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Ein gutes Geburtstagsgeschenk von Wolfgang por BuBbAlFo04

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Notas del fanfic:

Bueno... siento no poder haberlo subido el día de ayer, pero la verdad fue que me comió el tiempo... espero que les guste y que me dejen un reveiw jejejjee

Notas del capitulo:

Bien... creo que no tengo nada que decir, a excepción de que, espero que lo disfruten y que les guste...

Atte: BuBbAlFo04

Ein gutes Geburtstagsgeschenk von Wolfgang

Bueno, desde que los gemelos se mudaron a los Ángeles todo ha estado en relativa calma. Gus y yo seguimos igual, sólo que ahora los dos tenemos “novias” (Todos sabemos que no existen, pero fingimos que sí) a las que nunca vemos.

Falta un día, un maldito día, para mi cumpleaños. En realidad no tenemos nada planeado, ni mucho menos una fiesta, sólo queremos quedarnos acostados en la cama, hechos un enredo total de piernas y brazos…

Me levanté de la cama, ya pasó como mínimo media hora desde que Gustav se levantó y la verdad es que la cama ya está fría sin él… además que sólo puede significar algo, el desayuno.

 

Entré al baño y me mojé la cara, quitándome cualquier residuo de sueño. Me recogí el cabello en una coleta baja. Caminé lentamente a la cocina, donde es más que seguro que está Gustav, gracias al delicioso aroma a hot cakes  recién hechos, y me detengo en el marco de la puerta, embelesado por la imagen.

Klaus está parado frente al fogón, traía puesta una enorme camisa roja e iba descalzo. Su piel blanca contrasta hermosamente con el camisón.

Ya llevamos dos días sin tener nada, dos días sin hacer el amor desenfrenadamente (Oh, debo admitirlo, soy un romántico) solamente me recuesto pegado a su pecho, él me da un beso quedo en los labios y nos quedamos profundamente dormidos.

Me acerqué y lo abracé por la espalda, él sólo dejó la sartén con tocineta en el fuego y recostó su cabeza en mi hombro, rodeando mis brazos con los suyos, en un mutuo abrazo.

 - Ya casi está listo el desayuno… vamos, ve a sentarte – Besé ligeramente, sólo rozando, su cuello y me separé de él, palmeando su trasero en el proceso. Gustav solo me miró de reojo con media sonrisa pintada en la cara, yo reí abiertamente mientras salía de la cocina.

 

Después de desayunar me recosté en el sillón, más que dispuesto a ver una buena película, con Gustav recostado entre mis piernas y su cabeza recargada en mi pecho… Pero al parecer, Gustav no tenía esos planes.

-  No tardaré – Klaus se estaba poniendo una sudadera roja con grandes letras en  blanco, traía puestas unos bermudas a cuadros color beige y su siempre fiel  cachucha negra con una “G” en grande.

- Espera… ¿A dónde vas? –

- Voy a la plaza, no me tardo – Se acerco y me beso la frente – No quemes la casa ¿ok? – Abrió la puerta y salió.

 

Me quedé viendo por donde acababa de salir Gustav, sin hacer nada. Casi al instante salí disparado al cuarto. Me puse unos jeans, un polero ligero, unos tenis y salí corriendo. “Dijo que iría a la plaza, eso está a unas cuantas cuadras… no, será mejor que vaya en el auto”. Tomé las llaves del carro, bajé y salí de la casa, rápidamente me metí en el auto, lo encendí y arranqué.

En menos de diez minutos estaba en la plaza. Entré por la puerta  principal y lo busqué con la mirada. Al voltear a la izquierda lo vi… Estaba sentado en unas mesitas afuera de un café, hablaba por teléfono y reía una que otra vez. Después de unos momentos se levantó, tomando su café y caminó unos cuantos metros más, encontrándose con una joven que le sonreía abiertamente…

Era una muchacha de cabello castaño, un poco más oscuro que el mío, lo llevaba en una melena corta que le llegaba a la barbilla, lacio. De cuerpo no era nada del otro mundo, era proporcionado, de piel ligeramente bronceada y sonrisa tierna, no llamaba mucho la atención, si no fuera por sus ojos… sus grandes y brillantes ojos grises. Hacían un gran contraste con su blusa ligera color turquesa. Gustav besó su mejilla mientras la abrazaba estrechamente, sentí como algo quemaba en mi interior al ver la sonrisa tonta que la mocosa ponía (sí, es una mocosa, no pasa de los 19).

