adoración tan cooperativo, aunque fuera provocado por…

-¿U-Usagi-san ya me puedo sentar?- Interrumpió Misaki sus pensamientos.

-Por supuesto-

Nerviosamente y con mucha delicadeza, Misaki se fue colocando sobre el escritor como si se tratara de algo prohibido, pero cuando sintió como Akihiko lo tomaba preso con sus brazos prontamente los nervios fueron desapareciendo y principio a continuar con sus cena arriba de su casero.

Por unos instantes el mayor se quedo viendo tan linda imagen. Su pequeño sentado sobre sus piernas por su voluntad, comiendo delicadamente su platillo mientras lo miraba inocentemente. Que lástima que esa noche tuviera otros planes para su amado y no buscara la ternura de Misaki.

Tratando de cambiar la bella escena por una más sensual, Akihiko lentamente fue acariciando las mejillas de su adoración con una de sus manos mientras que con la otra lo sostenía fuertemente de la cintura.

-Misaki ¿No tienes calor?- Volvió a preguntar el peli-plata mientras le sonreía provocativamente.

-Un poco-

-Entonces quítate tu saco y déjame ver tu seductora figura- Susurró lascivamente el mayor en la su oreja mientras lo despoja de la prenda. Ante esto Misaki no se inmutó ni se escandalizó, de verdad la temperatura había subido en el restaurante y solo Akihiko lo había ayudado a que a se sintiera un poco más fresco.

Después de quitar la prenda, rápidamente el mayor aprisiono más fuerte con su brazo a su uke y empezó a besar su cuello lascivamente, sin darse cuenta de que uno de los meseros se acercaba hacia su mesa con un carrito de botellas.

-¿Desean algo de beber?- Pregunto cortésmente el mesero mientras veía como algo alterado el menor intentaba bajarse de las piernas de su seme y este lo retenía para que no lo hiciera.

-Tráigame una copa de vino por favor-

-¿Y para su acompañante?-

-Nada gracias-

Al saber esto, prontamente el mesero sirvió el pedido del mayor y se retiro de lugar dejándolos nuevamente solos. Cosa que de inmediato el escritor aprovechó ya que mientras caminaba empezó a volver a besar el cuello de su adoración pero esta vez más provocativamente. Así lo hizo hasta que sensualmente le mencionó en su oído izquierdo:

-Misaki ¿Te gustaría hacer el amor en un restaurante?-

Ante esto el castaño se estremeció ¿En un restaurante? ¿Con público y gente que lo observara cuando Akihiko lo hacía gritar de placer? ¡Ni loco! Algo estaba pasando con él tenía calor y quizás estaba más cooperativo con su seme, pero no estaba drogado. Sabía perfectamente lo que eso causaría

Las cosas se estaban saliendo de control y lo mejor era que terminara con esto de una vez o por lo menos antes de que las caricias del escritor lo hicieran sucumbir ante esa petición. Sin decir nada lentamente, el menor se soltó del agarre del novelista pero no para lo que el mayor sospechaba, sino que se colocó atrás de él y sumamente excitado le mencionó:

 

- U-usagi-san… mejor vayamos a otro lugar -murmuró Misaki bastante excitado dándole a entender a Akihiko que tenia las mismas ansias que él por estar con el ser amado.

- ¿A la habitación…?–dijo el mayor con voz profunda y seductora, sonriendo al momento por la evidente respuesta del menor-

- … Sí… Por favor….

 

 

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Cuando llegaron a la habitación, sin esperar a nada, el novelista enseguida comenzó a besar a su adoración, quitándole la ropa desesperadamente…

Por supuesto, también esas atenciones estaban de parte de Misaki, quién al estirar la camisa de Akihiko rompió los botones, los cuales salieron volando a-quien-sabe-dónde.

- Estas muy ansioso

- C-calla… y hazlo…

Akihiko rió un poco y empujó a Misaki a la cama. Mientras le besaba el cuello, Misaki gemía ya que por alguna razón, aparte de que tenía DEMASIADAS ganas de que Akihiko lo poseyera, su cuerpo estaba muy sensible.

De pronto, sintió que Akihiko sujetaba sus manos y que las ataba con un listón rojo… de Suzuki-san.

