Fue inevitable toser, aquella película delgada que se estaba formando encima de cada objeto de aquel frio y temeroso lugar, sin miramiento alguno se metía en sus pulmones, provocando que tosiera de vez en vez, mientras con una lentitud casi abismal, empezaba a levantarse, de donde su cuerpo había tenido la amabilidad de caer sin causarle o causarse más daños
Con la pesadez que pareciera, que tuviera todo aquel edificio en ruinas encima suyo, movió su cuerpo teniendo la necesidad de casi ordenarle con palabras y no con la mente, pues todo el cuerpo le dolía mas allá de lo que quisiera admitir, pero había algo mas importante que gobernaba la mente de Roy.
Había miedo por un lado, el miedo a que de nuevo apareciera aquel desquiciado, preocupación por la seguridad de sus subordinados y enojo por aquel ser irresponsable, que en arrebato de locura hubiera derrumbado los cimientos de aquel viejo edificio.
Que va, como podía decir eso, no había sido su causa, había sido la única opción de aquel muchacho de cabellos rubios, era eso o que el Coronel en este momento estuviera mas que muerto, así que todo parecía indicar que debía agradecerle…
SI CLARO!!
- Cof, cof ACERO!! – Empezó a gritar cuando en su pecho una sensación extraña y desconocida crecía – ¡cof!! Donde estas enano? Cof cof pequeñajo responde ahora!!! Cof cof
Mas el humo aun no se disipaba, mas bien parecía salir de ningún lado, hacia que su vista se redujera a nada, no podía ver mas allá de la siguiente corriente de humo, y esa misma se metía de nuevo en sus pulmones haciendo que se empezara a ahogar, lo cual le preocupaba a un mas, si no encontraba a ese escuicle pronto igual y podría perderlo
Y eso no se lo perdonaría
- Edward – exclamo con – vamos enano aparece!!!
- de- cof – deja de decirme enano!! – oyó lejos de el
No pudo explicar la adrenalina que recorrió su cuerpo y la alegría que lo inundo, al oír su voz, aun con tono apagado, mas así corrió a su encuentro, se sintió ligero como si fuera una pequeña doncella corriendo por su amado y lo encuentro sentado entre los escombros con la pierna de metal prensada bajo una pared, llego dos pasos después, sentándose cerca del menor viendo el daño que tenia. Nada más allá de su pierna, eso era un alivio
- mi mecánico va a matarme – dijo con una sonrisa ladina y unos ojos tiernos viendo al mayor
- Como se te ocurre enano – dijo el sopesando la barrera que detenía al chico – pudiste haber muerto
- si verdad – dijo con un tono que el mayor no pudo descifrar – era eso o tu muerto Coronel ¿Qué prefería?
- no preguntes – dijo haciendo un pequeño circulo de transmutación que transformo en bloques pequeños que así dejaron libre al muchacho - ¿Por qué lo hiciste? – pregunto viendo al muchacho
- tenia que hacerlo – fue lo que contesto el rubio con una mirada tímida
- Creí que te perdería – saco de su pecho sin haber pasado por su cabeza, pero no importaba, en ese momento, nada importaba, aun pasaba por su cabeza aquella imagen de una enorme viga de concreto caer encima de la cabeza del rubio, era casi increíble que se hubiera salvado
- Co-coronel – exclamo el chico con extrañeza
Cruzaron las miradas, por segundo incontables, reflejando el rostro del otro en sus pupilas, recorriendo su rostro y sus labios y su respiración. Con un movimiento rápido pero a la vez suave, el mayor tomo la barbilla del joven y juntaba ambos labios en una caricia juguetona, presionando con suavidad aquello labio vírgenes y saboreando el delicioso aroma de su aliento, solo le falta de aire los separo de aquel vaivén delicado
- lo, - Hablo Roy con timidez siendo su cara inundada con un gran sonrojo – lo lamento yo…
- yo también lo quiero Coronel – dijo Ed, quien de inmediato dio un jalon al saco militar y termino por besarlo de nueva cuenta
- Espera Acero – exclamo el mayor cuando el Rubio empezó a recorrerle el cuello de arriba abajo con suaves besos – de-debe-mos, salir…
- Lo necesito – fue lo que el menor dijo como respuesta liberando un suave susurro
Aquello enloqueció al mayor que sin esperar más empezó de nueva cuenta a besar al menor con ternura, acariciando su mentón, recorriendo su rostro, atrayendo hacia así su pequeña cintura acariciando su espalda. Y poco a poco penetrando su suave y tierna boca en un beso adictivo con una caricia seductora y urgente
Ed deslizo su mano por debajo de la ropa del mayor, pues segundos antes de había desecho de aquel molesto saco militar y lo había tirado a las espaldas del mayor, empezó a recorrer su cuello de arriba abajo acariciando su manzana de Adán y regalándole pequeños pero suaves mordiscos a su cuello.
