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Besos de desayuno. por Necroholic

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Notas del fanfic:

Título: Besos de desayuno.
Pareja: Iruka/Kakashi.
Género: Romance, Humor.
Advertencia: Lemon (sexo sorpresa (?) xDD), un poco de fluff.
Disclaimer: Naruto © Masashi Kishimoto.
Palabras: 1271.
Summary: Iruka supo que esa sería la mañana de sábado más larga de su vida. Aunque tampoco era como si fuese a quejarse. Más bien lo contrario.


Besos de desayuno.

Sentía calor, y unos dedos fuertes que acariciaban con suavidad sus pectorales.

Cuando Iruka logró abrir sus anestesiados ojos cafés, vio a su pareja sentada en su regazo, y pronto dos zafiros de distinto color le devolvieron su reflejo. También siguió el recorrido de la lengua sobre los labios rosados de Kakashi, y no pudo evitar saborear los propios y sentir como su temperatura corporal aumentaba. La fricción tan íntima de la desnudez de su amante contra la suya terminó de despertarlo por completo -y si, ahí, porque su cerebro parecía aún estar medio dormido.

El Copy nin observó sonriente el rostro sonrojado y adormilado del profesor, notando como su ceño se fruncía y sus labios se apretaban. Sintió entre sus nalgas la tan ansiada dureza y se inclinó para robar el intenso primer beso del día. La sumisa lengua se enredó suavemente con la suya y Kakashi sintió que se derretía con las pequeñas lamidas que recibía.

Tomó las manos del moreno y las depositó sobre sus marcadas caderas. Luego, bajo la mirada curiosa del delfín, bajó una de sus extremidades; cuando sus dedos hicieron contacto con la extremadamente dura y caliente carne jadeó con anticipación, y sintió agradable el temblor de su pareja debajo de su cuerpo. Sin esperar alguna señal para que continuase del chuunin, condujo la punta de su hombría hacia su entrada -la cual ya se encontraba húmeda y más que lista para recibirlo. Al notar como la cabeza entraba, su espalda se arqueó deliciosamente y gimió ronco, apenas un susurro; nada comparado al sensual grito que escapó de los labios de Umino.

Kakashi le sonrió mientras se apoderaba del cuello bronceado.

—Buenos días, Iruka-sensei —le saludó divertido, apretando con fuerza sus nalgas. El chuunin volvió a gemir ruidosamente, tratando de tomar aire en el proceso, pero nuevamente los fuertes anillos de carne lo escurrieron con ganas—. Dije: "Buenos días, Iruka-sensei". Es de mala educación no saludar —susurró juguetón, mientras mordía su piel y al oír la maldición entre dientes del hombre se rió por lo bajo.

¡B-B-Bastard-do…!

¿Desde cuando costaba tanto pensar?

Iruka solo podía removerse bajo la anatomía de su pareja y aguantar lo más que pudiese. Aunque era demasiado. Kakashi lo estaba apretando fuerte y él, recién levantado, no estaba en condiciones de hacerle frente. Trato de frenar las caderas que se movían inquietas sobre su pelvis, pero Kakashi parecía muy decidido en llevar el ritmo esa mañana.

—Vamos, sensei —insistió el jônin, y aumentó el ritmo.

Los ojos de Iruka estaban cerrados, sus dientes tintineando y su cuerpo tenso; su cabeza presionada contra el colchón, dejando los cabellos cafés rodear y caer sobre su rostro transpirado. Kakashi mordió una sonrojada y caliente mejilla, bajando luego hasta el cuello del moreno para succionarlo.

—B-Buen… —un gemido, la suave risa de Kakashi contra su nuez de Adán y un espasmo en sus caderas—, día-ah —logró terminar, justo cuando las nalgas de su amante lo comprimían nuevamente.

—Buen chico —apremió el ninja copia, y restregó su boca contra la del chuunin hasta que sus labios se durmieron.

Se separaron cuando Kakashi sintió los dedos del castaño sobre su pene, masturbándolo. El contacto fue como un choque eléctrico que lo recorrió por completo. La mano de Iruka era suave y así lo eran también sus movimientos; pero sus dedos sabían dónde y con cuanta presión apretar, llevándolo lentamente al final del camino.

Kakashi sentía su cuerpo convulsionar entre esa gruesa hombría que lo perforaba y esa mano dedicada que se enfocaba en brindarle placer; los pequeños ruiditos húmedos que escapaban de la boca de su amado y su mirada aguada y brumosa eran detalles que lo hacían mojarse sobre el estómago firme y terso de su pareja. Su entrada exprimía con más frecuencia e intensidad al pequeño Iruka que, con tantos músculos apretándolo parecía que en cualquier momento se derretiría en su interior.

