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Fan número uno por rina_jaganshi

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Negó con la cabeza, observando la sonrisa que la aeromoza le dedicó antes de perderse detrás de la cortina que separaba la parte de los pasajeros, desconocía lo que hubiera del otro lado. Además, ya había perdido el tiempo en imaginar un sinfín de cosas y, en este punto, ya no le parecía divertido. Su mente se dedicó a otra cosa, a aquello que fue el inicio de su perdición. Su madre y su novio se mandaban mensajes con regularidad. Al principio no le dio importancia, al contrario, le gustaba que la pelirroja desarrollara sentimientos fraternales hacia el cantante. Tal vez no podría remplazar a su verdadera familia pero al menos le brindaría algo de cariño.


Su semblante cambió, por un milisegundo, a uno relajado, antes de volver a mostrar la frustración que sentía internamente. Frunció el ceño, cruzándose de brazos y pataleando en el proceso. La persona a su lado suspiró, limitándose a pasar un brazo por detrás de su cabeza, de manera que la palma de su mano le cubría los ojos, asimismo, le jaló ligeramente para recostarlo sobre su pecho.


—Duérmete —le ordenó. El rubio resopló con fastidio, sin embargo, no hizo ademán de alejarse del guardaespaldas.


A lo largo de la última semana, no sólo se enteró de las conversaciones de su madre con el cantante, también, Neji había tenido un extraño cambio de actitud. Ahora se comportaba de una manera mucho más sobreprotectora. Lejos de molestarle, le regocijaba. Siempre quiso tener un hermano, por lo que, a su parecer, el castaño era perfecto para dicho papel. Gustoso se acomodó en los brazos ajenos, tratando de conciliar el sueño, sin embargo, otra vez, recordó la situación en la que se encontraba. En un avión, volando hacia Inglaterra para encontrarse con el prepotente idiota, bastardo, controlador, chantajista, comprador de zapatos y vestidos, los cuales fueron enviados a Kushina para convencerla de que no estaría mal visitar al tarado descrito anteriormente, mientras filmaba su video.   


Tendría una semana entera de descanso gracias a un pequeño accidente en el laboratorio de química. Un accidente en el que nada tuvieron que ver sus celos porque la maestra Karin decidió usar una blusa autografiada de su cantante favorito y presumir la cantidad de palabras “cariñosas” que, seguramente, obligó al artista a escribir. Después de soportar toda la clase los chillidos e insinuaciones de lo que le encantaría hacer con el famoso artista, Naruto no pudo resistirse más. Aun así, él sólo quería una sustancia espumosa o algo parecido, no un incendio que causó el suficiente daño como para cerrar la escuela.


Con júbilo se revolvió debido a la risa. Lo bueno fue que no hubo ningún herido, asimismo, nadie supo que fue él quien lo provocó, bueno, con excepción de su madre, a quien era muy difícil engañar. El recuerdo de su progenitora, una vez más, le obligó a concentrarse en por qué iba a pasar su semana libre con el idiota de su novio. No es que le molestara verlo, por el contrario, estaba ansioso de abrazarlo, sin embargo, eso no justificaba los medios por los cuales consiguió el permiso.


Masculló un par de insultos más, en definitiva, lo primero que haría al encontrarse con él, sería propinarle un tremendo golpe en la cabeza. Fantaseó con la imagen del atractivo rostro distorsionado por el dolor. Una última risa escapó de su garganta antes de que se dispusiera a dormir.


Mientras Naruto conciliaba el sueño, Neji se daba gusto al tenerlo abrazado, sabía que el contacto le era permitido por el equivocado cariño fraternal que el rubio proclamaba tenerle. Arrugó el entrecejo pero rápidamente se relajó al recordar los agradables acercamientos que habían tenido a lo largo de la última semana. Como era de esperar, el adolescente no pudo mantenerse lejos de accidentes, por lo que el guardaespaldas tuvo la excusa perfecta para estar con él la mayor parte del tiempo. De manera posesiva le rodeó por la cintura, atrayéndolo hacia su cuerpo. Una de las aeromozas se detuvo, una vez más, a su lado.


