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"La Flor Màs Linda De Toda Konoha" por Nessa Yaoi Uno

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“La Flor Más Linda De toda Konoha”


          (Parte II de “Tú, Eres Una Buena Razón”)


 


Capitulo I -  Un Gran Inconveniente.


 


      Todo se veía maravilloso según el panorama, luego de hacer el amor difícilmente vemos  más allá de la persona a nuestro lado,  creyendo que todo será color de rosa sin darnos cuenta que nuestra vida puede tornarse bastante complicada y amarga, pero no por eso imposible de superar.


- ¿Qué vamos hacer ahora? No creo que puedas andar por ahí  como si nada fingiendo ser  uno más de la aldea, zorro – con su cabeza recostada en el pecho del Kiuubi.


- He sido parte de esta aldea casi tanto como tú, aunque no en forma física desde luego – acariciando el cabello rubio de su zorrito lindo.


- Hablando de eso, ¿Cómo hiciste para ocultar tus otras ocho colas y orejas?


- Créeme que me costo bastante esfuerzo, concentración y mucha energía, tanto que por el momento la novena quedara a la vista hasta que me acostumbre a esta apariencia – la de un atractivo joven de veinte años con largo cabello rojo, y por supuesto, ojos del mismo color.


- Me gusta, te hace ver…  sexi – dijo con sus mejillas encendidas el rubio.


- ¿Lo dices en serio? Bien, cuando te haga el amor no solo te dejare ver una, las ocho restante le harán compañía, mi cachorro – abrazándolo con dulzura.


- ¿Me dejarías ver tus orejas también? Pienso que deben ser lindas – escondiendo su rostro mientras sonreía al imaginarse el cuadro completo.


- Oye, deja de pensar en mi como si fuera un muñeco de peluche, es lo que estas imaginando, ¿No es así? cachorro travieso – haciéndole cosquillas en su costado.


- ¡Jajaja! No por favor, c-cosquillas no… – retorciéndose.


- Siempre ha sido tu punto débil – pensando que en ese momento no podía ser más feliz.


- Esta oscureciendo y hace frio, ¿Deberíamos irnos ya? Aunque… - poniendo cara de duda al observar al zorro rojo.


- No temas, te acompañare a casa y luego volveré al bosque – vistiéndose.


- No creo que debas, a estas horas es cuando más gente hay por las calles de la aldea, les gusta salir a divertirse luego de cumplir sus misiones… tú sabes – temiendo que alguien lo descubriera – Si alguna persona te ve, ¿Cómo podría explicar la presencia de un desconocido que además tiene cola?


- Buen punto, de acuerdo… pero iras derechito a casa, ¿Entiendes lo que te digo? Nada de andar distrayéndote por ahí, si sabes a que me refiero – mirándolo seriamente.


- ¿No confías en mi?


- No confió en los demás para ser exacto – atrayéndolo por la cintura – Eres demasiado llamativo y sensual, y se que más de uno quisiera tenerte para si e hincarte el diente “Como ese maldito Uchiha por ejemplo, si llega acercarse a mi cachorro… tendré que matarlo”


- Creo que exageras,  nunca nadie se me ha acercado con esas intenciones.


- Los olfateo, desprenden un olor muy característico,  el deseo  sexual cuando te miran es enorme, cachorro – pegándolo a su cuerpo – Un deseo apremiante y muy difícil de controlar.


- ¿Puedes saberlo por el olor? Vaya que eres increíble.


- Recuerda que mi olfato es más agudo que el de ustedes,  y por mi condición puedo saber cuando están desesperados por descargar esas ansias y con quien,  el ser humano es un animal de costumbres diferentes, pero al fin y al cabo… un animal con los mismos deseos que cualquier otro.


- Ya tengo que irme, te veré mañana, ¿Esta bien?  Cuídate mucho… mi zorro – besando suavemente los labios del Kiuubi, suavidad que se torno en fogosidad por parte de éste como si no quisiera dejarlo ir.


- Rayos, será mejor que te vayas o no podre… - soltándolo a duras penas antes de comenzar a desnudarlo de nuevo.


- ¡Hasta mañana! – saludo con su mano a la distancia.


- “Tengo que estar seguro de que llegue a casa o comenzare a sentirme inquieto” – saltando entre los arboles y  techos hasta dar con el ojiazul.


-  “Muero de hambre, estar con Kiuubi gasta muchas energías… rayos, siento que podría comerme una vaca entera y aun seguiría hambriento” – tocando su vientre sin saber que la semilla del zorro ya había sido implantada en su cuerpo, lo que lo hacia verse más atractivo ante los ojos de los demás.


- Naruto…  – llamo el peligris - ¿Dónde has estado todo el…? – mirándolo como si nunca lo hubiera visto antes – Luces diferente, estas más… - no pudiendo dejar de mirarlo.


- ¿Kakashi-sensei?


- No es nada, ¿Y como te sientes? A simple vista diría que… estupendamente – poniendo sus manos en los hombros del ojiazul.


- “Como se atreve a tocar a mi cachorro, ¿Acaso quieres que te parche el otro ojo, Kakashi? - en uno de los techos no lejos del Ichiraku –  Eres uno de los que pretende quedarse con lo que me pertenece,  desde aquí puedo oler tu deseo de macho con ganas de sexo ¡Te hare pedazos si intentas algo con mi cachorro! Se que es irresistible, pero es mío… ¡Maldición! No ahora” – perdiendo su concentración a causa de sus celos, lo que provoco que sus ocho colas restante y sus orejas aparecieran.


- ¿Ibas a comer? Yo invito – poniendo su brazo en los hombros del kitsune mientras caminaban el trecho que faltaba hasta el Ichiraku.


- “¡Quita tu brazo de ahí, Kakashi!” – gritaba en su mente el Kiuubi mientras agitaba frenéticamente todas sus colas.


- Kakashi-sensei, ¿Te pasa algo? – mirando con extrañeza al peligris.


- ¿Por qué lo preguntas?


- Bueno, no es común que me invites a comer así como así.


- Vamos, ¿Qué tiene de malo el que quiera cuidarte? Te deseo… quiero decir, deseo que te recuperes pronto y puedas acompañarme – sentándose ambos ante el mostrador del restaurante – Puedes pedir lo que gustes – acariciando la espalda de su pupilo.


- ¿Lo que quiera? No te vayas arrepentir luego, ¿Eh? – ya que sentía que su hambre parecía no tener limites.


- Contigo… jamás me arrepiento de nada – observándolo con deseo – Come hasta que te salga por las orejas.


- ¡Quiero todos los ramen que hay en el menú! ¿Qué? Tengo mucha hambre – al ver la expresión del dueño del Ichiraku y del peligris.


- ¿Todos? Recuerda que aun estas recuperándote de lo de las setas, Naruto.


      El ojiazul ni siquiera lo escuchaba, engullía un tazón tras otro a medida que el desconcertado dueño del Ichiraku se los serbia, luego del numero quince, el pequeño zorrito suspiro satisfecho al terminar el ultimo tazón  colocándolo en la pila con los demás mientras sonreía de medio lado al ver la cara de su sensei.


- Si no lo veo no lo creo, ¿Cómo puedes guardar tanta comida en ese pequeño cuerpo tuyo, Naruto? – observando la pila de platos y la felicidad en la cara del cachorro.


- Hambre atrasada… creo, jejeje…  – cruzando sus manos detrás de su nuca - ¿Lo ves? Dije que podrías arrepentirte, Kakashi-sensei.


- Olvida eso, siempre y cuando estés contento… todo esta perfecto – guiñándole un ojo.


- Hora de descansar – dijo bostezando el ojiazul – Gracias por la comida.


- ¿Quieres que te acompañe? – de nuevo poniendo su brazo en los hombros del rubio, los ojos rojos que observaban los acontecimientos se desorbitaban con furia al ver los gestos amorosos del peligris.


- No te molestes, en serio estoy bien ¡Hasta mañana, Kakashi-sensei! – despidiéndose del peligris.


- ¡Procura descansa bien, aun estas convaleciente! “Hasta mañana, hermosura” – suspirando gratamente.


      En efecto, el peligris era uno de los que gustaba de Naruto desde que lo tomo como alumno junto con Sasuke y Sakura, siempre trato de no demostrar predilección por él sobre los demás para que nadie notara su interés personal por el ojiazul,  ya que era mayor en años y además su maestro, seria como tomar ventaja de su situación.


- “Ese baka anda cerca, le advertí que no viniera a la aldea… demonios, ¿Y me hiso caso? – sintiendo ardor en la mitad de su sello, lo que indicaba la proximidad del zorro -  Pero me va a escuchar en cuanto lo vea… claro que si, no puedo controlar lo que los demás hacen o el como se comportan conmigo, zorro tonto”


      Lo primero que hiso al llegar a su casa, luego de la opípara cena,  fue tomar un baño para irse a dormir, mientras el agua tibia caía  sobre su cuerpo, pensaba en como debía actuar bajo las circunstancias del momento que estaba viviendo junto al zorro de nueve colas, de lo único que tenia certeza era que amaba al Kiuubi y haría lo que fuera para estar a su lado, al salir de la ducha se enrollo en una toalla y se dirigió a la habitación.


- Te ordene que vinieras directo a casa – dijo la sombra apoyada en la pared junto a la ventana.


- ¿Qué haces aquí? ¿Quieres que te descubran? Sabia que me espiabas… espera, ¿Acaso dijiste ordené? – pregunto molesto tirándole la toalla en la cara del zorro.


- ¿Cuál es el problema? – acercándosele y agarrándolo por la desnuda cintura.


- ¿Qué cual es el problemas, dices? ¡Me estas tratando como si fuera de tu propiedad!


- ¿Y no es así? Eres mío y tú estuviste de acuerdo con eso… recuérdalo – pasando los dedos por la mejilla del ojiazul.


- Es cierto… así fue, pero no en el término de amo y esclavo… somos una pareja que se ama, al menos por mi parte, y de la que ambos somos dueños uno del otro, ¿No es así? yo confío en ti,  y por lo tanto tú debes hacer lo mismo, si quieres que seamos una pareja estable… así debe ser – recostando su cabeza en el pecho del zorro.


- Discúlpame, tienes razón… confío en ti, pero no puedo controlar los celos de  verte siendo acariciado por… ten cuidado con Kakashi.


- ¿Eh? ¿Te refieres a que él también…? Es un error, debes estar equivocado, Kakashi-sensei solo trata de ser amable conmigo, es todo.


- Mi olfato no se equivoca, te desea, y si no quieres que le arranque los brazos, será mejor que te mantengas apartado de él, cachorro – besando el desprotegido cuello.


- No digas eso, ¿Quieres? además a él le gustan las mujeres, o si no, ¿Porque siempre esta leyendo esos estúpidos libros? Ya dejemos eso, quiero dormir, me caigo del sueño – bostezando de nuevo encendió la luz para buscar su pijama - ¿Qué te paso? Tienes… - al ver al zorro con todas sus colas, y lindas orejas al descubierto.


- Ah, ¿Esto? Es tu culpa, cachorro, haces que pierda la cordura por los celos.  


- ¿Puedo tocarlas? – con fascinación en sus ojos y alzando las manos hacia las puntiagudas orejas de pelaje rojo.


- Naruto, ya te dije que no soy juguete de felpa… ¡Escucha lo que te digo! ¿Quieres? – al ver la cara de niño con algo nuevo con que entretenerse.


- Mmm… son muy suaves y hermosas, Kiuubi – sin hacer el mínimo caso al reclamo del zorro.


- Si en verdad te gustan, te las mostrare siempre que estemos solos – abrazándolo y haciendo que sus colas lo cubrieran casi por completo.


- Jajajaja… tu pelaje me hace cosquillas – siendo que aun estaba desnudo - ¿Vamos a dormir? Ten cuidado de que nadie te vea al salir – poniéndose el pijama.


- ¿Bromeas? Me quedare contigo, cachorro – echándose en  la cama.


- Creo que vamos a necesitar una cama más grande, ¿No te parece? Es difícil que ahí quepamos tú, tus colas y yo – viendo que no quedaba espacio libre ni para un estornudo.


- Eso no es problema, ven aquí… - extendiendo su mano.


      El zorro lo acomodo suavemente sobre algunas de sus colas y lo cubrió con el resto de ellas, lo acurruco a su cuerpo mientras acariciaba el sedoso cabello rubio, por su parte el ojiazul se sentía protegido y al mismo tiempo considerado y querido.


- Tendrás que marcharte antes del amanecer, ¿Lo sabes, verdad?


- No te preocupes, no dejare que me vean…  anda,  duerme ya – besando la frente del cachorro.


- Si, buenas noches, mi zorro – acariciando con sus dedos una de las zorrunas orejas hasta quedarse dormido.


- Mmm…  que bien dormí – estirando sus brazos a todo lo ancho de la cama - ¿A que hora se habrá ido? No importa, al fin que lo veré después.


      Levantándose se quito el pijama y se dirigió al baño, vació su vejiga sin dejar de bostezar pues aun se sentía soñoliento y con el cuerpo pesado, alisto su cepillo de dientes y comenzó con la tarea de aseo personal de todas las mañanas, con una lentitud que haría gritar hasta el mismísimo santo de la paciencia, frotaba sus dientes de un lado al otro como si fuera a desgastarlos, después de un largo rato escupió la espuma para enjuagar su boca y lavarse la cara, viéndose al espejo por primera vez esa mañana…


- ¡Ahhhh! ¿Qué es esto? No es posible… – acercando su cara al reflejo en el espejo - ¿Por qué? ¡¿Por qué pasa esto?!


      Sorprendido y algo asustado, el kitsune salió del baño directo a la habitación, se vistió rápidamente para salir en busca del zorro, pues era el único que podría  explicarle lo que estaba sucediendo, ya que un nuevo problema se había presentado para el zorrito lindo.


- Uzumaki Naruto.


- ¿Qué? ¿Quién…? ¡Anbu! Por Kami… – al ver en la ventana la mascara característica del escuadrón secreto - ¿Q-Que pasa? La vieja Tsunade, sin duda… - sin mirarlo directamente.


- La Hokage ordena que te presentes en su despacho en el transcurso del día – desapareciendo luego del anuncio.


- Perfecto, y ahora… ¿Qué voy hacer? De seguro se dará cuenta, a esa vieja no se le escapa nada de nada, maldición, será mejor que espere aquí hasta que oscurezca, pero… me muero de hambre – pensando en deliciosos y abundantes platos de ramen.


      Paso la mayoría del día dando vueltas por la casa con imágenes de comida rondando en su cabeza, y rezando para que el mal humor del zorro no llegara hasta las nubes a causa de no haber podido acudir a su cita con él en el bosque, pero creyó que eso era una nimiedad comparado con el problema presente. El sol comenzaba a ocultarse cuando decidió que ya no podía esperar más, el hambre lo aquejaba y la visita a la Hokage era inevitable, por lo tanto abrió una de las gavetas del mueble y tomo un objeto, casi olvidado, dentro del cajón y salió a la calle.


