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Fan número uno por rina_jaganshi

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—Mira yo sé que te esforzaste pero no, definitivamente no volveremos a seguir tus planes —repitió por quinta vez, logrando, por fin, que el cantante perdiera la paciencia.


—¡Usuratonkachi, este no es mi plan! —terminó con un gruñido, haciendo lo posible por mantener el equilibrio, asimismo, vigilando que su novio escalara con cuidado la siguiente ventana, acción bastante difícil, al ser el rubio un hiperactivo con un bajo índice de atención.


—No, estoy seguro que fuiste tú el que propuso que saliéramos a escondidas a media noche…


—¿Y en qué parte de ese plan propuse yo que usáramos la ventana? —le interrumpió indignado.


—¡Fue lo único que pensé porque tú, sólo querías matar a Neji! —chilló sarcástico.


—Desmayar —corrigió— Y es su culpa por interpo…


—¡Él sólo hace su trabajo! —fue su turno para no dejarle terminar su oración— A diferencia de otros —masculló.


—Ese es el problema, que he estado haciendo mi trabajo y ahora sólo nos quedan tres días antes de que regreses a Japón —bufó molesto, saltando la pared del balcón, luego, de un jalón, subió al rubio, quien pretendía seguir con la discusión sino fuera porque una ligera risa le sobresaltó. Agradecía que su novio le estuviera sosteniendo de la cintura o seguro hubiera caído.


—Esta es la primera vez que te escucho hablar tanto y con un ápice de emoción —Naruto miró atentamente a la actriz recargada en el marco de la puerta de vidrio, su largo cabello se movía con la brisa mientras sus ojos verdes resplandecían con júbilo. No pudo evitar revolverse nervioso. Ino le miró sin borrar la sonrisa de sus labios— Supongo que tú debes ser la razón de tan inusual evento —con parsimonia se acercó— Mucho gusto, mi nombre es Ino Yamanaka.


—Uh… —le tomó unos segundos salir de su estado estupefacto— Hola, yo soy Naruto Uzumaki…mucho gusto —no pudo tomar la mano que se le ofrecía puesto que su apático novio lo agarró para arrastrarlo dentro del cuarto.


—La personas normales piden permiso antes de entrar en la habitación de otros —comentó la actriz cerrando el balcón, enseguida, caminó hasta estar, nuevamente frente al rubio— Puedo ver que no eres del medio, ¿de dónde saliste?


—No es de tu incumbencia —gruñó el cantante, liberando su agarre y dirigiendo su atención a la puerta de entrada. La rubia le siguió para reclamarle su grosera respuesta.


Naruto permaneció estático en medio del cuarto. No tenía idea de que la actriz estuviera en el mismo hotel, mucho menos de que Sasuke sabía cuál era su habitación. Por eso es que le indicaba el camino a través de las ventanas y balcones, su propósito era llegar hasta aquí. Donde la chica les dejaría pasar, porque a pesar de su poca perspicacia, era obvio que ella estaba justo en el lugar y momento adecuado. Simplemente no podía ser una coincidencia.


Tragó en seco, se suponía que nadie debía saber de su relación con el cantante. ¿Por qué había involucrado a la actriz? ¿Qué harían si después los chantajeaba? Sacudió la cabeza, no podía sacar conclusiones apresuradas. Hasta el momento la chica no había hecho ademán de sacar ventaja de la situación, por el contrario, parecía estar dispuesta a ayudar. Un ligero toque en su hombro lo sacó de su reflexión, de inmediato miró alrededor en busca de su novio.


—Descuida, fue a asegurarse de que el pasillo esté vacío, al menos eso creo porque nunca habla conmigo —se encogió de hombros, luego, tomó asiento sobre la cama, palmeando el lugar a su lado—. ¿Qué sucede? Parecías más platicador mientras discutías con Yuki-onna* —ladeó la cabeza sin comprender— Lo siento, es sólo un tonto apodo que se ha ganado con los años, cualquiera que esté en esto del espectáculo y haya trabajado con él lo sabe —al notar la duda en el rostro contrario, suspiró—: bueno es que no puedes negarlo, tiene cierto parecido con esa mujer de las nieves. Belleza inhumana, piel extremadamente blanca, espectaculares ojos que son capaces de infundir terror en el más valiente de los mortales… —en ese punto, Naruto estaba carcajeándose con dicha explicación, comprendiendo que se refería a Sasuke.


—¿Quién fue el genio que lo apodó así? —a su risa se le unió la de la actriz.


—No tengo idea —el rubio, con más confianza, se colocó a su lado—. ¿Entonces, de dónde eres?


