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Memorias del amador de un ánima por Shudder Pigs

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Notas del fanfic:

Hola! *O*

Escribí ese fic hace un tiempo, me basé en una canción... no recuerdo cuál era xD pero la buscaré y se las diré ^^

 

Ah! y también me habían comentado sobre los nombres ._.

bueno, no me acostumbro a utilizar nombres occidentales ;O; porque si los uso, pienso en alguien con ese nombre y ._. no puedo! ;_____; espero no le desagrade a nadie u,u

 

Las advertencias irán apareciendo con los capítulos~

Notas del capitulo:

Hola denuevo! *O* xD

Bueno, creo que me quedó un poquito largo ._. pero nosé D:

 

No sabía si poner esto como "Capitulo 1" o Prólogo, porque si parece un capitulo D: pero al final me quedé con el prólogo porque la historia en si no se trata tanto de esto  ._.

Y al final, imaginense que la cosas van sucediendo simultáneamente D: al menos intenté hacer eso ;O;

En fin xDD

Disfrútenlo ^^

 

Si la vida fuera algo así como una persona a la cual acercarte y comentarle tus quejas o darle tus felicitaciones…

 

Pensó mientras acomodaba la bufanda en su cuello. Los días últimamente solían amanecer más fríos de lo común, pese a que el invierno ya comenzaba a retirarse.

Parecía que la primavera este año no sería acalorada como solía serlo.

Salió de casa con paso tranquilo con las manos dentro de los bolsillos de su abrigo para aislarlas del frío del clima.

Parecía que su destino no estaba a gran distancia, o que tampoco llevaba prisa en llegar a él.

 

Si realmente pudiese tener una conversación con la vida…

 

Cruzó la calle sin alertarse de la presencia de vehículo alguno, pues los únicos que la transitaban no eran más que él y unos cuántos pájaros que cantaban melodiosamente mientras volaban libre de un árbol a otro.

 

Me detendría a pensar con cuidado lo que he de ultrajarle. Ó por el contrario, la razón por lo que le agradecería.

 

Llegó pronto a una gran calle y atravesó por las esquinas esta vez confundido entre grandes montones de gente.

 

Sin embargo creo que habría cosas que le diría sin pensarlo. Como si fuesen cosas obvias, tal vez sin sentido…

 

Pronto volvería a encontrarse con una calle mínimamente transitada, en la que se encontró con distintos cafés; De esos en los que la gente solía pasara a desayunar por las mañanas mientras lee el periódico del día y luego se va al trabajo. De esos en los que incluso, también encuentras gente de corbata y zapatos lustrados cerrando algún tipo de negocio. Prácticamente todos tenían pequeñas mesas para dos ó tres personas afuera del mismo recinto, ya saben, para los que gustan del aire libre… o fumar. Caminó entre ellos hasta divisar a un sujeto con gafas oscuras sentado en una de ellas, demasiado ocupado en sus anotaciones como para notar su llegada.

 

Pero definitivamente, sin importar si es gratitud o un disgusto, le hablaría bastante de ti…

 

-Disculpe joven, busco a mi mejor amigo. Es poco agraciado y engreído, tal vez lo haz visto pasar por aquí…- Arrastró la silla y se sentó en frente del otro, con una sonrisa en los labios.

-¡Demonios, me asustaste!

-Ni que mordiera, o tuviera cara de violador… ¿O si la tengo?

-¿Quieres la verdad…?

-Imbécil.

 

Keru era aquel típico estereotipo de “sujeto rebelde” que puedes encontrar en cualquier lugar. Abandonó la secundaria antes de terminar su último año para dedicarse de lleno a su carrera como músico. No destacaba precisamente por su ejemplar comportamiento o sus calificaciones. Tampoco era bueno en deportes o algo que no fuese música.

 

Desde pequeños él y Hasami fueron los mejores amigos, de esos que se pasaban prácticamente todo el día juntos. El hecho es que nadie lograba entender como alguien como Keru se llevara tan bien con alguien como Hasami, puesto que es todo lo contrario a él.