- Ah… ¿q-que haces…?

- Te ato –dijo el mayor sonriendo

- ¿Para qué?

- Para divertirnos…

Akihiko se paró de la cama, dejándolo solo. Escuchó que movía algo, y luego vio que regresaba, con la misma sonrisa extraña de en la mañana. Traía una bolsa.

- ¿Q-qué traes ahí?

Sin contestar, comenzó a sacar las cosas que en la mañana había comprado: jarabe de chocolate y fresa, pockys, helado, chocolate… y toda clase de dulces.

- Esta noche, tú y yo nos divertiremos… -rió Akihiko malévolamente

- ¡¿Pero qué….?! ¡¿Usagi-san ya lo tenias planeado?!- Grito algo desesperado el menor al saber las perversas intensiones de su casero. Sin embargo el mayor no contestó la pregunta de su adoración, solo se dispuso a realizar los preparativos para la magnífica noche de placer que su amado le brindaría.

Con mucha delicadeza Akihiko tomó el jarabe de chocolate, miro seductoramente al menor que se encontraba más que sonrojado por la excitación del afrodisiaco y empezó a untar algo del dulce sobre el abdomen del oji-verde para limpiarlo seductoramente con su lengua.

 

Muy lentamente el peli-plata fue recorriendo todo el abdomen de su pequeño con sus labios en forma de zigzag y de círculos saboreando al instante el dulce sabor del jarabe por todo su cuerpo. Aunque tenía que aceptarlo, sin duda Misaki era muy irresistible y el chocolate solo era un pequeño plus que facilitaba sus intenciones de probarlo.

No obstante, el castaño no pensaba lo mismo ¿Qué pretendía hacer Usagi con él? ¡¿Tortúralo?! Las ansias lo estaba matando, su cuerpo estaba muy sensible y suspiraba por sus caricias ¿Y él solo se disponía a juguetear con él como si fuera un helado o un pastel?

-U-Usagi-san… no… no juegues… ahh-Grito el menor, al sentir como su casero llegaba con la lengua a su botón izquierdo y rápidamente empezaba a untar algo de helado para probarlo

- Misaki…dime ¿Ya quieres que te haga mío?- Mencionó el mayor antes de abalanzarse a probar ese dulce manjar que tenía enfrente de él.

-¡Usagi-san! ¡No juegues conmigo! ahhh- Recrimino el castaño, mientras sentía como su seme lo torturaba y no escuchaba sus suplicas.

Ante esto el mayor rió, dentro de su ser, a pesar de que Misaki lo deseara con sus fuerzas no podía cumplirle todas sus peticiones… No antes de disfrutar su "regalo" y llevar a cabo sus planes.

Sin hacerle caso a su suplica el escritor terminó de saborear el delicado botón rosa, se separó del tibio cuerpo de su amado y sonriéndole pervertidamente untó algo de helado en su cuello.

-Misaki, si no quieres que juegue contigo… entonces juega tu conmigo- Mencionó Akihiko mientras invitaba a su adoración a que repitiera los movimientos que él le había hecho minutos atrás pero ahora con su cuello.

Oyendo esto Misaki no dudo y se le abalanzó a cumplir tan irresistible petición.

Ya no razonaba ni pretendía hacerlo, quería que el mayor ya no lo hiciera esperar y lo llevara al borde de la locura con sus caricias y penetraciones. No obstante, él solo se divertía con su sufrimiento. Pero si eso quería Akihiko, si quería sentir el mismo deseo que en esos instantes él tenía por él, lo haría hasta que sintiera que era tener las ansias en sus ser y no poderlas calmar gracias a que su pareja quería jugar.

Torpemente el menor empezó a degustar la ardiente piel del novelista, al paso que con sus manos atadas rodeaba el cuello de este. Sin embargo, después de unos minutos el peli-plata lo distrajo de su labor.

-Misaki, lo estás haciendo muy rápido… tienes que disfrutar el helado-Después de esto el mayor volvió a untar otro poco de helado sobre su piel - Hazlo lento-

Teniendo más del sabroso dulce sobre la piel de su casero, lentamente Misaki empezó a llevar su boca de un lado a otro, muy lentamente, deleitando al momento a Akihiko con tan sugestivas caricias y tan seductores movimientos.