Mientras Naruto comenzaba a platicar con Ino. Sasuke recorría el pasillo para establecer un plan que no involucrara matarse en el proceso. Resopló molesto ante las tonterías que se le ocurrían a su novio. Ni siquiera sabía cómo demonios accedió a salir por la ventana. Lo peor es que tuvo que verse en la penosa necesidad de pedirle a la joven actriz ayuda, teniendo entonces que lidiar con ella, suficiente tiempo compartían con la tontería de su video musical. Se detuvo un momento para observar a su alrededor. El elevador quedó descartado por el simple hecho de tener una cámara dentro, sabía que los videos de vigilancia serían lo primero que su manager revisaría.


Presuroso, volvió en sus pasos para cambiar de dirección hasta toparse con las escaleras de emergencia. Abrió ligeramente la puerta, dio un vistazo. Ninguno de los prestigiosos huéspedes usaría tan simple salida, si acaso se encontrarían algún trabajador que se limitaría a mirarlos con duda. Convencido de que era la mejor opción, regresó al cuarto de la actriz. Torció el gesto al encontrarlos charlando como si de buenos amigos se tratase.


—Que extraña manera de conocerse —terminó la chica riendo. Después, cruzaron miradas, aunque no le gustara, estaba demasiado familiarizado con el cambio en sus ojos cada vez que actuaba una escena—. Y eres bastante agradable —con elegancia se inclinó hacia el frente, abrazando al rubio. Sabía lo que hacía, aun así no pudo evitar tensar cada músculo de su cuerpo. 


—Es hora de irnos —logró decir a pesar de la fuerza con la que apretaba la mandíbula.


—¡Pero apenas estamos conociéndonos! —chilló Ino, aferrándose al cuello ajeno y eso fue más de lo que el cantante pudo soportar. De un jalón, liberó a su novio— ¡Fue un placer conocerte, deberías ir mañana al estudio para seguir platicando! —propuso entre risas. 


Sasuke le dirigió una última mirada molesta antes de cerrar la puerta tras de sí. Luego, se colocó el gorro de la sudadera negra e hizo lo mismo con la de su acompañante. Aprovechando la diferencia de estaturas, acomodó su brazo detrás del cuello contrario, descansando la muñeca en el hombro, para guiarlo hacia la salida de emergencia. Con cuidado comenzaron a bajar las escaleras, pasando uno a uno los pisos.


—Ino es una gran chica —comentó el de ojos azules.


—Hn, entonces ya no es un problema que sea “bonita” —enfatizó la palabra para hacerle recordar el momento en que habían tenido aquella conversación. El rubio se concentró unos segundos, enseguida, sonrió con sinceridad.


—No, ella me confesó que la primera vez que te vio le pareciste muy atractivo e incluso tu fría personalidad le gustó pero se dio cuenta que era algo superficial —rio divertido— también dijo que asustas a todos los que trabajan contigo.


—¿Asustar? —repitió.


—Sí, porque vas por el mundo usando tu mirada terrorífica.


Frunció el ceño, en realidad él ignoraba todo y a todos, así que ni siquiera se daba el tiempo para “asustar” a los demás, por ello le parecía extraño que pensaran eso. Se tomó unos segundos para recordar su interacción a lo largo de su carrera. Ni siquiera se sorprendió de que sus memorias estuvieran llenas de siluetas sin rostros, al final eso era el resto del mundo para él. Sombras que se paseaban a su alrededor. Nada ni nadie causaba un impacto en su persona hasta que se encontró con Naruto. 


A partir de ese día, el rubio fue el único que parecía sobresalir en las monótonas escenas de su vida. En el estruendo de gritos exclamando su nombre en sus conciertos, él permanecía en silencio. Entre todas las sonrisas coquetas en las firmas de autógrafos, él hacía un puchero infantil con sus labios. En los ojos nublados de avaricia que se cruzaban en su camino, la sinceridad en el intenso azul de sus orbes devolvieron los colores a su grisáceo mundo. Todo sin siquiera proponérselo.  


Resopló e inconscientemente, afianzó su agarre en el cuerpo contrario. Frunció el ceño, mordió su labio inferior. Podía sentirlo, la sensación de calidez en su pecho, su corazón empezando a latir a un ritmo desenfrenado, haciendo insoportable el fluir de su sangre por sus venas y arterías. Un tic nervioso se apoderó de su ceja izquierda.