- “Puedo sentirlo, estaba seguro que vendría a verme sin falta, vaya… aunque quisiera escapar de él… no podría, y no es que quiera… ya que no podría seguir viviendo sin ese zorro celoso y baka” – pensaba mientras se dirigía a la torre de la Hokage.


      El zorro se desplazaba por los tejados a medida que el ojiazul caminaba hasta que se dio cuenta de a donde se dirigía en realidad, por lo que comenzó avanzar con mayor sigilo  pero con la misma determinación, a donde fuera su zorrito, él también iría sin importarle lo que pudiera suceder al ser descubierto en el proceso,  sabia perfectamente que no había nadie en toda Konoha que pudiera vencerlo y mucho menos matarlo,  al llegar a la puerta del despacho de la rubia el ojiazul pensaba en si debía exponerse al escrutinio de la astuta Hokage o salir corriendo del lugar, lo cual no serviría de nada además, pues los anbu lo encontrarían inmediatamente agravando el problema, lo cual pondría al zorro en una situación completamente innecesaria, no le quedaba de otra que entrar en ese despacho y que fuera lo que Kamisama quisiera.


- “Solo me resta hacerme el tonto, y con algo de suerte… si claro, como yo tengo tanta… – pensó con sarcasmo – Tal vez no se de cuenta y todos felices… eso jamás pasara… oh, rayos, supongo que debo desear lo mejor y esperar que la vieja este medio ebria o ciega, cualquiera de las dos me serviría” Soy yo – abriendo la puerta - ¿Qué es lo que quieres, Bacha? – quedándose cerca de la entrada luego de cerrar la perta.


- ¿Cuántas veces tengo que decirte que no me llames así, Naruto? No te quedes ahí, pasa y siéntate.


- Aquí estoy bien, gracias – apoyándose en la puerta con sus manos tras su trasero y mirando el piso.


- ¿Qué es lo que te pasa? ¿Qué no escuchaste? Te dije que te sentaras – afilando sus ojos.


- “Hay dios… ahí esta, esa mirada…  perece que puede verlo todo por mucho que trates de esconderlo… estoy frito, muerto, acabado, ¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mi? Por Kami…” Es que… - tragando grueso.


- ¿Quieres sentarte de una vez o tendré que obligarte? ¡Y quítate esa cosa de la cara por dios santo! Te gusta hacerme enfadar sabiendo que eso causa arrugas, baka – echando chispas por los ojos.


- ¿Aun más?


- ¡Naruto! Ven aquí – llamándolo con el dedo.


- Y-Ya voy – caminando despacio hasta la silla frente al escritorio.


- Quítate eso.


- Sera mejor que no, veras… tengo los ojos un poco irritados y…


- ¿En serio? Déjame ver – poniéndose en frente del rubio.


- No importa, ya se me quitara – echando su cabeza hacia atrás.


- Dije que quiero verlos – quitándole los lentes que solía usar antes de que Iruka-sensei le diera su protector de ninja – Abre los ojos, Naruto – pues los mantenía cerrados como dos candados.


- Es que me molesta la luz y… ¡Oye! ¡Eso duele, maldita sea! Mi pobre cabeza… – al recibir un coscorrón de parte de la rubia, lo que hiso que también  abriera sus ojos por la rabia.


- ¿A eso llamas tenerlos irritados? Naruto… tus ojos son… ¿Pero como…?- no pudiendo creer lo que veía.


- Créeme que yo tampoco lo se, cuando desperté esta mañana  así estaban, no me preguntes porque cambiaron,  se supone que eres medico… tú dímelo.


- Pero no es posible, eso solo sucedería si tú…  - refiriéndose a cuando el Kiuubi tomaba el control de su cuerpo.


- Ya deja de acosarlo, yo te diré la razón.


- No tenías que venir, Kiuubi, aunque debería agradecértelo… ya que tú eres el único…  ¡Que puede explicarme que rayos es esto!  – señalando sus propios ojos al mirar hacia una de las ventanas.


- ¿Dijiste…Kiuubi? Naruto, ¿Escuche bien? Dime que no es así – observando la  figura que salía de las sombras.


- Escuchaste perfectamente, Tsunade – apareciendo con todas sus colas,  orejas, y el mal humor recorriéndolo al ver allí al ojiazul después de haberlo esperado inútilmente durante todo el día – Te espere… no apareciste, cachorro, ¿Por qué? Quiero que me digas el motivo de inmediato – agarrando la cintura del ojiazul e ignorando por completo a la sorprendida, por no decir petrificada, Hokage.


- ¡¿Esto te parece un buen motivo?! No podía andar por ahí con estos ojos, ¿O si? Kiuubi, baka – dando un pequeño golpe de puño en el pecho del zorro.


- Se te ven hermosos, cachorro – agarrándolo por la barbilla.


- Ese no es el problema, lo que quiero saber… es el porque de que mis ojos ahora sean rojos como los tuyos, Kiuubi – de ojos rojos a ojos rojos.


- Entonces es cierto, tú eres… el Kiuubi – dijo la Hokage saliendo de su sopor – Lo que no entiendo es… cómo pudiste romper el sello que te mantenía encerrado, ¿Cómo lo hiciste sin explotar tu chakra usando a Naruto? Podrían explicarme que pasa aquí – tomando asiento ya que sentía que sus piernas no la sostendrían a causa del shock recibido.


- Pues… todo empezó con…


      El ojiazul, mejor dicho, el rubio de ojos rojos se hiso cargo de narrar las circunstancias de la separación del Kiuubi de su cuerpo,  dejando a un lado los detalles íntimos por obvias razones, la Hokage escuchaba atentamente lo que parecía una historia fantástica digna de una novela de ficción, aunque tenían pruebas para demostrar que todo era real y no un producto de  imaginación colectiva, el medio sello en ambos cuerpos, la figura del zorro, aunque humana, mostraba sus orejas y colas para refutar lo real de la historia.


- Todo eso lo comprendo muy bien, aunque aun me parezca irreal, pero… ¿Porque el cambio en los ojos de Naruto? La razón es… - pensando que ya nada podría sorprenderla, no sabe lo equivocada que estaba.


- Eso es porque… y estoy muy feliz de que haya sucedido tan pronto… mi querido cachorro esta embarazado – abrazándolo fuertemente.


- ¡¿Qué dijiste?! Voy a ser… papa - con los ojos como dos lunas llenas.


- Mama seria la palabra correcta, cachorro – besando la frente del kitsune.


- ¿E-Embarazado? ¿Pero como…?


- Yo le otorgue esa capacidad, y el color de sus ojos es signo inequívoco de que así es – dijo con toda seguridad el zorro – En un plazo de cuatro meses tendremos un cachorrito tuyo y mío, mi amor – dijo el Kiuubi más feliz que una lombriz, el pequeño cachorro continuaba sin decir palabra debido a la sorpresa.


- Voy a ser madre… voy a ser madre – balbuceaba perdido de lo demás de la conversación.


- Entonces… ustedes dos… espera, ¿Dijiste cuatro meses? Es poco tiempo para…  ¿Cómo puede ser posible? Naruto es humano… - dijo la Hokage empezando a sentir dolor de cabeza.


- Lo importante ahora, es buscar donde refugiarnos por los próximos cuatro meses, si algo le pasa a mi cachorro, sin importar que, arrasare con la aldea entera como ya lo hice en una ocasión, esta vez…  no podrán sellarme como anteriormente lo hicieron, Tsunade – con la amenaza impresa en su roja mirada.


- Lo se,  los únicos que sabían como sellarte están muertos, y como puedo ver… Naruto no lo permitiría, ¿Estoy en lo cierto, Naruto? ¡Naruto! Esta completamente ido – mirando la expresión del rubio.


- Voy a ser madre… ¿Eh? ¿Qué, que pasa? Tengo mucha hambre, ¿Ya vamos a comer? No se porque, pero se me antoja comer carne, muuucha  carne… casi cruda – saliendo de la nebulosa en la que estaba sumergido.


- Kiuubi, ¿Cuáles son los síntomas que podrían presentarse en el cuerpo de Naruto durante la gestación? Necesito estar preparada para lo que sea, ya que es una situación inusual para mí, o debería decir, para todos – hablando en calidad de ninja medico.


- Siendo que mi cachorro es humano los síntomas podrían variar un poco, pero básicamente… digamos que su apetito será voraz, sufrirá de somnolencia, sus ojos permanecerán de color rojo hasta dar a luz y su apetito sexual…  aumentara hasta las nubes,  cosa que no me molesta para nada debo añadir - la Hokage levanto una ceja en signo de “no necesitaba que mencionaras lo ultimo”


- ¿Algo más que deba saber? Aparte de sus apetitos, claro esta.


- Puede que su personalidad cambie un poco…


- ¿En que sentido?


- Hmmh, se pondrá irascible y algo intolerante… terco,  sentimental y muy, muy obstinado.


- No me dices nada que Naruto no sea desde que nació.


- Multiplícalo por tres, ¿Entiendes ahora?


- Por dios, te espera una difícil tarea, pero puesto que fuiste tú quien lo puso en esa situación… - adjudicando culpas.


- Es algo que hare con gusto, lo más importante para mi es que mi cachorro se sienta lo más cómodo posible durante la gestación de nuestro hijo – dijo el zorro acunando en sus brazos al medio dormido rubio.


- Me pregunto como será un hijo de ustedes dos… cielos, por más que lo pienso no logro hacerme una idea sobre eso… voy a ser abuela, por dios santo – imaginándose el cuadro.


- ¿Abuela?


- Quiero a ese baka tozudo como si fuera mi hijo, por eso te pido… no, te exijo que lo cuides mucho, es my valioso para mi, algún día se convertirá en el Hokage de Konoha, ¿Entiendes? Además de que ese también es su sueño.


- Lo será, yo me encargare de que así sea – acariciando el rostro del zorrito lindo – Entonces, ¿Tienes algún lugar en mente? La comida no será problema, yo puedo conseguirla  fácilmente.


- Déjame pensar… si hay un lugar, fuera de la aldea en la colina que esta  cerca del rio, se encuentra una casa bastante confortable, nadie pasa por ese lugar puesto que esta custodiado por los anbu, anteriormente se usaba para vigilar a una paciente aislada por ser peligrosa, tiene todas las comodidades que puedan necesitar y nadie los molestara ahí, también me ocupare de enviarles suministros, veré que no les falte nada.


- Sera mejor que inventes algo bueno, Tsunade,  o tendrás anbu muertos por todo el lugar… lo digo en serio, no permitiré ninguna interferencia sea de quien sea – advirtiendo lo que podría pasar si alguien se inmiscuía entre ellos.


- El escuadrón anbu no hace preguntas, solo siguen ordenes, Kiuubi – dejando en claro su posición – Me ocupare de todo, seré la única que los visite, tengo que estar al tanto del embarazo de Naruto, ¿Alguna objeción?


- Solo porque puede necesitar tu ayuda, nada más… recuerda que es mío,  solo mío, eso va por Kakashi y cualquiera de los otros que miran a mi cachorro.


- ¿Kakashi? ¿Qué quieres decir?


- Seria muy largo de explicar, mi zorrito necesita alimentarse y descansar, avísame cuando todo este arreglado – cargando en brazos al kitsune y desapareciendo por donde mismo llego.


 


Continuara…


 


Capitulo  II -  Visitas Inesperadas.


 


      Dos días después todos los preparativos estaban listos para el cambio de residencia  de la recién formada pareja,  claro que la mudanza fue realizada al abrigo de la noche como si fueran dos ladrones tras un gran y fructífero robo, un escuadrón anbu fue repartido en las zonas adyacentes a la casa, pero sin interferir en lo que podrían ser  los lugares de paseo de los moradores de dicha residencia, cuyas identidades eran totalmente desconocidas por los  vigilantes enmascarados.


- La habitación principal esta en el segundo piso – dijo el rubio al entrar a la casa.


- ¿Has estado aquí antes?


- ¿Y tú lo preguntas? Creí que sabias todo lo que hacia y a donde iba – subiendo la escalera a la segunda planta.


- En ocasiones pasaba algunos periodos dormitando para poder concentrar mi chakra por si llegabas a necesitarla, cachorro.


- Que considerado, aquí vamos – abriendo la puerta de la habitación - ¡Waaah! Es enorme – al ver lo ancho de la cama.


- Demasiado grande, tendré que trazar un mapa para poder encontrarte – dejando los bolsos  sobre la alfombra.


- Eso suena divertido, ¿No lo crees? Este debe ser el baño – acercándose a una puerta en una de las paredes laterales.


- ¿No lo sabes? Creí escuchar que ya habías estado aquí antes – abrazándolo por la espalda.


- No en plan de paseo turístico precisamente  – restregando su cuerpo con el del zorro.


- Mmm… puedo sentirte, cachorro – mordiendo la oreja del zorrito – Tu cuerpo esta ardiendo en deseo y con ansias de que te posea con locura desenfrenada, ¿No es así? ¿Mmmh…? Vamos… dilo, zorrito – chupando el delicioso cuello.


- Siiiii…  necesito que estés dentro de mí, te necesito… necesito el placer que eso me produce, mi zorro – poniendo su mano en la nuca de éste para incrementar la presión de los besos en su cuello – Pero antes… quisiera darme un baño – con su mano en el picaporte.


- ¿Hora de ponerte caprichoso? ¿Vas a dejarme así? Después de decirme esas frases tan excitantes… eres  perverso, cachorro – restregando con el bulto en su pantalón el trasero del zorrito.


- ¿Acaso bromeas? No he dicho que no quiero, solo estoy cambiando el lugar – abriendo la puerta del baño - ¡Por Kami! ¡Esto no es una bañera, es un estanque! Mira, hasta lo dejaron preparado para nosotros – jalando al zorro al interior del espacioso baño – Con tanta espuma parece un gran tazón de helado de vainilla con mucha crema encima ¡Yo quiero, quiero, quiero! Date prisa – empujando al zorro hasta el borde del estanque… o bañera, como ustedes prefieran.


- ¡Cuidado! Deja que me desvista primero al menos, cachorro – aguantando el equilibrio para no caer al agua.


- ¡Vamos, vamos, vamos! ¡Eres muy lento! Déjame a mí… – sacando con una velocidad asombrosa las prendas del zorro.


- ¿En que momento…? Cielos – al ver al rubio totalmente desnudo – “¿Somnoliento? Más bien diría que se ha vuelto demasiado hiperactivo, lo que significa que tendré que moverme tres veces más rápido”


- Guarda tus colas, ¿Si? No quiero que llenes de pelo mi helado de vainilla – saltando al agua como zorrito malcriado, después de empujar dentro de la tina al anonadado Kiuubi, claro esta.


- Ven aquí, cacorro revoltoso – poniéndolo sobre su pecho y acariciando el aun plano vientre – Me haces muy feliz, ¿Sabes? tener un hijo contigo es… jamás imagine hacer realidad mi sueño – besando el cabello rubio.


- ¿Y crees que yo si? Tener de pareja a un ser sobrenatural y tener un hijo siendo un chico, no se encontraba en mis planes, créeme – jugando con la espuma.