Pero el contacto no solo se limitó al cuello del mayor, ya que viendo como su niño cumplía al pie de la letra sus peticiones, este tomó el bote de helado y lo fue esparciendo por todo sus pecho para que Misaki le brindara sus lindos besitos a lo largo de este…

Cosa que hizo de inmediato el castaño. Una y otra vez fue besando el abdomen de su casero con una necesidad feroz de borrar todo rastro de dulce del cuerpo que lo hacía estremecerse cada vez que lo veía desnudo y lo tocaba. Así lo hizo hasta que llegó a la entrada de los pantalones de Akihiko.

Cuando el novelista sintió como su pequeño empezaba a juguetear con su cinturón, se estremeció, por sentir a su niño por primera vez intentando hacer algo que normalmente no haría, pero permitió que se lo quitara mientras veía fascinado como su niño ponía una carita de deseo y ansias por ver su erecto miembro y sentirlo dentro del él.

Sin embargo al momento que Misaki despojó de la totalidad esa prenda, el mayor cambió de idea. Aún era pronto y necesitaba incitar a su amado con caricias hasta que perdiera la locura y suplicara que lo hiciera suyo. Por eso antes de que quitara su pequeño el apretado bóxer que cubría su hombría, lo apartó de ese lugar y en un giro inesperado se posesionó de su necesitado miembro haciendo gemir fuertemente Misaki al momento de besarlo

-Ahh ¡¡Usagi-san!! ahhh –

-Es mi turno de probarte Misaki, ¿Qué prefieres jarabe de chocolate o fresa?- Mencionó el escritor mientras veía lascivamente a su adoración.

Ante esto el menor se estremeció, pero siguiendo con el juego de caricias que ya habían comenzado, mencionó…

-…F-fresa-

Rápidamente el mayor sonrió, ¿Quién diría que su niño con dos afrodisiacos se pondría tan cooperativo? Sin duda tenía que volver a dárselos cada vez que Misaki negara sus caricias, o el deseara que se pusiera más cariñoso con él.

Prontamente el novelista tomó la botella de jarabe de fresa, vació algo en sus dedos y lentamente la fue esparciendo por el erecto miembro de su pequeño, el cuál gemía no más poder por la acción.

Al paso de tener bien lubricado con el dulce la hombría de su amado, Akihiko sonrió perversamente y con la mayor lentitud del mundo se dispuso a saborear tan delicada parte con sus labios.

Y como no hacerlo, si su niño estaba muy cooperativo con él, tanto que permitió sin oposición alguna que hiciera eso. En un día normal lo hubiera tachado como pervertido, pedófilo o degenerado, pero hoy estaba jadeando y suplicándole que le quitara el deseo que sentía con sus labios y lo hiciera gritar de placer.

De izquierda a derecha, de arriba hacia abajo, con círculos y también ocasionalmente con pequeños besitos e incitantes mordidas, el escritor recorrió el palpitante miembro de su adoración, mientras Misaki suspiraba su nombre cada vez que sentía como golosamente Akihiko agregaba un poquito más del jarabe de fresa en esa parte tan sensible para continuar con sus caricias y seducciones.

Así lo hizo hasta que en una ocasión en lugar de repartir el dulce por lo extenso del miembro, su casero unto un poquito en la punta de su hombría y lo introdujo fuertemente en su boca para empezar a masturbarlo sin pudor alguno.

- Ahhh Ahhh Usagi… Usagi-san Ahhh- Gemía sin remordimiento alguno el castaño al sentir como la saliva del Gran Usami Akihiko-sensei lubricaba totalmente su parte más sensible y lo llevaba al borde de la locura. Así lo hizo hasta que no pudo más y el placer lo invadiera por completo obligándolo a que terminara en la boca del mayor.

Sintiendo como una vez más la cálida escancia de su pequeño llenaba a la totalidad su boca Akihiko aumento sus movimientos para que su amado pudiera experimentar el orgasmo que desde el restaurante indirectamente le había pedido.

