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Fan número uno por rina_jaganshi

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—Quieres calmarte —con un tic en su ceja izquierda, el Uchiha miró a su novio balancear su peso de un pie a otro, en una clara señal de nerviosismo. Estaban dentro de la casa, esperando en un gran estudio por la llegada del escritor y, posiblemente, su editor. Sin embargo, el menor parecía no poder controlarse.


 


—Perdón, perdón —pese a las disculpas, continuó con su movimiento errático— ¿qué tal que no le agrade? —revolvió el cabello de su nuca. Sasuke iba a refutar eso pero se le adelantó— Tienes razón, es obvio que yo sí le voy a agradar pero qué vamos a hacer cuando tú no le agrades —su paciencia estaba llegando al límite.


 


Se decidió por lo más sano para su salud mental, que fue ignorar por completo las tonterías de su novio. Con eso en la cabeza, caminó hasta el enorme estante de libros, con curiosidad comenzó a pasear sus ojos por los distintos títulos. Reconoció algunos, sintiendo la familiaridad de la biblioteca que sus padres habían acumulado en su propia casa. Probablemente, si siguieran con vida, ellos también serían admiradores del escritor. Sonrió ligeramente al imaginar a su madre, quien, al igual que el rubio, a veces su fanatismo la llevaba a comportarse de manera infantil, ocasionando que su padre refunfuñara celoso.


 


Se estremeció sutilmente al sentir unos brazos rodearle. Lo quisiera o no, el contacto físico aún le tomaba por sorpresa, aun así, se relajó al saber quién era el responsable de dichos afectos. No pudo evitar reír al notar que ante la diferencia de estaturas, tuvo que ponerse en puntas para completar su acción de recargar la barbilla sobre su hombro derecho, tratando de ver lo mismo que él. Antes de que pudieran hablar, el sonido de pisadas llamó su atención.


 


Naruto brincó en su lugar al fijar su mirada en el recién llegado. Con un cabello rojo como si de flamas se tratara, la piel tan blanca como la porcelana que cubría un cuerpo bien formado, terminando con unos ojos en color turquesa delineados en negro. Se presentó Sabaku no Gaara vestido con un traje negro sencillo. A su alrededor se movían dos mujeres de mediana edad, cargando distintas carpetas, un joven les seguía de cerca. Por último otro sujeto trajeado con cabello castaño oscuro fue el que se acercó con una media sonrisa.


 


—Disculpe la tardanza pero hubo un retraso con la última reunión —de manera segura extendió su mano. Sasuke, ya acostumbrado al trato extranjero, devolvió el saludo—. Es un gusto tenerlo aquí, yo soy Kankuro hermano y editor de Gaara. También seré quien estará al pendiente por si necesita algo. Está demás decir que agradecemos que por fin aceptara nuestra invitación —tras decir aquello, su mirada se posó en la segunda persona.


 


—Hola —se animó el rubio dando un paso al frente— Soy Naruto Uzumaki y soy… —hizo una pausa para mirar al azabache, quien se limitó a posar su mano sobre la espalda baja del menor.


 


—Es mi pareja —los presentes les observaron con atención— también es un gran admirador de su trabajo, espero que no sea una molestia que lo haya traído conmigo —el pelirrojo caminó en su dirección. Con un semblante serio le miró antes de dirigir sus ojos turquesas al Uzumaki que no cabía en su felicidad.


 


—Hola —repitió Naruto con una enorme sonrisa, aguantando las ganas de saltar por todo el lugar, hizo una ligera reverencia— en realidad me encanta todo lo que escribe. La manera en que describe los escenarios, los extraordinarios giros en la trama, los personajes, ¡No! —aumentó el tono de su voz— ¡El desarrollo de los personajes! —esta vez nada pudo hacer para suprimir su emoción y dio un salto hacia el pelirrojo que se sorprendió un poco. La risa de su hermano aligeró el ambiente.


 


—Que entusiasta —le sonrió antes de tronar los dedos— ¿Espera, dijiste Naruto Uzumaki? —el menor asintió— ¿El mismo Naruto Uzumaki al que Itachi Uchiha le consiguió una dedicatoria? —asintió ahora fervientemente.


 


—Sí, sí, soy el mismo —dio otro paso en dirección de su escritor favorito— Por cierto, muchas gracias, ese libro es uno de mis tesoros, voy a pedir que sea enterrado conmigo —la bella sonrisa en combinación con la sinceridad de sus palabras, lograron que el pelirrojo relaja su expresión facial.