 

Hasami era un estudiante aplicado que destacaba por su buen comportamiento y sus fantásticas calificaciones. Solía ser tímido y reservado. Sin embargo poseía el don de mirar el mundo con otros ojos. Rescataba todo lo hermoso de las cosas y hacía que lo desagradable pareciese esfumarse. Por eso, en su vida no hubo mejor elección que entrar a la universidad de artes, dónde aspiraba a convertirse en un gran pintor para que el mundo viese todo lo hermoso que él pudiese mostrarles en una simple obra, o en todas las que el quisiese pintar.

También era algo divertido verles, pues mientras Hasami tenía el aspecto de alguien absolutamente normal, Keru demostraba su libertad y rebeldía en su aspecto. Ahora mismo, llevaba un alocado corte de cabello teñido no hace mucho de un rubio bastante claro. Tenía tatuajes saliendo por las mangas de su ropa, terminando en sus manos y unos cuantos asomándose por el cuello de su abrigo.

También usaba piercing en exceso y tenía una manera de vestir bastante llamativa.

 

Todas las mañanas, se encontraban en el mismo café para desayunar juntos. Keru iba a dejar a Hasami a la universidad todos los días, ya que ésta quedaba en el camino a la compañía disquera para la que trabajaba.

 

De tener la oportunidad de remediar algo…

 

Hasami estaba más callado de lo normal. Era hasta curioso, él siempre intentaba hablarle de algo, de lo que fuese. Siempre disfrutaba mirar a través de la ventana mientras el vehículo estaba en movimiento, pero extrañamente esta vez no tenía la mirada lejos de sus propias manos, que jugaban nerviosas sobre sus rodillas.

 

-¿Ocurre algo?.. ¿Hasami? ¡Te hice una pregunta!

-¿Ah? No, nada. No pasa nada…

-Claro, como digas.

 

Aprovechó la pausa que la rojiza luz del semáforo en frente suyo le brindó para encender un cigarrillo. Algo en Hasami era diferente esta mañana, definitivamente algo en él no andaba bien.

 

-Keru…- le llamó.

 

Hace un tiempo, Hasami comenzó a preguntarse qué tipo de reacción tendría Keru si alguna vez llegaba a enterarse de su secreto. Y hasta se había preguntado cuál era la razón por la que llevaba tantos años ocultándoselo. ¿Su amistad? ¿Qué amistad? Si con un poco de suerte lograba verlo por las mañanas. Por eso, aquel día se había decidido a confesarle el único secreto que jamás se atrevió a contarle.

Ni a él, ni a nadie.

 

-¿Ibas a decirme algo?- Cuestionó Keru luego de un pequeño silencio de parte de su copiloto.

-Keru, yo…- Sin embargo, no pudo evitar el hecho de llegar a retractarse de su decisión.- ¿Sabes que si te atrapan con eso, tendrás que pagar un dineral…? –Refiriéndose al cigarrillo-

 

-De tener la oportunidad de remediar alguna situación…

 

¡Qué estúpido! Tenía más que claro que Keru no era precisamente de aquellos tipos que abrían su billetera y de ella salían nada más que moscas. Qué estúpido se sentía en ese momento.

Keru dejó caer el susodicho cigarrillo por la ventana a su lado y miró a Hasami con el ceño fruncido, al momento en que detuvo el vehículo frente a la universidad del pintor, dudando sin debía hacer el camino más largo y resolver de una vez lo que tenía así a su amigo.

 

-No creas que dejaré que esto llegue a mañana, pequeño mentiroso.- Dijo Keru con diversión en el rostro, ocultando su preocupación.

-¿Mentir, yo? Deberías tomarte la temperatura, apuesto a que tienes fiebre.- Bajó del vehículo, despidiéndose de su amigo con el gesto de paz.- ¡No olvides visitar un médico, esa fiebres suelen ser peligrosas!- Cerró fuertemente la puerta del automóvil.

-Ya veremos quién dará una visita al doctor…- Susurro para sí, mientras encendía nuevamente el motor del vehículo y le mostraba lo reluciente de su dedo medio a Hasami, para emprender lo que le restaba hasta el trabajo.

