Día de playa por Limonchello

- Vamos jefe debe relajarse de vez en cuando...- Excusa Nº1
- No le vendrá mal...- Excusa Nº2
- Venga jefe...- Excusa Nº3

Y de esa forma se encontraba allí, en plena playa del mediterráneo, acompañado por tres de sus subordinados los cuales no habían hecho durante toda la semana más que intentar persuadirle de acudir allí y de paso ganarse un día libre por la cara. Se encogió de hombros, por lo menos eso era mejor que estar dentro de casa, rodeado de tacos y tacos inmensos de papeles los cuales tenía que leer, releer, volver a leer y firmar.
Encontraron un sitio apartado, si bien no mucho, lo suficiente para poder tener un poco de relax, apenas si se quitó la blanca camiseta de tirantes que traía, extendió la toalla y se sentó en ella suspirando observando el hermoso día que hacía hoy.

Fue entonces cuando uno de sus subordinados se le ocurrió la idea de jugar al boleiball, idea la cual Dino rechazó a la primera, pues no quería terminar con heridos alrededor, pero... Bueno, al fin y al cabo estaba con sus subordinados, nada podría pasar ¿No?
Equivocado estaba pues tras un rato jugando apenas sin ningún percance un tiro –del mismo capo- salió de la línea marcada en la arena, con demasiada fuerza, hasta impactar contra uno de los civiles allí reunidos para pasar el día, el capo puso gesto de temor y tembloroso, y tras varias discusiones por ver quien iba tras la pelota se acercó a aquel chico.
- Di-disculpe no medí la fuerza y se me fue la pelota, realmente siento si le he hecho...- Dijo tembloroso, cuando el chico frente a él se levantó, la mirada del capo se alzó para ver a un tío de casi dos metros, con unos brazos como tres veces los propios mirándole con cara de poco amigos, mientras que el capo, mas nervioso aún sonreía tontamente intentando disculparse.
-¡¿Es que no sabes tirar la pelota inútil?!- dijo el hombre con voz extremadamente ronca, a lo que el altanero, firme y valiente capo Cavallone se encogió temblando.
- L-Lo siento de verdad, no fue mi intención yo... se me fue la pelota y...-
- No quiero volver a verte por aquí- no sabía hacia donde huir cuando el tipo alzó la mano, se encogió de hombros dispuesto a salir corriendo si hacía falta, al parecer no estaba mas que cagándola de aquella manera, cogió la pelota raudamente dispuesto a irse cuando tropezó con la misma arena de la playa cayendo sobre la chica que estaba allí tumbada al lado, boca abajo y sin la parte de arriba del bikini, entre disculpas se intentó enderezar bajo los gritos de la mujer que alarmada se creía que de un pervertido se trataba, un tirón de su camiseta le alzó de golpe encontrándose con la cara del otro tío frente a la propia.
- Te vas a cagar...- gruñó con malas pulgas cuando el capo tembloroso seguía intentando huir de allí o en su defecto buscar su látigo, mas estando en bañador este tan siquiera estaba cercano a él


Horas mas tarde preocupados los subordinados de Cavallone estaban buscándole desesperados hasta que una voz les respondió, todos acudieron a ver a su jefe, del cual tan solo podía ver una cabellera rubia enterrada en la arena, mostrando una torpe sonrisa, a la que estaban acostumbrados, con algún que otro arañazo.
- ¡Jefe! ¡¿Que ha pasado? ¿Está bien?!- dijeron alarmados los subordinados empezando a desenterrarle bajo las risas de este que quitaba hierro al asunto.
-Es una larga e increíble historia... Hahahaha~ - decía mientras sus hombres intentaban sacarlo de allí.
-Creo que... la próxima vez será mejor que me quede en casa...- dijo en un murmuro regresando a casa lleno de arena con el pelo revuelto y arañazos y algún que otro golpe por todos lados.
Sin duda fuera donde fuera su torpeza le hacía pasar situaciones dolorosas, pero aún así una enorme sonrisa adornaba su rostro.