 


—Al contrario, gracias por comprar y disfrutar de mis libros —el rubio soltó un gritito de puro éxtasis, cegado por esa sensación se lanzó a los brazos del contrario, sin embargo, el contacto no se completó pues los inhumanos reflejos de su novio se lo impidieron. Tomándolo por la cintura, logró hacerlo girar para dirigir el cariño a su propio cuerpo.


 


—Recuerda las reglas —susurró en su oído.


 


—¡Sólo era un abrazo chiquito! —chilló cual niño pequeño, ocasionando diversas risas.


 


—¿Antes de hablar de negocios les parece si comemos? —Kankuro hizo un ademán con su mano para comenzar a guiarlos.


 


Sasuke agradeció a todos los dioses por aquella idea pues los ojos azules brillaron al recordar el hambre que tenía. Por lo que sin mucho escandalo entraron y se acomodaron en el elegante comedor. Decir que la comida pasó sin percance alguno sería una exageración, pues Naruto se sentó junto al escritor, aprovechando para entablar una amena conversación. Los más allegados al pelirrojo miraban sorprendidos como se desenvolvía aquello. Es decir, a pesar de que el rubio fue quien no paraba de preguntar y platicar con entusiasmo, el otro no parecía incómodo por su presencia.


 


Una hora más tarde, se encontraban en una gran sala, adornada con distintas pinturas de hermosos paisajes. Cuatro aterciopelados sillones rodeaban una refinada mesita de café. Ni siquiera era una sorpresa que más libreros sustituyeran a las paredes, envolviendo al salón en esa característica aura tranquila, perturbada ahora por las risas del ojiazul. El cantante suspiró por onceaba vez en un intento por concentrar su atención a los puntos importantes en lo que sería su contrato.


 


El editor se mantenía expectante puesto que no se necesitaba ser muy susceptible para notar lo tenso que el azabache se ponía cada vez que se escuchaba la melodiosa risa, acompañada de una más ligera. Kankuro intentaba ser lo más profesional posible, es decir, había estado buscando la participación del artista durante un año completo, incluso trataron de llegar a él a través de Itachi Uchiha, con quien ya tenían una estrecha relación laboral pero fue imposible. Definitivamente ese rubio era la razón por la cual por fin aceptó así que esperaba que su hermano no fuera a cometer una idiotez.


 


Por el rabillo del ojo vislumbró la cara del sonriente chico, una vez más, sorprendiéndose de ver una mueca parecida en el rostro de su, habitualmente serio, hermano. No entendía muy bien lo que sucedía o cómo es que el chico estaba logrando aquello, tal vez era un fan increíble. Su inspección le llevó más tiempo de lo que debería estar “admirando” al otro pues cuando cayó en cuenta, el par de perlas negras le miraban irradiando ira. Tragó en seco y rio nerviosamente.


 


—No tengo problema con el contrato —el editor tomó el fajo de hojas perfectamente ordenadas— Solamente quiero que quede claro que no habrá un trato a través de mi manager, todo será directamente conmigo —Kankuro asintió con la cabeza, un tanto extrañado por la petición pero en ese punto no importaba si con eso conseguían la colaboración.


 


—Por supuesto —estrecharon, una vez  más, las manos. Después ambos se pusieron en pie para dirigirse donde estaban los otros dos.


 


—No asistí a la escuela de la manera convencional, primero fui educado en casa y después tomé clases virtuales.


 


—¿En serio? —el ojiazul exclamó asombrado— Bueno, la verdad no te perdiste de mucho, levantarse temprano, el calor cuando se descompone el aire acondicionado o el frío del invierno y los borradores que los maestros te lanzan a la cabeza cuando estás intentando dormir porque, ya sabes, ¡Me levanté temprano! —incluso los dos que recién se incluían en la plática rieron ante tal comentario.


 


—Eres de los míos —apoyó el editor con una sonrisa— y una vez un maestro me aventó todo el libro de derecho, más de mil doscientas hojas se estrellaron contra mi cabeza —el rubio se sobó la parte mencionada como si ahí mismo hubiera recibido la agresión, todo sin borrar la sonrisa de su rostro.


 


—No tienen consideración —resopló dramáticamente.