Después de que su amado terminó de sentir placer, el escritor saco de su boca en semi- erecto miembro y le susurro a su niño…

-Sabes delicioso Misaki…-

Saboreó algunos rastros del semen que había quedado en su boca y se dispuso a preparar a su niño para la intensa actividad física que desde hacia algunas horas tenía planeada.

Sabiendo que su adoración no se opondría, Akihiko tomó una delicada tela azul marino que se encontraba escondida entre las almohadas y le vendó los ojos al menor.

- Usagi-san… -gimió Misaki- ¿q-que haces…?

- Es solo para que no te asustes

- ¿Eh…?

- No te preocupes, pronto te la quitaré

Volteó lentamente a Misaki, dejando su entrada expuesta. Con una sonrisa lasciva, tomó un poco del jarabe de fresa y lo utilizó como lubricante. Primero metió un dedo, escuchando cómo el menor gemía. Para su sorpresa la entrada del pequeño enseguida se adaptó a su dedo y al parecer no le dolió mucho…

Así que tomó una caja roja de la bolsa que había llevado, abrió una pequeña bolsa plateada y sacó el producto en tres.

Conteniéndose a comenzar a penetrarlo con su miembro, separó los glúteos de Misaki y enseguida comenzó a meter tres de esas delgadísimas varitas, cuidando de que no se rompieran.

Al ver que no parecía tener efecto en su amante, tomó otras seis, y quedaron nueve dentro de Misaki, y luego doce, y fue cuando pareció tener efecto, pues el castaño comenzó a gemir.

- U-usagi-san… ¿qué estas… metiendo?

- ¿En verdad quieres ver…?

- S-sí…

Riendo levemente le quitó a Misaki la tela, mostrándole lo que le estaba introduciendo.

- E-eso es…

- ¿Lo reconoces…? Recuerdo que eran tus favoritos…

Eso solo aumentó la excitación de Misaki. ¡Mira que meterle unos pockys! Y de chocolate, precisamente sus favoritos…

- Usagi-san… yaaaa… por favor… Usagi-san… n-no me…

- Aún no Misaki… -dijo con voz lujuriosa- es bastante divertido, ¿verdad?

- Tú… idiota… cómo te… e-encanta… jugar conmigo…

- Solo de esta manera…

Con bastante cuidado, comenzó a sacar y a meter los pockys, agregando uno a uno de vez en cuando, y al final, 24 pockys terminaron dentro de Misaki. Por supuesto, al castaño le excitaba el sentir los dulces en su interior, y se notaba inmediatamente ya que la entrada del menor estaba perfectamente amoldada.

Después de unos minutos de esa diversión, Akihiko no resistió, sacó los dulces del interior del menor y notó que algunos no tenían chocolate, el cual se había quedado impregnado en la entrada del castaño.

Sonriendo perversamente, se acercó y comenzó a lamer el chocolate suavemente, disfrutando la situación…

¿Y Misaki? Sí, el también estaba disfrutando de lo lindo. El sentir la lengua de su pareja en un lugar tan íntimo lo ponía a mil, ¡y el muy desgraciado solo seguía divirtiéndose a su costa!

Akihiko sabía que el menor estaba bastante excitado, así que de solo lamer alrededor de su entrada, lo penetró con su lengua, dándose cuenta de que ahí dentro aún había algo de chocolate, así que se dedicó a limpiarlo.

- ¡¡Usagi-saaah!! Sigue... ahhhh

El novelista sonrió perversamente. Conocía muy bien esos gemidos: querían decir que Misaki estaba a punto de terminar. Se detuvo y presionó la punta del miembro del pequeño, evitando que consiguiera correrse.

- ¡No! N-no hagas eso… -se quejó Misaki

- Es demasiado pronto para que te canses –rió Akihiko tomando un pocky de la caja roja y poniéndolo en la boca de Misaki- aunque te daré permiso de que comas uno…

Misaki comenzó a comer el dulce ante la lujuriosa mirada del mayor, a quien se le venía una y mil ideas al ver la forma en que Misaki se comía el dulce… y claro, el menor también lo hacía a propósito. Era la única manera que tenía para desquitarse de todo lo que Akihiko le hacía sufrir.

 

Sacando un paquete que traía en la bolsa, lo abrió y dejó ver que eran bombones.

