Nuestro Final por JuAnItA

Ahora que esta llegando mi hora final, me doy cuenta de lo importante que fuiste para mí. Jamás pensé en que alguien pudiera llenar el espacio vacío que yacía en mi corazón, y menos una persona como tu. Siempre pensé que eras un tonto, arrogante y orgulloso que no merecía estar con nosotros, pero no se que diablos te habrá visto Pein para ordenarnos traerte a Akatsuki.
 Recuerdo que cuando te fuimos a buscar. Nos pusiste muchos problemas y para evitar tardarnos más dije que pelearía contra ti, y si ganaba te nos unirías. Tú tal vez pensaste que no era necesario pelear con nosotros, puesto que te sentías superior pero resultaste ser un enemigo fácil de derrotar ya que solo tuve que mirarte a los ojos, esos hermosos ojos azules que hacen que me pierda en ellos pensando que son tan maravillosos e intensos como el mar.
 Luego de eso, no hiciste más que aceptar tu derrota, no muy contento debo decir, pero lo hiciste para no perder tu orgullo, ese orgullo que hace que me den ganas de abrasarte y callar esa boca tan mal hablada a puros besos.
 Desde ese día tú me odiaste, y yo simplemente te ignore cada vez que intentabas provocarme para pelear diciendo que mis ojos eran un asco, y que despreciaban tu arte.
 Como te equivocabas al decir eso... yo siempre ame tu arte, y el gran artista que eras. Siempre te vi como la más fina y preciosa pieza que se pudo haber creado en el mundo, pero jamás tuve el valor de admitir. Como me arrepiento de no habértelo dicho en esos momentos y esperar a después, cuando tu odio hacia mi se había vuelto más grande.
 Recuerdo cuando me confesé, y no fue precisamente el tipo de confesión que quería. Más bien fue que te lo dije en un susurro para que solo tú lo oyeras y fuera más íntimo, a pesar de que no había nadie a nuestro alrededor. Yo quería decírtelo de frente. Cuanto te amaba y apreciaba, que cada noche soñaba contigo pensando en que en algún momento aparecerías en la puerta de mi habitación y me dirías que te hiciera mío. Como esperaba escuchar mi nombre salir de tu boca en un gemido cada vez que hiciéramos el amor.
 Pero fui un cobarde y oculté mi rostro con las sombras de mi cabello, para luego acercarme a tu oído y susurrar un “Te amo”, que casi fue inaudible, pero que al parecer, retumbó en tu cabeza haciéndote quedar estático y con la mirada perdida. En ese momento me separé de ti lentamente, pero algo me jaló y supe que era lo más hermoso que jamás había sentido. Tu abrazo, que inmediatamente respondí tomándote por la cintura y apretarte con fuerza contra mi cuerpo. Quería sentir tu calor mezclarse con el mío y que nuestras bocas fueran calladas por nuestros labios, fundiéndonos en un suave y dulce beso, pero en vez de eso, me diste lo que jamás espere oír decirme y que supera mil veces cada caricia y cada beso que nos hubiéramos dado.
“Yo también te amo... Itachi”
O por Dios. Oírtelo decir es un delirio, más aún cuando decías odiarme y que serías tú el que me mataría. Pero aunque no lo supieras, ya me habías matado en el momento en que nos vimos, con el solo hecho de mirarte a los ojos y admirar tus hermosos cabellos como los rayos del sol, y tu hermosa y blanca figura. Tú eras simplemente el paisaje ideal. Tus ojos, tu cabello y tu cuerpo. Todo estaba en perfecta armonía, todo era tan hermoso en ti que por un momento no te quise mirar y ensuciarte la tosca mirada roja que tanto odias.
 Cuando hube despertado de mi shock momentáneo al oírte decir que me amabas me acerque discretamente a tu rostro y te bese, sin pasión ni deseo, aunque admito que me moría de las ganas de ver tu cuerpo, sino más bien dulce, tierno y extrañamente tímido. No quería asustarte y quedarme con un sabor amargo en los labios, por lo que lo hice con sutileza, sin embargo no pude aguantar por mucho tiempo mi excitación y puse una mano en tu nuca para profundizar nuestro beso, haciéndote soltar un leve gemido de sorpresa.
