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Entre la espada y ustedes dos por Thirteen Wilder

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Notas del capitulo:

Hola gentee...tuve que hacerme otra cuenta ya que la mia fue borrada por falta de uso...espero y les guste mi nuevo fan fic :D

La calma con la que se movían las cortinas lo hacían recibir una gran sensación de paz, todo había sido una bomba de tiempo que se había trabado en el último segundo y explotado después de que parecía desactivada.

-No comprendo donde comenzó este error, no sé si es correcto decirlo así...- Hablaba para si mismo un chico de nombre Camus, estaba recostado en una cama con sabanas blancas- Probablemente no fue culpa de nadie, solo de este destino…probablemente fue aquella vez…-

Aquel comenzó a recordar su pasado cerrando los ojos lentamente, dentro de toda esa oscuridad alcanzó a ver un pequeño niño con un overol verde y un sombrero blanco, se divertía corriendo hacia un pequeño riachuelo, que atravesaba un enorme jardín en una casa igual de grande. Al llegar ahí, se detuvo y se arrodilló para ver el agua, metió una mano en ella y disfrutó de la frescura que el líquido le estaba regalando. Pensaba en muchas cosas sin sentido alguno.

Pero su pensamiento fue interrumpido al caer una piedra al agua, mojándolo con unas cuantas gotas.

-¡Saga!- gritó molesto- ¿Qué haces aquí?-

Se le acercó un niño un poco más grande que él, de cabello azul oscuro, corto y levemente despeinado, sus ojos verdes miraban con atención al niño y esbozo una sonrisa.

-Tenía ganas de verte, nuestros padres casi no se ven debido al trabajo- decía Saga mientras se hincaba al lado de Camus.

-Si…mi tío trabaja demasiado tiempo…-hizo figuras en forma de ocho con su mano, dentro del pequeño torrente

-¿Te puedo pedir un favor?-

-Claro-

- Cuando seamos grandes ¿Te casas conmigo?- decía con inocencia-Eres el único con el que puedo confiar, y siempre estás conmigo cuando lo necesito.

-Eso no es un favor, claro, no importa que seas mi primo- sonreía tiernamente mientras le tomaba la mano.

Los niños jugaban siempre a la familia cuando se veían, no eran conscientes de sus actos como todo pequeño, ambos gozaban de la compañía del otro y disfrutaban cada segundo que pasaban juntos, aquel tiempo lleno de inocencia pasó en un abrir y cerrar de ojos.

Saga era el hijo mayor de una familia adinerada, su padre se dedicaba con devoción a los negocios y quería que su hijo continuara con el negocio familiar pese a las negativas que recibía de este cada que tocaban el tema, los deseos que el pequeño tuviera no eran un tema discutible entre ellos, por su primogénito, estudiaría lo que su padre le iba a ordenar. Constantemente se quedaba solo en aquella gran mansión, a pesar de que su padre le cumplía todos sus caprichos, la falta que le hacia su madre a quien perdió a una corta edad era muy notoria, al no poder sentir ese apoyo y esos abrazos que cada uno de nosotros necesitamos en cierta medida.

Camus era de una familia de clase media, levemente acomodada, sus padres lo apoyaban en todo, era una persona con sueños inalcanzables a veces. Una persona que necesitaba a veces en desesperadas ocasiones sentirse aceptado. Podrían faltarle algunas cosas, pero sabía cómo sacarle provecho a todo lo que tenía, no era un malagradecido como muchos lo serian, tras ver lo que Saga tenía que pasar al ser aquel típico chiquillo rico que no pasa tiempo con sus seres amados.

Ellos solo se veían en reuniones familiares, donde secretamente se encontraban para compartir una que otra sonrisa o secreto, al cumplir Camus los 19 años y Saga los 21, su relación se volvió un poco distante, por el poco tiempo en el que se veían, pero a pesar de ello, ambos seguían enamorados. Nada podía ser mejor que eso, tenían un sin fin de excusas para estar juntos sin que nada ni nadie lo hiciera parecer sospechoso.

- Quiero hablar contigo- Camus le extendía la mano y miraba hacia otro lado levemente sonrojado.

-Bien- se puso de pie y siguió al mayor.

