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Stop and Stare por Limonchello

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Notas del fanfic:

Autor: Maka
Pareja: George x Fred Weasley
Serie/manga/anime: Harry Potter
Spoilers: - -
Warnings: 
- - 

Notas del capitulo:

- -

Gemelos…
Siempre el lazo es más fuerte cuando compartís genes, compartís sangre y apariencia… Todo.
El pequeño niño pelirrojo balbuceó algo que le hizo centrar su atención en él y esbozar una sonrisa leve, le vio gatear hasta sus pies y se agachó un poco para tomarle, sonriendo enternecido, este rió llamándole antes de ver allí a Angelina en el suelo sentada con esa sonrisa tan encantadora como siempre, dejó al pequeño
Fred en el suelo, el cual se tambaleó antes de caer sentado, rió de nuevo infantilmente gateando hasta su madre, George sonrió ladino mirándole, Fred…
En honor a su gemelo, cada vez que le veía podía acordarse de él, de recuerdos felices y también dolorosos que le azotaban.
Cerró los ojos recostándose en aquella butaca, cansado, allí podía verle, sonreír, tal y como estaba hace diecinueve años atrás, antes de aquella fatídica batalla que se llevó no solo el final de la guerra sino la vida de su hermano, mirando los pequeños bracitos del menor y su adorable forma de balbucear palabras que había aprendido recientemente le recordaba a su propia infancia en La Madriguera.

 

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-Vamos Ron, será divertido, solo tienes que mover la varita asi~ -dijo Fred sonriendo, tomando la mano de su hermano pequeño, en ese entonces de apenas 6 años de edad, agarrando la varita de Percy, la cual habían conseguido mientras este dormía, el menor de los pelirrojos, inocente y divertido ante la expectativa de jugar con sus dos hermanos mayores hizo lo que estos le pedían, pero la varita reaccionó por cuenta propia al no ser su mago quien la usaba y terminó haciendo que los platos que en un principio iban a estar repletos de comida tras ese movimiento explotaran... Y no solo eso, también lo hicieron las macetas... ¡Y el fregadero! Creando que no hiciera mas que salir agua, ambos gemelos se miraron con gesto asustadizo, y su hermano pequeño, Ron, empezó a lloriquear, escucharon pasos en la escalera apresurados, sobresaltados por aquella explosión y la cabeza de Percy se asomó por esta, George cogió la varita corriendo escondiéndola tras su espalda, estando los tres totalmente mojados, la mirada del mayor se alarmó al ver el chorro de agua que no paraba de salir, mas al llevarse una mano a la cintura sus ojos tan siquiera vacilaron en taladrar a sus dos hermanos menores.
- ¡Mi varita! ¿Dónde demonios esta mi varita, Fred, George? –ambos se miraron cómplices
- ¡Ni idea!- dijeron a la vez, compenetrados totalmente, desde siempre eran únicos, especiales y esa unión entre ambos era quizás lo que siempre estuvo buscando Ron con sus hermanos pero no podía lograr, Fred y George compartían algo más que sangre, eran uno la continuación del otro, sus pensamientos se entremezclaban y daban salida a las mismas palabras, eran una persona dividida en dos.
- Lo siento Percy ellos me dijeron que si lo hacia... Comería dulces y... y... -dijo el pequeño Ron lloriqueando, Percy suspiró y posó una mano sobre su cabeza, Fred y George le fulminaron la mirada antes de mirarse entre ellos de nuevo cómplicemente
- ¡Hora de huir!- dijeron antes de arrojarle la varita a su hermano mayor y salir corriendo hacia el pequeño patio trasero de la casa, aquella casa a la cual apodaban como “La Madriguera”
Percy bufó tomando su varita y saliendo tras ellos, los cuales entre risas esquivaban y burlaban a su hermano mayor hasta que llegó su madre, con ese tono gritón que usaba cada vez que estaba furiosa poco tardó en cogerles de las orejas y castigarles tras una enorme perorata, pero... Pocos fueron los días hasta que volvieron a realizar su siguiente travesura, si, su madre tenía verdadero pánico de que llegaran las vacaciones y tener que sufrir las ideas perversas de esos dos diablillos correteando por casa.

