Se encontraba un joven rubio sentado en medio de la pradera que se ubicaba a los alrededores de la Ciudad. Desde lejos, se lo veía muy inmóvil como si se tratara de una estatua. Muchas mujeres que hacían las labores cerca del río que pasaba por allí, solo murmuraban entre ellas y decidiendo quien se aproximaría a él y lo haría reaccionar. El cielo gris no daba buenos pronósticos para horas después, por eso, ellas se preocupaban aunque fuera interesadamente y con sus propios fines que solo mantenían en secreto.
Ese joven... solo pensaba y tenía mucho. Quizás estando solo podría aclarar que era lo que había ocurrido.
Al fin y al cabo, nadie se preocupaba verdaderamente por él. Miraba hacia abajo con una vista fija que incluso sus mechones rubios le cubrían gran parte de su cara. Manos firmes que sostenían algo... ¿Pero qué? Suponían que era una flor; otras, una carta y muy pocas, una foto.
Una de las muchas que estaban ahí lo había reconocido, era Edward Elric. Según ella, los problemas le seguían y parecían que no se acabarían. Su trabajo, su posición, amistades y su familia, todo estaba siendo levemente destruido. Ese orden estaba siendo perturbado por solo dos razones que se entrelazaban y se separaban a la vez; su deseo reprimido y la solución de eso; la propia bebida. Ambas eran las causas de todo lo que le estaba sucediendo y según él, no había otra opción que era posible tomar.
Mientras en la lejanía, el viento le soplaba en la cara y apenas lo sentía. Su cuerpo se había dormido y lo único que aún parecía aún consciente era su propia mente. Ni sus pensamientos parecían tener vida, estaban ahí... flotando en su laguna mental...
"Definitivamente no tengo perdón. No lo tengo y jamás podría obtenerlo ya que esa faceta de hermano mayor que tenía y mostraba a cualquiera que nos viera juntos, desapareció y se destruyó de la peor manera posible. De esa manera en la cual dejé que mi propia tentación y lujuria malsana me sedujera y acabará con mis propios límites... que acabara con lo que era para él.
Había cumplido con mi meta de recuperar el cuerpo de Al, lo había hecho y con eso saldaba la deuda que tenía con él. Lo hubiera hecho todo, incluso dar mi vida. En cálculos, lo había hecho pero la misma Ley de Intercambio Equivalente había tomado otro rumbo y yo aún seguía vivo. Tal vez por suerte o solo por algo... A pesar de esa "suerte", todavía estábamos en mundos separados, Al en Amestris, en el mundo que conocíamos y yo... al otro lado de la puerta, en algún lugar que llamaban Alemania. El tiempo transcurrió hasta que las circunstancias prepararon el escenario para que todo sucediera como debía ser.
Había conocido a muchas personas nuevas en ese mundo que les había tomado afecto y cariño, tanto así había sido el sentimiento solo porque muchas de ellos tenían varios parecidos con todos los conocidos de Amestris. Incluso encontrarme con alguien muy parecido a mi hermano, me había sorprendido pero no más... Tal vez había descubierto que él siempre me había sido prescindible, que lo necesitaba a mi lado sin embargo, habían cosas que aún no comprendía y apenas descubría. Pero el reencuentro con Alphonse había significado mucho para mí y más cuando, ambos comenzábamos una nueva vida, allí.
De a poco nos acostumbramos a los cambios y a todo lo que nos ofrecía esa vida.
Comenzando a vivir en una pequeña ciudad, ese lugar que me reveló tantas cosas y me mostró sentimientos que no conocía. No creí lo que me pasaba. No podía. Cada sentimiento se entrelazaba con cada vivencia que conllevamos juntos. Tal vez sus sonrisas y gestos de a poco me llamaron la atención, a tal punto que lo podía ver de otro modo. El acercamiento creo que fue inconsciente por parte de Al. Podría afirmarlo que así fue. No sé porque dejé que ocurriera. Su forma de ser me atraía y como no negarlo cuando las distintas muestras de cariño que me mostraba cada vez eran más...
Aunque todo eso se debía por dos razones: Extrañaba mucho a todos los demás que conocíamos en nuestro mundo y la razón de que se sentía solo...
No podía dejarlo así... Lo que sentía solo era angustia de verlo así, me preocupaba... mucho por él.
-Alphonse...
La nostalgia era lo que reflejaba su mirada. Me sentía algo culpable por la razón de que Al solo me había seguido para estar a mi lado pero había dejado a todos lo que lo querían allá. Muchas personas, ahora que lo pienso. Me tenía a mí y creo que no era suficiente lo que le podía ofrecer entre los límites debidos.
En una las tantas tardes lluviosas de esa ciudad, pude ver como dormía en silencio; Como su cuerpo descansaba del todo y se refugiaba en el sueño. El cansancio ya nos gobernaba de una manera extraña, prácticamente, planeaba todo lo que podíamos hacer o no. El trabajo que ambos teníamos se relacionaba por completo con las nuevas ciencias y más con lo que Heiderich había comenzado. No era fácil ni difícil pero todo se iba en eso, trabajo.