—¿Quiere que le traiga una cobija? —susurró. Él asintió con la cabeza. La mujer no tardó en ir y regresar con dicho objeto. Con cuidado, la colocó sobre ambos—. Ustedes hacen una bonita pareja —comentó sonriendo. Hizo una ligera reverencia y volvió a perderse detrás de la cortina.


Neji se quedó un momento repasando las palabras, finalmente se acomodó mejor en el asiento, recostó la mejilla sobre el cabello rubio y cerró los ojos, todo sin borrar la sonrisa satisfecha de sus labios. Sasuke y Naruto jamás podrían salir abiertamente en público, no con las miles de fanáticas que amaban locamente al cantante, no con la prensa siguiendo sus pasos, no con la disquera que se rehusaba a que su más grande éxito se declara homosexual. Por el contrario, él no tenía que rendirle cuentas a nadie, tenía el dinero suficiente como para no volver a aceptar un trabajo, podría vivir de manera normal, nunca más estaría a la sombra de otros.


Poco a poco le permitió al cansancio apoderarse de su cuerpo, de forma que terminó por quedarse dormido, sin soltar un sólo momento su más preciada posesión. Las horas siguieron su habitual rumbo, ambos muchachos permanecieron dormidos, la voz anunciando el próximo aterrizaje fue la que finalmente los despertó. Naruto, en su estado de somnolencia, se dejó guiar por el guardaespaldas. El cambio de horario iba a ser muy difícil de superar. Entre bostezos y parpadeos, logró llegar hasta la salida del aeropuerto pero estaba demasiado cansado como para caminar más.


Neji estaba consciente de que el adolescente jamás había salido de su país natal, mucho menos pasar tantas horas sentado, por el contrario de lo que esperaba, su habitual energía parecía esfumarse con cada paso. Necesitaba descansar apropiadamente. De forma cariñosa, lo cargó en brazos hasta el carro que ya aguardaba por su llegada, de inmediato lo recostó en el asiento trasero.


—¿Este es el chico? —cerró la puerta del auto, evitando así la mirada curiosa de su colega. Su familia poseía grandes organizaciones esparcidas por el mundo, lo que facilitaba el trabajo en equipo, el reabastecimiento de municiones o cambio de guardia, dependiendo de lo que exigiera el cliente. Con un gesto de mano les indicó que guardaran el equipaje en la cajuela. Dos hombres de mediana edad, también vestidos en trajes negros, acataron la orden.


—Voy a estar aquí máximo una semana, después regresaré a Japón —se colocó los guantes negros, estaba dispuesto a irse pero el tercer sujeto le detuvo poniendo una mano sobre su hombro.


—Espera, hay una nueva misión para cuidar a un embajador francés que va a estar viajando por toda Europa, la organización cree que eres el más calificado para…


—En estos momentos no voy a aceptar otra misión —el tono de voz no dejó opción para replicar—. Diles que manden a otro —sin siquiera mirarlo, se subió al auto, emprendiendo el camino hacia el hotel. Por el retrovisor observó al rubio revolverse inquieto, sonrió.


Mientras tanto, Sasuke Uchiha esperaba impaciente en el balcón de su cuarto. Miró por quinta vez su celular, ¿por qué demonios no sonaba? Se suponía que Naruto le llamaría en cuanto tuviera un pie en Londres. Si sus cálculos eran correctos (y lo eran), el avión aterrizaría justo a las siete de la mañana. De reojo vio la hora. Arrugó el entrecejo, eran las siete quince. Resopló con fastidio, más le valía al avión no estrellarse o algo parecido, si su torpe novio resultaba lastimado de alguna manera… ¡se vengaría de toda la aerolínea! desde los dueños hasta el intendente y de sus familias también y de sus mascotas…