- ¿Te arrepientes, cachorro? – pasando sus manos por los hombros.


- Ni en un millón de años – dándose la vuelta y besando al zorro – Oye, ¿Lo sientes? Mi cuerpo clama por ti – rodeando la cintura del Kiuubi con sus piernas.


- Entonces será atendido como desea,  lindo cachorro.


- Déjame hacerlo, mi cuerpo arde por dentro… te necesito ahora – tomando el pene del zorro y colocándolo en su entrada  penetrándose así mismo de una sola vez – C-Cada vez me gusta más y más… como si no pudiera apagar jamás este fuego en mi interior, Ahhh… siiiii… no quisiera detenerme nunca… Kiuubi… - encendiendo al máximo la pasión del zorro.


- Ohhh, cachorro… también deseo estar así siempre… Mmmm, dentro de ti… sintiéndote… sintiendo hasta el más mínimo de tus placeres y deseos, mi pequeño tesoro – devorando el agitado pecho del cachorrito.


- S-Solo tú p-puedes llevarme al cielo y la locura, Mmmm… ser amado con frenesí… jamás me dejes…  no me dejes, por favor – con los ojos rojos llenos de lagrimas de desesperación y angustia – N-No sabría que hacer sin ti, por favor…


- Nunca, nunca te dejare, abandonarte seria morir, mi cachorro, Shhhh… tranquilo, mi amor, creo que el embarazo ha empezado a afectar tu parte sensible – abrazándolo a su pecho con ternura a pesar que estaban en medio del coito - ¿Quieres dejarlo hasta aquí? – pensando en el estado sentimental de su cachorrito de ojos azules… originalmente.


- No podría, lo necesito – comenzando a moverse de nuevo.


- También yo, amor – limpiando con su lengua las lagrimas del kitsune.


      Retomando el placer de la situación anterior, el zorro atraía con fuerza el cuerpo caliente hacia su pene para proporcionar el mayor placer posible a su cachorro y también para si mismo, haciendo el mismo truco con su roja esencia al igual que lo hiciera la primera vez que lo poseyó, incrementando las sensaciones de gozo hasta más allá de los limites, luego de que ambos se corrieran el cachorro apoyo su cabeza en el hombro del zorro y se quedo dormido.


- Cielos, doy gracias por mi energía, de ser humano… moriría en poco tiempo – secando con delicadeza el cuerpo del rubio, luego lo deposito en la cama y lo tapo con la manta al tiempo que le daba un tierno beso en su frente  - Iré a preparar la comida, seguramente despertara con un hambre feroz – dirigiéndose a la cocina en la planta baja.


      Paso un mes en el que comer, dormir,  y hacer el amor cinco o seis veces al día formaban la rutina diaria en la nueva morada de los extraños amantes, sin contar los paseos diarios por el bosque dentro de los limites permitidos, el cachorro se mostraba cada vez mas activo a medida que su vientre crecía y su apetito sexual aumentaba, lo que le dejaba poco tiempo para descansar, la Hokage los visitaba una vez por semana para constatar como marchaba el embarazo de su querido Naruto para no toparse con ninguna sorpresa, luego de examinarlo y preguntarle al kitsune como se sentía, usualmente hablaba con el Kiuubi a solas para saber exactamente los verdaderos síntomas del cachorro, ya que éste siempre decía la misma frase para describir su estado,  “me siento de maravilla” eran la únicas palabras que salía de su boca.


- Te ves lindo además de muy sexi – decía el zorro acariciando el abultado vientre de su cachorro.


- Aja… ¿Cómo puedes decir eso?  Estoy deforme… más barriga, menos ropa, ya nada me sirve… voy a tener que andar desnudo por toda la casa, rayos – protestaba enrollado en una sabana, como único atuendo, al igual que un romano participe del senado.  


- No es mala idea, así no perdería tiempo desvistiéndote para hacerte el amor, ¿Hmmh? – sentado en el sillón de la salón con el cuerpo del rubio apoyado en su pecho.


- Que gracioso, ¿Pero sabes qué? Tienes toda la razón – volteando su cuerpo  sobre el Kiuubi – Mmmm… se me antoja un zorro caliente para el almuerzo – quitándose la sabana y restregando su cuerpo con el del mayor, o lo que el vientre le permitía al menos.


- Me gustaría verte así siempre – tocando el receptáculo donde su hijo crecía.


- ¿Embarazado o desnudo?


- Ambas, de por si las dos son bellas por separado, ahora que, juntas y en ti… son el doble de hermosas.


- ¿Pretendes mantenerme así toda la vida? Me veo como si me hubiera tragado una calabaza y aun no logro digerirla, creo que te castigare por eso, zorro – levantándose del cuerpo del Kiuubi y caminando de forma sensual por todo el salón – Te privare de todo esto por unos días, zorro mañoso – chupándose un dedo de forma sensualmente  sugestiva.


- Dudo que aguantes tanto, cachorro – mordiéndose el labio al observar  las muy sugerentes posturas eróticas del rubio – Eres maquiavélico, al menos alíviame esta dolorosa erección ¿Si? – rogando por el toque del kitsune.


- Ah-Ah… para algo tienes  manos – moviendo las caderas como el péndulo de un reloj.


- Que no se comparan con tu boca – levantándose para atraparlo.


- ¡Inténtalo si puedes! Jajajaja… - huyendo escaleras arriba hacia  la habitación.


- ¡No corras, cachorro! ¡Podrías lastimarte y también a nuestro hijo! – subiendo rápidamente tras el rubio.


- ¡No creas que somos tan frágiles! Eres su padre después de todo – dijo desde la cama a donde había saltado al no disponer de mas lugar para seguir corriendo.


- Lo admito, eres fuerte… pero tu cuerpo parece de azúcar – caminando hacia la gran cama.


- Quieto ahí, te dije que no iba a dejar que me tocaras… al menos por hoy – adoptando una sensual pose sobre los almohadones.


- Sabía que no resistirías por días como dijiste – poniendo su mano en su propio miembro al comenzar a sentir la molestia de la hinchazón.


- ¿Me estas retando? Haremos un juego, el que resista por más tiempo sin sexo… Mmmh… déjame ver… ¡No se me ocurre nada, maldición!


- ¿Qué te parece esto? El que gane le pondrá el nombre a nuestro hijo, ¿Estas de acuerdo? ¡Oh, rayos! Duele… duele mucho – metiendo la mano dentro del pantalón para acariciar su ansioso miembro - ¿Podríamos comenzar mañana? Esto urge como podrás notar.


- Date una ducha fría, eso siempre funciona.


- ¿Te olvidaste de que no soy humano? El agua fría no ayudara, algo más… el dormir abrazado a ti no entra entre las prohibiciones del juego, ¿Esta claro?


- ¡Desde luego que si!  Eso seria demasiada tentación para mí, te quedaras de tu lado de la cama o dormirás en el piso – dijo con firmeza.


- Entonces… ¿Qué te parece si me masturbo delante de ti en éste instante, eh? ¿Crees poder resistir la visión? Estoy seguro de que saltaras sobre mi, cachorro – abriendo el botón del pantalón y bajando el sierre.


- ¡Ahhh, de acuerdo! Dejare que me abraces al dormir, ¿Esta bien? Tramposo… – cubriéndose con la manta – Eso es jugar sucio.


- Al igual que tu desnudo paseo por el salón, cachorrito – caminando con dirección al baño para aliviar al doliente.


      Mientras tanto en la aldea se efectuaba un desafortunado encuentro que traería problemas para la Hokage y su pequeño secreto, por decirlo de algún modo, lo que también seria problemático para el zorro y su amado cachorro.


- ¡Oe! Kakashi – llamo una voz muy familiar - ¿Cómo has estado? ¿Ya leíste mi último libro? Encantador, ¿No te parece? ¿Kakashi? – desconcertado ante la sorpresiva mirada del peligris.


- ¿Dónde esta Naruto? Creí que viajaba contigo, ¿O no? – mirando seriamente al anciano.


- ¿Por qué debería estar conmigo? Además… ¿Porque la pregunta? Acabo de regresar y como puedes ver… solo


- Hokage-sama, ¿Porque me mintió?


- ¿De que estas hablando, Kakashi? ¿Qué sucede con Naruto? Explícame… – pidió el maestro de los sapos sin comprender la actitud molesta del peligris.


- Es lo que voy a averiguar en éste mismo instante – tomando rumbo hacia la torre de la Hokage.


- ¡Oye, espera! También quiero saber lo que esta pasando aquí y que tiene que ver conmigo  – caminando detrás del peligris.


      Mientras tanto la rubia trabajaba en su despacho, o al menos lo intentaba, sin sospechar lo que se le venia encima, solo un golpe se escucho en la puerta antes de que las dos figuras aparecieran en el despacho sin esperar contestación o permiso para pasar adelante, el peligris se dirigió hasta el escritorio de la rubia hasta quedar pegado al borde del mismo.


- Tsunade-sama, ¿Dónde se encuentra Naruto? – pregunta clara y directa por parte del peligris.


- ¿Y tú que haces aquí? Se supone que no volverías hasta dentro de un par de meses, demonios – con la mirada encendida al dirigirse al viejo pervertido.


- Hokage-sama… - dijo el peligris demandando una explicación en su tono de voz habitual, pero con un toque de urgencia impresa en sus palabras.


- Esta visto que no tengo alternativa, será mejor que se sienten… eso es difícil de explicar – dijo arrellanándose en su sillón.


      La líder de Konoha narro todo lo acontecido hasta la fecha  entre el Kiuubi y nuestro querido rubio, a medida que las palabras salían de su boca, menos coherencia tenían para los que escuchaban, Hatake Kakashi no era una persona que se sorprendiera fácilmente, y menos cuando se trataba del revoltoso ojiazul y lo que se podría esperar de él, por otro lado, el anciano de cabello blanco agarro su barbilla tratando de imaginar como se vería el zorro legendario en su apariencia humana, algo totalmente frívolo si se piensa en el verdadero problema en el que estaban envueltos.


- ¿Y usted permitió eso? No lo puedo creer, simplemente no puedo… - tocando la vena de su interés personal por el cachorro.


- ¿Acaso puedo evitarlo, eh? Es el Kiuubi de quien estamos hablando, por todos los cielos…


- ¿Y como esta él? Naruto quiero decir – pregunto con ansia el peligris.


- Mmmh… embarazado, caprichoso, yo diría que hasta lindo… aunque algo diferente – descansando su cara en su mano.


- ¿E-Embarazado? - pregunto alarmado el ninja copia ya que la rubia no había incluido esa información en su relato de hacia unos minutos atrás.


- Como lo oyen, nuestro querido Naruto va ser padre, hasta decirlo suena a locura, totalmente irreal… pero es la pura verdad – sirviéndose un trago - ¿Gustan?


- Quiero verlo – demando muy seriamente el peligris.


- ¿Mmmh? ¿Y como para qué? ¿Alguna razón en especial? – recordando el comentario del zorro, el cual no había entendido hasta ahora.


- Quiero constatar todo lo que nos ha contado, además yo… ¿Puede decirme donde están? Conociéndola, debe andar cerca de su supervisión y vigilancia, ¿O me equivoco? – tan astuto como sexi.


- Lo que deseas o sientas… será mejor que lo olvides, Kakashi – comento  Jiraiya-sama.


- No comprendo a que viene ese comentario, Naruto sigue siendo mi alumno y me preocupo por él, es todo


- Bah… lo que digas, en todo caso, yo también quisiera verlo, Tsunade – demando el anciano secundando al peligris en su petición.


- No me dejaran en paz hasta que lo permita, ¿Verdad? Pero esto debe quedar entre nosotros tres nada más ¿Quedo claro?


- De todas maneras, ¿Quien creería algo así? Yo aun no lo creo, y mira que he visto cosas extrañas a lo largo de toda mi vida – alegó el peliblanco.


- Bien, de todas formas tengo que ir a visitarlo para su chequeo semanal, ¿Recuerdan la casa de la colina fuera de la aldea? Nos veremos allí al atardecer, otra cosa… procuren llegar  sin que el escuadrón anbu que cuida el perímetro los detecte, hasta entonces – dando señales de que podían retirarse.


      Salieron a la calle sin decir palabra tomando rumbos diferentes cada uno por su lado, el maestro de los sapos entro en el Ichiraku para reponer fuerzas pues ya hacia rato que había pasado la hora del almuerzo, por otro lado, las ansias del peligris por ver al kitsune se hacían cada vez más grandes y apremiantes.


- “No puedo esperar hasta el anochecer para ver esos ojos azules de nuevo… el Kiuubi, ¿Cómo es posible? ¿Por qué ahora? Siento que he perdido algo muy querido y valioso… ¿O no, Naruto?” – deslizándose sigilosamente por el bosque para evitar la vigilancia de los anbu hasta la casa de la pareja.


- Rayos, me muero de hambre, y lo peor es que tengo muchas ganas de… ¡Aguanta o perderás el juego, Naruto! ¡Kiuubi! ¿Dónde estas? Espero que en la cocina – poniéndose la camiseta negra que le queda arriba de su ombligo, y los pantalones naranja,  desabrochados por debajo del abultado vientre, lo que lo hacia lucir algo extraño, pero definitivamente tierno – Demonios, parezco un payaso – bajando las escalera.


- N-Naruto… - se escucho una voz en el salón.


- ¿K-Kakashi-sensei? ¡Kakashi-sensei! Me alegro mucho de verte – bajando aprisa los peldaños que faltaban para llegar al salón y abrazarse al peligris.


- Naruto estas… - guardando la palabra en su mente.


- Ummh… lo se,  no me veo como de costumbre, pero dada la circunstancia, pues… - acariciando con las manos su vientre.


- ¿Pero cómo?


- Por favor, no me hagas que te lo explique, ¿Si? – sentándose con las mejillas sonrosadas en el sillón.


- No me refiero a eso, se el como…  lo que quiero saber es el porque, Naruto – sentándose a su lado, muy cerca de él.


- ¿Del embarazo? Porque es el Kiuubi, supongo – mirando al peligris.


- Naruto, tus ojos… - viendo el rojo reemplazar el azul en la mirada del rubio.


- Es parte de mi estado…  además de otras cosas – murmurando la última parte.


- Te obligo…  a ser suyo, ¿No es así? El Kiuubi tiene el poder para…


- ¡Claro que no! ¡No es cierto! Yo lo amo, Kakashi-sensei, aunque parezca extraño y suene a locura, lo amo con todo mi corazón… es la verdad – pidiendo comprensión en su roja mirada.


- ¡Es imposible! Debe tenerte bajo alguna especie de hechizo o algo así…  no puede ser otra cosa -  rodeándolo con sus brazos y atrayéndolo a su pecho.


- No es lo que piensas, Kakashi-sensei, en verdad, yo lo amo mucho – dejándose abrazar, después de todo, le tenia mucho cariño a su sensei.


- ¿Sabes? Te ves hermoso con esa barriga – acariciándole el cabello.


- ¿En serio? Yo creo que luzco igual que un globo antes de reventar.