 


—Por cierto, me quedé pensando en lo de tu libro autografiado. ¿No quieres otro? —inquirió con desconcierto el de cabello castaño. Pues aquel chico, a su parecer, había demostrado ser un fiel fan, así que le sorprendía que no estuviera ya pidiendo autógrafos.  


 


—¿Puedo tener otro? —casi saltó de alegría.  


 


—Firmaré todos los que quieras —le aseguró el escritor con un serio pero cálido semblante.


 


—¡Gracias, eres el mejor! —antes de que si quiera pudiera lanzarse a abrazarlo o de que su novio evitara tal cosa, él mismo se detuvo— ¡Pero no traigo ninguno de mis libros! —exclamó— estoy aquí de vacaciones —miró a todos con tristeza de perder tan grandiosa oportunidad.


 


—Bueno, no tiene que ser un libro, cualquier otra cosa servirá, después de todo, hay personas que incluso hacen que Gaara firme una parte de su cuerpo para después tatuarse la firma —comentó Kankuro como si nada. El rubio parpadeó varias veces.


 


—¡Oh, ahora todo tiene sentido! —exclamó— ¡Sasuke, por eso me quitaría la ropa! —sin excepción, todos los presentes se sonrojaron, tal vez al imaginar el cuerpo desnudo del adolescente o al malinterpretar sus palabras. Por su parte, el azabache no pudo evitar pasar sus afilados ojos por los otros dos, dejando en claro que debían borrar cualquier imagen erótica que involucrara a su novio.


 


El cantante podría haber seguido con sus amenazas telepáticas de no ser porque los susurros del rubio llamaron su atención. Alcanzó a distinguir algunas de las frases, prestando demasiado cuidado a las cuales parecía considerar la estúpida idea de que la firma de aquel escritor quedara tatuada por la eternidad en su cuerpo. Obviamente él no permitiría aquello, por lo que con autoridad ubicó una mano sobre su hombro, logrando detener cualquier tren ilógico de pensamiento en el Uzumaki, quien, a su vez, puso fin su monólogo.


 


—Ni siquiera la pienses usuratonkachi —el susodicho pareció ofendido, luego le mantuvo la mirada desafiante, podrían seguir así sino fuera porque un carraspeo los interrumpió.


 


—Todavía no sale al mercado pero tenemos una edición de colección con la saga de los libros —Kankuro habló, estremeciéndose ligeramente cuando las dos personas le miraron mal, dirigiéndole su enojo—. Puedo darte una para que Gaara la firme —se apresuró a decir para calmar la situación.


 


—¿En serio? —el ojiazul brincó de alegría, poniéndose en pie, después, caminó hasta quedar frente al que consideraba su salvador.


 


—Eh… —tartamudeó, ese chico estaba demasiado cerca y no podía negar que era bastante atractivo, tragó en seco al darse cuenta, por segunda vez, de los ojos negros que lo miraban como si de dagas dispuestas a asesinarlo se trataran— Es decir —retomó su compostura, dando un paso hacia atrás, alejándose de quien podría ser su perdición—. Sí, lo traeré ahora mismo.


 


Olvidando por completo todo lo demás, Naruto saltó de un lado al otro al imaginar dónde colocaría su artículo de colección y autografiado. Por su parte, Sasuke suspiró, con los brazos cruzados se limitó a observar atentamente la siguiente interacción, solo como medida de seguridad, para que nada extraño sucediera. Maldijo un poco el hecho de que su novio resultara tan irresistible a los demás. Independientemente de la manera en que fuese puesto que, claramente ninguno de los presentes tenían segundas intenciones.    


 


Para su suerte, a partir de ese incidente el tiempo pasó rápido. Aclararon unos últimos puntos, estrecharon, una vez más, las manos, intercambiaron números privados, se tomaron algunas fotos, así como, congeniaron una cita en las próximas semanas en su país natal. Satisfechos por fin se despidieron. Durante el regreso, escuchó atentamente a Naruto repasar toda la información exclusiva que obtuvo del escritor. En serio que le gustaban demasiado los libros, por lo mismo, hizo un intento para no aventar por la ventana aquel objeto que acariciaba como si fuera lo más preciado en el universo.  