Gruñó sonoramente ante sus absurdos pensamientos. Una vez más, maldecía los sentimientos que volvían caótico su raciocinio. Miró sobre su hombro, Kakashi insistía en repasar los últimos detalles sobre el nuevo video, así como, su agenda para el día de hoy. En estos momentos era lo que menos le importaba. Con decisión giró en sus tobillos, su manager le observó curioso, él le ignoró, pasándolo de largo y saliendo de la lujosa habitación. Agradecía que el hotel fuera uno de los más exclusivos, ya que podía andar libremente por todo el lugar sin preocuparse por reporteros o fanáticas. El personal sabía mantenerse al margen, así que nadie le molestaba.


Se adentró en el elevador. Había prometido que no iría por el rubio para no ocasionar algún tipo de conmoción pero podía esperarlo en el vestíbulo. Hizo lo posible por no felicitarse ante su “grandiosa” idea, asimismo, trató por todos los medios de borrar la boba sonrisa que se dibujó en su inexpresivo rostro. Definitivamente eso de ocultar sus emociones se estaba saliendo de control. “Al diablo”, pensó con cierto júbilo. Después de la muerte de sus padres había jurado no volver a querer a otra persona de esa manera, puesto que no estaba preparado para sufrir de nuevo la pérdida.


Suspiró, en esos momentos no tenía cómo cuidar de su familia, era un niño, desconocía lo cruel que la vida se podía tornar. Ahora todo era diferente. Él protegería a Naruto de cualquier peligro, lo mantendría a salvo y permanecería a su lado. Nunca más perdería a un ser querido, nunca más estaría solo. Satisfecho con sus reflexiones internas, se permitió relajarse, sin embargo, su tranquilidad se esfumó al encontrarse en su camino con Neji. ¿Qué demonios hacía en Inglaterra, en su hotel y con su novio en brazos? Se apresuró a acercarse, sin poderlo evitar sus orbes oscuros se enfrentaron furiosos a los blancos.


Todas las preguntas que le asechaban suplicaban por emanar de su garganta en furiosos reclamos, sin embargo, lo que más le molestaba era el indeseado contacto. Frunció el ceño. Detuvo al guardaespaldas tomándolo por el hombro al darse cuenta que tenía la intención de pasarlo de largo.


—¿Qué crees que haces? —no fue difícil notar la respiración pausada del rubio, quien dormía plácidamente. Se maldijo sabiendo que debió predecir los estragos que haría el cambio de horario. Su mano derecha se movió con voluntad propia con el único objetivo de acariciar la bronceada mejilla, su gesto quedó en el aire puesto que Neji se alejó—. Entrégamelo —ordenó. Por unos segundos volvieron a desafiarse con la mirada.  


—Este hotel puede ser discreto en cuanto a quienes se hospedan pero no creo que pasen por alto si el famoso Sasuke Uchiha pelea con un extraño por un menor de edad —apretó la mandíbula, notando la cantidad de atención que ya estaba recibiendo de las personas a su alrededor. Metió las manos a los bolsillos de su pantalón y se regresó al elevador para esperar.


Los minutos le parecieron eternos, sus ojos negros no perdían detalle del guardaespaldas, mucho menos de la manera posesiva en la que sostenía el cuerpo de su novio. Frunció el ceño cuando la recepcionista señaló al rubio antes de sonreír amablemente. Debería ser él quien recibiera cualquier comentario acerca de lo bien que se veían juntos, no ese maldito idiota. Apretó los puños. Por fin, Neji caminó hacia donde se encontraba, juntos se adentraron en el elevador. Los botones recibieron las instrucciones de tomar el próximo para llevar el equipaje.


Sasuke presionó el número del piso en donde se encontraba su habitación. En cuanto las puertas se cerraron, se puso frente al guardaespaldas, estiró los brazos, los cuales se quedaron así, vacíos. Afiló la mirada, asimismo, torció la boca.


