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Carta a un anoréxico por yuuki-sama

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Notas del fanfic:

Los personajes no son míos y bla bla bla, nada que ustedes no sepan.

Notas del capitulo:

Pues tenía desde hace tiempo esta hisotia en mi cabeza y tenía que sacarla.

 

Afrodita... ahora descubro parte de lo que eres, de quien eres; poco a poco tu coraza se va cayendo, voy descubriendo la vulnerabilidad que ocultas, la parte suave, la parte débil, la que se esconde de ser lastimada. Te amo, apenas lo entiendes, pero sé que lo sabes, lo sé, no por tus besos ni por tus caricias, lo sé porque me estás permitiendo descubrir tu alma, me amas, te amo; tal vez el amor duele pero quiero sufrir contigo.

¡No! No voy a permitir que sufras, me convertiré en tu armadura, no voy a dejar que te lastimen; eso seré de ahora en mas: tu coraza. Estás vulnerable, desnudo, indefenso sin tu armadura, pero yo te protegeré porque confías en mí, porque necesitas a alguien a quien puedas mostrarle que no solo tu rostro es hermoso, sino también todo lo que hay detrás, necesitas que alguien sepa que tu alma también es hermosa, preciosa y te amo, te admiro y te amo.

Ahora, en todo el mundo, no hay nada que me haga sentir más placer que tenerte aquí en mi cama, desnudo, aferrándote a mi espalda como si tu vida dependiera de eso, sintiéndote tan mío, entregándome de esa manera a ti; pero sobre todo, nada me hace más feliz que, en esta misma situación, mirarte a los ojos al tiempo que puedo notar la manera expectante en las que te quedas así, respirando fuerte y hondo, nervioso, feliz, esperando a que yo haga algo; no hago nada y sonríes, tal vez eso era lo que esperabas, que no hiciera nada, ni el más mínimo movimiento que me apartara de ti. Me abrazas más fuerte, no puedo evitar caer en tu cuerpo, siento tu respiración agitada  que se acerca a mí oído y oigo un "Te amo..." precedido de mi nombre, querías que quedara bien claro que me amas a mí, que soy yo que hace que tu corazón se empape de ese hermoso sentimiento. No aguanto más, tengo que besarte o explotaré, tus labios son mi droga, tus besos mi adicción, siento que con este beso nos fundimos en un solo ser. Esto ha sido fantástico, pero lo realmente maravilloso es que siempre recordaré este día como el día en que dijiste que me amabas.

Kanon cerró la puerta de la habitación tras de sí, dejando a un muy cansado Afrodita profundamente dormido. Bajó las escaleras y se tumbó en el sofá en compañía de los demás. Juntó sus ojos por unos duraderos segundos; todos pudieron ver que el estrés se reflejaba en cada parte de su rostro. Volvió a abrirlos. Las miradas de Mu, Saga y Milo no se apartaban de él.

- y... ¿Cómo lo dejaste? - Preguntó Milo tímidamente.

- Fue difícil pero por fin se quedó dormido - respondió el menor de los gemelos - la recuperación para él no ha sido fácil.

- Ni para ti tampoco, hermanito.

- No... la verdad es que no... - respondió y el lugar cayó en un silencio incómodo.

Lo cierto era que el tratamiento de Afrodita para medianamente recuperarse de su trastorno alimenticio había sido difícil en el sentido más amplio de la palabra. Una de las cosas más complicadas de la vida es trabajar con personas, y es que irremediablemente cada cabeza es un mundo, ¡y qué mundo más agraciado la cabeza del pececito! Convencerlo de que estaba haciendo las cosas mal fue toda una odisea; y es así, es muy fácil decirle a una persona que va por un camino que irremediablemente lo llevará a la muerte, lo difícil es convencerle.

Las cosas comenzaron... como solo sabe quién las comenzó. Nadie sabe por qué había sucedido eso, es decir, con un cuerpo tan envidiablemente hermoso como el del sueco es difícil creer que alguien quisiera cambiarlo. Al principio ninguno de ellos hubiera pensado que tenía un desorden, de hecho, tenía un estilo de vida muy saludable; comía todo tipo de frutas y vegetales, galletas que fueran bajas en grasas, evitaba las cervezas y cualquier bebida que fuera por esa línea, los dulces y la comida chatarra estaban fuera de su vocabulario, bebía mucha agua y hacía mucho ejercicio. Era eso, llevaba una vida perfectamente saludable porque le tenía pánico a la muerte. Pero con el tiempo su dieta  se fue volviendo más estricta; se dio cuenta de que todo lo que comía tenía alguna porción de grasas saturadas, carbohidratos, sales y azúcares. Al principio no parecía una obsesión, cuidarse un poquito no está mal pero para cuando se dio cuenta su cuerpo estaba tan débil que apenas podía hablar; estaba, en términos bien claros, desnutrido.

Es difícil adentrarse en los pensamientos retorcidos de Afrodita para entender cómo pasó de verse tan hermoso a pensar que todo su cuerpo era un error, que estaba, ¿cómo se dice...? Gordo.

No, no seamos tontos, esa no era la razón. Había algo más detrás de ese pensamiento tan ridículo, había algo, algo que pensaba desde hace ya mucho tiempo, que lo atormentaba, que hacía que el caparazón con el que se defendía de los demás creciera cada día, se pusiera más grueso, algo que lastimaba no solo a él sino a quienes sinceramente lo amaban, y ese algo era... 

 

Notas finales:

Esta historia es muy real para mí, algo muy personal mío y que no le desearía a nadie. La anorexia es un círculo vicioso del que nunca te recuperas a cabalidad y que te trae muchas consecuencias en los diferentes aspectos de tu vida, sin olvidar cómo afecta a las personas que te rodean.

Es una enfermedad donde, no comes porque no quieres, sino porque no puedes, te matas, concientemente te matas de hambre, es un sacrificio al que tú misma te expones y luego no sabes por dónde salir.


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