- ¿Quieres uno?

- Sí…

- Entonces, ven por el…

Akihiko se recostó suavemente en la cama, poniéndose el bombón en los labios. Como pudo, ya que aún tenía las manos atadas, Misaki se colocó encima del escritor y se acercó a su boca, y en lugar de quitarle el bombón, comenzó a morderlo, poco a poco, hasta que solo quedó el pedazo que estaba dentro de la boca del novelista.

Con una sonrisa que Akihiko nunca había visto, Misaki se acercó a sus labios y le quitó el último pedazo, solo que también lo besó, y poco a poco ese beso se fue haciendo cada vez más y más demandante y apasionado, demostrando lo mucho que el castaño deseaba a su pareja.

El menor poco a poco se dejó llevar, y llevó sus manos atadas hasta el abultado miembro del mayor, el cual obviamente se notaba por debajo de sus bóxers, y comenzó a frotar, excitándose con la humedad y el calor que desprendía.

Akihiko soltó un gemido en la boca de Misaki al sentir sus manitas en esa zona tan prohibida. Se estaba desesperando mucho… pero podía contenerse un poco… tal vez solo un poco más…

Se separó del beso tan demandante de Misaki y lo tumbó en la cama. Tomó el bote del jarabe de chocolate, y luego lo derramó poco a poco en el pecho del menor… parecía escribir algo…

Bastante extrañado, Misaki intentó mirar en su pecho… y si no se equivocaba, Akihiko le había escrito "te amo". El menor miró al novelista dulcemente, mientras que éste le sonreía tiernamente, para que luego esa sonrisa poco a poco se convirtiera en una depravada.

Se acercó y comenzó a lamer el chocolate, poco a poco, asegurándose de que el menor sintiera su lengua, delineando las líneas que formaban los casi invisibles pectorales de Misaki.

Misaki se revolvía entre los brazos del escritor, prácticamente llorando de lo bien que se sentían las caricias de su pareja.

- U-usagi-san… ahhhh aaaaaah por favor…. Y-ya no me tortures… yo… ¡por favor! Aaaahh quiero sentirte… aaaahoraaaaahh…

Eso fue lo que detonó el lívido de Akihiko, quien de inmediato se quitó los bóxers y se excitó aún más (si es que podía) al ver la cara de alegría/deseo/morbo que Misaki puso al momento de ver la excitada hombría del mayor. Tomó su erecto miembro, y justo cuando iba a penetrarlo, Misaki lo detuvo.

- ¡E-espera!

- Misaki… ¿qué pasa? - ¿Qué rayos le pasaba a su amado? Primero le exigía que lo hiciera suyo, ¿y ahora lo detenía?

Mientras pensaba en eso, Misaki como pudo se enderezó, hizo que Akihiko se sentara en la cama, pasó sus atadas manos por detrás del cuello del mayor y luego comenzó a sentarse en su miembro, gimiendo y jadeando del dolor y del placer (más del placer que dolor).

Ante esto, Akihiko soltó un gemido, y luego lo tomó por las caderas con la intención de ayudarle…

- ¡No! Usagi-san… aaah… quiero hacerlo… y-yo solo…

- No podrás…

- No me ayudes…

Cumpliendo la petición de su pequeño, Akihiko permitió que Misaki se penetrara solo… claro que lo único que él hacía era sostener su miembro para que su adoración pudiera penetrarse solo.

Poco a poco Misaki fue bajando en el miembro de su pareja, hasta que sintió que entraba completamente. Se quedó así unos segundos, descansando y preparándose para lo que seguía.

- F-fresa… -gimió Misaki en el oído de Akihiko- en… en tu cuello…

Sonriendo, Akihiko con una cara extrema de placer derramó un poco de jarabe de fresa en su cuello, para que así el menor pudiera comenzar a lamerlo.

Y así fue. Misaki comenzó a lamer lentamente el jarabe a la vez que comenzaba a mover sus caderas, comenzando así sus tan ansiadas penetraciones.