Detuve mis cavilaciones al ver como avanzaban, muy juntos en mi opinión. Los seguí de lejos por unos minutos y me detuve abruptamente al ver como entraban en una sex-shop. Rápidamente mi mente comenzó a trabajar… “Lo más seguro es que Wolfgang me va a dejar por esa… por esa mocosa “. Después de todo, Gustav y yo somos bisexuales, muy diferente a Bill y Tom, que son más que gay’s… “Seguramente esta noche Wolfgang me va a decir que lo nuestro se acabó, todo por esa mocosa tierna y dulce. Y ese será el final, Tokio Hotel se desintegrará ya que yo no seré capaz de estar cerca de él, no sin saber que después de cada concierto nos meteremos al bus y haremos el amor desenfrenadamente, en cada una de las literas, en la cocina improvisada, en el suelo, en cualquier lugar posible”… Toda clase de pensamientos pasaban por mi cabeza, que estarían comprando, que irían a hacer con ellas, como la mocosa estaría jodidamente feliz mientras lo hacían y yo, yo me estaría revolcando en mi dolor al no ser yo el que estuviera con Klaus.

Los minutos pasaban, interminables… de ser 15 minutos, ahora era una hora entera. Yo estaba hecho un manojo de nervios, esperando a que salieran. Di un bote al verlos salir, él sonriente y ella sonrojada. “Mierda, es peor de lo que pensaba”. Comenzaron a caminar, cada uno con una bolsa a cuestas, sólo eran dos, una era de tamaño grande y la otra un poco más pequeña… ella llevaba la pequeña. Vi que se dirigían a una de las salidas secundarias y mi corazón de aceleró, salí corriendo por la puerta principal y me dirigí rápidamente al lugar donde había dejado el auto, cuando llegué estaba resollando, pero sin importarme me subí, lo encendí y arranqué. A la mitad del camino pasé justo al lado de Klaus y la mocosa esa… Ahora Gustav llevaba las dos bolsas e iba realmente sonriente.

Aceleré y rápidamente los perdí de vista, al llegar a la casa dejé las llaves en la mesa y subí a mi cuarto… nuestro cuarto.

Sentí como un nudo se formaba en mi garganta al darme cuenta de que… probablemente, ya no sería “nuestra” si no que solamente sería “mía”. Me dejé caer  en  la cama deshecha, apenas unas horas antes Klaus y yo estábamos ahí, abrazados cálidamente, y tres días antes habíamos hecho el amor, ahí… en esa mismísima cama.

Mis ojos comenzaron a escocer, no quería llorar pero… no podía evitarlo, me abracé a su almohada, a su aroma, su esencia… y me dejé llevar.

Abrí los ojos y vi que ya era de noche, me tallé los ojos mientras me levantaba  de la cama y me dirigía a la planta baja. Las luces estaban apagadas, por lo que la casa estaba en completa oscuridad, excepto la luz de los faroles de la calle, que entraba por la ventana. Vi que en la mesita de centro de la sala había una nota, con el corazón latiendo de ansiedad la tomé, me senté en el sillón de una plaza y encendí la pequeña lámpara que se encontraba a un lado del sillón.

Georg…

No te preocupes por mí, no tardaré mucho, salí con una amiga. No quise despertarte ya que te veías tan apacible y tierno…

Recuerda que te amo…

Atte.: Wolfgang…

PD: Dejé la cena en el horno…

 

Sonreí amargamente, era la 1:15 de la madrugada… “Maldito bastardo, primero compra todas esas cosas con la mocosa esa… y luego se va con ella a hacer quien sabe que…” Justo en ese instante la puerta se abrió, sobresaltándome.  Voltee justo para ver cómo Klaus entraba, traía la misma ropa, a excepción de su gorra que la traía en la mano…

Dio media vuelta y me vio, al principio se quedo quieto para casi al instante sonreírme cálida y tiernamente, mi corazón se estrujó al instante.

- ¿Qué haces ahí, Georg? – Se acercó y besó mi frente, haciendo un cariñoso gesto con su nariz en mi mejilla al despegarse. Yo sólo me le quedé viendo, buscando algo que nada más no encontraba… arrepentimiento - ¿Georg? Tienes los ojos rojos… ¿estuviste llorando? – No contesté, ¿es que acaso no estaba arrepentido de haberme engañado? – Hagen contéstame… ¿Estuviste llorando, cierto?... Contéstame Hagen, ¿por qué estuviste llorando?

