Memories por Limonchello

Era aburrido, aquello, total y plenamente aburrido y agarrotado, tenía todo el cuerpo inutilizado, flotando, allí en aquel asqueroso líquido que le mantenía vivo de una forma extraña, no sentía ni brazos ni piernas, estaban totalmente dormidos, peor no era lo peor.
No había anda que hacer y como no había nada que hacer se dedicaba a pensar, a meditar a recordar, muchas veces se obligaba a si mismo a dejarlo de lado al recordar el pasado, al invadirle aquella impotencia, aquella rabia, aquella desesperación que sintió cuando los malditos esos, porque no tenía otro nombre le obligaron a aquello, experimentaron con él.

Intentó suspirar pero no podía hacer ni eso, aunque si un par de burbujas salieron de la mascara que le inutilizaba casi toda la cara así como de la que salía el tubo que iba a parar a su ojo, aquel que había visto tantas y tantas muertes por su culpa, aquel que era uno de sus pasaportes para conseguir su ansiado deseo de destruir el mundo, comenzando por Vongola, comenzando por Tsawada Tsunayoshi, si estaba allí era plena y únicamente por él. Por ese niñato, que se había atrevido a retarle, a luchar contra él y que encima, para colmo le había derrotado, no tenía la fuerza mas increíble que había visto Mukuro nunca pero su mirada, tenía que reconocer, estaba cargada de una decisión infinita.

Realmente le sorprendió que meses después este mismo le pidiera ser su guardián de la Niebla, puesto que había accedido tan solo porque le beneficiaba, aunque dejar a su pequeña Nagi sola con ellos no era una de las ideas que mas le encantaran, pero de esa forma podría tenerles controlados, ganarse su confianza y… Atacar en el momento preciso, si, ese era su plan, Tsunayoshi lo sabía, todo Vongola lo sabía, peor no parecían poner trabas a este, además cuidaban bien de su pequeña Chrome, y esta parecía haber encontrado amistad en aquellas chicas que acompañaban a Sawada a veces.
No tenía quejas por eso.

Pero aúna sí empezaba a impacientarse, las cosas se torcieron cuando apareció ese tal Byakuran, matando a Tsuna y desestabilizando todo su plan, uno que había trazado durante años y años, por eso enfurecido fue a buscarle a través de ilusiones, uno de sus grabes errores ya que gracias a aquella aventura terminó cautivo de hombre con menos escrúpulos que pudo haber encontrado, frunció levemente el ceño, el hecho de recordarlo le daba escalofríos, apenas acababa de escapar de aquella ilusión en la que estaba cautivo, todos los Vongola del pasado había acudido allí para derrotar a aquel albino que le había hecho pasar los peores días de su vida, pero incluso que aquella prisión, y por una vez tuvo fé en Tsunayoshi, aunque ardiera en deseos de patearle él mismo el trasero a aquel albino.

Se oían pasos al fondo, pasos apresurados seguidos de unos lentos, quiso abrir el ojos libre pero apenas si tenía fuerzas para ello, era extraño, aquellos pasos…
Se quedó pensativo unos segundos, si, ya era la hora, una voz monótona pronunció su nombre, seguida de algunas otras apresuras y una femenina que parecía alarmada, el nivel de aquel líquido comenzó a descender peligrosamente, lo notaba y de pronto un frío atroz le golpeó, tembló inconscientemente como una hoja siendo recibido por varios pares de brazos que intentaban brindarle algo de calidez, sus agarres fueron desapareciendo y se vio libre, pero a aquel entumecimiento le siguió una profunda sensación de dolor, un dolor punzante, casi insoportable, y casi sin darse cuente perdió totalmente la conscinencia mientras era llevado a un avión, rumbo a Japón.
Rumbo a la batalla final que se estaba librando y en la que era totalmente imprescindible