—Entrégamelo —repitió. Su ira aumentó varios niveles al notar el sutil apretón que la mano enguantada dio al hombro ajeno. Sin poder resistirse más, tomó por la cintura al rubio, en un rápido movimiento, lo atrajo hacia su cuerpo, despertándolo en el proceso.


—¡Ah! —los ojos azules se abrieron abruptamente. Desorientado se revolvió en los brazos que le apresaban, hasta que la conocida loción invadió su olfato—. ¿Sasuke? —inquirió, todavía adormilado.


—Hey, dobe —con cuidado, lo bajó hasta ponerlo de pie sobre el suelo, sonrió de medio lado cuando recostó la cabeza sobre su hombro.


—Mmm…ya llegué, tonto Sasuke…tengo que llamarte y decirte que ya llegué… —conocía perfectamente el estado incoherente en el que Naruto entraba si no dormía, por lo que se limitó a rodearle por la cintura, de reojo observó el semblante molesto del guardaespaldas, le ignoró puesto que ya había ganado. Él no tenía que pelear por lo que ya era suyo. Las puertas del elevador se abrieron, no lo pensó dos veces, salió sosteniendo al ojiazul que se tambaleaba a su lado. Despacio le guio hasta su habitación. Antes de que pudiera entrar, Kakashi salió. De inmediato observó al chico.   


—¿Qué hace aquí? —alzó la vista para fijar su atención tanto en el cantante como en el guardaespaldas, ninguno pareció intimidado—. ¿Sasuke, por qué…? —el nombrado no le permitió terminar. Ágilmente se adentró en su cuarto, cerrando la puerta.


Otra vez, ignoró las voces molestas de los dos que dejó fuera. Con cuidado llevó al rubio hasta recostarlo sobre la cama. Sonrió de medio lado al verle aferrarse a la primera almohada que tuvo a su alcance. Había estado esperando ansioso su encuentro, no importaba si su novio se hallaba completamente dormido. Era suficiente con saber que estaba ahí, junto a él, en el mismo espacio. Iba a ocupar la parte vacía del colchón cuando su celular sonó. Contestó rápidamente para evitar que el timbre perturbara el sueño de su invitado, asimismo, se alejó lo suficiente.


—No entiendo por qué lo trajiste si sabes lo ocupado que vas a estar esta semana —no fue difícil distinguir el tono furioso de su manager—. Además, creí haberte dicho que no estoy de acuerdo con esa relación que no tiene futuro, lo único que va a causar son problemas para ti y para el chico…


—Cancela todo lo del día de hoy —le interrumpió.


—¿Cancelar? —repitió confundido, el cantante nunca cancelaba—. ¿Acaso te volviste loco? —sonrió mordazmente ante la indignación del de cabello plateado— Sasuke, no puedes… —sin esperar más, terminó con la llamada.


Volvió en sus pasos para acostarse en el lecho junto al rubio. Por supuesto que podía y lo haría. Durante años accedió a cada ridículo mandato de la disquera; asistió a los detestables eventos sociales, comió en cada horrible restaurante, soportó a los insulsos directivos que sólo querían hacerse ricos a través de su esfuerzo. Siempre se repetía que, mientras le permitieran escribir y cantar sus canciones, lo demás no importaba pero ahora… paseó su vista por el sereno rostro, ahora él era lo único que le importaba. 


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Bostezó sonoramente, al mismo tiempo en que rodó en su propio eje, estuvo a punto de caer por el borde pero alguien le sostuvo para regresarlo a una posición segura. Parpadeó un par de veces antes de acostumbrarse a la luz y abrir los ojos por completo. Lo primero con lo que se encontró fue la sonrisa altanera del cantante. Hace días que quería tenerlo así de cerca, si se alzaba un poco podría capturar los perfectos labios… le tomó un segundo recordar lo que se supone que iba a hacer una vez que lo viera. Infló las mejillas molesto, tomó la almohada para estrellarla en el atractivo rostro.


—¿Por qué hiciste eso, usuratonkachi? —velozmente esquivó el siguiente ataque.