 

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Era afortunado, tenía una casa acogedora, dos niños preciosos y una esposa igual de linda ¿Qué más podía pedir? Su trabajo estaba yendo de maravilla y los pequeños parecían haber heredado la magia de sus padres ya que de vez en cuando les daba por hacer explotar cosas o romper platos, cosa que desesperaba a sus padres y les hacía reír de vez en cuando.
Era lindo regresar a casa y saber que la cena estará preparada, que dos renacuajos correrán hasta ti a abrazarte, se te tirarán encima y no harán mas que preguntarte si les has traído algo, aun y por tonto que sea se entretenían con cualquier cosa, crecían rápido y dentro de poco sabía que tendría que acompañarles al andén 9 y ¾ para tomar su expreso de Hogwarts, preparados y emocionados para su primer curso en Hogwarts....

 

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El primer año en Hogwarts era el que recordaba de manera más borrosa, pero sin duda uno de los mas felices de su vida, todo era nuevo para ambos, buscando abrirse un hueco en aquella enorme escuela, todo les venía grande, los estudios no les eran especialmente difíciles pero no eran lo que deseaban ambos, no, ellos querían hacer algo más... Memorable en aquella escuela, fue entonces cuando Peeves, les habló de unos chicos, unos chicos que estuvieron en la escuela hace tiempo conocidos como los Merodeadores, los cuales pasaron a la historia por gastar las mejores bromas de todo Hogwarts, un halago viniendo de aquel poltergeist que desacreditaba a cualquier alumno, y fue entonces cuando ambos lo entendieron, pasándose la noche en vela ideando planes maléficos entre risas, piques y peleas de almohadas, al día siguiente... Hicieron su primera travesura en aquel colegio, una que sin duda Flinch recordaría por los restos.
Estando en segunda hora un enorme estruendo azotó el primer piso, todas las clases salieron a los pasillos alarmadas, hubo grititos, mucha agua y ambos pelirrojos se miraron cómplices cuando un prefecto gritó:
- ¡Los inodoros del baño de las chicas han reventado!- una pequeña risa conjunta y un choque de manos fue lo que hizo que sus compañeros se dieran cuenta de aquella travesura de ambos, pero estos fueron inteligentes de no dejar pruebas algunas, lo que les empezó a dar dicha fama de “gamberros”

 

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Vio como la mujer jugaba con ambos bebés, Roxanne se cansaba rápido y mas tranquila que Fred terminaba acurrucada sobre la alfombra quedando dormida, pero el niño era incansable, lo que también le recordaba a ellos dos de pequeños, sonrió ladino apoyando el codo sobre el brazo de aquel sillón y la mejilla sobre su mano cerrada, suspiró mirando al escena enternecido, su familia, aquella que siempre había querido tener, pero faltaban miembros, faltaban sus pequeños sobrinos, su cuñada y.... Y él.
Quizás aun y a esas alturas, si Fred siguiera vivo nunca habría madurado, y aun y ahora seguiría dejándose llevar por las ideas locas de su hermano que siempre le tentaban demasiado...

 