- ¿Klaus… tú me amas, cierto? – Me miró desconcertado

- Por supuesto que te amo… –Tomó mi cara entre sus manos y me miró a los ojos – Recuérdalo Hagen, te amo como no tienes una idea… ¿Es que acaso dudas, tontillo?

- ¿Por qué fuiste con esa muchacha a la sex-shop?

- ¿Muchacha… cuál mu – Soltó una carcajada – Amor, estás celoso de Karolina? – Fruncí el ceño al ver como se reía, en todo caso ¿de qué se reía?

- No sé qué tiene de gracioso, Klaus

- Lo siento es sólo que… Hagen, Karolina es una amiga de la infancia, la conocí incluso antes que a ti… verás, ella fue mi primera novia, en el Kindergarten. Hace muchísimo que no nos veíamos, me habló y me dijo que si podíamos vernos  en la plaza, yo le dije que sí y fue por eso que nos encontramos allá…  Luego se me ocurrió algo y fue por eso que fuimos a la sex-shop, ella sólo me acompañó. Además, Karolina está casada, o casi, está comprometida… fue por eso que ella quiso que nos encontráramos, quería decirme de su compromiso… En serio Hagen ¿creías que te iba a dejar, después de todo lo que hemos pasado?

- ¿Qué ocupabas de la sex-shop? Según recuerdo todavía tenemos lubricante…

- Oh… espera aquí, no te muevas – Se levantó y subió casi corriendo. Me di cuenta que, ahora que lo pensaba, había sido muy estúpido de mi parte el haber actuado así.

Lo peor de todo era que había desconfiado de él, había pensado que él sería capaz de engañarme, había pensado, tontamente, que Klaus ya no me quería y que posiblemente me dejaría esa misma noche para irse con la muchacha tierna…

- ¡Georg ven un momento! – Di un bote al escucharlo, estaba tan sumido en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que ya eran las 2:10.

Me levanté y caminé lentamente a la planta alta. Al llegar al segundo piso me detuve, al pie de las escaleras, justo enfrente de mi había un camino de ropa desperdigada. Comencé a caminar, pasando por donde estaba la sudadera, la camisa, la bermuda… Me detuve frente a la puerta cerrada, en realidad no sabía qué hacer, entrar sin avisar, tocar… Decidí que si Gustav me había hablado era porque me estaba esperando.

Abrí la puerta, todo estaba en penumbras… las cortinas estaban cerradas y del pasillo no había luz suficiente para poder ver. Me adentré un paso, mi corazón estaba que estallaba.

Di otro paso, indeciso, no podía ver a Klaus en ninguna parte y la oscuridad no me ayudaba. Casi al instante sentí como tapaban mi boca, mis brazos retenidos en mi espala desde las muñecas…

- ¿Estás listo Moritz? – Jadee al sentir como la erección de Gustav se presionaba contra mi trasero…

- Gus… ¿Qué haces? – La luz se encendió y pude ver el cuarto.

 

La cama estaba llena de “juguetes”, cerca de la ventana había un gran brinca-brinca “modificado” ya que en la parte en la que te sentabas, había un gran consolador unido a la pelota. La mano que estaba en mi boca ahora estaba en mi cuello, acariciando mi yugular, gemí quedamente… imaginando todo lo que podría llegar a pasar. La mano volvió a subir a mi boca, rosando y acariciando mis labios, sentí como algo húmedo y caliente recorría mi cuello, besé los dedos que estaban en mis labios, Wolfgang introdujo uno y yo lo lamí lascivamente…

Me dio la vuelta rápidamente y por fin lo pude ver. Su mirada era turbia, había un brillo peculiar, excitante. Me besó furiosamente, mordiendo y jadeando. Sus manos recorrieron mi espalda, deteniéndose en mis nalgas, que apretó y amaso, me levantó y yo enredé mis piernas en su cintura, gimiendo contra su oído al sentir como nuestras pollas se encontraban, acariciándose mientras Klaus caminaba hacia la cama…  Gemí sonoramente al caer en la cama…

- Alles gute zum Geburtstag Hagen…

Notas finales:

Bien... ahora sí, espero que me dejen un reveiw ^^

Sin más que decir, me despido

Auf wiedersehen


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