Dios, gemiste. Esos hizo que mi excitación se volviera más grande y que comenzara a acariciar tu cuerpo. Eras tan suave y frágil, demonios, si eras un ángel, y yo el demonio que quería provocarte y hacerte mío. Pero... algo nos detuvo, un ruido que venía de la entrada de la cueva. Rayos, ese era el mejor momento que había tenido en años y se veía interrumpido. Con el dolor de mi corazón me separe de ti y me fui a mi habitación dejándote solo en el living que luego se llenaría de ruidos con la llegada del resto de los akatukis.
 Mientras estaba en mi cuarto, me preguntaba si realmente esto me estaba pasando. Tu confesión me dejo anonadado, más cuando correspondiste mi beso me sentí feliz, pero confundido ya que habías dicho que me odiabas y que me matarías por menospreciar tu arte. Con estas preguntas dándome vueltas en la cabeza, decidí aclarar las cosas y salí de mi habitación para hablarte, sin embargo no lo podía hacer con todos los demás frente a nosotros. Rendido me devolví a mi cuarto y me dije que te lo preguntaría a la mañana siguiente, quedándome dormido viéndote en mi cabeza.
 Al otro día me levanté, e inmediatamente fui a buscarte, mas no te encontré por ningún lado, ni a ti ni a Tobi. Como odiaba que el estuviera más tiempo contigo que yo.
 Olvidándome de ese detalle, fui a preguntarle al líder donde estabas, y me dijo que te habías ido en busca de Naruto en una misión con Tobi. Rayos, como te podían haber dicho esa misión si yo tenía que buscarlo.
 Un poco triste volví a mi habitación y me quede encerrado en ella por dos días, hasta que algo me hizo salir y preguntar si habías llegado, pero lo que me dijeron fue como si me partieran el alma.
 En tu misión te topaste con mi hermano, Sasuke, y te le enfrentaste...pero... moriste...
 Sentí como una parte de mí desaparecía y se volvía cenizas y recuerdos. No pude decirte lo mucho que te necesitaba, no pude decirte te amo cada vez que nos viéramos a los ojos, y mas todavía, no te pude decir “No me olvides”...
 Tal vez me hayas olvidado y hayas borrado la única vez que estuvimos juntos, pero quiero que sepas que yo no lo he hecho, que aún te recuerdo, que aún te amo, y que a pesar de que ya no vivas, sigues viviendo para mi y siempre serás mi preciada obra de arte.
 Ahora que ya lo único que sale de mi boca es sangre, no puedo dejar de pensar en ti y esperar el momento para volver a estar juntos, ya que se que quieres volver a verme, tanto como yo quiero volver a verte a ti.
 “Lo siento Sasuke... será para otra vez...”
 Esas son las últimas palabras que digo, luego de eso siento que mis piernas ya no me sostienen y caigo al suelo, vencido, por mi hermano, el que mato lo que más quería en este mundo, sin embargo no puedo odiarlo ya que el sigue siendo mi tonto hermano menor...
 Cuando abro los ojos veo que estoy en otro lugar. Un lugar que jamás había visto pero que a pesar de todo me siento cómodo estando aquí. Algo llama mi atención, una pequeña y humilde casa se ve a lo lejos. Camino un poco para verla más de cerca, esa casa me parece familiar. Esa es la casa de mi clan donde solía vivir en la aldea de la hoja, y con esos pensamientos alguien me cubre los ojos. Esas manos me son muy conocidas y sonrío.
 “No te olvidé, hum”
 “Yo tampoco, hmp”
 Me doy vuelta y veo a Deidara, el que me hizo sentir bien cuando estaba con vida, el que completó el espacio vacío que había en mi corazón, con quien quiero estar por toda la eternidad, con quien puedo compartir un gran final... nuestro final....feliz...
 
FIN