 


Pese a los perturbados pensamientos del azabache. El camino pasó sin más percances, bueno, ignorando monumentalmente las llamadas de su manager nada podía salir mal. Debido a la gran cantidad de comida que recibieron, decidieron ir directamente al hotel y, si entrada la noche, tenían hambre, pedirían servicio a la habitación. En realidad, no tenían nada más planeado por lo que al llegar a su destino, con cuidado de no ser vistos, ambos se dirigieron al cuarto donde el menor se quedaba.


 


Despacio se adentraron en el lugar. Naruto corrió hacia la pequeña sala conformada por dos sillones dobles y una mesita de café. Una vez ahí, colocó la colección sobre la superficie plana para tomar varias fotografías. Con júbilo comenzó a mover sus dedos por la pantalla de su celular. Sasuke bufó molesto.


 


—Dime por favor que no estás haciendo lo que estoy pensando —rechinó los dientes al notar la ligera risa burlona.


 


—No es como si pudiera contarle a alguien más porque tendría que dar demasiadas explicaciones, además, él me consiguió el primero —no necesitaba más aclaración, de inmediato cruzó la distancia que los separaba. Adivinando la situación, Naruto se puso en pie para comenzar una infantil persecución.


 


El Uchiha resopló colérico mientras trataba de atrapar a su novio. ¡Por qué de todas las horribles personas que existían en el mundo, tenía que ser amigo de su hermano! Ya ni siquiera era cuestión de sus celos enfermizos… “oh, ese es un buen paso, aceptar que tenía un problema”. Agitó la cabeza para eliminar las molestas voces, aunque no podía negar que tal vez, sólo tal vez, tenían razón. Se concentró en el objetivo principal, en un descuido, logró arrinconarlo. Entre forcejeos cayeron a la cama.


 


Ni siquiera se sorprendió cuando empezó a recibir golpes con una almohada. Literalmente se le estaba haciendo costumbre. Aun así, con todo y el grado de dificultad, obtuvo lo que quiso al arrebatarle el celular. Al ver que las fotos ya habían sido enviadas rezongó cual niño pequeño, ocasionando que el Uzumaki riera a carcajada abierta. Aventó el aparato a cualquier lado para mirarle con enojo, no obstante, entre más lo observaba su ira iba disminuyendo.    


  


Las risas del rubio murieron al ser su boca atrapada por la contraria. Con suavidad correspondió el beso, permitiéndole a su pareja recostarlo correctamente sobre la cama, así como, posicionarse sobre él. A medida que el beso subía en intensidad, las manos del azabache se paseaban por su rostro, repartiendo caricias superficiales que le provocaban ligeros sobresaltos.


 


Dejándose llevar por aquella extraña sensación, se aventuró a tomar las pálidas mejillas para separarlo, miró esos profundos ojos negros antes de abrir la boca y sacar su lengua. El cantante entendió e inmediatamente le imitó, acercándose lo suficiente para comenzar a entrelazar los húmedos órganos expuestos, no podían evitarlo. A pesar del poco tiempo que llevaban siendo una pareja, las emociones se desbordaban entre ellos.


 


Sasuke jamás había sentido algo igual o remotamente parecido por otra persona. Simplemente estaba fuera de su control, como ya había tratado de explicar días atrás, estar cerca de Naruto le provocaba de una manera en que nada más le importaba que tenerlo a su lado. Quería darle todo. Con el corazón bombeando rápidamente y la calentura del momento, no se dio cuenta de que había comenzado a pasear las manos por el cuerpo del menor.


 


Con cuidado recorrió los costados hasta llegar a la cintura, de ahí bajó a la cadera. Su mano derecha volvió a subir para posicionarse sobre una de las bronceadas mejillas, con un ligero toque, ladeó un poco la cabeza para profundizar, aún más, el beso. Por otro lado, su mano izquierda siguió bajando hasta apretujar el muslo. Cuando la necesidad de respirar se hizo presente, su caliente boca trazó un camino de besos, desde la comisura de los labios ajenos hasta la mandíbula. Despacio movió la tela de la camisa que en estos momentos le estorbaba para poder succionar con ahínco el cuello.


     


El rubio se mordió el labio inferior para acallar un vergonzoso sonido que quería escapar al sentir los cariños que recibía a la altura de la clavícula. Ni siquiera notó cuando es que la boca contraria había llegado ahí. Sus manos con desesperación buscaron aferrarse a algo, que, por el momento, fue la almohada en la cual descansaba su cabeza. Cerró los ojos y se removió involuntariamente una vez que volvió a recibir chupetones en la sensible superficie de su cuello.


