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Fan número uno por rina_jaganshi

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Notas del capitulo:

Rina: ¿Hola? ¿Se acuerdan de nosotras? —recibe un golpe.


Rini: No creo que esto sea una buena idea —ella también recibe un golpe.


Sasuke: ¿En serio tienen el coraje de mostrar su rostro? —las vuelve a golpear.


Rina: ¡Lo sentimos!

Kakashi le miraba como si de pronto tuviera dos cabezas. Sasuke se limitó a cruzarse de brazos.


—No te estoy pidiendo permiso, te estoy avisando para que después no hagas un escándalo, no estoy de humor para aguantarte —dirigió una rápida pero fría mirada al guardaespaldas— o a ti.


—Que considerado de tu parte —comentó sarcástico el manager— supongo que escaparse a mitad de la noche no es motivo para hacer un escándalo —se encogió de hombros y suspiró. No llegarían a nada si volvían a discutir— Sasuke, no estoy haciendo esto para molestarte, de verdad creo que lo mejor es no involucrarte más con ese niño —ignoró el bufido molesto— si la disquera o la prensa se entera de esto, tu carrera quedará manchada de por vida, es más, puede que ya ni siquiera tengas una carrera. No entiendo por qué es tan difícil de comprender.


—Lo que haga con mi vida privada es asunto mío —puso fin a la conversación, con el mismo argumento que últimamente usaba. El de cabello plateado negó con la cabeza.


—No digas que no te lo advertí —sentenció frustrado viéndole caminar en dirección de la puerta.


—No me sigas —la advertencia fue para Neji, que torció la boca y apretó los enguantados puños. Después, salió del cuarto. Una vez que estuvieron solos, Kakashi se masajeó el cuello en un vago intento por relajarse.


—Si hubieras hecho tu maldito trabajo no estaríamos en esta situación —comentó con rabia.


—No puedes criticar mi trabajo cuando ni siquiera eres capaz controlar a tu artista —el manager achicó su ojo visible. Era la primera vez desde que se conocían que Neji le contestaba. Ya había notado el cambio de actitud y creía tener una vaga idea de a qué se debía. 


—¿Es en serio? —Chasqueó la lengua iracundo— Yo creo que sí puedo, después de todo, tu trabajo era evitar que estuvieran juntos no enamorarte como un idiota del chiquillo —las facciones de su interlocutor se distorsionaron con severidad. Sabía que había dado en el blanco puesto que jamás vio esa mueca en el serio rostro.


—Es un tema del que no te corresponda opinar —sentenció, sin suavizar su expresión.


—¿Qué tiene ese niño que los volvió estúpidos? —se cruzó de brazos— estoy empezando a creer que es muy bueno en la cama, tal vez debería cogérmelo yo también —decir que estaba sorprendido era poco cuando el puño se estrelló en su mejilla, con tal fuerza que le hizo tambalear hacia un lado.


—No te atrevas a ponerle un dedo encima —se mantuvieron la mirada. Kakashi tuvo que escupir la sangre o de lo contrario se acumularía en su boca.


—Supongo que este es el final de nuestros negocios —se limpió el labio partido y no pudo evitar sonreír con malicia— a menos que quieras disculparte y enderezarte —como respuesta recibió otro golpe, esta vez se fue al suelo.


—No me vuelvas a contactar —salió de ahí a toda prisa. Tomó su celular para informar a su familia antes de que se generara un problema mayor. Aun así, no se arrepentía.


Ajeno al conflicto, Sasuke caminaba de regreso al cuarto que compartía con su novio. Debido a su trabajo ya sólo tenían un día para estar juntos, así que decidió hacer algo especial. No podía negar que estaba preocupado pero la cara de felicidad que el otro pondría valdría la pena. Se felicitó mentalmente al sentirse en completo control de sus emociones, era un viaje largo y difícil pero consideraba que avanzaba con pasos seguros.


Se adentró en la habitación, siguió las ligeras risas hasta la cama, donde el rubio se entretenía con el celular. Con lentitud se tumbó a su lado, todavía tenían unas horas de ventaja, así que estar abrazado a su novio le parecía una buena forma de perder el tiempo. Sin detenerse a pensar en lo empalagoso que probablemente era, pasó uno de sus brazos debajo de la cabeza ajena, mientras el otro le abrazó por la cintura. Una sonrisa se formó en su boca al notar que el chico se arrimó con cariño en su dirección, en busca de mayor contacto.     