 

Si realmente pudiese cambiar algo, Cambiaría éste día…

 

Hasami vio como Keru se alejaba nuevamente de él. Mostró una sonrisa hasta que Keru ya no pudo verlo más. Cosas como esas, eran la razón por la que siempre terminaba guardándose todo. Él era su amigo, y no podía imaginar como sería su relación si destruyera todos aquellos momentos al confesarle sus verdaderos sentimientos hacia él. Dio un gran suspiro, notando como un par de grupos de estudiantes continuaban mirándole en forma extraña. Mirándole como lo hicieron la primera vez que llegó con Keru a la universidad en tal modelito de auto “poco” ostentoso que lucía el músico. Cosas como esas ya lograban pasar desapercibidas por el.

 

Keru albergó algo de preocupación. Tenía algo así como un mal presentimiento acerca de Hasami que no logró quitarse en todo el día.

En el ensayo se veía distraído, su cantar no llevaba el sentimiento que solía poner en cada verso. Erró muchas veces en la letra de todas las canciones que intentaron practicar. Le regañaron un montón de veces, le amenazaron con diversas cosas, hasta con despedirlo. Intentaron incluso recurrir al chantaje, la manipulación, pero él simplemente no podía concentrarse con aquello oprimiéndole el pecho. Y estaba seguro que no podía ignorar tal sensación desagradable que no le dejaba en paz.

El ensayo estaba casi suspendido por su culpa, hasta que un mensaje de texto hizo sonar su teléfono móvil. “Iré a recogerte. Necesito hablar contigo, por favor espérame. Hasami”. Pero aquello no hizo más que continuar preocupándolo. Bueno, al menos podría verlo de nuevo, ¿no?...

 

~

 

-¡Qué hermoso cuadro!

-Kasumi-san, hola.

-¿Ah? Pero qué será…- la chica se sentó cerca de Hasami, posando su esbelto dedo índice sobre sus labios mientras pensaba.- éste cuadro tiene algo diferente, Sami-Chan. No es como los que siempre pintas.

 

Hasami detuvo su tarea de mezclar colores, y observó el cuadro a medio terminar que tenía en frente desde esta mañana. Y pudo notar como la chica recién llegada tenía razón, aquellos trazados en pintura parecían venir de otras manos.

 

-… ¿Nee, Sami-chan… que tienes?- Preguntó con preocupación, notando sorpresa en la expresión del pintor.

-Nada…- Respondió con inseguridad.- no pasa nada, sólo me aburrí de seguir el mismo estilo en cada cuadro…

-Lo que quieras, pequeño mentiroso…-Hasami pareció sobresaltarse ante sus palabras, como si la conversación que había tenido con Keru esa mañana estuviera volviendo, pero era imposible.- Pero me agradaba tu estilo ¿sabes?, me parece bastante particular, como si tus cuadros hablasen por sí mismos, eso realmente me agrada… Pero creo que ya te lo había dicho antes- Sonrió dulcemente. El castaño devolvió su gesto.- No deberías estar triste, Hasami. Eres una gran persona, por eso, ¡tú puedes salir adelante, confío en ti!

-Gracias, Kasumi-san-Sonrió

-Tengo que irme. Tienes que enseñarme eso –señaló el cuadro- cuando esté terminado, y procura continuar con tu antiguo estilo hasta que termine de aprobar el nuevo, ¿Entiendes?- Sentenció ella. Hasami sólo continuaba sonriendo.- ¡Nos vemos!

 

“No creas que dejaré que esto llegue a mañana, pequeño mentiroso…”

 

~

 

-Ya estoy harto, me largo de aquí.- Ryu se puso de pie y se dirigió a guardar sus baquetas.

-No puedes irte así como así, ¡Estamos en medio de un ensayo!- Reclamó Mitzuri al batero de cabello largo.

-¡Pues informa de eso a Keru!- Gritó saliendo de la sala y cerrando fuertemente la puerta tras de sí.

-¡Este tipo va a escuchar todo lo que tengo que decirle!- Salió la líder de la banda tras el baterista.

-Creo que eso fue todo por hoy ¿no?...- Dijo después de un suspiro el bajista, Takashi.

-Eso creo…- Okinu, segunda en guitarra.

-Espero que mañana ya hallas resuelto tu problema, Keru.- Dijo Takashi saliendo de la sala y despidiéndose con la mano antes de desaparecer por la puerta, al parecer tenía prisa en llegar a algún lado.