- Aah – gimió complaciente el mayor
Roy empezó a deslizar la molesta prenda negra de la blusa del menor hacia arriba, se le hacia estorbosa, quería tocar la piel de Ed, cuando apenas saco la cabeza de la prenda, el Roy ya había aprisionado con sus labios las pequeñas tetillas y succionándolas con un poco de fuerza, rodeándolas con su lengua y dando suaves mordiscos sobre estas.
El menor jadeo con deseo, acariciando la cabeza del pelinegro, sentía entre sus dedos el fino y sedoso cabello cual fresca brisa de verano, inundándose del aroma de pino que del mayor emanaba, en un arranque puramente carnal el menor jalo con fuerza el cabello del pelinegro para dejarlo de nuevo frente a sus ojos
- Auh!!! – Exclamo el mayor – tranquilo Ed – susurro en su oído y después lo beso con ternura, mas el menor continúo con su trato de forma vertiginosa sentándose entra las piernas del menor, haciendo que sus miembros se rozaran arrancado un gemido incontrolado del Coronel, quien cerro los ojos por reflejo dejándose llevar por la sensación
- Aaah Ed – exclamo Mustang mientras deslizaba su mano por el largo de la espalda de su pequeño
Solo en esa distracción el rubio, literalmente arranco de sus ropas al pelinegro, aventando los jirones de ropa hacia ningún sitio, regresando después sus manos sobre el pecho de este o su entrepierna, la cual empezó a masajear por sobre la ropa, lo cual provoco que el mayor arqueare su espalda hacia atrás y gimió con fuerza. Con ese movimiento Ed se deslizo sobre su torso, lamiendo poco a poco, y centímetro a centímetro la piel del pelinegro el cual estaba envuelto en las sensaciones que el chico le regalaba.
Apenas había reparado en el momento, cuando ya se encontraba completamente desnudo recortado sobre su saco militar empolvado, y el chico del brazo de metal estaba masajeando su miembro mientras lamia de forma descontrolada su entrada, cualquier movimiento de novato había sido borrado, cualquier duda de primerizo no existía. Pero hundido en ese embriagante placer solo sentía la infinita seducción de su lengua introduciéndose en su cuerpo.
- ed!! Aaah – gimio – ya-no-pu-puedo
Se corrió en la mano del menos quien sonrío gustoso en su acción, unto un poco de su semilla en sus dedos y la saboreo con perversión, dejando solo un poco, para introducir uno de sus dedos en la apretada cavidad del mayor
- Oughhh!! – exclamo Roy con una mezcla de incomodidad y placer – eedddd!!!
Un segundo dedo se unió a los movimientos del primero, y después un tercero, justo cuando de nuevo el miembro del mayor despertaba, fue cuando Ed se acomodo las piernas de su pareja sobre su regazo acomodando de modo que este pudiera situar su propio miembro en la entrada del coronel.
- aaah!!! – exclamo Mustang al sentir entrar al rubio de una sola estocada, ni toda la preparación de su pareja le hubiera impedido aquel quejido
- LO- Lo lamento – dijo el menor cerrando los ojos, manteniéndose quieto por un momento, esperando que el mayor se acostumbrada a su intromisión
Empezó a mecerse en un ritmo lento y acompasado, como un fino baile poco a poco dejando que el mayor empezara a disfrutar del movimiento, Edward se acercaba al cuello de su Coronel, besándolo de forma rápida, lamiendo, succionándolo, mordiendo, provocando una mancha roja en su blanca piel. Roy acariciaba sus brazos, sus piernas su espalda, y cerrando los ojos, causa del placer, del amor, de la ensoñación.
El vaivén aumento de a poco su velocidad, y sus contenidos quejidos fueron lanzados a las murallas desquebrajadas de aquel destruido edificio, sus gritos retumbaron en cada recoveco, el amor del mayor hacia el alquimista de acero, se declaro a cada pedazo de acero de aquella construcción.
- aah, ahh – exclamo el mayor, abrazando al pequeño contra su pecho – te quiero acero – beso su frente
Se quedo abrazado, mientras sus respiraciones de acompasaban nuevamente, su piel estaba humedecida por el sudor, al igual que sus planos vientres se humedecieron con el segundo orgasmo del mayor, el olor de sus pieles se emanaba como el humo de los pequeños incendios, aun provocados por el derrumbe.