Akihiko suspiró y tomó las caderas de Misaki, ayudándolo a que aumentara el ritmo. Mientras estaban así, el mayor consiguió abrir una pequeña botella de vino que había llevado, vertió un poco el la tapadera del helado (la cual era algo profunda), mojó su dedo índice en el vino, y luego comenzó a pasarlo lenta y suavemente por los labios de Misaki, seduciéndolos, abriéndolos y permitiendo que el menor utilizara su lengua para jugar con su dedo.

Todos esos jueguitos eran demasiado excitantes para la mente y corazón del castaño, quien deseoso de sentir el semen de su amado en su interior, comenzó a succionar el miembro del escritor, así que con cada embestida, el menor succionaba, y cuando salía, se relajaba, solo para repetir el mismo ritmo.

Akihiko sentía que moría. Estar dentro de su amado lo estaba matando, y el sentir que le hacía chupetones en el cuello era suficiente para que sintiera que había muerto y que estaba en el cielo. Definitivamente los cuidaría mucho, es más: haría todo lo posible para que la gente los viera, y que supiera que él solo pertenecía a Misaki. Con este pensamiento, se movió aún más rápido dentro del menor, sintiendo que golpeaba "cierto" punto dentro de su adoración.

- ¡¡¡Aaaahh!!! ¡Usagi-san! ¡Sí! ¡sí! –gemía Misaki, prácticamente sollozando- ¡ahí! ¡sí ,ahí! ¡por favor, n-no te aaaahhh det-tengas…!

- No lo ahh estoy haciendo… ah, Misaki…

El mayor tampoco podía evitar el gemir pues las succiones eran realmente deliciosas, lo que hacía que tuviera poco control y que casi no pudiera contenerse.

- ¡Usagi-saaaah! ¡más! ¡por favor, dame más!

- Como digas… ahh…

El escritor en verdad no podía creerlo. Su amado le pedía a gritos que lo siguiera poseyendo tal y como lo hacía en esos momentos… no, aún más.

Aumentó la velocidad en forma frenética, tanto que sentía el clásico dolorcito en el estómago, pero no le dio importancia y siguió. Misaki jadeaba y gritaba al ritmo de las envestidas, mordiendo el cuello y los hombros de su seme.

- ¡Usagi-saaaaaah! ¡s-siiigue! ¡aaaaaahhhh y-ya casi!

- Misaki… ah Misaki… ahhh… mi Misaki… -era lo único que Akihiko podía decir- ahh… eres… tan estrecho… dios…

- ¡Ahhhh! ¡aaaaah! ¡ya…! ¡Aaaaaaaaaahh!

- Misaki…

De pronto, Misaki hizo que las envestidas fueran lentas. Bastante extrañado, Akihiko lo miró a los ojos.

- Aaahh… p-perdón… Usagi-san… p-pero… tan excitado estaba que… casi olvido… ahh… que lo único que ahh quería… era sentirte…

- Misaki…

Akihiko continuó con esas envestidas lentas y bastante profundas, escuchando como Misaki gemía y suspiraba su nombre… solo su nombre… Ah, y no cualquier nombre: el nombre por el cual solo ÉL podía llamarlo…

- Usagi-san… ahh Usagi-san…

Sí, solo Usagi-san.

- Misaki… ya casi… ya… no puedo reprimirme…

- Y-yo tampoco…

- Te amo… te amo… -decía Akihiko a los pocos segundos de terminar- te amo tanto…

- Usagi…

Misaki no pudo terminar su frase, ya que terminó corriéndose en el estómago de Akihiko, pero en una forma tan profunda y extrema que manchó hasta el pecho de Akihiko.

- ¡AAAAAAAHHHHHH! –gritó Misaki al momento de terminar, encajando sus uñas en los hombros del mayor hasta hacerlo sangrar un poco

- ¡Misaki…! –jadeó Akihiko cuando terminó en el interior de su amante. Soltó un sensual gruñido cuando sintió las uñas de Misaki encajarse en su piel.

Ambos terminaron jadeando el nombre del otro. Misaki notó que el semen de ambos era demasiado…

Akihiko se decidió a soltar a Misaki.

- Misaki… gracias por esta noche… ha sido genial –sonrió

- Usagi-san…

Antes de que Akihiko pudiera hacer algo, Misaki lamió algo de semen que estaba en un pectoral de Akihiko, y luego lamió un poco que había llegado a su hombro.