 

~

 

El reloj de pared marcaba las 2.25 pm. ¿A quién se le ocurriría colgar un reloj en la pared del baño? .Giró del grifo del lavamanos, mojando su rostro con abundante agua para esclarecer sus ideas, intentando que sus preocupaciones se fueran a la alcantarilla y así olvidarse de todo eso tal como se iba el líquido transparente bajo su mirada. Al momento la puerta del baño de varones de la compañía disquera se abrió suavemente cuando Ryu entró en el.

Ryu era un sujeto apuesto, demasiado.

Tenía el cabello ligero, sedoso a la vista y de un lindo color azabache cayendo a ambos lados de su rostro como dos cortinas al viento sobre sus delicados y esbeltos hombros. El flequillo caía por sus sienes, apenas rozando el costado de sus ojos, terminando finalmente a la altura de sus mandíbulas. Su rostro era una verdadera fantasía. Sus pequeños ojos oscuros como su cabello parecían brillar bajo unas delgadas y apenas perceptibles cejas; sus labios no eran ni delgados ni muy anchos, perfectos. Tenía un pequeñísimo lunar más abajo de su boca, al lado izquierdo, que le daba un increíble toque a su rostro de piel clara.

Miró de reojo a Keru, quien lo observaba con atención con una mano en el grifo del agua, como queriendo cerrar el flujo del líquido pero sin llegar a hacerlo. Ryu entró en uno de los cubículos, cerrando la puerta de éste tan suavemente como había abierto la del baño hace unos escasos segundos. Keru giró del grifo y el agua cesó de salir.

Volvió su rostro al frente, pues aún miraba al cubículo con puerta cerrada en el cual había entrado Ryu, viendo su propio reflejo en el enorme espejo sobre el lavabo. Una gota de agua calló de su frente contorneando su rostro y cayendo finalmente. Sus manos también estaban mojadas y el reloj sonaba “tic-tac, tic-tac” constantemente.

Por unos segundos no hizo más que mirar sus ojos sin verlos realmente, con la mente en blanco, el cabello cercano a su rostro goteaba y su mano aún no salía del grifo. No hacía movimiento alguno, como si de pronto se hubiera paralizado.

Ryu corrió el seguro, abrió la puerta del cubículo y Keru se dirigió a secar su rostro ignorando por completo al baterista, el cual se le acercó luego de lavar sus manos empujando al rubio sorprendido por la espalda, apasionándolo entre él y la pared de cerámicas. Keru dio un quejido al golpearse contra ella. Ryu hábilmente le dio la vuelta sin darle ni la más mínima oportunidad para escapar, quedando ambos frente a frente.

 

-¿Qué demonios pretendes Ryu?

 

Keru tenía el ceño fruncido, sin embargo parecía demasiado distraído como para mantener su expresión casi amenazante. Ryu atrapó sus muñecas entre sus manos y el intentaba zafarse con poca fuerza, no logrando nada en lo absoluto. El pelinegro sólo continuaba presionando su cuerpo contra el suyo.

 

-Quiero que lo olvides, eso que te preocupa. Quiero que lo olvides… al menos por un momento.

 

A la vista de Keru, la mirada de Ryu parecía muy sombría. Sintió escalofríos al notarlo.

 

~

 

2.43 pm. Clase de teoría.

Hasami tomaba nota de las explicaciones de su profesora, sin saber realmente si anotaba lo correcto. Estaba pendiente del reloj digital colocado sobre el enorme pizarrón blanco.

Keru terminaba su horario en poco menos de una hora y su clase terminaba en diecisiete minutos. La impaciencia estaba carcomiéndolo por dentro, sólo pensaba en cuanto tiempo restaba para ir en busca del rubio de hermosa voz.

Al poco tiempo, cesó su intento por entender algo de la clase. Ahora su mente sólo se preocupaba en como decirle, ¿qué palabras debería usar?, ¿qué haría luego?, ¿estaba preparado para tal vez no ver a Keru nunca más?

 

¿Pero, ya que importaba?

 

Nada.

 

~

 

Keru ya se había rendido. Le era casi imposible no dejarse llevar por los besos de Ryu. Debía admitir, aunque fuera a sí mismo, que en cierta forma necesitaba de todo aquello. Aunque talvez fuera sólo para distraerse un poco, para no pensar en algo más que no fuesen los dulces labios del baterista que lo aprisionaban con ternura.