El calor era sofocante; ambos hombres sentían sus pulmones demasiado chicos. La piel ardía bajo la etérea capa de sudor que envolvía cada firme músculo de sus cuerpos. La fricción comenzaba a ser demasiado poca (o quizás demasiada, sencillamente). No lo sabían. Sus cerebros y sus anatomías estaban demasiado alto para poder procesar algo, ni siquiera para hacer otra cosa que no fuese seguir con esos movimientos marcados y desenfrenados; solo existía esa fricción y sus músculos tensándose con cada gota de preciado semen que escapaba de sus miembros.

Pronto el jônin sintió la desesperación en las caderas del maestro, al intentar estas socavar más profundo dentro de su cuerpo. El rostro de Iruka estaba fruncido, sus ojos apretados con fuerza y su mandíbula cerrada dejando escapar gemidos entre los blancos y fieros dientes. No podía verse tan caliente y necesitado. Amaba ver a su amante así.

La mano del moreno pronto olvidó la sutileza con la que al principio lo había tocado, y ahora subía y bajaba y lo escurría de manera deliciosa en una muda súplica para que todo culminara y encontraran el anhelado bienestar. Kakashi tenía muchas energías para jugar con el maestro. Pero sabía que el tampoco duraría mucho más; Iruka estaba tan duro y grueso que podía sentir en sus paredes las venas palpitando, y el glande entrando una y otra vez con fuerza, abriéndose paso con prepotencia entre los anillos de carne.

Fue una de esas –oh, tan gloriosas- embestidas que enviaron a Kakashi a un orgasmo férreo que salpicó no solo el torso de su amado, sino también su mandíbula y su labio inferior. La visión de la piel de su amante cubierta de su semilla hizo que se corriese otra vez.

La presión fue demasiada para el pequeño Iruka.

Entre las paredes que lo comprimían y los gemidos roncos y tremendamente sensuales de Kakashi, Iruka no pudo aguantarlo –y aunque quisiese no hubiese podido. Se vino con fuerza en el interior de su amante, gritando su nombre y elevando sus caderas hasta que sus músculos se acalambraron y las estrellas titilantes se tragaran por completo el mundo. 

Las respiraciones se tomaron un buen tiempo en volver a la normalidad, al igual que sus corazones. Lentamente se separaron –no lo suficiente; siempre queriendo estar lo más cerca posible-, y Kakashi descansó su pecho en el de Iruka, sintiendo como los sentidos de este volvían lentamente a él. Cuando finalmente el cerebro del jônin logró conectarse con su boca, Kakashi preguntó, sonriendo:

— ¿Te apetece desayunar, Iruka?

Con suavidad se incorporó, y se sentó en el borde de la cama; una agradable ola de placenteros temblores lo recorrió.

—Nada —contestó en un susurro el chuunin, dándose la vuelta sobre las húmedas sábanas para ocultar su sonrojo con la almohada más cercana—; estoy satisfecho.

Iruka esperó la suave risa de Kakashi y los pasos del jônin alejándose de la habitación mientras se dirigía a la cocina para preparar algo. Pero lo próximo que sintió fue como una mano presionaba suavemente su espalda, dejando su torso recostado sobre el colchón. Antes de que pudiera protestar, la respingada nariz del ninja copia alejaba rebeldes cabellos castaños de su nuca para dejarle espacio libre a sus –aún hambrientos- labios.

—Mmm yo creo que aún te queda un poco de espacio –ronroneó contra su cuello haciéndolo temblar incontrolablemente.

Iruka supo que esa sería la mañana de sábado más larga de su vida. Aunque tampoco era como si fuese a quejarse. Más bien lo contrario.

—Creo que tienes razón —murmuró, imitando el tono juguetón de su pareja.

Luego sintió la suave risa de Hatake en su hombro, y las pálidas manos viajando al sur.

(Sin dudas, una larga y hermosa mañana).

.

Fin.

Notas finales:

OMG. Lo. Terminé. Oh. YEAH.

Últimamente ando inspirada omg ;_; -llora de jápines-, lo terminé en un día. UN DÍA. YAY.

Bueno. Algo cortito, pornoso y dulce de estos dos. Debo confesar que el sexo de recién madrugados me parece asi bien rawr y sexie. Sobre todo si hay un Iruka tan dócil y un Kakashi juguetón. FUUU. Amé escribir este drabble. Amo escribir lemon IruKaka ;O;

Este Mini-short va dedicado a Lety, por un intercambio de fic/art. Ella me hizo este preciosísimo dibujo Iruka/Anko (del que por cierto, algún día haré un fic fufu); Sleeping with snakes. Y yo, bueno, le hice esta cosa xD. ¡Espero que te guste, Hon’!

 


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