 


Naruto se dejaba hacer. Sin embargo, una pregunta seguía rondando por sus pensamientos. Armándose de valor, usó sus manos para separar al azabache de su persona, aunque no duró mucho pues de inmediato se lanzó a cazar sus labios. Otro acalorado beso lo distrajo de su objetivo. Aun así, correspondió y paseó sus dedos por el cabello azabache, despeinándolo en el proceso. Cuando pudo conseguir un poco de distancia, se apresuró a hablar, con la respiración agitada.  


  


—¿Quieres tener relaciones sexuales conmigo? —inquirió entre jadeos, sintiendo la respiración de su pareja chocar contra la suya. Sasuke parpadeó desorientado, la pregunta le provocó un espasmo, casi podía jurar que sintió la electricidad recorrer todo su cuerpo, al punto de dejarlo entumecido. Sus ojos se posaron sobre el causante, quien desvió apenado la mirada— Es que, desde hace unos días he estado notando que me tocas de manera… ¿apasionada? —se encogió de hombros—. No sé si te lo dije pero eres mi primer novio, así que no tengo mucha experiencia en esto —completó bajando el tono de su voz.


 


—Esto… —se aclaró la garganta—, esto también es nuevo para mí —Sasuke sabía que Naruto conocía todo sobre su vida y no era un secreto que jamás se había relacionado con otra persona, lo que no sabían los medios era que—: nunca había sentido atracción hacia alguien —los ojos azules le miraron con confusión—. Eres la primera persona que despierta este deseo en mí —con parsimonia se irguió, permitiendo que su interlocutor hiciera lo mismo hasta quedar sentados uno frente al otro.


 


—¿Pero quieres hacerlo conmigo? —repitió su primera cuestión. El cantante no pudo evitar pasear sus ojos por todo el cuerpo del adolescente deteniéndose en la camisa mal acomodada que permitía vislumbrar parte de su clavícula, más específicamente las marcas rojas provocadas por su persona. Sintió una vez más ese extraño escalofrío e inconscientemente habló. 


 


—Oh, Dios, sí por favor… —notando sus palabras se preparó para cualquier ataque pero este nunca llegó. Se relajó un poco al escuchar la risa.


 


—¿Qué clase de respuesta es esa?


 


—Lo que quiero decir es que sí, sí quiero hacerlo contigo pero no deberíamos apresurarnos, después de todo, ambos somos inexpertos —el rubio dejó de reír para ir hacia él y abrazarse a su cuello.


 


—Estoy de acuerdo en eso, Sasuke baka —canturreó, luego, depositó un corto beso en los pálidos labios— ¿Te quedas a dormir conmigo? —inquirió de manera inocente, sin embargo, el azabache (cortesía de Charasuke) estaba teniendo un pequeño corto circuito en su cabeza imaginando un sinfín de cosas no aptas para cristianos.


 


—Decidimos que no nos apresuraríamos —esta vez sí recibió un golpe con una almohada.


 


—Y yo dije “dormir” pedazo de pervertido.

Notas finales:

Rina: ¡Yei! Que bien se siente actualizar.

 

Sasuke: La verdad es que no —se cruza de brazos.

 

Rini: A ti no se te puede dar gusto con nada. Si no actualizamos nos odias y si actualizamos también.

 

Sasuke: He ahí la gracia del asunto.

 

Rini: Idiota.  

 

Naruto: Espero que sigan así, prometieron terminarlo —las mira seriamente.

 

Rina: Sí, Naru bonito, tú sabes que no te mentiríamos —trata, en vano, de abrazarlo pues es detenida, como siempre, por el Uchiha.

 

Sasuke: Más les vale que sea cierto y también deberían comprometerse a dejar de hacer que los demás se interesen por el dobe.

 

Rini: ¡Nunca! —con el puño en alto— ¡Naru debe ser apreciado por todos!

 

Naruto: Soy el mejor —pose de victoria.

 

Sasuke: Usuratonkachi.

 

Rina: Me alegro que ya todos estemos de mejor humor —sonríe— también agradezco a quienes siguen leyendo y a quienes se toman un momento para comentar, saben que siempre nos animan los comentarios y esperamos que les siga gustando este fic. Sin más, nos vemos en la próxima actualización.


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