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Dreams por Limonchello

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Notas del fanfic:

Titulo: Dreams {ArthurxMerlin} 
Autor: Maka  
Pareja: Arthur Pendragon x Merlin
Serie/manga/anime: Merlin
Spoilers:  - -
Warnings: Sueños, sueños bonitos, sueños romanticos, sueños porno(?)
Listening: Take me on the floor - - The veronicas

Notas del capitulo: Llevaba unos días pensando ese pequeño oneshot asi que al fin lo hice, ultimamente ando vaga y apenas escribo, espero volver pronto con algo más sustancial de esta pareja y de muchas mas~

El sueño es un estado de reposo uniforme de un organismo… Los sueños son visiones, son un mundo misterioso y fascinante donde las reglas de la realidad no aplican.
Y ellos como cualquier otro humano también soñaban.

Uther soñaba, soñaba con una hermosa mujer de cabellos dorados y ojos azules, los mismos ojos que su hijo Arthur, soñaba con la madre de este, Igraine, la veía, tan bella y radiante que era capaz de eclisar al mismísimo sol, era la mujer más linda que había tenido nunca y la magia se la arrebató. El sueño cambiaba, se volvía más oscuro hasta volver a aclararse, había vencido la magia, soñaba con el día que esa frase fuera cierta, soñaba que realmente lo había conseguido y la magia nunca más volvería a asaltarle en su reino, y sonreía tontamente por ello, sin temor, habiendo conseguido su venganza personal. Habiendo ganado su batalla contra la magia. Y se levantaba con una sensación de lucha, de coraje, animado al ir a desayunar con su pupila; Morgana.

Morgana, cuando podía soñar, que eran contadas ocasiones debido a sus problemas con el sueño, siempre era sobre el futuro, veía a Arthur, estoico, hermoso como siempre en su trono, veía a Gwen en un lado de este, veía a Merlín al otro y ella estaba lejos, lejos de ellos, tras una cortina que le hacía ver todo borroso se sentía atada, encadenada, se sentía arder una y otra vez y cuando creía que iba a desvanecerse en las llamas que la envolvían su cuerpo volvía a estar intacto, y gritaba, gritaba con todas sus fuerzas, y así se despertaba, gritando llamando a Gwen, desesperada, temblando, sudorosa, temiendo que esas visiones fueran ciertas.

Gwen apenas podía dormir tampoco por su señora Morgana, se despertaba pronto y acostaba tarde por sus quehaceres, y cuando cerraba los ojos le veía a él, le veía tan guapo como le recordaba, tan valiente y humilde, sus ojos castaños la penetraban, rozaba sus labios, acariciaba su faz, sus cabellos y… Despertaba con una horrible sensación de pérdida, con un sentimiento de vacío en el pecho y sus labios susurraban un nombre: Lancelot. Despejándose un poco después regresaba a la vida real, poniéndose en pie para ir al encuentro de Gaius a por aquella poción que le daba a Lady Morgana para dormir.

Gaius tenía sueños simples, a veces reviviendo algo pasado durante el día como ir a ver a uno de sus pacientes y ver como este mejoraba, pero todos estos habían desaparecido desde que conoció a Merlín, todos sus sueños se centraban en la educación el chico que había aprendido a amar como a un hijo, en verle crecer, y hacerse con su destino, hacerse un gran mago, su pecho se llenaba de orgullo y así era como cada mañana se despertaba con ganas de ver a aquel chico crecer, desarrollar su poder y guiar a Camelot hacia una época dorada, y era así como iba a la habitación de Merlín a gritar para que el muy perezoso despertara.

