¿Qué porque lo amo?
—¿Qué porque lo amo? —repetí la pregunta que acababa de hacerme mi adora hijita.
Aunque decir “hijita” era ya más por cariño que por otra cosa. La mujer que ahora tengo delante de mí es increíblemente bella, agraciada, delicada y por sobre todo con unos modales exquisitos, en pocas palabras elegante. Su cabello castaño ahora lo lleva largo y atado en una trenza, se parece tanto a su madre. Sus siempre ojos vivarachos los tiene clavados en mi persona esperando respuesta.
—Vamos Yuuri, de todas las personas que han visto crecer su relación yo soy la única que realmente los ama. Aparte de mis tíos. —aclara rápidamente mientras sonríe. —eso sí, soy la más cercana, porque… —y ríe discretamente. —yo dormía en medio. Sin embargo nunca pude ver cuando cambiaste
—¿Qué yo cambien?
—Aunque lo dudes, así es. En algún momento dejaste de negar el compromiso, pero no solo eso, sino que ahora hasta casado y en espera. Mi pregunta es: ¿Por qué? ¿Qué porque lo amas?
Mi boca se abre para responder algo, sin embargo la puerta abriéndose de improvisto me ha salvado de dar una contestación.
Wolfram entra hecho un bólido, con una gran sonrisa en los labios. Corre de inmediato a donde esta Greta regalándole un abrazo digno de un oso. Yo sonrió ante la escena, desde que tuvo que regresar a Suberea, él la extraña a horrores.
—Papá, me estas ahogando. —vuelvo a reír, es como volver al pasado cuando Wolf huía de los abrazos de su madre.
—¡¡Oh!! Perdón Greta. —dice algo apenado para luego retirarse levemente. La mira con ilusión, sus ojitos verdes resplandecen —Y bien. ¿En donde esta?
Ahora que lo veo me parece casi imposible; ese chico caprichos, terco, egoísta y orgulloso desaparece por completo con ella. Los dos se miran con complicidad. Es un lenguaje extraño que solo intuyen ellos. Porque ni yo sé como lo hacen. Wolfram se aleja de ella y camina hacia la cama de la habitación. Ahí envuelta entre chojines y frazadas rosa pálidos se encuentra el motivo por el cual ella; la gobernante de Suberea se ha dignado a hacer un viaje tan largo.
Con toda la delicadeza de la que es posible, mi esposo levanta ligeramente la mantita para poder ver a su nieta.
—Greta, es preciosa. —dice embelesado sin retirarle la vista de encima al bebe que seguramente aun duerme.
¿Qué porque lo amo?
La pregunta aun ronda en mi cabeza. ¿Qué no es obvio?
¿Qué porque lo amo?
La respuesta seria.
Porque Wolfram es el único capaz de comprenderme.
Desde que llegue a este mundo he crecido. No solo físicamente sino también psicológicamente. Pase de ser un muchachito inseguro a un rey. No uno enclenque al que tienen que decirle que hacer. Sino a alguien que pude dar su punto de vista y estar seguro que sí cree que es lo correcto lo puede hacer valer. Pero eso lo logre gracias a que él confió en mí, a su apoyo incondicional para todas mis empresas. Porque es más fácil confiar en ti mismo, cuando alguien ya lo ha hecho primero.
Y como si eso fuera poco te acepto a ti, mi adorada Greta. Cuando todos los demás dijeron que no. El me miro y dijo, si. Pero el no solo te acepto, sino que te amo. Eso me dio a entender que sin duda él es capaz de dar un amor sincero, desinteresado, de amar todo lo que yo soy y lo que venga de mi sin importar si es bueno o malo. Al principio no entendí el gran sacrificio que supuso para él. ¿Cómo saberlo? Más tarde comprendí que siendo mi hija ilegitima te colocaba como el fruto de una relación prohibida. El tenerte a mi lado significaba el final del compromiso, ya que su tío Lord Waltorana no permitirá que su adorado sobrino quedara como plato de segunda mesa. El compromiso jamás se rompió. Porque él decidió quedarse a mi lado. Decidió que prefería ser el padre de mi hija, amarte sin pensar quien te había traído al mundo. Y todo ello solo por el hecho de ser yo quien te deseaba en mi vida.
¿Qué porque lo amo?
Porque sabe amar.
—Yuuri. Yuuri. —Greta está muy cerca de mí y me mira con cara algo molesta. Creo que me perdí en mis reflexiones.
—¡¡Ah!! Lo siento Greta. —le sonrió y me rasco la cabeza.
Ese gesto es algo que jamás cambiara a pesar de mi edad. La cual por cierto es mucho mayor de la que aparento. Desde que decidí que me quedaría en este mundo mi apariencia se ha estancado. Ahora cuando me miro en el espejo me doy cuenta que apenas aparento veintitrés años, cuando en realidad ya estoy por entrar a los cuarenta. Y eso no ayuda mucho. Recuerdo que cuando Greta cumplió los dieciséis años de vez en cuando tenía alguna pesadilla, iba a nuestra habitación y con su dulce carita nos pedía permiso para volver a dormir entre los dos.