- Más… -dijo mirándolo a los ojos

- ¿Eh?

- Más… -jadeó Misaki dándole besitos en la cara- quiero… más de Usagi-san…

Sin dejar que Misaki lo volviera a repetir, lo acostó en la cama y se le subió encima, sacando su hombría (erecta de nuevo) del interior de Misaki, dando a ver que se había derramado bastante.

 

Akihiko y su amado Misaki pasaron una movida noche de pasión. Akihiko estaba bastante seguro de que Misaki había estado tan cooperativo gracias a los afrodisíacos de los Kumashuu que Aikawa le dio a Misaki y del que él mismo le dio…

Lo que Akihiko no sabía (y tal vez nunca lo haría) fue que Misaki aprovechó la ocasión, (aunque jamás lo admita), ya que los efectos de los afrodisiacos habían terminado a mitad de la tercera vez consecutiva de la noche…

 

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Después de hacerlo varias veces, en diferentes poses, y haberse acabado todos los dulces, Akihiko y Misaki estaban reposando en la cama (con sábanas diferentes). El mayor estaba mirando a su cansado amante, y Misaki hacía lo mismo.

- Fue grandioso, ¿cierto? –dijo Akihiko dándole un suave beso en la frente.

Misaki solo se sonrojó y bajó la mirada.

- Descansemos, mañana tendremos mucho que recorrer

- ¿Porqué…? –dijo Misaki con un bostezo

- Porque mañana nos iremos de turismo, ¿está bien?

- Pero…

- Nada. Tú mismo dijiste "todo lo que tú quieras"

Misaki solo suspiró, derrotado. Cerró los ojos, dispuesto a dormir.

- Te amo, Misaki –susurró Akihiko

Misaki recordó algo.

- Ah, Usagi-san, no te lo había dicho…

- ¿Qué pasa?

- Feliz Cumpleaños

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Son Yamuri: ¡¡Esperen!! ¿A dónde creen que van?

Anttara: ¿En verdad creyeron que ya era todo?

Ardillita de Anttara: ¡Recuerden que siempre hay un extra!

Anttara: ¿Recuerdan que al principio, Usagi-san tuvo una extraña plática telefónica con Aikawa-san?

Son Yamuri: Bueno, aquí está el "porqué" del nombre del One-shot

Ardillita de Anttara: ¡Wiiii! Definitivamente, quisiera ser la ardilla de Aikawa…

Anttara: >.>*

Son Yamuri: Etto… de acuerdo, ahora, el extra:

 

 

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3 días antes del Cumpleaños de Usagi-san

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Una mujer pelirroja se encontraba dando vueltas en su automóvil, buscando cierto restaurante. Una vez que llegó, bajó y entró. Con la mirada comenzó a mirar todas las mesas, y sonrió al ver a sus amigas.

- ¡Anttara-san! ¡Yamuri-san! –dijo Aikawa al ver a sus amigas charlando en una mesa

- ¡Eri-san! –dijeron ambas chicas al ver a Aikawa-

- ¡Cuánto tiempo! ¿cómo les ha ido?

- A mí muy bien –dijo Anttara con una sonrisa-

- Creo que bien –dijo Yamuri

Las tres mujeres se miraron, y luego miraron alrededor para ver si nadie las veía o escuchaba, y luego volvieron a hablar en voz baja.

- De acuerdo Eri-san, ¿qué has sobre la pareja de la que nos platicabas a Anttara-san y a mí? –dijo Yamuri

- Sí, yo quiero saber cómo les va –dijo Anttara

- Van muy bien, ¡es como leer una novela Boy’s Love de Sensei!

- ¿En serio?

- ¡Sí!

- ¡Awww qué lindos!

- Hablando de Sensei –dijo Yamuri- ¿qué acaso no es su cumpleaños en tres días?

- Ah… cierto –dijo Anttara- ¿le regalarás algo, Eri-san?

- Quiero hacerlo, pero no lo sé –dijo Aikawa suspirando- Sensei es demasiado quisquilloso en el tema de los regalos…

Las tres se quedaron en silencio, hasta que Yamuri sonrió. Ella miró a Anttara a los ojos, quien al leer la idea en su cabeza, también sonrió...