- No estoy de acuerdo,  que vivas aquí con el Kiuubi es…


- ¿Hay algún problema con eso? Quita tus manos de él, Kakashi – dijo el zorro entrando en el salón proveniente de la cocina - ¿Qué haces aquí? Es de mala educación irrumpir en la casa de alguien sin ser invitado – mirando fieramente al peligris – Cachorro… - extendiendo su mano.


- ¿Se puede saber dónde estabas? Me sentí muy solito sin ti al despertar, baka – abrazándose al zorro, el descontento del peligris aumentaba al ver la actitud de Naruto para con el Kiuubi.


- Fui a buscar algo de pescado fresco para ti, mi cachorro – con voz firme  al nombrar a su posesión más preciada, algo de lo que no le quedara ninguna duda al ninja copia.


- ¿Qué le hiciste? No me creo para nada eso de que estés enamorado de él, es una locura, completamente irracional además de absurdo– parándose al frente de ellos.


- No,  lo absurdo es que sigas albergando la esperanza de que mi cachorro algún día será tuyo, Kakashi – arrastrando las palabras.


- ¿Eh? Te equivocas, Kiuubi, Kakashi-sensei no… - negado a creer que el ninja copia sentía amor por él.


- ¿Vas a negarlo, acaso? Se que te mueres por poseer su cuerpo al igual que su corazón, algo completamente inútil, ya que me pertenece desde que fui sellado en su interior – dando un paso adelante y poniendo al cachorro tras él.


- Lo que dices, ciertamente podría ser verdad o no según como se piense,  en lo particular diré… no solo deseo poseerlo, si no que también lo amo, y por lo tanto me asegurare de que lo trates como se merece… lo digo en serio y por tu propio bien, Kiuubi – recalcando la amenaza en sus palabras.


- Kakashi-sensei… ¿Por qué…? ¿Por qué nunca me dijiste nada?


- En realidad no lo se,  Naruto, creo que tuve miedo de que me odiaras, al enterarte, supongo – sonriéndole con cariño.


- Eso es estúpido, jamás podría odiarte…  aunque en ocasiones  me daban ganas de golpearte por ponerle más atención a Sasuke que a mí, como en aquel examen, por ejemplo – acercándose y pegando suavemente con su puño el hombro del peligris.


- De habértelo dicho… ¿Me hubieras aceptado, Naruto? Supongo que no – mirando al zorro.


- Mmmh, quien sabe, quizás… - sonriendo con picardía.


- ¡Fue suficiente, cachorro! No digas nada más – con la sangre hirviendo por los celos.


- ¿Qué pasa? ¿Temes que diga algo que pueda perjudicarte, Kiuubi? Entonces, quiere decir que no estas tan seguro de él como crees – provocando al zorro, nada sabio de su pare si me preguntan.


- ¡Sierra la boca! O yo te hare callar para siempre – con ganas de arrancarle la cabeza al ninja copia.


- ¡Ya basta ustedes dos! Si quieren pelear háganlo en otro lugar, rayos… - mirando de uno al otro – Tú… creo que te he demostrado suficientemente que te amo, solo tienes que mirar lo obvio – señalando su barriga – Si no haces a un lado esos estúpidos celos, no dejare que vuelvas a tocarme hasta que nuestro hijo se haga viejo, ¿Entendiste? Y tú… - dirigiéndose al peligris esta vez – Deja de provocar malos entendidos o te borrare de la lista de candidatos para padrino de mi hijo, ¿Te quedo claro? Maldición, parecen dos bebes – sentándose en el sillón y descansando sus  brazos sobre su vientre, los dos aludidos se miraron por un momento – Hagan algo constructivo y vayan a preparar la cena, estos dos zorritos se mueren de hambre – recostándose cuan largo era sobre el sillón.


- ¿Qué fue eso? Siempre ha tenido carácter fuerte, pero ahora… parece otra persona – dijo el peligris entrando con el zorro en la cocina


- ¿Lindo, verdad? Es una de las muchas facetas durante la gestación – poniéndose a limpiar el pescado que había traído del río.


- ¿Facetas? Te refieres a los síntomas del embarazo…


- ¿Deseas saberlos? Pásame ese cuchillo de ahí, ¿Quieres? Con cuidado – como queriéndole decir que estaría alerta en todo momento.


- Por supuesto – dándole vueltas hábilmente al instrumento cortante en su mano antes de ponerlo en las del zorro, queriendo decir también que no se descuidara, era como una batalla de indirectas entre ambos – Las facetas…


- Mal temperamento, como ya pudiste darte cuenta, cambios de humor que van desde lo terriblemente sensible y llorón a la más alocada forma de comportarse, Mmmm… el sexo, sus ganas sobrepasan lo que cualquier humano podría resistir, solo yo puedo satisfacer esa deliciosa necesidad de mi cachorro, Kakashi – cortando verduras, preparando arroz y moviéndose por la cocina como todo un experto.


- Supongo, ya que fuiste tú quien lo puso en esa situación tan conveniente para ti,  ¿No es así? tú te satisfaces y él es el que esta en problemas -


- No porque mi cachorro no lo quisiera,  esta muy feliz por ser madre,  como él dice,  así que te sugiero no interponerte entre los dos,  perderías el tiempo, Kakashi… y también la cabeza – amenaza implícita en la cara del zorro.


- Eso no evitara que venga a verlo de vez en cuando, Kiuubi, aunque su amor no sea para mi,  seguiré cuidándolo sin importar lo que opines… no confió en ti,  hiciste mucho daño y mataste muchas personas en esta aldea,  mi maestro tuvo que sacrificar su vida para poder sellarte…  ¿Y ahora pretendes parecer un santo?  No apartare mis ojos de ti ni de él en ningún momento, tampoco dejare que lastimes a Naruto en ninguna forma, creo que fui lo suficientemente claro – mirándolo fijamente.


- Solo tienes que recordar que Naruto me pertenece, es mío ahora, es mi cachorro, ¿Eso quedo claro para ti? Por cierto… ¿Te importaría ir a la aldea a por helado de vainilla? Mi cachorro esta antojado con eso desde ayer, iría yo mismo…


- Solo di cuantos quieres – caminando hacia la puerta de la cocina.


- Lo que puedas cargar… ya me ocupare yo de lo que sobre – pensando en emplearlo en la seducción del cachorro, no por nada quería ganar el particular juego entre los dos y la rendición total del adversario - ¿Te quedaras a cenar? De seguro mi cachorro lo apreciara bastante – sonriendo a espaldas del peligris.


- No tienes que preguntarlo – saliendo de la cocina.


- No tenías que contestar, ya lo suponía…


 


Continuara…


 


Capitulo  III -  Sorpresas Y Más Sorpresas…


 


      Mientras la Hokage y el maestro de los sapos se acercaban a la casa, la rubia por el camino principal, y el peliblanco por donde pudiera, en otro lugar muy apartado las malas sombras comenzaban a moverse de nuevo.


- Te has retrasado bastante en cumplir tu objetivo, Itachi – recordó el líder del Akatsuki.


- No necesitas recordármelo a cada momento


- Esta vez tendrás que hacerlo solo, tu compañero se esta ocupando de otras cosas.


- No lo necesito, conmigo es suficiente – caminando hacia la salida de la cueva.


- ¿Lo crees? Ese mocoso puede ser bastante peligroso  por si solo  – sentado en uno de los dedos de la gran estatua de piedra.


- Puedo con él – saliendo al exterior – “Lo encontrare, y esta vez…  desde aquella ocasión en la que casi lo atrapo, no he dejado de pensar en lo lindo y sexi que se ha puesto… debe ser toda una delicia poder probarlo… vaya, se me hace agua la boca de solo pensarlo” – tomando rumbo a Konoha, su ciudad natal.


      Un nuevo problema se avecinaba para el cachorro, el mayor de los Uchiha no solo estaba decidido atraparlo para extraerle al zorro, si no que también deseaba tomar su cuerpo y deleitarse con su propia lujuria sin sospechar que el kitsune ya tenia dueño, alguien poderoso y muy, muy peligroso de por si, no tardaría mucho tiempo en darse cuenta de ello, mientras tanto en casa de la feliz pareja…


- Kakashi-sensei, ¿No te quedas un rato más? Tenía mucho tiempo sin verte…


- Tranquilo, cachorro, volverá para la cena, ¿No es así, Kakashi? Podrás hablar con él todo lo que quieras, amor – apoyado en el marco de la puerta del salón y ataviado con un lindo delantal, lo que lo hacia lucir bastante extraño si pensamos quien es en realidad.


- ¿Es eso cierto, Kakashi-sensei? – con la mirada iluminada.


- Por supuesto, cariño… no me lo perdería por nada – guiñándole el ojo, el descubierto, claro esta.


- Kakashi, solo yo puedo llamarlo así – caminando hacia el rubio y besando sus labios.


- ¿Te molesta que te lo diga,  Naruto?


- Ah… no, para nada – mirando retadoramente al zorro a que dijera una sola palabra al respecto.


- Entonces todo bien, regreso enseguida… - saliendo de la casa a por el encargo, obligado claro esta, del zorro.


- ¿No crees que le estas dando demasiada importancia?  Enamorado como esta de ti hasta la medula…  no lo quiero cerca, cachorro.


- ¿Estas celoso? El zorro esta celoso – dijo canturreando las palabras.


- ¡No tienes ni que preguntarlo! Cuando alguien se acerca a ti…  mi cuerpo se calienta tanto…  ¡Que podría guisarme en mi propia sangre, demonios! No juegues con mis celos, cachorro, ¿Esta bien? No se de lo que seria capaz si tú… no se si podría soportarlo  – abrazándolo a su cuerpo.


- Los celos son buenos… en parte, pero lo que me molesta es que sigas pensando que yo sea capaz de traicionarte en algún momento – apartándose del zorro.


- Tratare de controlarme, pero no me apartes de ti – intentando abrazarlo de nuevo.


- No lo hago porque esté molesto contigo, si no porque si me acerco a ti comienzo a sentir ansias de… ¡Ahhh! Por Kami… - agarrándose el vientre.


- ¿Cachorro? ¿Qué te sucede? Dime que te… - sosteniéndolo por la cintura y sentándolo en el sillón.


- Si que patea duro…  cielos…  es tan obstinado como tú – poniendo la mano del zorro en su vientre - ¿Lo sientes? Parece que esta muy inquieto… - suspirando largamente.


- Deseoso es la palabra, no has tenido sexo hace ya muchas horas, mi amor – sintiendo los revoltosos movimientos del nonato.


- ¿Y eso que tiene que ver?


- ¿No te lo dije? El placer que experimentas durante el sexo, también él lo siente, convirtiéndose en una necesidad apremiante de la que no puede prescindir, es algo que lo hace sentir muy bien, dime de alguien que no quiera estar bien todo el tiempo, además  de que eso influye mucho en su desarrollo,  cachorrito.


- O sea que…  cuando propusiste el juego… -  poniendo cara de pocos amigos y ojo centelleantes - Sabias de antemano que lo ganarías ¡Eres un tramposo! ¡Sabias que la abstinencia me convertiría en balón para patear! ¿Sabes que? No voy a rendirme tan fácilmente como crees, puedo soportar esto y mucho más con tal de no perder ante ti, baka zorro  – haciendo a un lado la mano del zorro y subiendo la escalera.


- ¡No podrás! ¡Su ansiedad seguirá creciendo a cada minuto que pase, cachorro necio!


- ¿Problemas en el paraíso? Sus gritos se escuchaban desde medio camino hacia aquí – dijo la Hokage al abrir la puerta.


- Nada de importancia.


- Si tú lo dices… ¿Dónde esta mi paciente? – poniendo su maletín sobre el sillón.


- Subió a la habitación, esta algo contrariado.


- Espero que esté de mejor humor que la última vez – sentándose para tomar un respiro.


- Te recomiendo que esperes un rato, si no quieres aguantar el berrinche que  esta haciendo ahora y termines golpeada al igual que las almohadas – advirtió el zorro.


- Suena al viejo Naruto, si me preguntan, hacer berrinches es su especialidad – comento el maestro de los sapos en la puerta de entrada.


- ¡Jiraiya! Adelante, eres bienvenido – saludo en zorro.


- Jamás en toda mi vida imagine que podría verte en esa forma, Kiuubi – uniéndose a la reunión.


- Fue él quien lo hiso posible, te agradezco que hayas cuidado de mi cachorro todo este tiempo, anciano – extendiendo su mano hacia el peliblanco.


- Y créeme que no fue fácil – correspondiendo el gesto del zorro.


- Lo se, se las dificultades por las que han pasado desde que esos desgraciados del Akatsuki andan tras mi cachorro por mi culpa… pero eso se acabo, no permitiré que pongan un  dedo sobre Naruto o mi hijo – haciendo que sus ojos rojos brillaran de furia.


- Te ayudaremos, pero hablemos de eso más tarde, quiero ver primero a la futura mama…  es que aun no termino de creerlo – dijo el peliblanco con una sonrisa sardónica.


- ¿Se quedaran a cenar con nosotros? El enamorado frustrado  no tardara en llegar – sirviendo dos vasos de sake para los presentes.


- ¿Kakashi ya estuvo aquí? – preguntó la rubia agarrando su bebida.


- Oh si… era una visita que no me esperaba - dijo con sarcasmo el zorro.


- Sabia que no aguantaría por más tiempo las ganas de ver a su querido y amado niño – comento con una sonrisa el anciano – No pongas esa cara, hay cosas que simplemente no pueden evitarse, ¿O si? Tú eres la prueba de eso, Kiuubi  – alzando el vaso como quien brinda por algo sumamente especial.


- Entonces no tendrían porque extrañarse que sienta celos, ¿Verdad?


- Eso es muy cierto.


- ¡Cachorro! ¡Quieres bajar enseguida? ¡Tienes visitas! Espero que le haya pasado el enfado… “Me gusta cuando se pone así… molesto, caprichoso, encendido, pues puedo calmar su enojo con caricias, besos, y hundiéndome en su cuerpo… que es tres veces más delicioso y excitante que cuando esta calmado y completamente sereno… es algo que solo guardare para mi” 


- ¿Ya esta la cena? ¡Ero-sennin! ¿Qué haces aquí? – bajando la escalera a toda prisa.


- ¿Qué te dije sobre correr, cachorro? Tómalo con calma, ¿Quieres? No irán a ninguna parte.


- ¿Decías? – achicando sus ojos y mostrando sus dientes.


- Veo que aun sigues enfadado conmigo, lo arreglaremos después – marchándose a la cocina a vigilar la cena.


- Por todos los cielos… ¡Déjame verte! Estas… estas… - sin encontrar la palabra adecuada para describirlo.


- ¿Grande, gordo, espantoso? – parado frente al peliblanco.


- Iba a decir lindo, tierno, bastante atractivo…  y sexi – agarrando la mano del kitsune y haciéndolo girar sobre si mismo para observarlo mejor.


- Eso es para que veas que no soy el único que piensa de esa manera, cachorro, la cena esta lista.