—¿Qué estás haciendo? —inquirió al escuchar de nueva cuenta una carcajada.


—Platicando con Itachi —toda su serenidad se fue al carajo.


—¿Qué? —preguntó, esperando haber escuchado mal.


—Platicando con Itachi —para su desgracia repitió aquello. Todo su crecimiento personal se desmoronó. En un rápido movimiento intentó alcanzar el aparato, sin embargo, pareciera que el ojiazul estaba preparado para eso puesto que lo movió lejos de su trayectoria. Ahora, con renovada furia, el azabache se abalanzó sobre el adolescente, quien, una vez más, adivinando sus intenciones giró hacia un lado.


Usuratonkachi —en vano intentó sonar amenazador, sabía que eso no funcionaría, por lo que antes de que pusiera más distancia, apresó la muñeca ajena— ¡Dame eso! —haciendo uso de su fuerza, le jaló hasta ubicarlo sobre su regazo, donde se apoderó por fin del objeto.   


—¡Devuélvemelo posesivo idiota! —exclamó tratando de recuperar su celular.


—Te lo compré para que hablaras conmigo no con ese perdedor —el rubio infló las mejillas molesto—. Voy a eliminar y bloquear su número.


—¡Te das cuenta de lo perturbado que suenas! De qué te sirve bloquearlo si lo vas a eliminar, eso es estúpido —aprovechando el momento que se tomó el cantante para mirarlo ofendido, el de ojos azules se apresuró a tomar su teléfono, luego, de un brinco bajó de la cama. Escribió un último mensaje antes de guardarlo—. Ya, ya, aquí no pasó nada.  


—Al menos me vas a decir de qué hablaban —le escudriñó.


—¿Qué acabo de decir? Aquí no pasó nada —se carcajeó al escuchar el rechinar de dientes del otro, no obstante, la ira se desvaneció al sentir el ligero beso sobre sus labios— Le estaba contando del gatito que vimos el otro día, ese que yo dije que tenía tu personalidad, apartado de sus hermanos porque se creía mejor que ellos —para avalar su comentario le mostró la foto de los susodichos animales en la conversación—. Debimos adoptarlo. 


—¿Y quién lo iba a cuidar? —preguntó, aunque ya habían tenido esa discusión.


—Pues nosotros —murmuró— íbamos a ser sus padres, bueno, tú ibas a ser la madrastra mala y yo el padre amoroso —bromeó.


—Hn, te recuerdo que la madrastra siempre es la única de los padres que sobrevive.


—¡Eso es una amenaza! —divertido rodó por el mullido mueble, llevándose al ojinegro con él, de manera que quedó encima suyo.


Dobe… —sin borrar la sonrisa de lado unió sus labios. Sólo un par de tiernos roces puesto que no quería descontrolarse, menos si analizaba la sugerente posición en la que se encontraban. Para su suerte el menor se retorció apretujando su estómago.   


—Tengo hambre —chilló infantilmente— ¿Dónde vamos a comer hoy?


—Vamos a ir a un lugar especial —miró de reojo el reloj en la mesita de noche.


—¿Especial? —repitió— ¿cómo el restaurante del elevador?


—Eso no fue especial, sólo era elegante —si salían ahora llegarían temprano.  


—¿Tengo que usar disfraz? —masculló.


—Hn —se concentró unos segundos fantaseando con la imagen—, suena tentador pero no, iremos en auto y es un lugar privado.


—¿Privado como el restaurante?


—De nuevo, ese restaurante no era privado, sólo tenía algunas mesas apartadas del resto.  


—Sasuke —canturreó la última letra, logrando ser su centro de atención— se me antojó el postre —terminó con un puchero, ocasionando que el nombrado negara con la cabeza.


Usuratonkachi —suspiró— ya te he dicho que no puedes comer solo un postre. Además, seleccioné un menú que estoy seguro te va a gustar —el rubio le miró suspicaz.


 —¿No estás planeando algo malévolo verdad?


—¿Malévolo? —repitió.


—Bueno, mi vuelo sale mañana en la tarde, así que puede ser que quieras secuestrarme y encerrarme —le apuntó acusador con el dedo índice.


—No es una mala idea —habló para sí— tal vez debería… —la frase queda inconclusa al ser golpeado con la almohada.