Sin embargo, en ese aburrido "trabajo" había logrado que en un principio había planeado, definir quién era quién. No quería que mi propia mente me engañara e intercambiara sentimientos como personalidades. No quería que la persona a quien le debía todos estos sentimientos fuera a Alfons. Solo Al, solo él. El parentesco de ambos era increíble, se diferenciaban en muy pequeños detalles como su cabello pero...
Había algo en Al que lo hacía diferente. Y eso debía dejarlo en claro.
Algo que sentía por él. No era el cariño de hermanos... era más fuerte eso que sentía. No podía describirlo pero no estaba bien. Me lo repetía en cada abrazo que le daba, en cada sonrisa correspondida, en cada palabra devuelta y cada vez que podía. No sabía que hacer para olvidar esa sensación que tenía. Solo quería olvidarlo pero no era sencillo.
¿Amor? No lo sé... y creo que no lo sabré...
Hubiera deseado que ocurriera cualquier cosa menos esa... Pero a quien engaño, en el más profundo de mi subconsciente, lo deseaba de una manera malsana...
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Eran días de trabajo y muy duros según a mi parecer. A la fábrica donde trabajábamos no le estaba yendo muy bien en términos financieros y eso nos afectaba muy directamente: Debíamos trabajar más rápido para concretar los proyectos y conseguir que todo esté en marcha. No teníamos el descanso que queríamos y dudaba que si nos quejábamos, conservaríamos nuestros puestos. En pocas palabras, el trabajo nos absorbía hasta la última gota de energía que podíamos tener diariamente; aunque ni cerrar los ojos podíamos para descansar y muchos solo caían a tomar lo que fuere para mantenerse despiertos. Algo... inusual pero muchos habían preferido eso a que seguir con el cansancio. Un desfile de bebidas conocidas y raras siempre estaban alrededor nuestro pero ni Alphonse ni yo aceptábamos...
Pero mis límites ya habían sido sobrepasados y totalmente expuestos. No podía más con todo eso, la presión... y este maldito trabajo.
Necesitaba salirme solo un poco de la realidad y poder mantener mi cordura a la vez, algo que creía que perdía de a poco y sabía que no solo era por el trabajo.
Esos días habían sido muy contradictorios entre sí.
Lo eran y todo por una simple reacción, gesto, mueca que veía por parte de Al. Había algo diferente en él. No sabía como descifrar eso pero me bastaba la idea de que tal vez... era lo mismo que yo planeaba decirle algún día. ¿Algún sentimiento? Quizás. No lo sabía, sin embargo, su mirada me rehuía y parecía que había algo que siempre quería decirme pero se trababa y no podía. No sabía ni que pensar en esos momentos y quizás hice mal... mucho mal, luego....
De una manera u otra, una botella y varias copas vacías me rodeaban a mi lado cuando mi hermano me encontró un día de trabajo. No sabía cómo explicarle lo que había ocurrido, aunque en ese estado tampoco le hubiera ducho algo coherente. Su mirada, esa misma que nunca había visto, me había dejado confundido. ¿Enojado estaba? No sabía lo que hacía y solo me reí. Me di cuenta que se había ofendido pero aún así, se acercó a mi solo para alejarme de todas esas botellas que me rodeaba. No recuerdo mucho que era lo que me había dicho pero solo recuerdo ese abrazo que me dio al final. Aún no sé cuál fue la razón... pero en cierta forma, lo había decepcionado.
Nos habíamos ido a tropezones en medio de la calle y teníamos la suerte de que era de noche. Esa suerte también me había servido para algo más. No estaba totalmente consciente de lo que hacía pero lo que sentía había roto las cadenas que lo ocultaban. Sin pensarlo, sin meditar y dejando para el futuro las consecuencias, me aproveché de esa situación y lo besé.
Vi como Al me sostenía y cuando solo giró su mirada hacia mí, lo había hecho. Fue algo corto pero tentadoramente eso no me bastaba quería más. Esa sensación me había dejado más interesado en él, más "enamorado" de él. Aunque esa expresión extraña por parte de él me dio a entender que no le había gustado mi reacción. Pude haberlo besado una segunda vez más pero... no sabía si habría sido lo correcto, Al ya estaba nervioso en esos momento y ni siquiera me miraba. Sin importar... yo no era dueño de lo que hacía.
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Hubiera sido raro si mi mente no hubiera recordado nada de esa noche. A parte de ese beso, nada más había ocurrido y Al tampoco me hablaba de la misma forma. Lo veía confundido y en ningún momento, había mencionado ese pequeño incidente que había ocurrido entre ambos. Hubiera querido que al menos lo mencionara como reproche pero solo me dijo que no bebiera más. Solo había sido una pequeña advertencia.
Indiferencia es lo que sentía de su parte y sabía que me la había ganado pero debía haber alguna forma de aclarar todo... Lo sabía pero en la forma había fallado.
No debí...
No debí."