Pero era la sonrisa típica de una Fujoshi (Yaoista).

- Entonces… Sensei tiene un lindo Uke, ¿cierto? –dijo Anttara

- Sí, se nota mucho que lo ama, pero no es demasiado cariñoso que digamos –dijo Aikawa- ¿porqué lo preguntas…?

- Bueno –dijo Yamuri- ¿no crees que el regalo perfecto para Sensei sería una noche de pasión desenfrenada con su Uke, solo que éste sea más cariñoso y cooperativo…?

- Sí, sería perfecto –dijo Aikawa- pero es imp…

Al ver las sonrisas de sus amigas, Aikawa se interrumpió.

- ¿En verdad lo crees así? –dijo Anttara malévolamente

- Solo es imposible si así lo crees –dijo Yamuri de la misma forma, a la vez que disimuladamente le pasaba un frasquito a Anttara, y luego ella se lo dio a Aikawa.

La pelirroja lo vio algo sorprendida, luego lo destapó y lo olió un poco.

- No me digan que esto es…

Ambas chicas sonreían.

- ¡Son las mejores! –dijo Aikawa- ¡en verdad!

Así que después de eso, Aikawa compró una caja de Kumashuus (los favoritos de Misaki), los llenó de ese líquido y tardó dos días en cerrar la caja para que no pareciera que había sido abierta…

Y luego los Kumashuus llegaron a manos de Misaki.

 

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Conversación con Akihiko:

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Sonote hanasanaide, hanasanaide, boku ga, soba ni iru kara, donna toki demo waratte, waratte, hana wo sakasete yo… (ringtone de Aikawa)

- ¿Moshi moshi? –dijo Aikawa extrañada

- Escúchame Aikawa, última vez que te llevas a Misaki así…

- ¡Espere Sensei! Lo hice por una razón. Es su regalo por parte mía y de unas amigas –dijo la pelirroja algo indignada

- ¿Qué…?

- Sí, un regalo muy especial… que empieza con "a" y termina con "frodisiaco"

- Eso… ¿en verdad…?

- Sí, pero no vaya a decirle. Está en el regalo que le di

- ¿En dónde…? Los pasteles…

- En los Kumashuu –corrigió Aikawa

- Ah, los Kumashuu…

- Sí, asegúrese de que Misaki-kun los coma. Es algo muy fuerte, y le aseguro que usted y él lo disfrutarán mucho…

- ¿En serio?

- Sí, y es algo natural

- Entonces, ¿qué me recomiendas…?

- Que Misaki-kun los coma, pero no sin haber comido nada antes. Si no come nada y se toma el afrodisiaco, probablemente le haga daño

- Ajá

- Por cierto, en el supermercado que está por mi casa, venden uno MUY efectivo, que tendría mejor efecto con el afrodisiaco que llevan los Kumashuus…

-

- Usted decide que hacer después –sonrió Aikawa- que disfrute su regalo Sensei, feliz cumpleaños

- D-de acuerdo…

Cuando Akihiko colgó, Aikawa solo bajó su celular, bastante sonriente.

En verdad que los Kumashuu podrían servir de mucho…

Notas finales:

Son Yamuri/Anttara: ¡Feliz Cumpleaños Usagi-san!

Son Yamuri: En verdad me disculpo, pero sí, hoy, 3 de marzo, nuestro querido Usagi-san cumplió años...

Anttara: Así que Yamuri-san y yo escribimos esto...

Ardillita de Anttara: ¡¿Y yo?!

Anttara: Bueno, mi ardillita mental, Yamuri-san y yo escribimos esto como un regalo para Usagi-san. ¿Te gustó Usagi-san?

Akihiko: Mucho -sonrisa pervertida-

Son Yamuri: ¡¡Gyaaaa!! En fin, Anttara-san y yo hicimos esto con mucho cariño, no solo para USagi-san sino para todas/os ustedes.

Anttara/Son Yamuri: Esperamos que les haya gustado.

Anttara: ¡Nos vemos en otros fics!

Son Yamuri: Sí... diría eso, pero me comprometería mucho así que... ¡Nos vemos!


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