- Te ayudare a poner la mesa – se ofreció la Hokage.


- Y dime, aquí entre nos… ¿Qué tal es hacerlo con el Kiuubi? – poniendo su brazo por el cuello del rubio como para hablar en secreto.


- ¡Ero-sennin! ¡¿Qué diablos estas preguntando?! – la Hokage y el zorro los miraron con curiosidad por saber que había dicho el anciano para alterar tanto al cachorrito lindo.


- ¿Qué? solo quería saber, puede ser un material bastante interesante para una novela – al ver la cara de paciencia de los otros dos.


- Lo sabía, lo sabía… siempre es igual contigo ¡No cambiarias ni volviendo a nacer! Maldición… - pasando a la mesa casi totalmente servida.


- Si me lo cuentas podría darte parte de las ganancias, ¿Qué dices? Deberías pensarlo – sentándose a la mesa también.


- ¡Ni en un millón de años, viejo pervertido! Lo que ocurra entre ese terco y yo… es privado, ¿Escuchaste? Uno y otro… estoy rodeado de tontos – murmuro bajito.


- Ya déjalo, Jiraiya, o se le saldrá la criatura por la boca – comento la rubia sirviéndose el segundo vaso de sake de la noche.


- Comprendo, comprendo, pero insisto que seria muy buen material para…


- Ero-sennin… - apretando los dientes y agudizando su mirada.


- Ya, ya, ya… comamos entonces, esto tiene pinta de estar delicioso – mirando el pescado al horno con finas hiervas, el arroz salpicado de verduras sofritas en adobo, carne asada con salsa de pétalos de cerezo encima, patatas hervidas, y por supuesto el ramen que tanto gustaba a su cachorro.


- No tenia idea de que supieras cocinar – comento la rubia al observar el festín.


- ¿Pues cuantos años crees que he vivido? – sentándose al lado de su cachorro.


- Parece que llegue a tiempo, pondré esto en la cocina, enseguida estaré con ustedes – dijo el peligris entrando en la casa cargando una nevera portátil de las que se usan en las excursiones.


- Mmm… espero que sepa tan bien como huele – dijo el peligris sentándose frene al kitsune del otro lado de la mesa – No todo lo que brilla suele ser oro, ¿Cierto? – dio sarcásticamente Kakashi mirando al zorro.


- Es oro y mucho más, mi amorcito, aquí presente, es un gran cocinero, ¿Sabes? – el zorro escuchaba enaltecido al ser defendido por su amado cachorro.


- Y un gran amante – disparo el zorro mirando directamente al peligris.


- No tenias que mencionar eso, zorro – dijo el rubio apretando el miembro del Kiuubi por debajo de la mesa.


- Si no dejas de hacer eso, tendrás que atenerte a las consecuencias, cachorrito – susurro el zorro al oído del menor.


- ¿Algún problema? – pregunto el peligris.


- Nah… cosas de pareja – respondió con gran satisfacción el zorro.


- Debo felicitarte, la comida esta excelente – se apresuro a decir la Hokage para cambiar el rumbo de la conversación.


- ¿No se los dije? Todo lo que prepara es… ¡Ahhhg! Otra vez… - sosteniendo su vientre mientras su rostro se contraía por el dolor.


- ¿Qué… que pasa, Naruto? - pregunto alarmada la Hokage, el peligris se levanto al ver el gesto de dolor del rubio.


- N-No se preocupen, no es nada serio… por su forma de patear, estoy seguro de que mi hijo será un gran ninja – sintiendo cada vez más fuerte los frenéticos movimientos de su inquieto vástago.


- Naruto… no puedes alargarlo más – susurro el Kiuubi mirando a su cachorro, claro que se refería al sexo.


- Estaré bien, ¿Les importa si me retiro? Voy a descansar un rato – levantándose ayudado por el zorro para acompañarlo a la habitación.


- Enseguida estaré contigo, Naruto – indico la Hokage.


- Terminen la cena, ¿Si? Yo puedo esperar – subiendo la escalera al segundo piso.


- Espero se encuentre bien – dijo el peligris apretando sus puños sobre la mesa.


- Tranquilízate, Kakashi, no hay nada que tú puedas hacer sobre eso, Kiuubi se encargara de todo – comento el peliblanco.


- No le perdonare si algo le pasa a Naruto – dijo firmemente.


- Olvida el amor que le tienes buscando a otra persona, si no te iras consumiendo poco a poco – aconsejo la rubia, arriba en la habitación…


- No puedes seguir así, amor – cubriéndolo con la manta y acostándose a su lado.


- Lo soportare – dándole la espalda al zorro.


- Estas castigándote y castigándome… todo por no dar tu brazo a torcer, cachorro – acariciando el cabello rubio – Deja de ser tan terco y déjame amarte,  yo también ardo en deseos por poseerte a medida que tu resistencia aumenta y… ¡Ya voy! Debe ser Tsunade… - abriendo la puerta – Hablaremos luego – serrando tras él.


      Después de media hora, la Hokage apareció de nuevo en el salón donde los demás aguardaban noticias del estado del kitsune. Kakashi y Ero-sennin, ya que el zorro sabia exactamente lo que estaba pasando, pero por razones obvias era algo de lo que no pensaba hablar.


- ¿Cómo esta Naruto, Tsunade-sama? – el ninja copia fue el primero en preguntar.


- Ahora duerme, tuve que darle un sedante suave, ya que parecía muy inquieto y ansioso, ¿Sabes algo al respecto, Kiuubi? – sirviéndose el tercer trago de la velada.


- Yo me ocupare de eso.


- ¿Es uno de los efectos  que mencionaste del embarazo? – quiso saber el peligris.


- Exactamente, el único remedio que él necesita esta en mis manos “O debería decir entre mis piernas”


- Cambiando de tema, ¿Averiguaste algo con relación al Akatsuki en tu reciente viaje, Jiraiya? – sentándose en el sillón a disfrutar su trago y hablar de cosas serias aprovechando la ausencia del rubio.


- Precisamente, hay rumores de que han comenzado a moverse de nuevo, probablemente se dirijan hacia aquí en estos momentos… en busca de Naruto.


- Déjalos que vengan, acabare con todos y cada uno de esos bastardos… especialmente con Uchiha Itachi – dijo el zorro apretando los puños con fuerza.


- ¿Y porque él especialmente? – quiso saber el peligris al igual que los otros.


- Es igual a ti, aunque él no esta enamorado… lo único que lo mueve es el deseo por mi cachorro, y atraparme claro esta.


- ¿Qué dices? ¿Cómo sabes eso? – pregunto anonadado el ninja copia.


- Pude olerlo cuando trato de atrapar  a mi cachorro la vez anterior, es toda una alimaña… al igual que su hermano, los dos cojean del mismo pie… los matare si alguno llega a acercársele, y nadie podrá detenerme, ¿Entendieron? – poniendo cara de que hablaba muy en serio.


- ¿Puedes saberlo por el olor? Supongo que eso forma parte de tus muchas habilidades – dijo el maestro de los sapos.


- ¿Sasuke también? Nunca note nada fuera de lo normal en él hacia Naruto– asevero Kakashi.


- Sabia como esconder muy bien sus intenciones y lujuria, y aunque el despistado de mi cachorro lo ignoraba, yo podía detectarlo en el aire cada vez que se acercaba a él, despedía un aroma a deseo sumamente fuerte hasta llegar a ser muy desagradable para mi, no saben cuanto desee estar como ahora para poder retorcerle el cuello hasta arrancarle la cabeza… que se mantenga alejado de nosotros, es lo más conveniente para èl  si es que quiere continuar con vida.


- Pero matar a Sasuke es… - dio con duda el peligris.


- Llámalo defensa propia si lo prefieres, tampoco me interesa lo que opines, Kakashi, y si quieren ponerse en mi contra… no lo pensare dos veces para arrasar con la aldea entera, saben muy bien que puedo hacerlo, seré intransigente con todo aquel que interfiera en nuestras vidas,  lo único que quiero es tranquilidad para Naruto y mi hijo… no creo que sea mucho pedir, ¿O si? Piénsenlo – caminando hacia la escalera – Sierren la puerta al salir, por favor.


- ¡Kiuubi! Si queremos prestarte nuestra ayuda… ¿La aceptaras? También queremos proteger a Naruto, quiero decir… a ambos – dijo el peligris aceptando, aunque algo renuente aun, la relación de la pareja.


- ¿Crees que yo necesite protección de alguno de ustedes? – parado en mitad de la escalera.


- No seas terco y acepta lo que se te ofrece de buena fe, al fin y al cabo, ya eres parte de la familia… y también tienes que ver por la tuya propia, zorro obstinado – recalco con una sonrisa Ero-sennin.


- Es lo que he hecho desde que me sellaron dentro de mi cachorro, él junto con nuestro hijo, son lo más valioso que tengo y tendré, que no les quepa la menor duda de eso, buenas noches – desapareciendo escalones arriba.


- Ya que todo fue aclarado satisfactoriamente, podemos retirarnos, ¿Les parece? – propuso contenta la Hokage al ver la ferocidad con la que el zorro protegía a la persona más querida para ella.


- Tengo que lograr que me inviten de nuevo, esa cena estuvo deliciosa – comento riendo el peliblanco.


- Me pregunto que hará ese zorro con tanto postre… - murmuro Kakashi sonriendo con malicia.


- ¿¿Eh?? – preguntaron a coro los otros dos.


- Nada, olvídenlo… son cosas mías jajajaja….


- Cuando despiertes, no habrá poder humano que impida que te haga mío hasta la saciedad, cachorro, nuestro hijo lo necesita… al igual que yo – desvistiéndose mientras se acercaba y tomaba su lugar en la cama – Estas calentito y suave – susurro pegando su cuerpo desnudo al del rubio – Pero innecesariamente vestido – sacándole suavemente la ropa para no molestarlo, no sabia que tan efectivo era el sedante que la Hokage le había suministrado y quería que descansara lo más posible para lo que vendría después en cuanto abriera sus, por ahora, ojos rojos.


- Rayos…  siento como si tuviera una pesada roca sobre la cabeza – susurro el rubio al despertar – “Aprovechado… no importa lo que digas, yo no perderé, cielos… tengo un hambre atroz, ¿Quedaría algo de la cena?” – apartando despacio la mano del zorro de su cuerpo para no despertarlo.


      El kitsune se cubrió con una manta y bajo a la cocina en busca de algo con que llenar su vacio estomago, se dirigió directamente al horno pues sabia era donde el zorro siempre guardaba las sobras de la comida del día anterior, lleno un plato con algo de carne y pescado para luego abrir el refrigerador y tomar un pote de leche cuando algo llamo su atención.


- ¡Súper! Helado de vainilla con crema…  hay mucho – tomando uno de ellos le quito la tapa y hundió una cuchara en la deliciosa crema.


      Después de eso, el rubio tomo su apetitoso cargamento y salió de la casa sin saber que un rato después, en la habitación, el zorro estaba a punto de volverse loco por su inusual y desinformada desaparición.


- ¡Hey, Oye! Dame un respiro, ¿Quieres? Zorrito revoltoso, no has nacido aun y ya me estas dando problemas – el no nacido zorrito entraba en acción de nuevo – Hare un trato contigo, si no me pateas hasta la noche del ya próximo amanecer,  prometo que te daré todo el placer que quieras, pero hasta entonces… ¿Me ayudas? Quiero darle una lección al sabelotodo de tu papi – murmuraba acariciando con sus manos el gran bulto entre pecho y el comienzo de su parte baja, mientras tanto en la habitación…


- ¿Cachorro? Demonios, me quede dormido – palpando el lugar vacio junto a él, se dirigió al baño - ¿Estas ahí? Veo que no… – bajando a la planta baja pasando por el salón directo a la cocina - ¿Dónde rayos se metió? Cachorro… - empezando a preocuparse salió afuera de la casa - ¡Cachorro!


- ¡Aquí estoy! “Rayos, debí irme un poco más lejos” – sentado en el tejado con sus piernas colgando del borde.


- ¡¿Qué demonios haces allá arriba?! Es peligroso – dando un salto hasta el tejado - ¿Acaso quieres matarme del susto? Te encanta el peligro, ¿No es así? Deberías pensar mejor lo que haces, cachorro – obligándolo a quitarse del borde - ¿Por qué saliste sin decirme nada?  Casi se me sale el corazón por la boca al no encontrarte en la casa – sentándose al lado de su kitsune.


- Estabas durmiendo tan plácidamente que preferí no molestarte, además de que tenía mucha hambre – dejando el plato vacio a un lado y tomando el pote de helado - ¿Quieres? hay tanto en el refrigerador que parece que hubieras asaltado la tienda – tomando una gran cucharada del medio derretido postre y ofreciéndosela al zorro.


- Cortesía de Kakashi – casi escupiendo el nombre – Mmm… delicioso, pero… - poniendo otro poco en su propia lengua y metiéndola en la boca del  cachorro para compartir el helado tanto como el fogoso beso – Así sabe mejor, ¿No crees? Cualquier sabor aumenta si se combina con cualquier parte de tu cuerpo, cachorro – chupando los labios del rubio.


- ¿Estas tratando de tentarme? Eres un zorro bastante mañoso, pero ni aun así conseguirás lo que estas buscando… trataste de engañarme, ¿Lo olvidas? Se que debes estar al limite, pero no conseguirás nada de mi… ni siquiera suplicando, zorro – dándole un suave beso el los labios y volviendo al borde del tejado.


- ¡No! – estirando su brazo para impedir lo que el rubio intentaba hacer, no pudo alcanzarlo.


- ¡Recuerda que soy un ninja! Abultado… pero ninja al fin y al cabo – murmuro mirando hacia arriba sonriendo y enseñando su pulgar en forma de triunfo, pero en lugar de entrar en la casa…


- ¡¿A dónde vas, cachorro?! – viéndolo alejarse hasta el bosque.


- ¡A dar un paseo! ¡Y no me sigas! Si me quedo cerca de ti  de seguro te saltare encima como un león hambriento – perdiéndose en el bosque.


- Cachorro caprichoso, bien, supongo que no tengo nada de que preocuparme, los anbu evitaran que cualquier persona llegue hasta aquí – recogiendo los restos de comida dejados por el rubio.


      El kitsune camino hasta el rìo con la clara intensión de darse un baño, aun  la luz de la luna iluminaba las tranquilas aguas haciendo más deseable sumergirse en ellas, el cielo, sin ninguna nube que tapara el brillo de las estrellas, se mostraba omnipotente haciendo sentir al cachorro como la más pequeña de las criaturas bajo su manto, levanto los brazos a los lados y respiro hondo llenando sus pulmones con el fresco aire que la noche ofrecía, se despojo de la sabana que cubría su cuerpo, la dejo caer en la orilla y camino despacio hasta dentro del agua hasta que su pecho quedo cubierto.


- Esto es una delicia,  en este momento no puedo pensar en algo que sea más placentero y agradable – meciendo sus brazos en la superficie del agua.