—Lo mereces por manipulador, chantajista, idiota, mal novio, prepotente, posesivo, controlador… —al notar que la lista de insultos se extendía hasta límites insospechados, el artista cubrió la boca ajena con una de sus manos.


—Explica como una persona normal y no como un torpe sin remedio —su “atinado” comentario recibió como respuesta un nuevo golpe con el mullido objeto y una mirada iracunda. Refunfuñando retiró su extremidad.  


—¡Creíste que no me iba a dar cuenta de los costosos vestidos y zapatos que le mandaste a mi madre! —el artista desvió la mirada.


—Sólo unos cuantos regalos para Kushina, nada de lo que tengas que preocuparte… —otro almohadazo, esta vez sobre la cabeza.


—¡Un regalo sería un par de vestidos, lo que tú hiciste fue gastar una cantidad excesiva de dinero para que mi madre me mandara aquí! —iba a refutar tal acusación pero el rubio continuó—: ¡Prácticamente me compraste! —cruzó los brazos sobre su pecho—. ¿Qué tienes que decir en tu defensa? —Sasuke le sostuvo la mirada.


—Si estás tan convencido de lo que dices, en ese caso… —hizo una pausa para sonreír prepotentemente—, ahora que me perteneces deberías obedecerme sin refutar.


Malo, no, pésimo argumento. Seguramente el jurado lo encontraría culpable, es más, lo condenarían a la pena máxima. Por el momento, el rubio se abalanzó contra él, sentándose sobre su abdomen. Levantó la almohada para dejarla caer una y otra vez contra el criminal. ¡Al diablo con el sistema de justicia, él sería el verdugo! Con ahínco golpeó al prepotente ser, hasta que, finalmente, le despojó de su arma. Divertido, observó los alborotados cabellos negros. Tal vez no lo hirió de gravedad pero al menos lo despeinó. Otra carcajada escapó de su garganta al verle fruncir el ceño e intentar acomodar su enmarañada cabellera.


—No me mires así, te lo mereces por ser un traficante de menores —volvió a reír con júbilo.  


—Espero haber guardado el recibo de la compra —sonrió de medio lado al ver que el adolescente comprendió de lo que hablaba.


—¡Estás pensando en devolverme! —exclamó ofendido.


—Me temo que no estoy satisfecho con el producto, además, creo que está defectuoso —Naruto iba a atacarlo de nuevo pero el artista agregó—: me prometieron un novio que estaba igual de feliz que yo por vernos y pasar un tiempo juntos —con cuidado se irguió, quedando a la altura del otro. Aprovechando el estado de confusión, capturó los labios contrarios.


Despacio comenzó a corresponder al beso. No podía negar que el contacto con el cantante le hacía olvidar todo a su alrededor. Además, por supuesto que quería estar con él. Dejándose llevar por el sinfín de emociones, se aventuró en ser, por primera vez, el que toma la iniciativa. Con lentitud invadió con su lengua la boca ajena, asimismo, se abrazó al cuello del Uchiha, quien, de inmediato se aferró a su cintura. El enojo, la frustración, el cansancio, todo se evaporó para darle prioridad a la satisfacción de encontrarse con el ser amado.


Se apartaron un instante para tomar aire, enseguida, volvieron a besarse. Ambas lenguas jugueteaban entre sí. Enredándose, acariciándose, empujándose hacia la cavidad ajena en un intento por ganar una lucha cuyo propósito era traerle placer al contrario. Su apasionado encuentro se vio interrumpido por la intromisión del manager y el guardaespaldas. El primero jaló bruscamente por el antebrazo al Uzumaki, separándolo de su pareja, después, lo arrojó hacia un lado, Neji se apresuró a atraparlo, evitando que cayera al suelo.  