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Quizás el momento en el que más se enfadó con Fred fue el día del Baile del Torneo de los Tres Magos, él había acudido con Angelina a dicho baile, era normal que le ignorara ¿No? ¡NO! Él era su hermano, tenía preferencias ante cualquier chica.
Celos, si tal vez eran celos, no estaba acostumbrado a que nadie ni nada les separara y ahora le costaba aceptar que Fred, su Fred estuviera ignorándole por aquella morena joven, terminó abandonando a su propia pareja que indignada se fue a bailar con un alumno de Ravenclaw miró a su hermano de reojo, apoyando en una de las paredes de aquel enorme comedor con gesto reprochante, Fred aprovechó un momento en el que Angelina se fue a por algo de beber para acercarse a su hermano sonriendo de manera espléndida
- ¿No es hermosa? –dijo feliz, George gruñó desviando al mirada y cruzándose de brazos, Fred le miró algo confuso
- ¿Pasa algo? –
- Nada, es preciosa... No la abandones entonces –dijo el otro pelirrojo dolido empujándole levemente con el hombro para caminar hacia la salida, iba por las escaleras cuando le escuchó llamándole, tan siquiera se giró, siguió caminando hacia las habitaciones hasta que el agarre de su antebrazo le hizo girarse, viendo a un Fred ceñudo mirándole con reproche
-¿Qué pasa tío? ¿No estarás... Celoso? –dijo, como siempre no podía mentirle, le conocía mejor que se conocía el mismo y al contrario.
-¿Tu quecrees? Parece que prefieras estar pegado a ella en vez de... Montarla gorda en la fiesta conmigo con alguna idea loca de las tuyas o... o... –no dijo nada más desviando la mirada, Fred rió suavemente.
- Eres como un crío pequeño todavía, Georgy~ -dijo con tono burlón acercándose a él
- Por muy buena que esté no puede reemplazarte, somos gemelos... para siempre – rió incluso avergonzándose de tener que decir esas palabras a su hermano, George le miró no muy convencido de eso y terminó sellando los labios del otro con los propios de forma simple y casta separándose rápidamente, aquel... Por triste que sonaba había sido... Su primer beso.
- Regresa... Angelina se indignará si desapareces –dijo esbozando una sonrisa leve intentando disimularlo, Fred miró hacia abajo, hacia el Gran Comedor antes de esbozar otra sonrisa más pícara todavía, centrándose en su hermano.
- ¿Qué tal... Laxante en el ponche de Snape~? -dijo de forma susurrante, George abrió los ojos mirándole sorprendido antes de corresponder a esa sonrisa.
- ¡Que casualidad...! –dijo rebuscando entre sus ropajes sacando un pequeño botecito, no era nada sorprendente que se le hubiera ocurrido esa idea antes, al fin y al cabo... Estaban conectados.

 

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Su relación fue extraña, ellos veían bien eso de besarse a raíz de aquel encuentro, siempre en privado, entendían que los demás no iban a comprender esa compenetración extraña que poseían, no era un amor como el de las películas, era un sentimiento profundo, que cala hasta lo más hondo, es una parte de cada uno que era prisionera en el otro, muestras de cariño entre ambos eran escasas, complicidad y compañerismo era todo cuanto se veía en el exterior mas a solas ambos eran diferentes, el uno y el otro no necesitaban demasiadas palabras para entenderse, si uno deseaba “hacerlo” el otro siempre estaba dispuesto a pesar de que la primera vez ambos se negaban a aceptar lo pasado, achacándolo a un simple calentón pero con el tiempo... Se hizo algo habitual

 

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En Hogwarts... Ahí había vivido todas las travesuras habidas y por haber, sus nombres eran conocidos por todo el colegio, los profesores llegaban a temerles, y Mcgonagal estaba ya harta de tenerse en su despacho, sin contar con que Flinch deseaba decapitarles directamente, ya desde por la mañana los días eran atareados, su despertares no eran del todo “agradables” una almohada o simplemente ropa sucia se estampaba en su cara cortesía de su gemelo, haciéndole despertar entre gruñidos y algún que otro insulto a este, piques, bromas pesadas entre ambos, y algunas peleas absurdas sobre quién de los dos es mas feo se daban mientras cogiendo sus neceseres iban al baño.
Mientras George se lavaba los dientes Fred estaba saliendo de la ducha con apenas una toalla en la cintura, la mayoría de alumnos ya estaban en clase ¿Por qué ellos no? Era sencillo, no solían acudir a primera hora, demasiado temprano decían siempre saltándose las clases.
Una curiosa mano toqueteó el muslo de George el cual fulminó al otro con la mirada y la boca llena de pasta de dientes, el otro rió al verle así apoyándose en su hombro mirándole en el reflejo del espejo, George le devolvió la mirada a través de este
- ¿Queg? –dijo con la boca aun manchada y este rió
- ¡Que sexys somos coño! –dijo sin venir a cuento Fred, ganándose un codazo por parte de su hermano bajo una risa altiva, terminando Fred con la cara escondida en su hombro besándolo bajo el leve sonrojo de George el cual escupió la pasta de dientes girándose levemente con el ceño fruncido.
Fred le devolvió la mirada antes de inclinarse a lamer su comisura aun levemente manchada de dicha pasta, George bufó.
- No empieces... –murmuró mirándole con reproche y casi aviso pero la sonrisa del otro no avisaba nada bueno, la mano de Fred se coló entre la toalla de George el cual dio un leve respingo haciendo un mohín.
- ¡Fred! –se quejó infantilmente mientras el otro reía besando su cuello y clavícula de nuevo
- Es bueno hacerlo por la mañana, así empiezas el día con una gran sonrisa~-canturreó haciendo que George entrecerrara los ojos y soltara un leve suspiro antes de sonreír de la misma forma que el otro
- Siempre terminas saliéndote con la tuya –se quejó de manera que apenas si parecía una queja, alzando los brazos a su cuello soltando otro suspiro cuando la mano de su hermano empezó a inspeccionar zonas de su cuerpo que conocía demasiado bien ya.
- Soy muy persuasivo ~ -afirmó acorralando al otro contra el lavamanos haciendo que este apoyara las manos en este, cerrando los ojos entregándose a las manos expertas de su hermano, no se contenía a la hora de gemir, ambos sabían donde tocar, qué besar o qué lamer para que el otro se rindiera ante ellos de manera efectiva, les gustaba ser escandalosos, bruscos a veces, era una forma privada que tenían de desfogarse, una manera en la que por fin podían estar plenamente conectados de manera que muchos tacharían como repugnante o pecadora.
Para ellos era una travesura más.
Una placentera, secreta e íntima travesura