El menor, sonrío de forma ladina levantándose del suelo, deshaciendo el abrazo en el que el mayor lo envolvía, se puso frente a el, dejando que este viera su hermoso cuerpo en todo su esplendor. Sin querer, Roy había perdido el aliento otra vez
- eso ha sido realmente fantástico Mustang – dijo de la manera mas fría que el mayor hubiera esperado
- Ed? – el tono que había usado esta vez incluso le había hecho dudar de que lo hubiera dicho, solo hasta ese momento Roy noto que las vestimentas de Ed no estaban por ningún lado, como si al momento de ser sacadas del cuerpo se hubieran evaporado
- la verdad es que al principio solo quería hacer sufrir a ese niño, pero ahora ya no podía hacerle nada… al menos físicamente – dijo con una sonrisa escalofriante mientras una especia de relámpagos empezaban a salir de su cuerpo para desconcierto del mayor
Un escalofrió, que lo recorrió, con la misma intensidad que aquellas descargas eléctricas, que hacían a ese tipio cambiar de forma, invadieron su cuerpo de arriba abajo, tan fuerte y casi tan doloroso como si el mismo se hubiera prendido fuego con sus guantes, de forma casi hipnotizante en que aquel sujeto recuperaba sus forma ante sus ojos, revelando aquel cuerpo delgado cubierto con extrañas ropas negras y aquel cabello verde y mas a allá de nada, aquellos ojos violetas que despedían oído en su mas grande expresión, todo ante sus ojos, mas su mente no podía entender nada
- ¿Q-que, como demonios…? – lo recorría con su mirada, como si esperara que con ese movimiento de su cabeza la figura de ese homúnculo cambiara a la del chico con el que creía había hecho el amor hace solo segundos atrás
- pero, se encuentra bien, se ve pálido… - apoyo sus brazos en su cintura creando una grandiosa pantomima de preocupación, aunque se podía ver aun un sonrisa macabra - ¿no lo crees pequeño?
Movió solo un poco su pie, revelando detrás de este, a la altura del piso, una especie de hueco creado entre una pared y una columna de contención, un oscuro y pequeño hueco conteniendo dentro, el frágil cuerpo de adolescente del Alquimista de Acero, con sus ropas rasgadas y cubiertas de sangre y sus manos, la metálica completamente destrozada por aquella pared que le había caído casi encima y la otra abrazando su cuerpo como si lo único que tuviera fuera frío, con una mirada completamente estupefacta, el rostro lleno de polvo y mugre, decorado macabramente con su flequillo rubio, bañado en sangre y sudor, dejando despejado, solo uno de aquellos atrayentes ojos dorados, lo cuales podían decir mil palabras acerca de lo que había visto
El Angulo en que el menor había quedado era una clara evidencia de que había presenciado todo el espectáculo que Envy le había regalado, con la colaboración de Roy. El mayor lo había entendido, había visto toda la pantomima era mas que probable que el homúnculo se había puesto ahí a propósito de hacer esto y de torturar a Ed y a el mismo con esa acción.
- Ed? – exclamo con un suspiro el mayor – Acero!!!
Se dejo caer de rodillas al piso, poco importo el dolor y la tierra, lo único que importaba era ayudar al joven alquimista de Acero, el cual, apenas podía distinguirse que lo seguía con la mirada.
- la verdad es que el mocoso ha sido un descarado, mira que quedarse viéndonos mientras teníamos sexo, jajajaja, a pesar de que estaba moribundo, de verdad que tiene una mente muy maliciosa
- ¿Como te atreves? – volteo a verle Roy con la furia tatuada en la cara.
El ser de oscuras ropas volvió a transformarse ante sus ojos, en un pequeño niño de unos cinco años y a escalar de a poco por la pendiente que lo sacaba de aquellos escombros
- bueno, hice lo que debía de hacer y ahora me voy fue maravilloso Mustang, cuando quieras repetimos – había volteado la cara ante si el rostro de un pequeño niño de cinco años con una sonrisa macabra en los labios, y un tono sensual en su inocente voz, lo cual no hizo mas que provocarle un horrible escalofrío en toda la columna vertebral. Pero ya había desaparecido
- Ed – volteo de nuevo a ver al muchacho directo a los ojos, mientras retiraba el flequillo de su rostro – espera, te sacare de aquí
Mas la mirada del rubio lo había atraído hacia así de manera incontenible. Roy pudo ver aun rastros de la película macabra que había vivido con ese homúnculo fingiendo ser su muchacho de Acero, pero mas allá de aquellos horrendos recuerdos que veía en sus ojos y en su corazón, podía leer lo que los ojos de Edward decían, los sentimientos que por el tenia, alagado por el amor que se dio a esa persona, aunque no fuera su persona, acariciando con su mirada el cuerpo del mayor que este no había podido saborear, degustando con su aliento los gemidos que el no pudo emitir, aunque sus labios ya no se movieran, aunque poco a poco el brillo de los ojos se les iba
- Ed, te amo Ed– acaricio la única parte de piel que podía, el resto estaba bajo el muro de contención que el cuerpo aplastaba
- Ed, te sacare de aquí
- … Ed – aquellas doradas pupilas se habían cerrado con delicadeza
- … -
- ed…
::FIN::