- No estoy de acuerdo, hay momentos mucho más placenteros tanto como agradables…  y tú, mi estimado Naruto… eres perfecto para esos momentos – dijo el personaje sentado en una roca de la orilla del río mientras  observaba con sus ojos rojos al sorprendido cachorro.


 


 


 Continuara…


 


Capitulo IV -  Una Situación Delicada Y  Peligrosa.


 


      El escondite de la serpiente se había vuelto  un caos tras la desaparición del azabache durante los tres últimos días, era cierto que decía, hacia e iba donde quería sin dar explicación alguna, pero el tiempo transcurrido sin noticias de él,  habían sembrado la certeza de la traición en la mente del desconfiado Kabuto,  que  aprovechando la ocasión, trataba de mermar la confianza que tenia la serpiente con respecto al menor de los Uchiha.


- Orochimaru-sama, ¿Aún cree que se puede confiar en él? Es tan obvio  – ajustándose sus anteojos – Sabia que nos traicionaría a la primera oportunidad que se le presentara – destilando su veneno por alguien que jamás le agrado.


- Kabuto, ¿Por qué estas tan enfadado? Es cierto que es un chico difícil de controlar,  pero no deberías adelantarte a los hechos,  se exactamente a donde se dirige, ¿Acaso tú no? Piénsalo…  hay algo que aun no puede dejar atrás - poniendo una risa sardónica.


- Uzumaki Naruto… ¿Pero que puede querer de él?


- Lo mismo que yo siempre quiero de ti, querido – pasando su lengua por la mejilla del cuatro ojos.


Y regresando al tranquilo e interrumpido baño del kitsune en el río…


- ¿Qué tal esta el agua, eh? Por como te movías, se diría que la estabas disfrutando bastante  – dijo con la sabana, que antes envolvía al rubio, en su mano – Tu aroma sigue siendo muy agradable,  Naruto – aspirando con los ojos serrados la suave tela.


- ¿Cómo pudiste llegar hasta aquí sin que…? Es propiedad privada – tratando de hablar sin que sus nervios se notaran.


- ¿Te refieres a los anbu? No me subestimes, en estos momentos están durmiendo una siesta, cuando se trata de encontrarte… nada puede detenerme – colocando la sabana por encima de sus propios hombros.


- Excelente determinación, aunque algo estúpida de tu parte – se escucho del otro lado del río – Nunca pensé encontrarte aquí, Itachi – otro ojos rojos hacia acto de presencia - ¿Trabajo o diversión?


- Con él… cualquiera se olvidaría del trabajo, y pensaría solo en diversión, vaya, tenemos la misma sangre, pero no sabia que también los mismos gustos, Sasuke – mirando fijamente a su hermano menor.


- No me compares contigo,  y aunque al parecer tengas razón,  no dejare que lo tengas…  esta presa es mía – con mirada desafiante.


- “¿De que estarán hablando esos dos? Por Kami, esto no puede ir peor… ¡Kiuubi!” – esperando que el zorro atendiera su mental llamado.


      En ese preciso momento en la cocina de la casa, un plato caía de la mano del Kiuubi estrellándose estrepitosamente en el suelo,  la ansiedad y el miedo invadieron al zorro al percibir el estado de inseguridad y desasosiego en el que se encontraba su querido cachorro,  sin más tardanzas,  el nueve colas se dirigió hacia donde sentía fuertemente la presencia del kitsune, con el corazón en la garganta y los ojos emanando fuego, corrió velozmente hacia el río.


- Que linda reunión, ¿No les parece? Él que se marcho para conseguir poder sin mucho esfuerzo, y él que ha hecho muchos esfuerzos para conseguir mi poder como sea…  es condenadamente gracioso, ¿No opinan lo mismo?  Los dos muy parecidos en pretensión e igual de seguros en conseguir su propósito  – dijo con toda la ironía de que era capaz para ocultar su miedo ante dos de los más peligrosos ninjas que alguna vez pertenecieron a la aldea de Konoha.


- ¿Acaso sabes cual es mi propósito al venir  aquí? – interrogo el azabache.


- Del tuyo…  no estoy muy seguro, siempre fuiste difícil de descifrar, en cuanto a él no hay ningún secreto – comento el rubio mirando a ambos lados de la orilla mientras en su mente pedía a gritos  la llegada del zorro.


- Sal de ahí,  y elige la orilla donde quieres estar, dobe – aconsejo el azabache – Sabes perfectamente que no estarás seguro con él.


- Déjame ver si entendí bien, ¿Quieres que salga de tu lado de la orilla después de que quisiste matarme al intentar detenerte? ¿Que tan estúpido crees que soy? Por otro lado, tú… - señalando al Uchiha mayor – No puedes matarme sin que primero extraigan al Kiuubi de mi cuerpo, lo que te convierte en la mejor opción por el momento – haciendo tiempo con su charla hasta que llegara la caballería – Pensándolo bien, creo que me quedare aquí hasta que se me arruguen los dedos – temblando por el frio de la noche.


- Estas comenzando a ponerte morado – dijo Itachi agitando la sabana en su mano.


- Mejor morado que muerto – castañeando sus dientes.


- ¿Saldrías de ahí si te prometo que no te hare daño? – Itachi de nuevo.


- Como si pudiera confiar en tus promesas, “De hecho me muero del frio y no creo que eso sea bueno para mi bebe tampoco,    Kiuubi… ¿Qué te detiene? Ven pronto, ya no se que más hacer para entretenerlo” De acuerdo, tú ganas – caminando lentamente hacia la orilla del lado del Uchiha mayor.


- ¡Detente, dobe! Maldición… - empuñando el mango de su espada a la espera de lo que pudiera pasar del otro lado del río.


      Mientras caminaba fuera del agua  el cuerpo del kitsune lucia majestuoso a la luz de la luna, sus finas curvas lo hacían verse sensual y deseado a los ojos de ambos Uchiha, provocando de esta manera que sus sangres hirvieran, y que sus manos  temblaran deseosas por tocar ese cuerpo de ensueño hasta no dejar ni un solo palmo sin acariciar, y reafirmar  así su intención por parte de ambos de poseerlo.


- Tus ojos… ahora son como los míos,  aunque diferentes,  hasta diría que has engordado un poco desde la ultima vez que te vi, sobre todo…  aquí – dijo Itachi al observar el vientre del rubio, y estirando su mano con  intensión de tocarlo.


- Si osas poner, aunque sea un solo dedo, sobre mi cachorro… te matare, maldito – se escucho la voz del zorro mientras caminaba hacia ellos.


- ¿P-Por qué tardaste t-tanto, baka? – tratando de detener el temblor de sus labios.


- No sabia exactamente en que parte del río estabas, cachorro – cubriéndolo con la sabana que había arrebatado con asombrosa velocidad  de las manos del Uchiha mayor – Este frio no les hace bien a ninguno de los dos, volvamos a casa, cachorro – besándole los labios  e ignorando por completo la presencia de los intrusos.


- ¡Espera! ¡¿Quién diablos eres tú?! ¿De donde saliste y qué tienes que ver con el dobe? No eres de Konoha…  jamás te había visto – dijo el azabache caminando sobre la superficie del río sin quitar la mano de la empuñadura de su espada.


- Quien soy no te interesa, y lo que soy para el cachorro…  creo que ya pudiste darte cuenta, ¿No es así? Si no quieres morir, será mejor que te largues  y no regreses nunca… ¡Ambos! No son bienvenidos aquí – dejando salir un poco de su chakra rojo mientras apartaba a su cachorro a un lado.


- “Éste chakra me es muy familiar, es el mismo que sentí al pelear con el dobe en la cascada, pero… ¿Por qué tiene el mismo tipo de chakra que Naruto? ¿Quién es él?” – pensaba el azabache mientras caminaba lentamente para ubicarse fuera de la vista del Kiuubi, Itachi hacia lo mismo al lado contrario quedando uno a la espalda y el otro al frente del zorro.


- Ni siquiera lo piensen, puedo hacerme cargo de los dos sin moverme un centímetro de mi posición  – la determinación del zorro freno las intenciones de los Uchiha, por el momento - ¿Estas bien, Naruto? Cachorro… - pregunto al notar que la respiración del zorrito lindo iba en aumento mientras se sujetaba el vientre con sus manos, señal de que algo andaba mal.


- Q-Quiero ir a casa, Kiuubi… n-no me siento… - serrando sus ojos antes de caer desmayado en los brazos del zorro.


- ¡Naruto! ¡Cachorro! ¿Qué te sucede? Háblame… por favor, despierta… despierta, cachorro ¡No se atrevan acercarse!  - maximizando su chakra y dejando al descubierto, al perder su concentración, sus orejas y sus nueve colas.


      El secreto dejaba de serlo al mostrarse con todo su poder frente a los Uchiha, los hermanos retrocedieron ante la gigantesca energía que expulsaba el cuerpo del zorro mitológico, nada que se pudiera notarse de lejos, pero lo suficientemente concentrada para vaporizar a cualquiera que pretendiera acercársele,  con delicadeza tomo el cuerpo del kitsune entre sus brazos y beso su frente.


- Si algo le sucede a Naruto…  o a nuestro hijo, no habrá lugar en este mundo donde puedan esconderse de mi… - caminando lentamente con su preciado cargamento por la orilla del río – Los buscare y torturare hasta que me supliquen que los mate, ¡¿Entendieron, malditos?! Es una promesa.


      Al mismo tiempo y como si se hubieran puesto de acuerdo, los dos Uchiha atacaron a corta distancia al zorro sin siquiera pensarlo, la presa era demasiado valiosa para dejarla ir sin haber intentado atraparla antes,  el ojiazul valía el riesgo y Sasuke e Itachi no pensaban marcharse con las manos vacías, el chidori del azabache y el Katon de fuego de Itachi impactaron con fuerza en ambos  amantes, en ese momento algo muy extraño sucedió, el chakra del Kiuubi fue absorbido por el cuerpo del kitsune a través del embrión en su vientre como auto preservación al ataque recibido,  el zorro cayo inconsciente al suelo con el cachorro entre sus brazos, momento de confusión que  el azabache aprovecho para tomar al dormido rubio y escapar con él,  con el humo y los destellos del chidori llenando  el aire, Itachi no logro ver, aun con su sharingan, los movimientos del Uchiha menor, cuando los efectos de ambos ataques se disiparon solo el cuerpo del Kiuubi permanecía inconsciente en el lugar, pero sin una sola herida por el ataque combinado de ambos Uchiha.


- Así que tú eres el Kiuubi – acercándose lentamente al cuerpo caído – Tanto buscarte y mírate, aquí estas… una presa fácil, ¿Qué es eso? Pensé que estaba… - deteniéndose al ver el cuerpo del zorro emanar su chakra rojo como una barrera defensiva por la proximidad del Uchiha – Eres una caja de sorpresas, aun inconsciente tu cuerpo se defiende ante el enemigo, no creo poder contigo, es más… dudo que alguien pueda – retirándose del lugar en busca del azabache y el robado tesoro.


- Oh, rayos… eso si que fue inesperado, ¿Dónde estoy? Kiuubi… - revolviendo su cabello mientras trataba de averiguar el lugar en el que se encontraba.


- Al fin abres los ojo – dio el azabache a espalda del kitsune.


- ¡Sasuke! ¿Qué haces  aquí? O mejor dicho… ¿Qué hago yo aquí? ¿Dónde esta Kiuubi? Se perfectamente que no pudieron haberlo vencido tan fácilmente – retrocediendo unos pasos ante el Uchiha.


- Entonces es verdad que ese era el zorro, pero… ¿Cómo es que salió de tu cuerpo? – apoyándose con sus brazos cruzados en un árbol.


- Larga historia, y si me permites… - caminando de espaldas para no perder de vista al azabache.


- Eso que llevas ahí… ¿Es un hijo de ese engendro? Por Kami, jamás se me paso por la cabeza que pudieras embarazarte – adelantando los pasos que el kitsune retrocedía.


- Ya ves, algunos tenemos suerte… no te acerques – estirando su brazo al frente.


- Si lo hubiera sabido antes… - sin detenerse.


- Si lo hubieras sabido antes… ¿Qué? – obstaculizado por un árbol en su discreta y lenta retirada.


- Te hubiera llevado conmigo sin duda, que puedas darme hijos propios suena maravilloso, siempre me has gustado, ¿Sabias?


- Claro, por eso trataste de matarme – esquivando el obstáculo en su camino.


- Pero no lo hice, prueba de ello es que estas aquí y vas hacer completamente mío – con mirada lujuriosa.


- Lo siento pero ya tengo dueño, al que amo mucho por cierto – observándolo retadoramente.


- Eso puede cambiar, el Kiuubi es solo un monstruo que lo único que ha hecho es aprovecharse de ti durante toda tu vida… ¿Y aun así dices que lo amas? Es solo presunción de tu parte – acercándose más.


- Puedes decir lo que quieras de mí, pero si mencionas una palabra más en contra de mi zorro… te evaporizare, Uchiha – comenzando a llenarse de ira en contra del azabache.


- ¿Crees que puedas en ese estado? Que por cierto te queda muy bien, luces más hermoso que antes… menos tus ojos, no me agradan – decidido a tomar al rubio en ese instante.


- Parece que llegue a tiempo a la fiesta – anuncio el Uchiha mayor al llegar al lugar.


- A la que no fuiste invitado – dando un salto y colocándose tras el, de nuevo en problemas, rubio.


- No seas así, podríamos compartirlo, ¿Qué dices? Somos hermanos después de todo, te gusta, me gusta… aunque no tanto como tú, ¿Qué te parece un trío? Siempre he querido probarte, Sasuke – con ojos deseosos al mirar a su hermano menor, deseo que había estado guardando en su interior desde mucho antes de la tragedia de su familia.


- ¿Qué… qué quieres decir? – sorprendido y con sus ojos como dos pelotas de golf.


- ¿Qué no es obvio? ¿Eres estúpido o que? Lo que quiere es… - explicaba el kitsune cruzando sus brazos.


- Se…  lo que quiso decir, y voy a matarlo por eso – fijando su mirada en la de su hermano mayor.


- Por favor, ¿Otro motivo más? Deberías darle una oportunidad, quizás hasta llegue a gustarte, ¿No lo crees? Cielos… esto no se ve todos los días – dijo encantado el ojiazul por no ser el centro de atención de aquellos dos… por el momento.


- ¿Tienes idea de lo que acabas de decir? ¡Tengo tu misma sangre! Por desgracia para mi – concentrando su vista y sus acciones en la figura de su hermano mayor.


- Eso no me detuvo cuando los mate a todos, ¿Nunca te preguntaste porque te deje vivo? Esa es la respuesta…  quiero que seas mío, Sasuke – con mirada deseosa y la ansiedad a flor de piel.


- Esto cada vez se pone mejor  – susurro el rubio divirtiéndose con la escena ante él, haciendo que su miedo pasara a segundo plano - ¿No es genial? Así sabrás lo que se siente ser acosado, Sasuke – con un tono de burla en su voz.