Merlín apenas podía dejar de trabajar ni cuando dormía, sus sueños se centraban en las mil tareas que le aguardaban, Gaius requería de su ayuda para que limpiara el tanque de las sanguijuelas, fregara el suelo y le hiciera algunos recados y cuando llegaba cansado tras la caminata estaba él, Arthur, Caminando con ese porte de idiota real, orgulloso, altivo y con esa estúpida cara que tanto deseaba…
Y le ordenaba una lista de tareas interminable;- limpia mi armadura, pule mi espada, limpia mis aposentos y mis botas, saca brillo a mí yelmo, limpia mis establos y peina mis caballos, saca a pasear a mis perros, perros que bien podría haber confundido con aquellos caballos…- Le maldecía, maldecía que tuviera que estar todas las mañanas en su estúpida habitación real puntual, porque si llegaba pronto le arrojaba una bota y si llegaba tarde no dejaba de gritarle en toda la mañana, estaba harto de tener que servirle el desayuno y escuchar las miles de quejas sobre sus servicios, harto de tener que vestirle y desvestirle porque el señorito era demasiado vago para hacerlo él solo, odiaba tener esos estúpidos temblores cuando le bañaba porque no, el príncipe real no podía hacerlo solo tampoco, odiaba sobre todo descubrirse observándole a hurtadillas y se avergonzaba por ello, pero no podía culparse, Arthur era atractivo, no por nada tenía a sus pies a todas las damas de Camelot, pero él era un hombre… ¡un hombre, un sirviente y encima de todo un mago! Y aun y con eso se sonrojaba cuando le miraba de esa forma tan fija, se avergonzaba cuando le decía, una vez cada mucho, mucho tiempo que le tenía aprecio.
Si, pasar tanto tiempo con Arthur le afectaba pero no podía evitar despertarse sonrojado con la imagen mental de ese cuerpo perfecto, sobresaltándose al ver a Gaius gritándole y parpadeando varias veces intentando calmarse antes de ir a ver al culpable de su confusión, Arthur.

Arthur era un príncipe y como tal tenía sueños reales(¿?) soñaba con batallas ganadas, con gloria y peleas que ponía a prueba su valentía y siempre ganaba…  ¿Por qué? Pues porque era un príncipe, y punto.
Tenía unas grandes habilidades con la espada y una vida de envidiar, no soñaba nada fuera de lo normal, todo era perfecto en sus sueños, tenía chicas, lindas damas a las que cortejaba sin más hasta llevarlas a su cama y soñaba con ellas, aun incluso después de haberlo hecho seguía soñándolas pero hace un tiempo sus sueños de grandeza y sexo se tornaron confusos cuando dentro del sexo apareció un intruso, Merlín. Sabía que le miraba fijamente mientras se bañaba y lejos de disgustarle aquello el hacía sentirse orgulloso se atraer incluso a chicos, era algo natural en él pero… Lo que no era natural era que al príncipe no le desagradara aquel chico, le gustaba tenerle cerca y cuando no estaba se… Desesperaba, quería ver su flacucha figura revoloteando a su alrededor, verle sonrojarse cuando le miraba fijamente, que le contestara como nadie en la corte se atrevería, llamándole necio y estúpido, que le atrajera esa sonrisa, y que alguna que otra vez él estuviera siguiendo sus labios indeciso.
ÉL. ¡El gran Arthur de Camelot!
Soñaba que acariciaba la pield e Merlín que este permanecía sonrojado, soñaba con sus gemidos, con su cuerpo, tan blanco que las sábanas se sentían avergonzadas, su nombre en labios del mago sonaba tan perfecto, tan idílico, era adcitivo y deseaba que aquellos momentos no acabaran nunca, pero siempre acababan y normalment enates de que el pobre Arthur pudiera desahogars ene aquella ilusión
Y lo peor de todo era despertarse sofocado, con una erección bajo las sábanas, esas que Merlin, entre palabras audaces que buscaban acabar con su nula paciencia mañanera, intentaba retirar siendo impedida esa tarea por un apurado Arthur que simplemente le echaba a gritos e incluso a veces le arrojaba algo para que huyera, frustrado sin saber qué haría con una situación que empezaba a ser insostenible para el príncipe.

Todos tienen sus sueños, los sueños muestran los deseos más recónditos del alma, muestran el futuro e incluso los sentimientos que nos negamos a aceptar, muestran grandeza, temor, amor, necesidad, deseo…

Tal vez deberían hacer caso de estos.

 

Notas finales:

Rewiews


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