—¿Sasuke? —en un intento por controlarse, respiró hondo— ¿Estás bien? —caminó a prisa los metros restantes para salir a la calle—. Estás haciendo muecas otra vez —con frustración, usó su agarre para atraer el cuerpo contrario hacia el propio, envolviéndolo fuertemente, sin dejar de caminar, ocasionando que el rubio fuera trastabillando al andar hacia atrás— ¡Teme, nos vamos a caer!


Usuratonkachi deja de quejarte —afianzó su abrazo— después de todo, tú eres el detonante —susurró e ignorando los insultos, continuó con su trayecto.


Después de los últimos sucesos, el cantante por fin había descubierto lo que ocurría con él, así como, la causa. Como el perfeccionista que era, Sasuke Uchiha desarrolló maneras específicas de concebirse y manifestar su ser para lidiar con las distintas circunstancias de la vida. Por lo que operaba en tres modos. Modo normal; ignorar el mundo, limitándose a sobrellevar el día a día. Modo sharingan; ignorar el mundo, enfocando sus sentidos con el único objetivo de crear su música. Modo mangekyō sharingan; ignorar el mundo, concentrándose en interpretar sus canciones.


Tan natural como respirar, entraba y salía de cada uno de sus tres modos a voluntad, no obstante, el desconsiderado de Naruto Uzumaki se atrevió a crear uno propio. Sasuke decidió llamarlo el modo Charasuke. Una deformación chusca de su persona, cuyas metas consistían en sonreír como un idiota, irradiar amor por los ojos y darle pase libre a sus hormonas para convertirlo en un calenturiento y patético adolescente. Por todo esto, el pelinegro odiaba, no, detestaba dicho modo. Aún más, porque, a diferencia de los otros, no podía controlarlo.


Al igual que su inventor, el modo Charasuke carecía de disciplina, era impulsivo, desordenado e, irónicamente, un peligro para su creador, debido a las pervertidas cosas que quería hacerle. Por lo mismo, Sasuke no podía permitirle a Charasuke salir. Al menos hasta que el rubio cumpliera la mayoría de edad…ya ni siquiera ponía en duda su salud mental, estaba claro que en este punto era un caso perdido.


Chasqueó la lengua y no pudo evitar sonreír al encontrar su mente bombardeada de recuerdos que, por años, había enterrado en lo profundo de su memoria. Se detuvo un momento para permitirle al Uzumaki apartarse un poco, lo suficiente para observar la mueca dubitativa en su rostro. De inmediato se dispuso a explicar.   


—Cuando mi madre tenía dificultades para conectarse con un personaje, se sentaba en el mueble y chasqueaba la lengua una y otra vez. Itachi y yo nos uníamos a ella. Volvíamos loco a mi padre —Naruto rio divertido, después, imitó el chasquido. Los ojos negros se llenaron de júbilo e irremediablemente comenzó a hacerlo también. Las pocas personas a su alrededor los miraban extrañados.


Al llegar a una zona más concurrida del parque al cual, sin notarlo, se habían adentrado, el rubio se liberó de los brazos contrarios, carcajeándose silenció a su novio. Se suponía que serían discretos. El Uchiha captó la indirecta y recobró la compostura pero sin borrar la sonrisa boba. Con cariño entrelazó su mano izquierda con la derecha del otro, redirigiendo el camino.  


—¿Recuerdas a tu padre? —la pregunta escapó de su boca al darse cuenta que jamás habían abordado el tema.


—No puedo, es decir, no podría… —el cantante frunció el ceño—, lo que pasa es que mi papá murió antes de que yo naciera, así que no tengo recuerdos con él pero sé cómo se veía gracias a mamá. ¡Vamos al puente! —sin oponer resistencia, se dejó jalar hasta la estructura que se elevaba unos metros del agua—. Ella tiene muchas fotografías de cuando lo conoció, de hecho nos parecemos mucho o parecíamos o cómo sea.


Sasuke se estremeció al distinguir la tristeza en los hermosos orbes azules. Se maldijo mentalmente por ser el causante de ello, de igual manera, decidió no ahondar más en el asunto. Alzó la vista para mirar el oscuro cielo cubierto en brillantes estrellas. Debió haber supuesto que la historia detrás del padre de Naruto era trágica pero hacía tanto que no interactuaba con las personas que simplemente no se detuvo a pensar. Durante largos minutos permanecieron en silencio, hasta que un ligero empujón lo sacó de su reflexión.


—Cuando volvamos a casa te las mostraré —todo en esa frase le fascinó, eliminando por completo cualquier síntoma de malestar.