Mientras tanto en el primer lugar de reunión…


- ¿Cachorro… donde estas? Naruto… – fueron las primeras palabras del zorro al recobrar la conciencia - ¡Mataré a esos Uchiha! ¡Lo juro! Dime donde, dime donde estas, cachorro – serrando sus ojos y concentrándose para localizar la ubicación de su ojiazul.


      Por otro lado la situación entre los hermanos Uchiha se hacia cada vez más tensa y anormal, la primera reacción del azabache, tal y como había esperado siempre, hubiera sido atacar a Itachi para vengar la muerte de su familia y acabar con el sentimiento de odio que albergaba en su corazón desde que era un niño, no obstante, no solo no lo había hecho, si no que algo lo impulsaba a revelarse contra la idea de verlo muerto, aunque no supiera que era ese “algo” en realidad.


- ¿Te sorprende el que te desee, Sasuke? ¿Sabes? En nuestro clan no somos los únicos hermanos que se amaran el uno al otro… empezando por nuestro padre – asevero Itachi.


- ¡Sierra la boca! Nuestro padre quería mucho a mama… lo se – haciendo memoria.


- No lo niego, la quería, pero no la amaba, solo fue un medio para tener descendencia y asegurar el clan Uchiha.


- Pero que interesante, y luego dicen que yo soy el raro…  que bonita familia – murmuro el kitsune retirándose unos pasos.


- Te hare mío así sea por la fuerza, hermanito – adelantándose unos metro hacia ellos – Después de ti, claro esta – refiriéndose al kitsune.


- ¡Ya me tienen harto ustedes dos! ¡Ya va siendo hora de que arreglen sus propios problemas sin meter a los demás! ¡Pedazo de idiotas!


      Cubierto por el manto del zorro y furioso hasta la medula, el cachorro tomo el brazo del azabache y lo lanzo en el aire estrellándolo contra Itachi, quien a su vez salió despedido por el empujón hiendo a parar contra unos arboles desmayándose ambos con el impacto.


- No se metan con una madre cuando  sus hormonas hacen fiesta, ¡Humph! Vaya…  ya me siento mucho mejor – sacudiendo sus manos.


- ¡Naruto! ¿Estas bien, cachorro? ¿Dónde están esos dos? Los voy hacer trizas – abrazando y besando desesperadamente a su cachorrito.


- Llegas tarde – señalando el lugar donde los dos cuerpos yacían.


- ¿Te hicieron algo? ¿Te tocaron? Si se atrevieron a…


- Tranquilo, mi amor, tu hijo jamás lo permitiría… fue él, pude sentirlo, su chakra es tan fuerte como el tuyo, y su testarudez mucho más grande que la mía, oye… ¿Qué nombre tienes pensado para nuestro hijo? Dime – coqueteando y restregando su cuerpo con el del zorro mientras pasaba sus manos por la entrepierna de éste.


- Mmmm… ¿Significa que gané? Lo sabia – tomando la barbilla de su tesoro.


- No lo celebres tanto, aun puedo retractarme – alejándolo un poco de él.


- Olvida lo que dije, ya no más, por favor,  estoy al limite, te necesito, necesito de tus caricias, tus besos… tu cuerpo… - dando un beso por cada palabra pronunciada.


- Vamos a casa, mi zorro, pienso sacarte todo el jugo que tengas,  te dejare exhausto  y completamente seco, ya lo veras – agarrando la mano del zorro.


- Espera, ¿No deberíamos terminar con eso? Para que no quieran volver a intentarlo de nuevo – señalando a los dos caídos.


- Nah, déjalos, tienen muchos problemas que resolver entre ellos, ya es tiempo de encaren con seriedad sus acciones, y si se matan en el proceso, pues…  que remedio, no tiene nada que ver con nosotros, mi amor – siguiendo con su caminata de regreso a su hogar.


 


 


Continuara…


 


 


Capitulo  V -  Dos Más Uno, Suman Tres.


 


      El mayor de los Uchiha abrió sus ojos para verse sobre el cuerpo de su hermano menor que aun seguía deambulando en la inconsciencia, suavemente aparto el cabello de los ojos  del menor para poder contemplarlo a sus anchas sin que el otro lo impidiera.


- Siempre fuiste especial para mi, mi norte, mi punto de partida y mi encuentro – susurraba acariciando con sus dedos las mejillas del menor – Recuerdo las noches en que te metías a hurtadillas en mi habitación y en mi cama, me enfadaba mucho contigo y conmigo mismo por sentir lo que sentía por ti, en un principio me avergonzaba de mis sentimientos hasta que descubrí el secreto de nuestro padre… por Kami, eso me dio toda una nueva visión de las cosas – acariciando el cabello azabache – Lo confronte, lo negó… somos una familia llena de mentiras, mentiras que eran muy convenientes para no perder su estatus como uno de los más prestigiosos clanes de Konoha… le conté de mi amor, y luego de decir que era un demente, me expulso de la casa, me prohibió acercarme a ti de nuevo… perdí la cabeza, y antes de que me diera cuenta mi espada estaba manchada con toda esa repugnante sangre – besándole la frente con dulzura – Tal vez nunca me perdones por haberte quitado todo lo que era querido para ti, pero no deseaba que crecieras en un ambiente lleno de solo apariencias y nada de verdades…


- ¿Por qué nuestra madre? ¿Por qué a ella? – pregunto el azabache abriendo sus ojos.


- Sasuke…  ella lo sabía, y aun así… lo secundaba en todas sus correrías – sujetando las manos del menor por sobre su cabeza - ¿Sabes lo que me dijo? Que prefería verte muerto antes que en mis brazos, ¿Qué clase de madre diría algo así? Sasuke… ¿Alguna vez me amaste? Antes de todo lo que ocurrió… - mirándolo fijamente a los ojos.


- ¿Por qué quieres saberlo? ¿Qué importancia tiene eso ahora? – sintiendo que su rabia y odio  escapaban poco a poco de su corazòn, había escuchado todas y cada una de las palabras de Itachi cuando éste lo creía inconsciente.


- Solo contéstame, quiero saber que todo lo que hice no fue en vano… dilo – acercando su rostro al de su hermano menor.


- Yo… no lo se, si amar es el que quisiera estar siempre a tu lado, sentir tu calor, que solo me miraras a mi… te admiraba tanto, por tu fuerza, tu determinación a ser el mejor, tan solo era un niño… no sabia lo que el amor significaba, Itachi – sintiendo ganas de besar aquellos  labios tan cerca de los suyos.


- ¿Qué sientes ahora? ¿En este instante, Sasuke? Porque yo… quiero besarte, acariciarte… hacerte el amor con todo el deseo que he contenido durante todo éste tiempo – pasando el dorso de su mano por el rostro sonrosado del azabache.


- ¿Me pides que olvide todo el odio que he acumulado desde entonces? Eso es…


- Te pido que me dejes amarte, si no lo hago en este instante… creo que enloqueceré – pasando sus labios por el pecho del menor – Tu piel sigue siendo tan blanca y suave como entonces, y excitante hasta la locura – concentrando su boca en los pezones del menor.


- I-Itachi, espera… no quiero… - empezando a sentir que el placer lo embargaba.


- Si, si quieres, no permitiré que ese maldito de Orochimaru se quede con lo que me pertenece… eres mío, Sasuke, siempre lo fuiste – besando con desesperación la boca del cuerpo bajo el suyo.


- E-Esto no esta… Ahhh… bien… – jadeo al sentir las manos del Uchiha mayor en su entrepierna sobre sus pantalones.


- ¿A quien le importa? Solo somos tú y yo ahora, el resto del mundo puede acabarse sin que eso nos afecte – desamarrando el gran lazo de los pantalones del menor para dejarlo como exactamente lo quería, desnudo a   merced de sus inquietas manos y su deseosa boca.


- Todo, todo para mi, y solo para mi… mi amor – murmuraba entre jadeos y gemidos al pensar que finalmente tendría lo que había estado anhelando desde siempre.


- I-Itachi…  


      Susurro el azabache rodeando con sus brazos el cuello del excitado Uchiha mayor para atraerlo hasta su boca en un intento por demostrarle lo que realmente había en su corazón, ya que se sentía incapaz de seguir guardándolo por más tiempo, se dice que cuando se ama el odio subsecuente es todavía mayor que el amor que antes se tenia por esa persona, el odio el la manera más efectiva que conseguimos para ocultar en lo más profundo de nuestras mentes el hecho de que aun continuamos amando a dicha persona, ambos cuerpos estaban seguros de lo que deseaban y así se lo demostrarían el uno al otro, los besos y caricias de parte y parte se intensificaban a medida que los minutos pasaban, los gemidos del azabache aumentaron en intensidad cuando el mayor llego con su boca a la parte principal de la anatomía del otro, aunque solo se trataba del preludio de una unión aun mayor y de muchísimo más placer.


- Ohhh… I-Itachi, s-solo tú… Mmmm… p-podrías hacerme sentir… a-así – suspirando, mientras echaba su cabeza hacia atrás y con los ojos casi en blanco.


- No puede haber nadie más… nunca, mi Sasuke.


      Advirtió con voz entrecortada Itachi  antes de hundir la hombría del menor dentro de su boca, el Uchiha mayor lamia y mordía a la vez que succiona la palpitante carne entre sus labios como si no quisiera desprenderse de ella jamás, el azabache clavaba sus dedos en los hombros del mayor haciendo marcas que más tarde le recordarían que lo que estaba pasando entre los dos él también lo había deseado siempre, con un fuerte gemido se corrió dentro de la boca de su hermano al tiempo que pronunciaba su nombre con todas las fuerzas de que era capaz, las bocas se juntaron de nuevo para saborear el néctar hasta que quedaran secas mientras una necesidad más apremiante se apoderaba de ambos. El preludio a otro placer mayor había terminado para concentrarse en lo que principalmente los dos deseaban, la unión perfecta, la que marcaba un nuevo inicio en la vida de ambos.


- Itachi… - pronuncio con los ojos vidriosos el menor al sentir que los dedos de su hermano rozaban su entrada.


- No te preocupes, seré gentil… no olvides que te amo, Sasuke – introduciendo con cuidado su primer dedo y rotándolo dentro del interior del azabache.


- Ohhh… dios – gimió con placer mientras instintivamente tomo el pene del mayor para acariciarlo entre sus manos.


- Mmmm… S-Sasuke… t-te amo… Ahhh… - balbuceaba mientras chupaba la lengua del menor y metía su segundo y tercer dedo dentro de éste.


      Luego de creer que el menor ya estaba listo para recibirlo, Itachi alzo una de las piernas de éste sobre su hombro y después de masajear un poco su pene coloco la punta y comenzó a introducirse despacio dentro de su hermano menor.


- Todo de una vez… n-no me romperé, I-Itachi – ansioso por sentirlo dentro de sus entrañas.


      El Uchiha mayor,  atendiendo al pedido del azabache, se introdujo de una sola vez en el estrecho túnel para luego quedarse inmóvil y a la espera de la reacción del otro.


- No, Itachi… n-no te detengas – dijo sorpresivamente el azabache rodeando la cintura del mayor con su pierna libre.


- P-Pero… Sasuke… - no queriendo lastimar al azabache, aunque sus ansias lo estuvieran comiendo por dentro.


- ¡Con un demonio…! ¡Hazlo ya! O me volveré loco… - jadeando sin control.


      La urgencia en el rostro del azabache era la pauta que el mayor necesitaba para comenzar a embestir con todas sus fuerzas y ansias dentro del cuerpo del menor, con cada arremetida pronunciaba con pasión el nombre de su amado hermano y el que para siempre seria su único amor y amante, al mismo tiempo que profundizaba sus embestidas mordía con desesperación el muslo de la pierna del azabache sobre su hombro mientras lo masturbaba al mismo ritmo de sus movimientos en el punto más delicioso del cuerpo del azabache, a cada segundo las arremetidas del mayor fueron incrementándose en fuerza y rapidez hasta que ambos explotaron en un fantástico éxtasis de placer mutuo y con el nombre del contrario en sus bocas.


- Dios, dios… eso fue increíble – dijo el mayor al caer jadeando sobre el azabache.


- ¿L-Lo… crees?


- ¿Tú, no? – dándole un beso en la barbilla.


- Mmmh… hagámoslo un par de veces más  y te contestare – acariciando la espalda del mayor.


- Oh, eres goloso, eso me gusta – dando besos en el pecho del menor.


- Contigo me volveré insaciable, ¿Qué… que me dices de Naruto?


- Solo  quería tomarlo porque tú lo deseabas, Sasuke.


- Únicamente trataba de canalizar de algún modo mi frustración por ti, además de que tienes que admitir que es sumamente hermoso y excitante.


- El zorro tiene suerte, pero yo soy aun más afortunado por tenerte a ti, mi eterno amor – besándolo en la boca.


- ¿Comenzamos de nuevo? Eso no me dio ni para empezar a calentarme… quiero más – mordiéndose el labio con picardía.


- Pero no aquí, los anbu pronto despertaran de su obligada siesta – levantándose y al azabache con él – dijo mientras vestía a su adorado tesoro.


- ¿Y ahora que?


- Hoy es el comienzo de nuestra nueva vida, iremos a un lugar donde nadie nos conozca, un lugar donde empezaremos de nuevo, y en el que seremos felices para siempre, ¿Estas de acuerdo? Mi amor… - agarrándole la mano para caminar juntos.


- Iré a donde tú me lleves, así sea al mismo infierno, lo único que quiero es estar contigo, Itachi, como siempre desee – apoyando su cabeza en el hombreo del mayor y perdiéndose, ambos, rumbo a la frontera del país del fuego, mientras tanto en la casa del rubio y el Kyuubi…


- Hogar dulce hogar – dijo el rubio abriendo la puerta.


- ¿Tienes hambre? ¿Quieres que te prepare algo, cachorro? – abrazándolo por la espalda.


- Y mucha, pero de sexo… caliente y sin limites – poniendo sus manos en la hombría del zorro.


- Ah, mi especialidad – besando el cuello de su ojiazul.


- Te espero en la bañera,  y no olvides el helado… se me antoja un chupete con bastante crema fría – subiendo la escalera mientras el zorro iba a la cocina a por el cremoso helado de vainilla cortesía de Kakashi.


- No creo que vaya a necesitarla – poniendo de nuevo la cuchara en su sitio después de agarrar el helado del refrigerador – Hoy la sesión será completa – dejando salir todas sus colas y sus orejas.


      El zorro subió con su encargo la escalera, una sonrisa lasciva adornaba su cara mientras imaginaba cuantas cosas se podían hacer con un simple pote de helado, pero cual fue su sorpresa al entrar al baño y encontrarse con el zorrito totalmente dormido en la bañera con el agua cubriéndolo hasta el cuello, después de todo por lo que había pasado, el zorro decidió que lo dejaría dormir hasta que el agua se enfriara, no obstante, se quito la ropa, escondió sus colas y orejas, y suavemente se metió en la bañera colocando al rubio entre sus brazos mientras acariciaba con cariño el abultado vientre, el ojiazul comenzó a temblar al ir perdiéndose la agradable temperatura en el agua.


- Kyuubi… ¿Y el helado? – abriendo sus ojos perezosamente.