Sintió como Ryu bajaba sus manos hasta sus pantalones, desabrochándolos y bajando lo necesario su ropa interior. Keru cerró sus ojos y lo abrazó por el cuello, desordenando los cabellos del otro, quien no paraba de besarlo.

Ryu sujetaba al vocalista con una mano, mientras que con la otra acariciaba su miembro, agitando su respiración, recibiendo gemidos dentro de su boca. Luego de abandonar la erección de Keru, le introdujo un dedo para comenzar a acostumbrarlo. Su intención no era hacer sufrir aún más al rubio.

 

~

 

La clase de Hasami al fin había terminado. Estaba nervioso, algo distraído.

Se apresuró a recoger sus cosas y correr a la parada del autobús que lo llevaría al trabajo de Keru. Cuando estaba apunto de llegar, vio a lo lejos el autobús cerrando las puertas y marchándose. Demonios. Corrió tan rápido como pudo, pero el medio de transporte sólo continuó avanzando. Se apoyó contra un poste para recobrar su respiración normal. En eso alguien tocó a su hombro.

 

-¡Sami-chan! ¿Tienes prisa?

-¡Kasumi!- saltó de susto- si, debo decirle algo importante a Keru y sale… ¡en menos de media hora!

-Si corres llegarás a tiempo- comentó con una risita, Hasami corrió al instante.

 

~

 

Keru tiraba levemente de los cabellos de Ryu, mientras éste lo penetraba cada vez más rápido, gimiendo ambos a la par. Keru había echado su cabeza hacia atrás intentando contenerse un poco. Ryu ahogaba sus jadeos mientras besaba el cuello tatuado del vocalista.

Hacerlo de pie era un tanto difícil, por lo que en un momento ambos se dejaron caer hasta el suelo. Ryu se quedó dentro de Keru, sin moverse durante un momento para buscar los labios de éste, quién los aceptó sin reclamo alguno y luego de acomodarse continuó saliendo y entrando de él.

 

Y el celular de Keru comenzó a sonar encima del lavabo con el nombre de Takashi en la pantalla.

 

~

 

Hasami continuaba corriendo tan rápido como podía, con la vista un tanto distraída, pues aún pensaba en cuales palabras debería utilizar. Su rostro había enrojecido levemente por el cansancio y de pronto el aire se le hizo demasiado insuficiente, por lo que se detuvo un momento.

Luego de recuperar algo de su respiración normal, continuó corriendo.

En un momento quiso mirar la hora. Le quedaban tres minutos y cuatro calles aún.

 

-Cuatro calles, nada más…- pensó aún mirando su reloj con concentración.

 

Tanto, que ni cuenta se dio que el semáforo en la esquina estaba en color rojo. Incluso ni notó que había llegado al cruce, y sólo continuó corriendo.

 

Desde la esquina contraria, Takashi -bajista de la banda de Keru- lo había visto correr atento a su reloj de pulsera. Vio cómo una chica gritó que se detuviera y en seguida como un automóvil impactaba contra el delgado cuerpo del pintor en medio de la calle.

El cuerpo de Hasami se elevó al menos un metro sobre el asfalto y luego cayó inconsciente golpeándose en la cabeza.

 

Por inercia, Takashi corrió de inmediato. Los sonidos se suavizaron y escuchaba con los oídos tapados como la chica lloraba sonoramente traumatizada por lo que acababa de ver.

Al llegar junto al chico, tomó su mano, midió su pulso prácticamente nulo y entonces notó una gran posa de sangre saliendo de su cabeza.

 

Comenzó a temblar.

 

Nervioso, recostó su cabeza en el pecho de Hasami, escuchando el último pálpito de su corazón. Hasami estaba muerto.

 

 

 

 

 

Hasami estaba muerto.

 

 

 

Notas finales:

Y eso *O*

Les gustó? sigo o no? ;__;

alguna sugerencia, reclamo, felicitacion(?), tomatazos, regalos, sicarios, francotiradores(??????) o algo que quieran decirme de la historia me ayudaría mucho, quiero saber su opinión! ^^

 

Muchos Besos *3*


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