 

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Angelina sonrió y tomó a Roxanne en brazos, George la miró y sonrió cuando esta se inclinó para besar su frente, yendo a acostar a la niña, él tomó al pequeño Fred en brazos sentándolo en sus rodillas, este reía feliz de estar con su padre agitando los brazos y jugando con la ropa de este, George rió suavemente y le empezó a hacer cosquillas, aquella paz después de la guerra era casi idílica, aunque a veces le asustaba, temiendo que fuera la calma antes de una nueva tormenta, pero después recordaba que Voldemort ya había muerto y no había nada que temer, a pesar de que los recuerdos de esa guerra le habían calado tan profundamente que no le dejaban dormir la mayoría de las noches recordando esas fatídicas escenas...

 

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La guerra se acercaba y tras su majestuosa huida de Hogwarts sin duda los gemelos Weasley no iba a dejar pasar esa oportunidad de mostrar su valía, su escape de dicho colegio fue un mito entre todos los alumnos, lograron lo que había deseado desde el primer día de curso, pasar a la historia como lo hicieron los Merodeadores, pero a raíz de aquella huída las cosas empezaron a complicarse, no eran tan sencillas como parecían, montaron la tienda de Weasley & Weasley con el dinero de Harry y esta tuvo realmente muy buenos resultados, tanto que no se lo habían esperado, con artículos de broma, tales como orejas extensibles o filtros de amor.
La primera cosa que marcó a ambos fue la pérdida de la oreja de George, sin duda era algo que se habían tomado muy bien, la oreja le ardía esa noche en la que llegaron a la Madriguera de milagro, le ardía horrores y el dolor empezaba a ser insoportable pero... Escuchó su voz, la voz de su gemelo, estaba a su lado y sonreía intentando darle ánimos, consiguiéndolo exitosamente, entre bromas para quitar hierro al asunto Fred le lanzaba miradas de compenetración, incluso algún que otro roce sobre su piel quizás no intencionado o quizás si ¿Quién sabe? Era todo lo que necesitaba para sentirse reconfortado