- Se derritió – rozando sus labios.


- Lo siento, de repente me dio mucho sueño… aun tengo sueño – bostezando grandemente.


- ¿Quieres ir a la cama?


- ¿Te enfadarías conmigo?


- ¿Por qué razón? Mi cachorro… - sacándolo del agua fría.


- Por estos cambios de apetencias tan locos, primero hambre, luego sexo, después sueño… no soy yo, tú hijo es el culpable de todo esto, juega con mi cuerpo como si fuera un muñeco, pero aun así… me hace muy feliz tenerlo, por ti, por mi… por los dos – dijo al ser recostado en la cama por el zorro.


- Mi amor… - acostándose a su lado.


- Acércate, hazme el amor – colocando sus brazos al cuello del Kyuubi.


- ¿No y que tenias sueño?


- Díselo a él – poniendo la mano del zorro sobre su vientre – Creo que será tan pervertido como tú – deslizando la mano del Kyuubi del vientre a su sexo.


- Veo que estas a punto – desplegando sus nueve colas y lindas orejas – Lastima que el helado se derritió.


- Pero igual sirve, ¿No lo crees? Usa tu imaginación – guiñando un ojo al zorro.


      El Kyuubi tomo el pote de helado y se arrodillo entre las piernas abiertas del cachorro, metió una de sus colas en el dulce líquido y usándola como brocha unto el pene del ojiazul de la base hasta la punta, lo mismo hiso con los rosados pezones y el cuello, luego dejo el pote a un lado y se inclino para comenzar a lamer  las partes condimentadas, sorbió golosamente el cuello pasando por los labios,  y terminando en los pequeños y excitados promontorios de los senos del menor, un poco más del liquido pegajoso sobre su pecho para trazar una línea hasta el palo mayor, podríamos decir, donde el musculo sin hueso derrochaba habilidad,  lascivia, y desesperación por tragar lo que no tuvo durante horas y horas, el zorro chupaba con avidez el pene del rubio hasta sacarle la ultima gota de la esencia que había estado guardando celosamente desde el momento de la apuesta entre ambos.


- Eso estuvo doblemente delicioso, cachorro – tragando ambos líquidos.


- Y-Ya cállate y… Mmmm… c-continua – balbuceaba inmerso en el orgasmo.


- A eso iba, mi amor.


      Terminando de decirlo, el Kyuubi utilizo de nuevo la brocha, su cola quiero decir, e impregnó su propio pene y la entrada del rubio haciendo del túnel una cueva dulce y resbaladiza, acomodo sobre sus muslos el trasero del cachorro y se introdujo fácilmente dentro del caliente y estimulante agujero, comenzó sus embestidas llenando la habitación con un chasquido gracioso e inesperado, mientras los movimientos del zorro no cesaban algo totalmente sorpresivo ocurrió.


- ¡Wowww!… Ah… ¿V-Viste eso? Es… Ahhh… es d-doloroso – mirando como la piel de su vientre mostraba erráticos movimientos que formaban bultos por todos lados.


- ¿C-Cachorro? ¿Qué sucede? Naruto… - saliendo apresuradamente del ojiazul.


- Rayos… c-creo que a tú hijo no le agrada el dulce – acariciando el intranquilo vientre – Es eso… o ya quiere salir a conocer mundo – dijo respirando agitadamente mientras su cuerpo aumentaba de temperatura.


- Voy a buscar a Tsunade… - vistiéndose rápidamente y con el corazón a punto de salírsele por la boca.


- ¿Crees que algo ande… mal? ¡Ahhhh! Maldición… - poniéndose sobre un lado   sujetando con ambas manos  su vientre a causa del dolor – Kyuubi… tengo miedo – con llanto desesperado - ¿Qué esta pasando? Aun falta casi un mes para que nazca nuestro bebe.


- ¡No lo se! Tengo… tengo que llevarte a la aldea de inmediato – envolviendo con la sabana al rubio.


      Luego de tomar en brazos a sus dos amores, el zorro corrió desesperadamente hacia la torre de la Hokage, no le importo para nada ser visto por ojos indiscretos por el camino, pero para su suerte la oscuridad de la noche y su velocidad parecía tan solo una ráfaga de viento al pasar junto a las personas, rápidamente alcanzo la morada de la rubia y se dirigió directamente al despacho de ésta, topándose en el pasillo con la seria, y ahora pasmada, ayudante de la Quinta.  


- ¿Quién es usted? ¿Naruto? – al ver al rubio envuelto en una sabana y en brazos de un extraño, al menos para ella.


- ¿Dónde esta Tsunade? ¡Tsunade! Oh dios… - al notar que su cachorro había perdido el sentido - ¡Tsunade, maldita sea! – corriendo por el pasillo.


- ¡Oiga! ¡Espere! – grito la ayudante colocándose delante del zorro.


- Si tratas de detenerme, te matare… lo hare – fijando sus ojos rojos en la morena.


- ¿Qué es éste escándalo…? ¡Naruto! ¿Qué fue lo que paso, Kyuubi? – acerándose rápidamente al desmayado rubio.


- ¿K-Kyuubi? Tsunade-sama… - susurro paralizada la morena.


- Estábamos… comenzó a quejarse de dolor y yo… ¡Haz algo, Tsunade! – grito muerto de preocupación el zorro.


- De acuerdo, de acuerdo – tocando el rostro del rubio – Llevémoslo a mi laboratorio en el piso de abajo… Shizune, prepara todo en caso de una cesaría, ¡Shizune! ¡No te quedes ahí parada! La vida de Naruto corre peligro… ¡Muévete ya! – corriendo por el pasillo hacia el piso inferior.


- ¡Si, Tsunade-sama! – corriendo a todo lo que daban sus piernas.


- Tsunade-sama, quería decirle que…


- ¡Ahora no, Kakashi! – encontrándose de frente con el peligris en el pasillo.


- ¿Qué sucede…? ¿Naruto? ¿Qué es lo que pasa? – pregunto preocupado el peligris.


- Creo que vas a ser padrino, Kakashi – trato de bromear la rubia en ese momento de tensión.


- ¿Ya? ¿No se supone que…? Esto esta mal, aun falta tiempo para eso, ¿Acaso contaron mal? Rayos… - entrando luego de los otros al laboratorio.


      Sin perdida de tiempo acostaron al rubio en la camilla, luego de revisar sus signos vitales, la Hokage decidió que era tiempo de proceder a practicar la cesaría al ojiazul, ya que éste presentaba anomalías en su ritmo cardiaco y respiración, el zorro tomo una de las manos del rubio y la beso con lagrimas en sus ojos rojos.


- Tsunade, cualquier cosa que pase… Naruto es primero, tenlo en mente – ordeno el zorro – Mi cachorro es primero… ¿Me escuchaste, Tsunade? No voy a perderlo, no quiero perderlo – apoyando su frente en la mano del ojiazul.


- No perderás a ninguno de los dos, ya lo veras – tranquilizaba el peligris poniendo su mano en el hombro del zorro.


- Shizune, anestesia…  voy a comenzar – poniéndose los guantes y tomando el bisturí.


      Luego de asegurarse de que el cachorro estaba totalmente inconsciente por la anestesia, la Hokage puso el filoso instrumento sobre la delicada piel del vientre del ojiazul, piel que no dejaba de moverse haciendo difícil la incisión.


- Vaya que es inquieto, sus ganas de salir al mundo parecen muchas – comentaba la rubia esperando la oportunidad de cortar sin dañar al bebe de su querido bebe - ¿Quieres tranquilizarte un poco? Me haces más difícil el poder ayudar a tu papi – y como si fueran palabras mágicas, el cachorrito dentro del cachorro quedo completamente inmóvil – Buen niño… has de quererlo mucho a éste cabeza dura.


- Es… es increíble… como si la hubiera escuchado, Tsunade-sama – decía Shizune mientras limpiaba los hilos de sangre que brotaban de la incisión en el vientre del ojiazul, y chequeaba los signos vitales de éste.


- Maravilloso, ¿No lo crees? La conexión que hay entre ambos es extraordinaria – comento la Hokage metiendo sus manos en la herida para sacar al vástago de la inusual pareja – Aquí está, es hermoso… mi nieto – dijo con alegría al observar al bebe de cabello rojo y ojos azules.


- Felicidades, Kyuubi, es un hermoso bebe… te envidio – dijo el peligris ofreciéndole la mano al zorro, éste agradeció el gesto.


- Gracias, ¿Cómo está mi cachorro? – acariciando el cabello rubio.


- Sus signos vitales volvieron a la normalidad, creo que bastante bien diría – contesto la morena.


- Encárgate de serrar la herida, Shizune, yo me ocupare de este jovencito – chequeando el cuerpo del recién nacido.


- Tsunade-sama… - llamando la atención de la rubia – La herida esta…


- ¿Qué? ¿Qué pasa? – acercándose al rubio después de entregar el bebe al zorro.


- ¿Algo anda mal? ¿Tsunade…? – pidió saber el orgulloso padre.


- No puede ser, la herida… se esta serrando y cicatrizando por si misma a una velocidad asombrosa – decía atónita la Hokage - ¿En que te has convertido, Naruto?


- Eso es gracias a ti,  sin duda – comento el peligris mirando al zorro.


- Mi bebe… ¿Dónde… donde esta mi bebe? – pregunto el rubio abriendo sus ojos de repente.


- Naruto, mi amor… aquí esta – poniéndolo en sus brazos.


- Dios mío… hola, bebe… - dejando que sus ojos se llenaran de lagrimas – Eres tan pequeño y lindo… pero fuerte, igual que tu padre – al notar como la mano del pequeño pelirrojo se aferraba con fuerza  a sus dedos – Míralo, ¿No es hermoso? Mi amor… - sentándose en la camilla como si nada hubiera pasado momentos antes.


- Tanto como tú, mi cachorro – besando los labios del recién estrenado papá.


- al menos no tiene colas y orejas de zorro – comento el peligris.


- Las tendrá… con el tiempo, recuerda de quien es hijo – puntualizo el zorro.


- Como sea, lo vamos a querer igual, ¿Cierto? Serán dos Kyuubi con quien lidiar – dijo la Hokage pasando sus dedos por las mejillas del recién nacido.


- Solo que uno es medio humano, y tal vez… el próximo Hokage de Konoha – dijo sonriendo el ojiazul, dicho con toda propiedad, ya que sus ojos habían vuelto a tomar su color original.


- ¿Se imaginan? Lo que no pudo hacer el padre, quizás lo consiga su hijo – comento riendo el peligris.


- Dalo por hecho – dijo con orgullo el zorro.


- Tsunade-sama… - murmuro la morena.


- Tranquila, Shizune, con estos tres estamos a salvo de cualquier cosa, se que todos lo entenderán así – calmando a la escéptica morena.


- ¿Podemos irnos a casa? – pregunto el cachorro bajándose de la camilla.


- ¿Pero no es muy pronto?  Acabas de… - dijo el peligris.


- Me siento bien, Kakashi-sensei, un poco cansado, es todo, hasta parece que nunca hubiera estado embarazado.


- Ten, ponte esto, no querrás andar desnudo por ahí – dijo la rubia entregándole uno de esos pijamas de hospital y una manta para el bebe.


- Quiero trabajo, Tsunade, lo voy a necesitar – mirando a sus dos amores.


- Por supuesto, serias de valiosa ayuda, ¿Te importaría, Kakashi? Formara parte de tu equipo junto con Naruto, aunque no al mismo tiempo, ya que siempre tiene que quedar uno para cuidar al bebe, y en caso de que sea necesaria la participación de ambos en una misión… yo lo cuidare con gusto, ¿Cierto, Shizune?


- Por supuesto que si, Tsunade-sama, será algo muy estimulante – comento sonriendo la morena.


- Todo arreglado, ahora vayan a descansar, lo necesitan – opino la rubia.


- Kyuubi, ¿Tenemos leche en casa, verdad? No me mires así… ¿Pues de que me viste cara, eh? – al observar la sonrisa irónica del zorro.


- Se supone que también era imposible que quedaras embarazado, ¿Cierto? – dijo riendo el peligris.


- Pero eso es muy distinto, demonios, no tengo lo que se necesita para…


- La leche normal estará bien, así que deja de angustiarte – recalco la Hokage.


- De solo imaginarte haciéndolo, me pone caliente – murmuro el Kyuubi.


- Esas son conversaciones que no quiero escuchar, nos vemos luego – comento el peligris despidiéndose.


      Los recién estrenados padres regresaron a la que seria su casa permanentemente, ya con la familia aumentada requerían de más espacio para hacerlo debidamente, los días pasaban como horas para el bebe Kyuubi, el zorro paso a formar parte del equipo de Kakashi y se alternaba con el rubio para las misiones, la Hokage trataba de ponerlos a trabajar juntos para tener más tiempo en el que cuidar a su querido nieto, como ella le decía, y contribuir a su crecimiento y desarrollo personal, al correr la noticia de que el ojiazul era padre, sin llegar a mencionar la verdadera naturaleza de su pareja, la aldea entera quedo en shock por un tiempo, pero nada que la costumbre no arreglara, lo cotidiano puede llegar hacer en las personas un acto mecánico del que sus mente se olvidan fácilmente, había pasado un año entre pañales, rabietas, el primer diente, la primera palabra, etcétera, etcétera…


- Oh cielos, estoy muerto – comento el ojiazul cayendo sobre la cama luego de regresar de una ardua misión, pero no antes de pasar por la habitación de su hijo para darle las buenas noches.


- ¿Tan difícil fue? Ven aquí, mi cachorro – arrimándolo a su cuerpo para que recostara la cabeza sobre su pecho.


- Un poco, si – serrando sus ojos por el cansancio - ¿Cómo se porto mi bebe hoy?


- Que pregunta, desde que comenzó a caminar me mantiene todo el día tras él, es demasiado inquieto… se parece a ti, cachorro – acariciando el cabello rubio.


- Me alegro… - quedándose dormido.


- Descansa, mi amor, mañana te tocara a ti corretearlo por todas partes – murmuro dándole un beso en la frente, a la mañana siguiente…


- Mmm… que bien dormí – dirigiéndose al baño con los ojos casi serrados por la pereza mientras el zorro se alistaba para otro día de trabajo.


- Puedes seguir acostado otro rato, el bebe todavía duerme – terminando de vestirse.


- Oh, por dios… ¡¿Otra vez?! ¡Kyuubiiiiiii! ¡Voy a matarte! – al mirarse al espejo y ver el color rojo de nuevo en sus ojos.


- Bien, cachorro… ha comenzar todo de nuevo…


 


 


Fin.


                                                                         Nessa Yaoi.


 


 


 


 


 


 

Notas finales:

¡Hola chicas y chicos! no hay mucho que decir, solo escriban sus comentarios al respecto, si les gusto o no, escriban lo que sea, yo lo leere con gusto, sin màs por ahora, portense bien, vivan la vida de acuerdo a sus convicciones y sean felices.

besossss para todos y hasta la proxima, chaitoooo.

                                                             Nessa Yaoi.


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