Debo admitir que me daban celos. Porque ella siempre terminaba abrazada a Wolfram y como ya casi aparentaban la misma edad, pues no podía dejar de pensar en lo que pasaría si mi niña se enamoraba de su padre. Pero de inmediato desechaba la idea. Wolf nunca me seria infiel, cuanto menos con nuestra hija.
La bebe a despertado. Levanta los bracitos y mi rubio la abraza con delicadeza, hasta donde estoy sentado puedo escuchar la risita de la nena.
—Yuuri, mira le agrado. —sus ojos están cristalizados y casi podría jurar que aguanta las ganas de llorara de la emoción.
—Pues claro que le agradas papá. Desde que supe que estaba dentro mío, comencé a contarle lo mucho que me has amado, todo lo que me has enseñado y …
—¡¡Oh!! Greta. No sabes lo feliz que me haces. —la vuelve a abrazar. La niña llora, supongo que tiene hambre.
Con si se tratara de una pieza de porcelana fina se la da a su madre. Greta la recibe con una sonrisa.
—Yuuri pronto tendremos el nuestro.
Sus hermosos cabellos rubios se mesen mientras se sienta en el suelo y recarga su cabeza en mi regazo. Es como un gatito esperando por el mimo de su dueño. Eleva la vista, sigue a la expectativa porque me digne atenderlo. Le regalo una caricia tierna y beso sus hebras, lo observo. Le hago ver que no le hace bien al bebe el frio del suelo. El solo me ignora.
¿Qué porque lo amo?
Porque Wolfram es paciente.
De que otra manera nombrar ese afecto devoto que se mantuvo en silencio y en espera de que yo pudiera madurar lo suficiente para reconocer que sentía lo mismo.
Siempre estuvo a mi lado, cuidándome, queriéndome, protegiéndome, amándome, esperándome. Quien sino él pudo mantenerse ahí, soportando tanta desidia de mi parte, tanto dolor que hasta hace poco pude ver. Y sentí remordimiento. Sin embargo el día que le propuse matrimonio, el con lagrimas en los ojos me contesto.
“Por fin llego el día”
El ya sabía que lo amaba, el ya entendía que era cobarde, el razonaba que no estaba listo, el supo que tenía miedo, pero por sobre todo creía en la esperanza de que supera todo eso.
¿Qué porque lo amo?
Porque Wolfram es paciente como nadie más lo supo ser.
—Yuuri papá está dormido. —Greta se ha acercado un poco para revisarlo
—Gisela me dijo que durante la gestación dormiría más de lo habitual. —con cuidado lo levanto del suelo y lo coloco en la cama. Se ve tan frágil. Es un ángel. —Vamos Greta comamos algo y dejemos que descanse un rato.
—Pero si despierta y no nos ve se asustara.
—No te preocupes, el sabe que debo atenderte a ti. Puede que me riña un poco por dejarlo aquí, pero al final entenderá que por el bien de nuestro hijo debe dormir tranquilo sin ruidos que lo perturben. —la tomo del brazo y la encamino a la salida. —y bueno ahora que esta despierta puedo jugar un rato con mi linda nieta.
—Yuuri, ¿le contaras cosas de tu mundo?
—Sí, y tal vez algún día la lleva a conocer a sus tatarabuelos. ¡Qué rápido corre el tiempo?
—No seas exagerado… por cierto, aun no contestas a mi pregunta. ¿Qué porque lo amas?
—¿Sabes que dentro de dos años se termina mi periodo como gobernante?
—No. Pero si has sido un buen rey, ¿Por qué?… ¿Yuuri volverás a la tierra?
—No. Y con respecto a lo otro, pues creo que se debe a que no puedo ser el rey eternamente. Y creo que es correcto eso no dejar mucho tiempo en el poder a alguien. Shinou mismo me lo ha dicho hace unos meses. Me destituirá legalmente del puesto. Tenía miedo. Creí que cuando dejara de ser el Moau él me dejaría. Pero no fue asi, tomo mi mano y dijo. “Adonde quiera que vayas, yo voy contigo, jamás estarás solo.”
—Es muy del estilo de papá. —una risa triste apareció en sus labios.
—Si tienes razón. —caminamos un rato en silencio, para cuando llegamos al comedor me detuve en la puerta. —¿Qué porque lo amo? —ella me miro con ojos grandes. —lo amo porque el de verdad me ama.
Ella sonrió y coloco un casto beso en mi mejilla.
—Eso también es muy de tu estilo. —y entro con mi linda Aida en brazos. Espero que cuando crezca se lleve bien con mis niños.
¿Qué porque lo amo?
Lo amo porque va a darme dos hijos.
Lo amo porque es mi lord mocoso.
Lo amo porque me dio todo de él sin pedirme nada.
Lo amo porque es el sol y yo la noche, somos el uno para el otro.
Lo amo porque ante pone mi felicidad a la suya.
Lo amo porque Wolfram es Wolfram.
Fin