Gemelos para siempre...
Él creía fervientemente que tras la guerra ambos irían a vivir juntos, habían planeado aquello, estaba emocionado con la idea de hacerlo pero algo chafó sus planes, los tiró, los pisoteó y los hizo mierda en apenas dos segundos.
Un haz de luz, había miles volando por la sala pero ese en especial fue el que llamó su atención, la risa de su hermano se cortó de golpe en el instante en que dicho haz le golpeó el pecho de manera certera, los ojos de George se abrieron de par en par e incluso soltó un jadeo, sus piernas no respondían, su cuerpo entero estaba paralizado en esos momentos viendo como el cuerpo de Fred caía con lentitud al suelo corrió, gritó, un grito mas que pasó desapercibido entre la multitud, llegó a su lado corriendo tomándole, Fred intentaba levantarse en vano hasta que se desplomó en sus brazos, le miró y sonrió antes de toser levemente un poco de sangre.
- ¿E-Estas bien tío? –preguntó estúpidamente Fred, George le miraba asustado, como nunca había estado amarrándole con fuerza.
- ¡¿F-Fred, eres idiota o qué?! –bramó casi mirándole preocupado, el cual sangraba abundantemente, intentó tapar la hemorragia con lo que pudo llenándose las manos de sangre, de su sangre, la sangre de su gemelo, una sangre idéntica a la propia, sus ojos se empañaron por completo.
- ¡Aguanta tío!- dijo desesperado, temblando demasiado como para poder coordinar sus movimientos, el otro rió con torpeza antes de volver a toser alzando una mano para rozar la mejilla de su gemelo, manchándola más aun de sangre.
-No te ves atractivo con esa cara... –bromeó aun y en esas circunstancias, cuando el otro tenía las majillas marcadas de lágrimas que se negaba a soltar pero que no podía retener, no estaba para bromas, no en un momento como ese en el que su propio hermano no dejaba de sangrar entre sus brazos y él... Él no podía hacer nada mas que observar como la respiración de este se hacía cada vez más y más suave, probó varios hechizos sin resultado alguno antes de terminar sollozando desesperado sobre este.
- N-No llores... –dijo Fred alzando la mano más para acariciar el pelo rojizo de su gemelo con esa leve sonrisa burlesca, los gritos habían menguado, la guerra había terminado, pero George no podía darse cuenta de eso en aquellos momentos.
Aun recordaba esas palabras, susurrantes, casi sin aliento, perdidas entre gemidos de dolor y toses carrasposas.
- Me siento orgulloso… De haber sido tu gemelo, George.- una sonrisa torcida y torpe, las últimas palabras que recibió de él antes de ver sus ojos claros perdidos en la nada, sin brillo, su mano pálida, fría, agarrando la propia con fuerza, inerte… Ausente… Lejos de su lado, en un lugar donde él no podía seguirle.
No solo fueron sus gritos los que desgarraron el aire de aquel castillo que había sido su segundo hogar por tantos años, el dolor era compartido por todos, toda la familia Weasley había perdido un miembro, pero para él... Fred era mucho más que un hermano.

Siempre... Le había prometido que estarían juntos para siempre, había roto su promesa, Fred nunca rompía sus promesas, estaba enfadado, con él, y consigo mismo por no haberle podido salvar la vida, por no haber cumplido sus sueños, y sin poder superarlo incluso años después, bajo al sombra de su hermano intentó hacer lo mejor posible para sustituirle, no era lo mismo pero aun así intentaba agradar a su madre en todo lo que podía, se acabaron las bromas, los artilugios Weasley, todo, guardado en cajas que aun conservaba con fotos de Fred, él estaba viviendo la vida que siempre deseó Fred, era como una forma de hacerle un homenaje, incluso Angelina, aquella por la que tantas disputas había tenido con su hermano ahora era la mujer que mas le apoyaba en esos momentos y con la cual se había casado.

Un roce en su mejilla le llamó la atención, abrió los ojos bruscamente para ver unos grandes ojos claros mirándole interrogantes, junto a una dulce carita que parecía preocupada.
-Papi... –dijo una voz aniñada que apenas conocía unas palabras, George alzó una mano rozando la mejilla de su pequeño Fred antes de darse cuenta de algo, la manita de este parecía querer limpiarle las mejillas, mejillas que estaban mojadas, mojadas de las lágrimas que este estaba derramando.
- ¿Por qué lloras, papi? –el mayor rió de forma divertida alzando su propia mano para limpiarse las lágrimas.
-Por nada Freddy... Papá esta feliz –dijo apoyando su frente en la del menor, su pequeño Fred, a veces en sus mayores delirios era como si su hermano le mirara a través de esos ojos, el niño le abrazó de forma inocente como tratando de consolarlo.
- Te quiero papi –dijo feliz, George volvió a soltar un par de lágrimas.
- Yo... Yo siempre te he querido... Fred-
 

Notas finales:

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