Se alejaron lo más posible del lugar de reunión, llegaron a una banca que se encontraba debajo de un sauce llorón. Se sentaron uno frente al otro, Saga tomo de la mano a Camus y comenzó a acariciarla lentamente mientras la miraba directo a los ojos, sin perder detalle de alguna emoción de él.

-Estos años hemos estado juntos, me has dicho cosas y realmente han quedado en mi memoria como si me las hubieras dicho recientemente-Dijo Camus mientras alejaba sus manos de las manos de él, y lo miraba con decisión.

-¿Qué más podemos ser? Sabes que nuestra relación está prohibida, pero a pesar de eso, no niego lo mucho que me gustas, lo mucho que me encanta mirarte a los ojos, el sentimiento que tengo al acariciar tu piel-

-Lo sé Saga pero, quiero saber… ¿Qué somos?- volvió a ocultar sus manos de él, no quería tener más titubeos, podría amarlo bastante, pero no iba a tomar un riesgo innecesario.

- No estoy seguro, será difícil tener una relación, el peligro de ser descubiertos y hacer que la familia se separe es bastante, pero no temo hacerlo-

-Eso no responde a mi pregunta…-

-… ¿Quieres  que seamos pareja?-

Esa no era precisamente la frase que Saga debía de decir según las fantasías de toda la vida de Camus, sin embargo con eso fue más que suficiente para hacer que su cuerpo se pusiera tenso, sus manos estaban a punto de sudar.

“Si”

El geminiano lo miró fijamente, con su mano derecha acaricio el suave brazo de Camus, recorriéndolo desde la mano hasta el cuello, el cual tomo por unos cuantos segundos y miro atentamente como un vampiro sediento, subió unos centímetros más y acaricio sus labios, retiró su mano a la mejilla y lentamente se acercó para besarlo.

-Alguien puede vernos- Susurro sin moverse

- Quiero hacerlo- Con esas palabras término con la distancia que los separaba con un beso, uno tierno y tímido, que con el tiempo se tornaba más profundo, como si nada más en este mundo importara. No era como si no se hubieran besado antes, pero este beso tenía un significado más profundo, por fin había un a libertad de hacerlo a sabiendas que el otro no se iba a separar jamás.

El ¿Qué dirán? Quedo atrás en ese instante, la idea de estar con la persona que quieres cuando quieres es la mejor en cualquier momento, ese era el pensamiento de ambos en ese momento, cuando repentinamente Camus lo mordió a para detenerlo.

-Es peligroso hacer este tipo de cosas aquí-

-Que no te importe más…- le roba un pequeño beso después de decirle eso- No temas cuando estemos juntos.

-No le tengo miedo a los demás, temo lo que puedan hacerte a ti-

-Y lo que yo puedo hacerte a ti- acarició su mano de nuevo- No podría lastimarte jamás

-Lo dices ahora…pero más adelante…-

-¿Vas a dudar de lo que siento por ti tan rápido?- Al decir esto se separó un poco

-No es eso…temo a perderme demasiado en todo esto-

-Yo tengo miedo a enamorarme de ti, y defraudarte-

“Enamorarme de ti” ¿Acaso él no lo estaba? Camus se puso de pie, no quería seguir escuchándolo, era insoportable cando se ponían a hablar de más.

-No era mi intención decirte eso, me gustas, siempre me has gustado pero…-

-Entendí perfectamente lo que pretendiste decir, sé que no vas a hacerlo de manera libre frente a todos- lo vio con una mirada llena  de complicidad- Tu y no somos nada más que amantes…-

 El otro solo sonrío, adoraba que Camus fuera tan listo y no tenía que explicarle más de una vez las cosas, adoraba a su primo ahora amante, ya no había marcha atrás, todo esto había comenzado de la mejor manera, estar al lado de él era lo único que deseaba desde que lo había conocido, le amaba profundamente y esperaría hasta el día en que ambos pudieran irse lejos de todos ellos. Su amor por la lectura los hacia actuar como un par de cursis en sus momentos, pero era algo que disfrutaban ampliamente.

Notas finales:

Espero y les haya gustado dejen comentarios, jitomatazos ya saben ustedes :)


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