—¿Qué crees que estás haciendo? —interrogó Kakashi con el semblante contraído por la ira—. Por más privacidad que tengas aquí, cualquier empleado sabe que la noticia de que te estés besando con un adolescente vale bastante como para ignorarlo —resopló frustrado—. Neji, sácalo de aquí —el cantante se puso en pie para recuperar a su novio, asimismo, lo ubicó detrás de él para impedir que cualquiera de los otros dos volviera a alcanzarlo.


—Tienes razón, olvidé poner el letrero de no molestar —respondió de manera sarcástica—, no sucederá de nuevo —para avalar su comentario, colocó el dichoso letrero en la puerta, dejándola abierta—. Largo de aquí —ordenó, sin embargo, ninguno se movió.


—Sasuke, si insistes en continuar con esto —gesticuló con desdén en dirección del rubio—. Vas a conseguir que la disquera termine tu contrato.


—Hn —sonrió de medio lado antes de girar en sus tobillos. Tomó la mano del Uzumaki y salió de la habitación. Aceleró el paso al escuchar que los seguían, por lo mismo, corrió el último tramo que lo separaba del ascensor. Una vez que las puertas se cerraron, sintió el contacto desvanecerse. Miró confundido la expresión seria del ojiazul.


—No quiero causarte problemas —hizo una pausa para apoyar la espalda sobre una de las paredes—. Vine aquí porque quería verte pero me iré si por mi culpa te quedas sin trabajo —el azabache avanzó hasta aprisionar el cuerpo del chico contra el muro, luego, ante la diferencia de estatura, se inclinó ligeramente para juntar sus frentes.


No le apetecía discutir, lo único que deseaba en estos momentos era permanecer de esa manera con el que, según su manager, sería el fin de su carrera. Sonrió con sinceridad, cerró los ojos y eliminó la distancia que lo separaba de los labios ajenos. Incluso si Naruto Uzumaki era su ruina, se aferraría a él sin importar que lo perdiera todo en el proceso. 

Notas finales:

Rini: Ya ni siquiera creo que acepten nuestras disculpas por tardarnos tanto —suspira— aunque como siempre, saben que la culpa la tiene Rina porque se distrae con facilidad.


Naruto: Rini, golpea a Sasuke por… —la chica ni siquiera escucha lo demás, simplemente le propina un golpe en la cabeza al Uchiha. El rubio parpadea confundido—, todavía no terminaba…


Rini: Naru, no tienes que decirme lo que hizo, estoy segura que lo merece —antes de que pueda abrazar al chico, el azabache le regresa el golpe.


Sasuke: Maldita bruja, Neji es quien lo merece por tocar lo que no es suyo —le dirige una mirada asesina al castaño.


Neji: Ni siquiera sé cuándo es que decidieron darme un papel principal en este fic —niega con la cabeza.


Rini: Ambos tienen razón, Itachi es quien debería quedarse con Narutin —corazones en los ojos.


Rina: Ehm… —se revuelve nerviosa— pues espero no estén muy enojados con nosotras por esto de tardarnos en actualizar. Saben que hacemos lo posible —hace una ligera reverencia— por otro lado, ojalá les guste el rumbo que está tomando este fic. Como siempre les agradezco por leer y a quienes se toman un momento para comentar. Siéntanse con la confianza de decirme si algo no les gusta o si tienen alguna idea sobre lo que Sasuke y Naruto puedan hacer en Londres.


Sasuke: Oh, yo tengo una excelente idea para… —antes de que termine, una almohada le da en el rostro.


Rini: Wo, esto es muy reconfortante, Neji inténtalo —le pasa el objeto.


Rina: En fin —ignorando la pelea que comienza entre los demás— ¿alguien más notó lo malévolo que es Kakashi en este fic? —hace un puchero.


Kakashi: Yo sólo cumplo con mi trabajo —se encoge de hombros.


Rina: Pues que mal, tu trabajo debería ser ayudarle a Sasuke a estar con Naruto —es su turno para recibir un almohadazo.


Naruto: ¡Lo siento, Sasuke se agachó!  


Rini: Bueno, nos vemos en alguna otra actualización —continúan con la pelea de almohadas. 


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