—Repite conmigo —se aclaró la garganta— No voy a enloquecer, ni retendré a mi perfecto novio porque mi suegra me matará —¡Oh, cierto, Kushina! Por un momento había olvidado ese importante detalle.


—De acuerdo —dijo entre dientes, luego, más audible agregó—: es hora de irnos —ambos tomaron lo necesario para el viaje. Enseguida salieron de la habitación.


Unas simples sudaderas con el gorro tapando sus cabezas y lentes oscuros sobre sus ojos servirían. Después de todo sólo tenían que ir hasta el estacionamiento del hotel. Por lo mismo, el azabache se permitió entrelazar sus manos. Pasaron desapercibidos por varios trabajadores que se limitaban a saludar y desear un buen día. Con tranquilidad tomaron el ascensor que piso a piso los fue bajando hasta el subterráneo.


La mayor parte del tiempo en que se encontraba de gira, no se molestaba en tener un carro puesto que era trabajo de Kakashi llevarlo de un lado a otro entre las entrevistas, las sesiones fotográficas y los conciertos, además, nunca había hecho lo que estaba haciendo estos días. Entiéndase, salir por su cuenta sin importarle las consecuencias. Por ello, tuvo que recurrir a los pocos conocidos de confianza que tenía para poder conseguir el mercedes clase c en color blanco.


No era mucho de su agrado ni el modelo, ni el color pero con el poco tiempo que contaba, era el único que encontró que tenía los vidrios polarizados y que bien se podía confundir como el auto de un empresario y no de un cantante famoso. Por su parte, Naruto parecía contento con la elección e inmediatamente comenzó a admirarlo de todos los ángulos posibles. Cuando puso fin a su inspección, subió al asiento de copiloto.


Una vez que ambos se colocaron el cinturón de seguridad. Sasuke se dispuso a conducir. Como era de esperarse, el rubio no podía pasar un lapso tan grande sin decir palabra alguna, por lo que pronto comenzó a platicar de cualquier cosa que se le viniera en mente. De vez en cuando preguntaba acerca de algunos edificios o jardines, lo que los sumergía en una nueva conversación.


Pese a que siempre fue una persona que prefería el silencio, se encontraba encantado con el sonar del mar de palabras que escapa sin control del ojiazul, así como, de la melódica risa que las acompañaba. De igual manera, no podía evitar preguntarse qué iba a hacer una vez que volviera a su casa. Con todo el trabajo que tenía y la negativa de su manager respecto a su relación, era obvio que lo mantendría lo más alejado de Japón. Por lo que la incertidumbre se acrecentaba al no saber cuándo exactamente volvería a verlo.


Debido a lo anterior ya estaba planeando la manera de salirse con la suya, esta vez, lo haría de la forma correcta, sin faltar a los conciertos que todavía tenía que dar. E incluso, terminaría el video musical con Ino Yamanaka. Por eso es que está oportunidad la recibía como un regalo del cielo, ya que la situación requería ir a su ciudad natal. Kakashi no podría arruinarlo, después de todo, también era trabajo. Reconociendo el lugar, tomó la última curva antes de adentrarse en el camino privado que subía hacia la pradera.


—Naruto —la mención de su nombre le sobresaltó—, necesito que prestes atención, voy a explicarte lo que va a suceder —el ojiazul se estremeció.


—¿Ya quedamos en que no es nada malévolo verdad? —su novio le miró por el rabillo del ojo antes de afirmar con la cabeza— muy bien, te escucho.


—El año pasado recibí una propuesta para componer una canción —expertamente, estacionó el carro a la entrada de una ostentosa mansión—. De inmediato la rechacé porque…


—No te gusta que te digan cómo escribir tus canciones —completó con una sonrisa.


—Ni siquiera me molesté en preguntar sobre el proyecto pero… —hizo una pausa para mirarle— volvieron a buscarme hace un mes y me enteré que el escritor de los libros que te gustan es el que quiere la canción —se quedaron en silencio. Sasuke esperaba una reacción pero, todo indicaba, que el ojiazul se estaba esforzando por procesar la información—. Les dije que necesitaba reunirme con él antes de aceptar —apuntó hacia la enorme construcción— casualmente, en estos momentos están en Londres… ¡Espera dobe! —deprisa salió del vehículo para atrapar por la cintura a su novio.  


—¡Sasuke baka suéltame! —se movía frenético tratando de escapar del agarre— ¡Quiero conocerlo, quiero conocerlo!