—Me encantaría y… —sonrió de medio lado— si quieres, podríamos ver algunas de las películas donde actuaron mis padres —la alegría pareció iluminar el semblante del chico rubio, quien asintió fervientemente con la cabeza.


—¡Sería grandioso! —exclamó—. Haremos un fin de semana de fotos y películas, con palomitas, dulces, refrescos, emparedados.


—De acuerdo, será en la casa fuera de la ciudad para que no nos molesten —sentenció.


—Sí, nos vamos en la moto. ¡Yo conduzco! —el ojinegro alzó una ceja.


—¿Recuerdas el camino? 


—Eh…no pero mi novio me va a ir diciendo por dónde.


Dobe —rio entre dientes.


—¡Ya está decidido! —con entusiasmo se apresuró a abrazarse al cuello contrario, enseguida, se puso en puntas para depositar un beso en su boca—. Es una cita —murmuró contra sus labios en un tono sugestivo, al mismo tiempo en que le guiñó un ojo y, por primera vez en la vida, Sasuke Uchiha sintió sus mejillas enrojecer. Definitivamente no estaba preparado para eso, tanto así que se quedó estático por varios segundos. Su estado al igual que su cara debieron ser bastante cómicas ya que Naruto se retorcía de la risa a unos metros de distancia.


—¡Usuratonkachi! —el insultado le sacó la lengua.


—¡Vamos, vamos, prometiste que me llevarías a la Noria! —sin esperar respuesta salió corriendo seguido del azabache, quien, gracias a sus rutinas de ejercicio no tardó en alcanzarlo, una vez más, entrelazó sus manos.


—No iremos a la Noria —suspiró al verle inflar las mejillas molesto—. Está cerrada dobe, no tiene sentido ir si no podemos subir. Además… —gruñó—, Kakashi me dijo que el inútil guardaespaldas te ha llevado a conocer varios lugares —a pesar de molestarle bastante, no podía dejar al rubio encerrado en el hotel mientras él trabajaba. 


—¿Y eso qué tiene que ver? —achicó los ojos.


—¿No has ido ya?  


—Claro que no —bufó— Te recuerdo que como el controlador obsesivo que eres —rápidamente se soltó para, de un brinco, subir a la barda de concreto que rodeaba el lago—, me prohibiste ir a lugares que estuvieran a más de diez metros de altura si no estabas ahí para salvarme —burlesco se acercó al borde, balanceándose.


—Baja de ahí —el ojiazul rio, luego, notando la ira en los ojos negros se atrevió a dar unos pasos hacia atrás.


Sasuke, cuidadoso, empezó a avanzar en su dirección. En un intento por atraparlo se movió bruscamente ocasionando que el otro trastabillara. Retuvo el aliento y se apresuró a lanzarse. Por suerte alcanzó a tomar la mano, de un jalón lo atrajo hacia su cuerpo. Irremediablemente los dos terminaron en el suelo.  


—¡Usuratonkachi, acabas de darme la razón! ¡No subirás a ninguna superficie de más de un metro de altura! —Las carcajadas de Naruto en conjunto con la seguridad de tenerlo entre sus brazos, descendieron unos cuantos grados de su furia, aun así, le propinó un ligero coscorrón. Por unos segundos imaginó el desastre que serían su novio y su modo Charasuke juntos… Oh, no, bajo ninguna circunstancia podía dejar que eso se volviera una realidad.         

Notas finales:

Rina: No pude evitarlo, desde la primera vez que vi “Charasuke” es lo que me vino a la mente —ríe divertida.


Rini: Descuida, me pasa lo mismo con “Sasuke” —su risa es interrumpida por un zape del susodicho.


Sasuke: No tengo la culpa de su existencia —se cruza de brazos.


Naruto: Después de conocer a este —apunta al azabache— es muy extraño ver a Charasuke —se encoge de hombros— la verdad prefiero al ba-ka —canturrea pasando su brazo por los hombros de su novio. Las chicas los miran intensamente.


Rini: Presiento que el modo Charasuke quiere salir —se burla al notar el ligero temblor en la ceja del Uchiha.


Sasuke: Cierra la boca —frunciendo el ceño— Además, deberían estar disculpándose —se da aleja del lugar, luego vuelve en sus pasos para llevarse al rubio.


Rina: Tiene un buen argumento… —se arrodilla— ¡Perdón, perdón, perdón!


Rini: Lo importante es que estamos de nuevo por aquí, agradecemos los comentarios y el interés de quienes aún gustan de este fic —se cruza de brazos—. Seguiremos con esto aunque no lo parezca.


Rina: ¡Perdón, perdón, perdón! 


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