—¡Usuratonkachi, guarda silencio! —una vez más, demostrando la diferencia en fuerza física, arrastró al chico hasta sentarlo sobre el capó del carro, ahí, le cubrió la boca para evitar que siguiera con su escándalo— ¿Por qué crees que te traería conmigo si no es para conocerlo? —eso fue suficiente para que la lucidez volviera a sus azulados ojos. Así que, el azabache liberó su boca.


—Sasuke —se mordió el labio inferior— Gracias, gracias, gracias —cada agradecimiento era acompañado de un beso en los labios— eres increíble —le abrazó fuertemente. El cantante tuvo que hacer un enorme esfuerzo para separarse.


—Debes seguir unas reglas —el rubio parpadeó confundido— Primera regla —comenzó a enumerar con sus dedos— tienes prohibido abrazarlo.


—¡Qué! —frunció el ceño— ¿Cómo esperas que…?


—Segunda —le interrumpió— No puedes quedarte a solas con él.


—Ni siquiera creo que eso sea posible porque…


—Tercera —el rubio reprimió sus ganas de golpearlo— Bajo ninguna circunstancia vas a conseguir su número.


—¿En serio…?


—Y cuarta —con cuidado colocó sus manos en ambas mejillas, obligándolo a mirarse a los ojos— No vayas a olvidar que yo soy tu novio —esta vez, Naruto no tenía qué replicar, mucho menos al distinguir la vulnerabilidad en su pareja. De verdad no entendía cómo podía pensar que el sentimiento que tenía por el escritor era igual a lo que había entre ellos. Conmovido, depositó un tierno beso en los pálidos labios.  


—Eres un tonto —aprovechando la cercanía, se abrazó a su cuello sin apartar la mirada—. Esto me recuerda al día de la cena. Tu manager también me dio reglas —en un intento por aligerar el ambiente agregó—: supongo que la última debe ser la de no quitarse la ropa.


—¿Qué? —inquirió confundido— ¿Por qué habrías de quitarte la ropa?


—¡Es lo mismo que yo pregunté! —en silencio examinaron la expresión del otro. Sasuke se concentró unos momentos en el recuerdo de miles de fanáticos que le pedían su firma en las partes más íntimas de sus cuerpos. Encontrando la respuesta a su pregunta. Por el contrario el rubio seguía igual de perdido, al notarlo, el artista se aclaró la garganta.


—Quinta y última regla, no te quites la ropa —el ojiazul resopló con fastidio.


—No puedo prometer tal cosa, es obvio que la gente sabe de mi urgencia por estar desnudo frente a personas que apenas voy a conocer —se encogió de hombros, con tan ingenioso como ingenuo comentario, el Uchiha no pudo más que reír ligeramente.      


—Vamos de una vez —retrocedió un paso, al mismo tiempo en que cargó al otro para devolver sus pies al suelo. Enseguida, dirigió el camino hacia la gran casa que aguardaba su visita. 

Notas finales:

Rini: ¡Kakashi qué demonios!


Rina: Kakashi creo que tu personaje ya no tiene salvación.


Kakashi: ¿En serio? —suspira— se van por no sé cuántos años y vuelven para hacerme el malo.


Rina: ¡Juro que no sé qué pasó.


Neji: No voy a negar que esos golpes me dejaron bastante satisfecho —cruzado de brazos.


Sasuke: No te relajes tanto, sigues siendo el idiota que se quiere interponer entre el dobe y yo.


Neji: ¿El idiota? —le mira mal.


Rini: O tal vez es el idiota que te va a quitar a Narutin —sonríe.


Neji: ¿Otra vez, el idiota? —tic nervioso en su ceja.


Naruto: ¿Podríamos no discutir? —suspira— después de no vernos deberíamos estar celebrando.


Rina: Esa es la actitud Naru —se abrazan.


Rini: Hey, eso es trampa —se une al abrazo, como siempre, el Uchiha las separa.


Rina: Además, va a salir Gaara —saluda al pelirrojo que se limita a observar aburrido.


Sasuke: Eso no es motivo para celebrar —rueda los ojos.  


Rina: Bueno, obviamente pedimos disculpas pero esta vez sí lo vamos a terminar, ya es hora —con el puño en alto— muchas gracias a quienes han seguido esta historia pese a nuestros retrasos, esperemos que nos perdonen y que se hayan reído un rato con las ocurrencias de nuestros protagonistas.  


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